Partida Rol por web

Viernes, 8 de Septiembre de 2000.

Zafon's, la casa de subastas no más famosa pero sí con más elegancia atribuída, ha preparado su sesión de esta noche con gran esmero. La sala donde va a tener lugar la subasta ha sido dividida en dos por paneles de aspecto oriental. En una zona están los seis objetos por los que pujar, ya colocados en sus urnas de exposición de máxima seguridad. Dos guardias jurados vigilan esta zona. Aquí también se servirá el buffet frío para que los asistentes disfruten mientras examinan los objetos y charlan.

La otra zona tiene el aspecto de un aula esotérica. Las sillas tienen un aspecto cómodo y antiguo, forradas de tela roja de gran calidad y orientadas todas hacia un estrado al que han colocado una cortina roja puramente decorativa. El aspecto general es el de un teatro decimonónico donde mesmeristas y prestidigitadores fuesen sorprendernos. El clásico atril del subastador nos recuerda que estamos aquí para otros menesteres.

Puntual, a la hora convenida a través de Ruth, Aisling Sturbridge llega a Zafon's y es recibida en la propia sala de la subasta por el director de Zafon's, John Williams y por la propia Ruth. Dado que falta una hora para que se abra al público la subasta, los tres estáis solos allí.

John tiene el aire de un indolente dandy y Aisling, pese a haber elegido un vestuario moderno y perfectamente adecuado, ha incluido unos tonos decadentes en su maquillaje. Hay un cierto aire de reconocimiento entre ambos al verse. Como si sintieran mutuamente que les une algo por encima de lo obvio (el dinero, la cultura, el estatus).

-Srta. Sturbridge, le presento al señor John Williams. Sr. Williams, Aisling Sturbridge.- presenta Ruth, muy formal.

-Srta. Sturbridge, es un auténtico placer. Mío, por supuesto, y también para Zafon's.

El hombre, de aire algo romántico, y un punto melancólico, aunque con un aura de poder que le rodea extrañamente, inicia un sutil besamanos a la manera francesa, que no concluye, como es de rigor.

La subsiguiente conversación no tiene el interés que sin duda ambos esperaban. Quizá la srta. Sturbridge pretende evitar el tema o tiene motivos para querer hablarlo más tarde. A pesar de que Mr. Williams pretende hablar sobre el interés mostrado por Aisling por esta subasta, pero ella no revela ningún dato en particular.

Por fin, pasa la hora entre canapés y frases vagas hasta que por fin empiezan a llegar otros invitados.

Cuando llegas a la sala, ya hay dos personas allí. Un hombre y una mujer; él es un tipo elegante, atractivo y serio. Tiene cierto magnetismo externo que le hace muy interesante.

A ella le ocurre algo parecido. Es una mujer muy atractiva, alta y delgada como una modelo, pero irradia una sensación de poder y saber estar que te la muestra acostumbrada a este tipo de ceremonias en las que sin duda se siente como pez en el agua...

El primero de los invitados que llega después de Aisling es un hombre de pelo corto y figura imponente. Fuerte y firme como un tronco de roble, musculoso, este caballero parece acostumbrado a estar en situaciones sociales, pero no a dominarlas.

Me acerco a Ruth, y con discreción le pregunto quién es el recién llegado. Cuando lo sepa, me acercaré a él, para darle la bienvenida.

-No lo sé.- dice Ruth. -Hemos dado invitaciones no nominales que pueden haber cambiado de manos, como es habitual. Aun así, no conoceré las caras de todos...-

Me dirijo al recién llegado, con una sonrisa y la mano extendida.

-Buenas noches caballero. Soy John Williams, director de la Zafon's. Espero que encuentre en ella lo que anda buscando, y no sólo eso, también aquello que no esperaba, pues con toda seguridad la belleza de los objetos que descubrirá le parecerá extraordinaria...

Miro al director a los ojos e intento saber sus intenciones,si esta tratando de darme una pista o tan solo son las buenas formas que exige la cortesía de la casa de subastas...

Muchas gracias,espero que si...su fama les precede y por eso estoy aquí,hay un par de piezas que me interesan,por lo menos tras una ligera pausa

Creo que he llegado temprano,me gustaría observar mas de cerca los objetos de la subasta,por el catalogo no se aprecia del todo bien su belleza

Asiente a las palabras del hombre.

-Si, desde luego. Será un placer mostrárselas personalmente. Venga, le acompañaré hasta la zona de exposición.

Anda unos pasos hasta el final de la zona en la que se encuentran, pasada la parte preparada con el catering, hacia las urnas expositoras de cristal blindado. Hace un gesto, imperceptible casi, a los guardas de seguridad, que, casi imperceptiblemente también le responden.

-Y dígame, ¿qué piezas le interesan especialmente, señor...? Creo que no tengo el placer....?