Partida Rol por web

La última imagen que recibís en el puesto de vigilancia es de un pasillo bajo tierra que parte desde las escaleras que han bajado White y Harper hacia la oscuridad.

A cada segundo que pasaba Julia se sentía más intranquila. Tanto la actitud de sus dos anfitriones como el luegar al que tenían pensado llevarlas iba a dificultar mucho salir sin problemas de aquella locura que estaban cometiendo por el bien de la investigación. Además, tampoco sabían cuántos más acudirían a esa reunión que, como decía el hombre, servía para expresar libremente su sexualidad. Por unos momentos, a Julia le vino a la cabeza la imagen de Lizzy en los camerinos del club y supuso que algo parecido sería lo que tenían en mente aquellos dos para ellas.

Pero sobre todo le preocupaba el quedarse sin señal, que el apoyo exterior no se enterara de nada de lo que estaba pasando y que por ese motivo toda la misión se fuera a la mierda.

—Vaya, si que os protegéis bien aquí abajo de miradas indiscretas —dijo, intentando que sus últimas palabras llegaran al exterior y, de esa forma, en caso de que perdieran contacto los de fuera pudieran saber, más o menos, por donde estaban—. Aunque si decís que aquí son tan cotillas... entonces no me extraña.

- Tranquila cariño, dice bajando las escaleras. Estos túneles eran del capitán Jack Boggs

- Realmente no eran suyos, corrige a su mujer. Jack Boggs fue quien los excavó por debajo de la marisma pero vamos, son sólo el camino hacia el salón de fiestas.

Comienza a adentrarse en el túnel.

Todo aquello me inquietaba, perder contacto con nuestros compañeros no auguraba nada bueno, ¿dónde nos estábamos metiendo? Suspiro sin poder evitarlo. - Sí que lo tenéis bien preparado sí, espero que tanto recorrido merezca la pena y ese salón de fiestas nos sorprenda. Por cierto, ¿los demás ya están allí?

Una cosa era que buscaran intimidad para que sus vecinos no chismorrearan y otra muy distinta aquel montaje que tenían organizado esos dos. Con cada paso que daba Julia por aquel túnel peor le olía aquel asunto y caminaba en silencio barajando las posibles opciones que se pudieran presentar cuando llegaran a su destino.

Julia esperaba que el resto de invitados no fueran demasiados ya que, en ese caso, se les haría muy difícil poder controlarlos. Iban armadas, pero eso no conseguía tranquilizar a la agente que, por más que intentara mantenerse tranquilia y siguiera el juego a aquellos dos lunáticos, sabía de sobra que no lo conseguía pues se mostraba tensa, a la defensiva y vigilante.

—Esperoq ue no sean demasiados invitados. Me agobia mucho los sitios concurridos —era una excusa tonta, pero después de que habían dicho que no bebía alcohol, de lo silenciosa y seca que se mantenía, no creía que el matrimonio fuera a dudar de sus palabras.

El túnel avanza durante un largo recorrido, con un par de quiebros, pero sin desvíos. En las paredes podéis ver  dibujos y pictogramas del estilo a las pinturas rupestres pero con formas extrañas y alto contenido sexual. Leonard os indica, hacia
el final, que estáis bajo la vieja refinería de oro de la ciudad. El túnel termina abruptamente en una pared lisa con una puerta de aspecto pesado.

- No os preocupéis, somo un grupo pequeño y bien avenido...seguro que encajáis muy bien. Ya en la puerta dice pasándoos el candelabro mientras hace fuerzas con la puerta: Pesa tanto porque está hecha de varias capas de madera y metal. 

Allí está Charlie, el dependiente de la tienda, y otras dos parejas, también de mediana edad. Pasarían desapercibidos en la calle, pero aquí, desnudos, sonrientes, sin asomo de pudor, con sus miradas lascivas, resultan inquietantes.

- Ya estamos aquí, dice apartándose de la puerta y franqueándoos el paso. Amigos, éstas son nuestras invitadas de esta noche y esperemos que de muchas más.... Anna Jones (Harper) y Katherine Willis (White), luego os señala a la pareja caucásica, ellos son Pete y Barb Hendrick, y ellos, señalando a la pareja de color, son Trinh y Mai...a Charlie lo recordaréis de la tienda de esta mañana.

Mientras pasáis a presentaros, Leonard y Joanny se dirigen a los bancos y comienzan a desnudarse.

Intento que mi cara no refleje los pensamientos que pasan rápidamente por mi cabeza, asi que hago de tripas corazón y entro en aquel extraño lugar, ¿qué pretendían hacer una orgía? Intercambio una mirada con mi compañera, ¿dónde nos hemos metido? Al menos, por lo que parecía nadie iba armado y nosotras éramos policías asi que a una malas suponía que tendríamos ventaja a la hora de tener que salir de allí por la fuerza, eso sí, nos ganaban en mayoría, asi que...

Trago saliva.

- ¡Buenas! Encantadas de conoceros, - digo intentando evocar una gran sonrisa en mi rostro- perdonad a mi querida Anna, pero es bastante tímida y creo que todo esto la tiene bastante cohibida, asi que si no os importa iremos a nuestro ritmo...

Cojo de la mano a Harper intentando influirle ánimos y camino arrastrándola hacia un banco lentamente, pero de momento me dejo la ropa puesta.

A cada instante que pasaba Julia se sentía más inquieta, sobre todo al comprobar que el lugar donde se encontraban era como un búnker donde, con toda seguridad, no llegaría la señal que las comunicaba con sus compañeros del exterior. Y más se inquietó al ver la pesada puerta que en esos momentos estaba abriendo el dueño de la casa para dar paso a una escena que le resultó inquietante.

No se consideraba ninguna mojigata, pero desde luego había límites que nunca se había planteado traspasar, y mantener una orgía con desconocidos era uno de ellos. Quizás fuera por la edad, o por la seriedad y profesionalidad que siempre había mostrado pero, delante de aquel grupo que parecían sacados de una mala película porno hecha por aficionados, Julia se sentía cohibida y muy poco profesional. Aquel asunto se le estaba escapando de las manos y, a cada segundo que pasaba, más se arrepentía de haber aceptado seguir adelante cona quella locura.

Hasta Lizzy, a la que la agente Harper consideraba mucho más liberal en ese sentido, parecía estar abrumada con la situación, o por lo menos eso creyó ver Julia en la mirada que se cruzaron y, ante la presentación que hizo su compañera, ella simplemente asintió con la cabeza mostrando una timidez que, en esos instantes, tenía poco de fingida.

—Un placer —musitó de mala gana a modo de presentación, siguiendo a Lizzy hacia uno de los bancos mientras veía cómo el resto se desnudaba.

Esta vez fue ella la que le lanzó una mirada a la agente White que encerraba una clara pregunta... ¿Y ahora qué?

Joanny y Leonard comienzan a desnudarse y alguno de los que ya estaban desnudo pasan a otra habitación a través de la puerta del fondo. Vuestros anfitriones se miran con una sonrisa cómplice al ver vuestro pudor y es él quien se acerca a vosotras, se ha quitado la camisa y los zapatos.

- Con vuestra juventud y vuestros cuerpos no tendríais que tener vergüenza en enseñarlos, una mirada libidinosa os recorre imaginando lo que hay debajo de la ropa. En la otra sala sólo hay una piscina con agua de mar, por eso lo de entrar ya desnudos, no tenéis de qué preocuparos.

¿Sería cierto aquello y solo había una piscina tras aquella pared?

- Un baño, eso es perfecto para romper el hielo, ¿verdad cariño? - tenía un problema, si me desnudaba me quedaba sin armas para defenderme...

- La verdad es que no sé para que nos hemos gastado tanto dinero en esta ropa si ya nos la vamos a quitar... - se me ocurre algo entonces, me acerco al hombre y le acaricio la mejilla sugerentemente - ¿ves el color de mi vestido? ya de por sí es bastante transparente, me gustaría meterme al agua con él, estoy segura de que entonces se me transparentará todo... y será, mucho más divertido - me quito entonces la ropa interior para que vea que voy en serio - ¿no te importa verdad?

- Será una pena si se arruina el vestido pero si a ti no te importa, dice mientras le da una buena palmada en el culo a "Katherine". Pero tu novia si se la quitará ¿verdad? Algo de vuestra parte tendréis que poner para que los demás vean que tenéis interés, le susurra al oído y luego le da un mordisquito en el lóbulo.

Desde luego que la situación no le estaba gustando nada e incluso comenzaba a sentir que el peligro era más real de lo que en un principio pudiera haber pensado. Deshacerse de las armas no le parecía la mejor idea ya que estaría a merced de aquellos depravados. En cierta forma admiraba la facilidad y la ligereza de Lizzy para tratar esos temas, pero ella no era su compañera y aún no tenía claro que quisiera seguir con la farsa por muy infiltradas que estuvieran.

—Sí claro... ahora me quito la ropa—dijo, imprimiendo a su voz un tono de falsa timidez—. Sólo necesito unos minutos para acostumbrarme, pero por mí no me esperéis, podéis ir adelantandoos a disfrutar del agua... Enseguida me uno a vosotros.

- Ven aquí, cuanto más te lo piense peor lo vas a pasar - dice Joanny acercándose a "Anna"  e intentando desabrozharle el vestido. La mujer, a pesar de su edad, todavía mantiene un cuerpo atractivo y unos pechos firmes. Yo también tenía mucha vergüenza las primeras veces pero debo reconocer que en puse cachonda en cuanto conseguí relajarme un poco y disfruté como una perra.

A ojos de Julia, aquello estaba yendo demasiado rápido, además no podía permitir que la mujer que le estaba desabrochando el vestido viera el cuchillo que llevaba encima. Tenía que reaccionar rápido, pero sobre todo no iba a permitir ir más adelante con aquella burda parodia ya que eso supondría exponerse por completo ante esos depravados.

La agente Harper tomó en esos momentos su decisión, quizás eso supondría echar por tierra toda la investigación pero no estaba dispuesta a poner en riesgo ni su vida ni la de su compañera así que, cruzando la mirada con Lizzy, se apartó ligeramente de Joanne forzando una sonrisa.

—De acuerdo, de acuerdo. Ya continúo yo —dijo, intentando que su voz no sonara demasiado dura—. Sólo necesito un segundo para relajarme y seguro que después seré la que mejor me lo pase.

Cogió el bolso con intención de dejarlo encima de uno de los bancos y, de manera disimulada, sacó el arma que llevaba en su interior. Aprovechando que la pareja estaba medio desnuda y que seguramente no escondiera ningún arma entre sus ropas, Julia se volvió hacia ellos apuntándolos directamente con la pistola. Anna había desaparecido para dejar paso a la fría y eficaz agente Harper.

—Quietos donde estáis, ni se os ocurra hacer un sólo movimiento y mucho menos avisar a vuestros amiguitos —dijo en tono bajo pero con la dureza de un látigo golpeando con rabia—. Ahora mismo nos vais a acompañar fuera de este antro.