Partida Rol por web

Que maravilloso lugar tiene aqui, muy confortable dejeme decirle. - Digo mientras obsevo la detallada habitacion - Hasta es una lastima que estemos aqui solo por hoy - Digo con un tono algo jugeton - Ahora si me disculpan, debo hacer esa llamada. - Me acerco al telefono y lo recojo, luego me volteo y pregunto - ¿Le molesta si voy a otro cuarto? no quiero incomodarlos con mis asuntos, solo sera un momento - dirigiendome a la dueña de casa -

.- Por supuesto, - sonrió asintiendo - sientanse como en su casa. - sentenció desapareciendo por las escaleras con su ghoul tras ella.

Y por qué todo esto me resulta tan extraño. Pensó Edward mientras tamborilleó con sus dedos sobre su pierna, cómodamente sentado en el sofá.

Hay muchas cosas que ayudan a mi "escalofrío" y no creo que estemos en una buena posición. Una muerte en el Eliseo, el cuerpo del supuesto asesino dentro de la casa, la enemistad con la favorita de la Primogénita y por ende la enemistad con todo el Clan. Por no hablar del Príncipe, que puede cortarnos la cabeza en cualquier momento.

¿Por qué le habré hecho caso a mi Sire? Volvió a pensar negando con la cabeza.

Por no hablar del asunto de la chica. Suerte que no hay testigos más que ella, pero hay cosas que el Príncipado de esta Ciudad no va a tolerar y parece que nosotros... bueno, ellos las han hecho todas juntas en una noche... en una maldita noche.

Edward comenzó a tamborillear con sus dedos sobre su pierna sentado en el cómodo sofá.

Minutos después, comenzó a negar con la cabeza como si de un loco se tratara.

¿Cómo lo ves, William? Dijo Edward L´strange mientras miraba las musarañas en el techo. Estamos bastante jodidos... y encima estos dos nos dejan solos... ¿Qué piensas de ellos?

Edward no sabía que hacer. Ni tampoco sabía en quién confiar. La chica no era de su completo agrado y el otro que acaba de salir... ¿qué nos ocultan?

Erik salió detrás de tí, Bernard Jones, ese elegante personaje venía bastante insistiendo en hacer una llamada a sus "socios". En la sala se habían quedado los dos excéntricos vástagos que disonaban con el ambiente general de la formal recepción, primero Edward L'strange, algo silencioso y reflexivo y el enorme William Danton, hosco, y seguramente peligroso, como ya lo habías comprobado antes.

-Lauren...- susurró Erik a tu espalda, te seguía sin chistar. -... que ha sucedido? quiero decir... quienes son tus invitados, y porque hay un cadáver en el baúl del auto?- tu querido ghoul se comportaba de manera suspicaz, pero después de todo, por ello lo habías elegido como sirviente tuyo...

Se acomodó en el sillón de su despacho, tras su mesa; exhaló un suspiro aunque ambos sabian que no podía suspirar, pero su mente necesitaba de esa acción para sentirse mejor. Dejó los zapatos de tacón bajo el escritorio en silencio manteniendo la mirada de su sirviente, de su joven y reciente adquisición, estaba enfadada; había hecho muchas preguntas frente a los sujetos no indicados. Pero a él se lo perdonaría, por esta vez.

- Alguien mató a Lewis, un ghoul muy querido por Amanda Kingsley, - explicó recogiendo unas horquillas de pelo y empezando a hacerse un moño - después me inculparon a mí... - susurró examinando el peinado en el espejo - Kingsley enloqueció y acusó al resto, alegando que eran complices de la trama que los Ventrue, conmigo como ejecutora, habían orquestado para hacerle aquella jugarreta... - contenta con el peinado, se levantó y caminó hasta el armario, sacando una blusa blanca y un pantalón de vestir negro - Después, tras intentar hacer entrar en razón a esa... Esa... - dejó caer el vestido al suelo levantando un pie y después el otro, mientras se ponía la blusa y la abrochaba - Estupida, cainita... - murmuró enfundando en sus piernas el pantalón y girandose hacia su ghoul mientras se lo abrochaba - Me amenazó con orquestarlo todo para que el principe me empalase y me dejase asarme al Sol, si uno solo de estos vastagos no acudian al juicio con el principe... - caminó hasta la mesa de nuevo, ya cambiada de ropa, sin molestarse en recoger el vestido - Es por eso que estos hombres son mis invitados. - explicó asintiendo a Erik - Por esta vez, te perdono, pero nunca más preguntes nada frente a nadie, espera a estar conmigo en privado... - inquirió señalando al joven - Esa gente son como animales y, consideran que un ghoul le hable a su ama como tu y yo hablamos una debilidad. - explicó de manera condescendiente como quien enseña algo nuevo a un niño - No estoy enfadada, porque sé que no lo sabias y que como no deseas que me hagan daño, no volverá a pasar. - sonrió al hombre haciendo un gesto para que se acercase - Quiero que vigiles al hombre de la moto. - le dijo cuando este se acercó - En la recepción tuvimos un encontronazo y, me amenazó de muerte... - explicó no dandole mucha importancia - Aunque no creo que tenga agallas, es mejor prevenir. - terminó dubitativa.

- Poco me importa lo que tengan esos dos entre manos. No tienen las agallas para hacerme frente. Y menos esta noche, en la que he quedado en la vía y sin retorno. No tengo nada que perder, y eso es peligroso para cualquiera que se me ponga en frente.- Respondió con desdén el recio vástago que miraba sin demasiado entusiasmo su nueva y temporal residencia.

Pues lo que yo creo, amigo desconocido, que entre estos dos nos la van a jugar. Mira, yo no tengo representación en la Primogenitura, por lo que te puedes dar una idea de quién tiene las de perder en este asunto. Dijo Ed mientras señalaba las direcciones de donde se fueron los demás.

Pero bueno, yo no soy quién para darte consejos, pero por lo que a mi respecta, voy a ir con mucho cuidado. Un error tras otro, un error para cubrir otro error y en menos de una noche, ya siento la punta de madera sobre mi pecho. Continuó el vástago mirando hacia todos lados para que nadie esté escuchando.

Lo que te quiero decir es, que no me van a pillar con la guardia baja, no señor. Sentenció el gangrel mientras alzaba una de sus manos para ponerla frente a su cara, al mismo tiempo que sonrió, mostrando los dientes.

Sus uñas comenzaron a tornarse negras como el carbón, mientras que sus ojos, se volvieron rojos carmesí.

Voy a investigar. Empezando por la chiquilla.

Mientras hablabas, notabas a Erik parado allí, y cuando tenías menos ropa, empezaste a oir el latido de su corazón, la tensión en su cuerpo, te miraba con algo de líbido, mientras asentía y trataba de mantenerse en su puesto. Era inevitable recordar el erotismo de las películas de Hollywood y de esas novelas, una vampiresa, en todo el apogeo de su sensualidad, mostrando su pálido cuerpo, frente al hombre de allí, que no era insensible, y que además, con el éxtasis que provocaba (según recordabas de tu propio abrazo), era normal que la lujuria se asomara por tu Ghoul, que estaba teniendo instantes ciertamente difíciles para concentrarse, y se debatía entre un instinto carnal, y la gravedad de las cosas que le estabas contando. Toda tu influencia sobrenatural en aquel sirviente tuyo, esclavizado por la vitae que corría por tu cuerpo.

-L-Lo siento Lauren, no v-volverá a suceder... trataré de ser más cuidadoso cuando hable contigo- desvió la mirada con un gran esfuerzo de su voluntad, mientras terminabas de arreglarte. Estaba más pendiente de la esquina. -Entiendo, estaré pendiente... por si intenta hacerte algo, pero hay algo que no entiendo... el cadáver del maletero... es el Ghoul de Kingsley?- dijo mientras se mantenía petrificado en su sitio. Seguro que por su mente pasaban cientos de cosas, era un mortal inteligente después de todo y capaz, y podría ser quizás tu único aliado, ya que los otros tres vástagos que estaban abajo... ya podrían condenarse si simplemente se decidían a no asistir cuando el príncipe les citara.

Linda noche la que tenían.

- El cadaver del coche, - señaló recogiendo unos papeles del escritorio y empezando a leerlos - es al parecer otra artimaña para inculparnos la muerte de Lewis. - explicó sin ningún cargo de conciencia, ella no había matado a aquel hombre - Lleva la misma chaqueta que llevaba el hombre que ví salir de la habitación en la que encontramos el cadaver del ghoul de Kingsley, - dijo dejando los papeles un segundo en la mesa y mirando al ghoul - sin embargo, el resto de su ropa es diferente, es una suposición, pero creo que este hombre es un cabeza de turco que el asesino ha utilizado para evitar que lo siga buscando... - sonrió algo sadicamente - Llama a mi amigo en el instituto Forense y, consigue que quite de en medio el cadaver; - ordenó apoyando las yemas de sus dedos de ambas manos, mientras sus dedos indices rozaban sus labios - consigue que identifique el cuerpo para mí... - volvió a sonreir algo más amable - Y contacta con mi Sire, que venga aquí en cuanto le sea posible. - terminó volviendo a recoger los papeles y guardando silencio.

Me retiro de la habitacion dirigiendome hacia un un lugar apartado donde pueda encontrar algo de paz. Marco el numero de Leene Wu y me llevo el aparato al oido con algo de ansia.

- Vamos. Ahora que lo recuerdo esa tal Lauren se quedó con mi maletín. - Dice imperturbable ante la extraña metamorfosis de su interlocutor, mientras se encamina siguiendo los pasos del mismo en busca de la dueña de casa.

Caminas y vuelves al salón de la entrada, calmado y tranquilo, Lauren y su chofer acaban de subir por las escaleras, y tu continúas caminando un poco mas hasta llegar a la puerta del otro lado del salón, que está cerrada, pero supones debería dar paso a alguna sala más o al mismo comedor. Posas tu mano sobre la fría perilla, y esta se abre. Es entonces cuando tras repicar por varios segundos, del otro lado del teléfono de Wu, suena una voz masculina.

-Buenas noches- resonó en tus oídos, la casa estaba silenciosa, la anfitriona estaba en el segundo piso, tus otros dos compañeros estaban en la sala, charlando suponías. Evidentemente quien te había contestado del otro lado no era Leene Wu, pero ya estabas acostumbrados a los formalismos de la maldita, que parecía ser una tendencía de la chusma en Filadelfia.

Una vez tomada la decisión, Danton delante y L'strange detrás deciden ir a encontrarse con Lauren, no parecen tener muchos ánimos de quedarse esperando y por supuesto, todo lo ocurrido los tiene bastante inquietos. Aunque tratándose de estos dos vástagos, sería difícil saberlo. Una vez dejan la sala, regresan al salón de la entrada, elegante, tranquilo, con su alfombra fina y su olor a hogar acomodado. Y allí, al otro lado, como si fuera entrar al otro salón, Bernard Jones de espaldas. Tiene en su oído el teléfono, pero guarda un paciente silencio, esperando seguramente que le contesten en el otro lado.

Las escaleras están a mitad de camino, y no hay rastros de Lauren aquí, quizás el otro elegante y callado vástago sepa por donde se fue, o quizás sea mejor investigar ambos por su cuenta. De cualquier forma, el silencio es absoluto, de los tres presentes, ninguno respiraba, ninguno pestañeaba y por supuesto, a ninguno le latía el corazón...

Erik tragó saliva. -¿Es otra persona entonces?- dijo mientras no te quitaba la vista, con su mirada, captaba todos y cada uno de tus movimientos, y se quedó en tí cuando comenzaste a revisar los papeles. -¿Pero... no es eso raro? quiero decir... ¿sólo la chaqueta del hombre? ¿estás segura que es la misma Lauren? podría ser que fuese muy parecida- insinuó pensativo, seguramente Erik se estaba callando sus propias conclusiones, sin estar seguro de como su dormitora vampírica iba a a reaccionar, el poder y el deseo de la sangre sobre el ghoul era fuerte después de todo, estaba rendido a tus encantos naturales... y sobrenaturales.

-Llamar a Robert Wright - repitió ante tu orden y luego te miró. -¿Al señor Cramer? Hablaré con Joseph para que me de el teléfono de él Lauren, quizás el te pueda sacar de todo este embrollo... porque lo único que veo es que tu pareces la asesina del protegido de la tal Kingsley... y tus compañeros... bueno, no parecen tampoco estar muy contentos, además son bastante silenciosos...- dijo llevándose las manos a los bolsillos. Los ojos del mortal con tu vitae en su sistema, parecían querer decir otras cosas, el apresurado palpitar del corazón de Erik era ensordecedor desde donde estabas, su respiración inundaba la habitación...

Tantas cosas habían pasado y la noche no terminaba aún, y encima, si te esperaba una audiencia con el príncipe... seguramente tendrías que poner lo mejor de tu parte o terminarías siendo víctima de todo este... complot.

William no tiene deseos de llamar la atención de aquél hombre, por lo cual trata de pasar inadvertido moviendose con cautela y discreción, y esperando que el mismo no se tornara hacia él mientras lo intentaba.