Escucho todo lo que dice Raquel, la escucho atentamente. Y todo parece ir bien, muy bien. Ya estamos los tres juntos y ahora él no podrá vencernos.
Pero entonces Raquel empieza a hablar como le hablaba a los policía y a los profesores. Empieza a mentir. Una mentira tras otra. Abro mucho la boca, asombrada. Por suerte, se que mi sorpresa parece fruto de la sitiación y no de que descubriese a la pequeña desgraciada.
Sin soltar su mano, grito a Gari.
—¡Gari, Raquel miente en todo! Es una otraMarta, sal por la ventana— grito.
Después, empujo a nuevaMarta contra la pared, intentado que se golpee en la cabeza.
Como sea verdad, vamos jodidos T_T
Me caigo al suelo y me encojo.-¿Por que me haces daño Amanda?.- pregunto llorosa.- Tu no me creiste cuando dije que Marta era mala y ahora no quieres que os ayude... Eres muy mala Amanda.. eres mala...
Miro a una y luego a la otra sin comprender del todo de que va esto. Al final, solo puedo suspirar y estiro de la mano de Amanda atrayendola y luego la aúpo por la cintura para que sea ella la que escape.
Si va a por ti sera mejor que salgas Amanda, yo te sigo después.
Toy perdido ya xDDD
¿Puedo hacer que Gol asome por la ventanta?
No, Gol dependía de tu inocencia, y ahora eres la cosa menos inocente del mundo :), pero la partida está concluida más o menos. Pondré un post con el señor malvado y luego, si quieres, puedes poner uno tuyo sobre qué les haces. Eres absolutamente libre para hacer que el señor malvado de apoye, haga magia o lo que quieras, manteniendo que suele recurrir a sombras y a manipulaciones mentales, más que a otra cosa, no a bolas de fuego :P
Marta se deshace en docenas de grandes y peludas arañas negras, hechas como de sombra que corretean por el ventanuco esgrimiendo sus quelíceros emponzoñados, el señor malvado se acerca a vosotros y extiende unas alas de sombra membranosas con las que os rodea, reduciendo mucho la zona por la que podíais moveros. El ventanuco parece achatarse bajo la miríada de alimañas y el señor malvado se ríe.
—¿Alguna idea brillante más, niño? ¿Por qué no aceptáis que todo ha terminado ya? Os he vuelto a reunir a todos, a mis tres queridos niños. Juntos de nuevo, para disfrutar y divertirnos todos juntos. No os voy a dejar huir... es así de simple.
Da un paso adelante y luego se detiene. Os mira un instante a todos y luego dice con sumo deleite:
—Ahora, que se haga lo debido —susurra con una voz que parece la antesala de la muerte, que anuncia el fin y la debacle.
El señor malvado espera expectante que algo suceda.
Si se espera que nos vamos a quedar quietos y dejarnos matar la lleva clara. Una cosa es que me den miedo las arañas, si...pero otra es que me de mas miedo lo que les pueda pasar a Amanda y Raquel, asi que viendo que no puede salir por la ventana, corro hacia el hombre oscuro y trato de pegarle un punterazo en sus partes.
Las zapatillas siempre me ayudaron a liquidar alimañas.
La situacion comienza a resultarme divertida. Veo a muchas martas-arañas correr por la ventana y me pregunto si ahora los niños seguiran siendo tan tontos como para seguir creyendo que Marta es buena.
Amanda.- Susurro buscando que me mire. Le tiendo la mano.- Entre morir o abrazar a las tinieblas ¿Que escogerias?. Le giño el ojo con gesto complice y le sonrio.- Es muy divertido ser mala, ven conmigo. Asustaremos a otros niños y no tendras que tener miedo nunca mas...porque nosotros seremos el miedo. Ven conmigo Amanda, ven y se nuestra hermana. No duele, te juro que no duele....- Le susurro.
Miro a Raquel a los ojos.
—¡No! El mató a mis padres, y se comió mi dedito. Y después nos trajo aquí, nos juntó y nos usó como a juguetes. No voy a ser su juguete nunca más. Eres tonta Raquel. Cuando estábamos juntos éramos fuertes y podíamos ganar. Por eso nos separó, porque nos tenía miedo. Pero ahora tú eres como él, como Marta. Pues vete a matar padres y madres de niños y a comértelos. Seguro que también mató a tu mamá y te da igual. Seguro que eres tan tonta y tan, tan mala que querías que tu mamá se muriese—
Justo cuando la pierna de Garikoitz parece que va a hacer diana, la luz se apaga. Y no hay nada. Ya no hay nada. No podéis veros ni a vosotros mismos, como si os hubiesen cerrado los ojos. Lejos, como tras gruesos muros oís vuestros gritos, mitigados, reducidos... perdidos. El señor malvado dejó de reírse, las arañas han vuelto a conformar la frágil figura de Marta que os veía con sonrisa brillante justo antes de que todo se apagase, de que cayese el telón. Las extremidades os pican, como azotadas por la arena, o recorrida por pequeños bichos.
—Ha sido un placer jugar con vosotros —dice el señor malvado con absoluta indiferencia en su voz, que es el único sonido que se propaga con normalidad a través de esa especie de densa y opaca cortina de oscuridad—, pero todo ha terminado. Definitivamente, no servís a mis propósitos; tuvisteis otra oportunidad, pero ni ésa supisteis aprovechar..., ahora sólo puedo hacer una cosa con vosotros...
Su voz se apaga lentamente, como si cada vez hablase desde más lejos. Los párpados os pesan, los brazos apenas os responden. Estáis cansados, extenuados, y cada vez más rígidos.
—Sé que es incómodo —dice la voz de Marta, algo mitigada, aunque no tanto como las vuestras—, pero pronto os acostumbrareis. Todo señor del mal necesita esqueletos que le acompañen.
El picor de vuestro cuerpo cobra un nuevo significado ante estas palabras, no son pequeños bichos correteando, son pequeños mordisquitos. Pequeños y terribles mordisquitos.
—Raquel, hija, acompáñanos; a tus viejos compañeros aún les queda un rato. Ya vendremos a buscarlos para jugar con ellos; sí, así, dame la mano. Me alegra tanto tener una nueva hija... —oís, más afable, la voz del señor malvado; mientras el picor aumenta y se hace insoportable.
Fin.