Partida Rol por web

— ¿Por extraño te refieres a algo más perturbador que toda esa parafernalia alienígena? —Preguntó Lee a Julia— Pues no, lo cierto es que no he visto nada extraño —miró a Lizzy y al peluche antes de responderle—. Me parece una idea genial. Podríamos solicitar pequeños refuerzos que se estacionen a una cuadra o así, pero todos de paisano. Como se nos escape esta vez... De todas formas, algo me da mala espina en esa reunión. No se metan el polvo raro ese.

Abracé a mi nuevo amigo de peluche al ver que mis compañeros aceptaban de buena gana mi idea, hoy me sentía imprescindible para el equipo y quería mantener esa sensación ayudando aún más en nuestra investigación.

-Sí, pero sólo hombres de plena confianza, no podemos permitirnos que se corra la voz de ninguna manera. Encuanto al polvo blanco... Ya de por si es raro tener todo ese material en una tienda de pueblo, raro y sospechoso- me quedo un segundo pensativa -Estoy segura de que ellos lo toman, cuando lo saquen les preguntaremos de donde lo sacan, y si no nos lo dice simplemente le ofreceremos algo que no podrá rechazar... ¿Verdad Julia?- le guiño un ojo y me rio un poco al ver su expresión - pero para eso hay que ir de compras, creo que ninguna tiene nada apropiado para ponerse esta noche a mano.

— Yo necesito ver eso —dijo Lee, refiriéndose a las compras de Julia y Lizzy con sorna y una sonrisa.

Julia suspiró resignada ante el entusiasmo que mostraba Lizzy. Pensar en tener que ir de tiendas a probarse vestidos apropiados para una investigación le ponía los pelos de punta, pero sobre todo era el no saber qué se iban a encontrar en esa reunión tan especial a la que habían sido invitadas. Aquellos objetos sexuales de formas tan perturbadoras, el polvo blanco, el recuerdo de cómo habían quedado las vísceras, la locura de su compañero, el extraño lenguaje y todo lo que rodeaba a Carcosa y su madre, todas esas cosas formaban un batiburrillo en la cabeza de Julia que sólo conseguía levantarle un dolor punzante.

—De acuerdo. Me parece bien tus ideas —echó un rápido vistazo al nuevo al escuchar su comentario y enarcó una ceja, aunque no pudo evitar sonreír, quizás para aliviar la tensión que empezaba a hacer mella en ella—. Pongámonos en marcha entonces, siempre podemos contar con el agente Dawler para cargar con las bolsas —sin lugar a dudas un poco de humor aliviaría el estrés que estaba sintiendo.

Lunes, 3 de abril de 2017 - 8:50 PM

Tras la toma de contacto con Leonard Beeks, propietario de la tienda Susurros en la oscuridad, los agentes acordaron que White y Harper asistirían a la reunión de "relaciones abiertas". Dawler se puso en contacto con Pearlman para montar un operativo de refuerzo consistente en cuatro agentes de paisano más una furgoneta para hacer vigilancia de la tienda y apoyar a las agentes en caso de problemas. El supervisor le tuvo un buen rato al teléfono para conocer los detalles y volvió a llamarle en varias ocasiones para poner el día al nuevo equipo.

Por su parte las chicas pasaron el día de tiendas, peluquería y esteticista a cargo del FBI...a pesar de la situación, pudieron relajarse un poco y dejarse llevar por las cuestiones más mundanas. El centro comercial, sin ser comparable a los de Nueva York, tenía tiendas de marcas conocidas y de prácticamente cualquier cosa que se les ocurrió. Ya de vuelta en el hotel examinaron y con la ayuda de Davis, uno de los agentes de refuerzo, colocaron un micro y una pequeña cámara en el peluche que pretendían llevar consigo por la noche. El juguete no contenía polvo blanco ni nada fuera de lo común.

A las 02:00 PM quedó establecido el puesto de vigilancia donde Davis, Lewis, Rogers y Hawkings (1 mujer y 3 hombres) se turnaron para tener controlada la tienda y los visitantes de la misma. A lo largo del día pocos clientes entraron y nada sospechoso ocurrió.

Bueno ya casi es la hora Lizzy, respira hondo, que no se note lo nerviosa que estás... No podía evitar pensar en lo sucedido la última vez que había ido a una "cita" de ese estilo, todo había acabado muy mal, incluso con la salida de la investigación de un miembro del equipo, ¿cómo le iría al asesor?

Miro a mi compañera intentando sonreir.

- ¿Preparada? -yo no- Esperemos que todo vaya sobre ruedas y no haya ningún imprevisto, igualmente con todo lo que hemos montado, creo que nada puede ir mal - espero - ¿vamos yendo entonces?

Suspiro, cojo el peluche y me acerco a la puerta del hotel esperando que Julia me siga.

A pesar de que las siguientes horas, antes de la ineludible cita que habían programado durante la investigación, resultaron ser un remanso de paz en mitad de la vorágine de los últimos acontecimientos, Julia no acababa de relajarse del todo, aunque hizo todo lo posible para disfrutar a costa del FBI de las sesiones de estética y peluquería y de su nuevo vestuario.

Pero había llegado el momento decisivo, el instante justo en que la agente confiaba que se resolvieran todos aquellos horrendos crímenes y que se pudiera detener, de una vez por todas, a sus responsables. Suspiró ante la pregunta de su compañera intentando no mostrarse nerviosa, algo bastante difícil dada la tarea que tendrían por delante.

—Preparada —fue lo único que contestó aunque en el fondo sabía que realmente no lo estaba.

Últimas comprobaciones, últimos retoques, últimas instrucciones, todo parecía estar bien encaminado para aquella misión. ¿Qué podía salir mal? Intentaba animarse Julia, aunque sabía por propia experiencia que era imposible tener todos los cabos atados y que, por mucho cuidado que se tuviera, siempre había algún pequeño detalle que llevaba al traste todo lo programado.

—Vamos allá —dijo, mientras miraba de reojo el oso que llevaba entre sus manos Lizzy y que ocultaba la cámara, esperando que sirviera de algo y que, de alguna forma, las protegiera en esa locura.

Lunes, 3 de abril de 2017 - 9:00 PM

Las agentes llegan a la puerta de la tienda y llaman al cristal pero la que se abre es la puerta de al lado de la que emerge un sonriente señor Beeks.

- Pasad por aquí a mi casa y os presento a mi mujer, dice saliendo para dejaros paso. Cuando entráis os pide los abrigos para colgarlos en el perchero. No puede evitar una cara de asombro ante vuestra belleza y elegancia: ¡Joder! Estáis tremendas, dice tuteándoos directamente. ¡Joannie, cariño! ¡Han llegado nuestras invitadas!

La entrada es una habitación amplia que cubre lo que queda de planta baja de la facha de tienda más casa. Unas escaleras de madera llevan a la parte superior, probablemente la residencia y una puerta a la izquierda parece que comunica con la tienda (recordáis la puerta cerrada que había en la segunda sala).

En ese momento baja por la escaleras una atractiva mujer de mediana edad, de voluminosa cabellera rubia y una boca grande llena de dientes. Viste una falda con una blusa de cuello de barco y encima una sobrecamisa. Os fijáis que Leonard lleva los mismos pantalones y la misma camisa que esta mañana en la tienda ¿habéis vuelto a vestiros demasiados elegantes?

- Encantada de conoceros, dice mientras baja y se acerca para daros un beso en la mejilla con toda confianza. Cuando Leonard me dijo que había invitado a unas guapas mujeres a nuestra reunión de hoy se quedó corto, seguro que vamos a disfrutar mucho esta noche. ¿Queréis una copa de vino antes de conocer a los demás?

Le doy mi abrigo al hombre dejando al descubierto un elegante vestido, al oir el piropo del tipo casi se me escapa un resoplido pero logro contenerme y dedicarle una amable sonrisa.

Pronto aparece la que dice ser su esposa, me sorprende que esté casado, para hacer de anfitriona.

- Su marido no nos había dicho que tenía una mujer tan bonita -digo tras devolverle los dos besos- claro que aceptaré esa copa de vino, pero mi cariñín no bebe alcohol, no sabe lo que se pierde ¿verdad? -le guiño un ojo a la señora, una de las dos tenía que estar sobria por si acaso se les había ocurrido aliñar la bebida con algo extraño.

Julia tenía claro que en aquella pantomima ella iba a interpretar el papel de la menos enrollada de la extraña pareja que formaban Lizzy y ella. No le importaba asumir dicho papel ya que, en cuestión de caer bien y de ser más alegre y sociable su compañera era mucho mejor que ella, y así no tendría que disimular tanto y, en el caso de que alguna actitud un poco molesta la delatara, tendría una excusa perfecta. Aún así se esforzó por ser amable y corresponder con una sonrisa forzada al halago del hombre y al par de besos de la mujer que, después de bajar las escaleras, se presentó como su esposa.

—Se lo agradezco mucho —contestó amablemente intentando mostrar cierta timidez—. Sé que puedo resultar una sosa al respecto pero, como bien dice mi... amorcito, nunca me ha gustado el sabor del alcohol.

Si por Julia fuera en esos momentos se metería un buen lingotazo de bourbon.

—Le venía comentando a mi niña —puso una mirada que intentó ser amorosa en Lizzy— que me moría de curiosidad por saber qué nos tendríais preparado.

Joanny sube a la cocina a por al copa de vino mientras Leonard  contesta a vuestras preguntas: Bueno, es una reunión entre amigos para poder expresar libremente nuestra sexualidad.

Os pide que os apartéis y comienza a enrollar la alfombra del centro de la habitación revelando una puerta típica de este tipo de casas hacia el sótano: Tenemos preparada una sala donde nos aguardan los demás pero está fuera del alcance de miradas y oídos curiosos.

Leonard comienza a levantar la puerta y en ese momento baja Joanny las escaleras.

- Toma querida, dice tendiendo la bebida a Lizzy. No os asustéis, tuvimos una mala experiencia con vecinos en el pasado que avisaron a la policía por conducta indecente...ya sabéis, esto es como un pueblo nada que ver con la capital.

Leonard enciende las velas de un candelabro de cinco brazos y baja por las escaleras de madera que la puerta ha dejado al descubierto y Jonnay os invita a seguirle quedando ella la última y tirando de la puerta cuando baja.

Os miráis mutuamente cuando os dais cuenta de que Jonny ha bloqueado la trampilla con un cerrojo (sin llave) y que el sótano en lugar de una habitación es un pasillo excavado que discurre lo suficiente para al menos no ver el final a la luz del candelabro de Leonard.

Estáis seguras de que los micros y la cámara perderán señal si os adentráis bajo tierra.