Partida Rol por web

-¿Que desfachateces estás diciendo Lauren?- dice Lawrence Cramer ofuscándose él mismo, parece observarte con algo de rudeza -¿Qué ha sucedido en la recepción de Madame Kingsley? no me gusta nada tu tono, y por supuesto, el hecho de que en este justo instante estemos dirigiéndonos a una audiencia con Edmund Langley, no parece ser una buena señal- dijo mientras se acomodaba los lentes. -: Parece como... como si se te acusara de algo...- abrió los ojos grandemente -¿Que ha sucedido Lauren? como es que has terminado envuelta en problemas? tienes que contarme todo lo que ha sucedido...- casi que lo exigía, el Lawrence Cramer de bajo perfil parecía ahora alterado y preocupado al mismo tiempo por lo sucedido.

-Primero tendré que enterarme... y tu invitado? tiene que ir también!- dice mientras camina tras de Ti, Erik te sigue algo torpemente, y se acerca, adelantándose a tu sire... para susurrarte algo al oído.

-Lauren... hay algo que debo mostrarte... y que debo contarte con respecto... al cadáver de esta madrugada... pero creo que preferirás sea cuando estemos en el auto- susurró a tu oído y luego se incorporó.

-Iré a preparar el auto, para que vayas.- comentó con premura, mientras a grandes zancadas se dirigía hacia la puerta para ir al garaje, en una situación así, tu ghoul entendía que debían darse prisa. A ningún hombre o vástago de renombrada importancia le gustaba esperar... y tratándose del Príncipe vampírico de una ciudad, no debía ser diferente.

-Iba a ir de todas formas "agente", puedo ir en mi moto?- Le comento reincorporandome del todo y mirandole a los ojos directamente.

-Pues vaya mierda de noche iba a ser esta....- Sentencio al verme tán acorralado, aunque es una suerte en cierto modo, pues me habia perdido y quizás no hubiera llegado a tiempo.....

Para rematar la escena, cuando Lauren, Erik y Lawrence Cramer entran al vestíbulo, en lo alto de la escalera está Bernard Jones, parece distraído y llegar de improvisto.

Erik susurra algo al oído de Lauren y acto seguido, dice que irá a preparar el auto, desapareciendo por la puerta del frente. Detrás de Lauren, está un sujeto de estatura mediana, parece un hombre sobrecogido y tímido, de lentes y un peinado ocultando algun signo de calvicie, a todas luces, da una impresión de tener poca voluntad, sin mencionar ese aire de timidez circundante.

Pero te mira desde abajo, y parece asentir... diciendo

-¿Él es Bernard Jones?- se dirige con familiaridad a Lauren Rienne.

De inmediato reconoces que la otra voz que oíste hace unos instantes, al estar fisgoneando, es la de este sujeto.

- Tu amiga, - señaló con cierto tono de enfado - Amanda Kingsley, me acusó a mi de ser la asesina enviada por la casa Ventrue a su recepción. - esperó unos segundos mientras llamaba a la puerta de la habitación de su invitado - Para matar a su ghoul, el artista creador del cuadro que tu querías adquirir. - explicó llegando a la escalera - En ese momento me pareció una estupidez, pero ahora tras darle muchas vueltas; - negó con la cabeza algo molesta por la idea - no me parece tan raro. - sentenció frunciendo el ceño - Si yo fuese un conspirador, mandaría a alguien con poco valor para mí como cabeza de turco... - volvió a tomar aire antes de exhalarlo y negar con la cabeza de nuevo - Y que hay menos importante que... ¿Un contable? - se señaló con la mirada fija en la escalera por la que bajaba su invitado.

No necesitas llamar, el ya ha aparecido solo xD

- Si, es Bernard Jones. - asintió ante la pregunta - Señor Jones, le presento a Lawrence Cramer, mi sire. - terminó presentando a Lawrence y Bernard.

El hombre te mira, sostiene la mirada, respira tranquilamente, puedes sentir sus signos vitales apenas, entre el murmullo de la lluvia y el imprevisto público de aquella noche.

-: Lo siento señor Danton, no queremos que intente escapar, llevaremos su vehículo al Elíseo, pero usted vendrá con nosotros en el vehículo- dijo señalando el auto negro tras de sí, que estaba siendo atacado por la lluvia de aquella noche. -: Y le conviene que coopere con nosotros- añadió como un dejo de amenaza.

Los otros hombres dieron pasos acercándose, como si no se fiaran de tí o de tus acciones, no pasaba vehículos, al parecer se desviaban al ver la escena de un arresto oficial del FBI sobre un sujeto que sale de las alcantarillas.

-No me obligue a ponerle las esposas- dijo impaciente el extraño "agente"

- Era quién creo que tu crees que era. Ha sido muy correcto y nos ha citado a ambos para las diez de la noche. - Dijo Edward mientras se apoyaba contra una de las paredes para tranquilizarse. - Tenemos un par de horas, supongo... necesito... necesito alimentarme. Estoy bajo mínimos y la bestía intenta salir. Por ahora está controlada, pero no me gustaría que de descontrole justo frente al Príncipe. Eso... bueno... eso sería la muerte. La segunda muerte en este caso. - Continuó el vástago intentando ser gracioso.

Después se pasó la mano por el pelo e intentó sonreir.

- El que llamó dijo que tu podías venir también, claro que no sabía si pasarías dentro a la reunión, pero que podrías acompañarme. ¿Lo harás? -

-Ok. ya voy....- Digo escupiendo al hueco de la alcantarilla y limpiandome con la manga acompaño al "agente" al coche. -... Puta mierda de dia, de vida, y de todo....- Pienso con una falsa sonrisa dibujada en mi rostro.

Me meto en el coche y me siento con las piernas abiertas, en una posición, demasiado comoda, para que no se siente nadie más conmigo atras.

Echo la cabeza hacia atras, apoyandola en el reposa cabezas, y miro al techo pensando en mi futuro y en los acontecimientos que me faltan por averiguar, y no sé si lograré hacerlo. Y eso me cabrea.

-Vamos, darle gas a esta porqueria de coche.- Les insto para acabar con esta "farsa".

Con aire cordial miro al menudo sujeto y digo- Buenas noches, encantado... me temo que podriamos habernos conocido bajo circunstancias mas amables, pero en fin... - Termino con una leve sonrisa, sabiendo que lo que reune a los vastagos nunca es amable, ni mucho menos. - ¿Debo imaginar que su visita estara relacionada con lo acontecido la ultima noche?, que lamentables sucesos...- digo temandome la frente como si sufriera jaqueca.

- El señor Cramer le llevará con él hasta la mansión del Principe Langley. - señaló al hombre antes de echar a andar hacia el garage, donde le esperaba Erik - Yo les seguiré detras en mi coche con mi chofer. - terminó en una sentencia abriendo la puerta que comunica hacia el receptaculo donde está su vehiculo.

-Te acompaño Ed, no se si pueda hacer mucho, pero prefiero estar allí, no crees que ya te has metido en suficientes problemas por una noche?- comentó con seriedad y luego te observó. -Iremos en mi auto y trataremos de detenernos en algún lugar entonces- dijo sin mediar palabra. Cuando Samantha estaba seria, normalmente solía tomarse las cosas con tanta meticulosidad y algo de prisa. Después de todo, ella era la misma vástago que te había asesinado para salvarte hace ya algún tiempo, por un arrebato de compasión.

Al salir, está la vieja camioneta, azotada por una lluvia serena, pero constante, ambos se apresuran para alcanarla. Ella entra a conducir y te abre la puerta del copiloto. Samantha es algo agresiva al momento de estar tras el volante, el carro arranca, y como si la naturaleza salvaje de ella misma, se transfiriera a su auto. Conduce por las calles, hasta que entra por uno de los barrios suburbiales. Se detiene al llegar a una intersección. La calle está algo tranquila. A lo lejos vienen dos muchachos, ambos son negros y altos, puedes observarlos, la capucha de sus abrigos impermeables les protege de la lluvia, pero eso no funcionarían contigo. A pesar de todo, no puedes detallarles demasiado, la bestia ruge, están a unos cuantos metros y charlan, parecen estar pendientes también de su alrededor.

-:Que la prisa no te pueda Ed, yo me encargo del otro si quieres... pero tienes que ser rápido y certero...- sentenció ella apagando el auto, y guardando las llaves. -: Cuando quieras... no es como si tuvieras otra opción...- no ha sonreído ni una sola vez aquella noche.

El agente se monta a tu lado. A tu otro lado contra la ventana, hay otro sujeto, es de tez oscura y mirada seria, no parece tampoco muy conciliador, y aunque no tan elegante como el "agente", está allí por el mismo motivo, supones. La puerta se cierra, y los otros sujetos parece que van a encargarse del resto de asuntos... el auto arranca y empieza a moverse por las calles de Filadelfia. El vehículo Serpentea, entre la lluvia y se mueve por los barrios de Filadelfia. El hombre que te ha llevado tan amablemente, saca un transmisor portátil.

-: Aquí Leonard, lo encontramos y lo estamos llevando al elíseo- anunció. Hubo un "Afirmativo" de respuesta del otro lado, en medio de una cantidad considerable, pero apenas suficiente de estática.

Finalmente, el auto llega a una zona tranquila, unos edificios blancos en medio de la noche, y unos árboles bajo las gotas incesantes, el hombre se bajó primero, por el lado de la calle, y abrió la sombrilla, solo para él.

-: Adelante- dijo mientras el que estaba contra la otra ventana, te observaba esperando que te movieras.

La escolta te conduce hasta la puerta del edificio, entran, la recepción es amplia, no muy distinta a la de cualquier edificio residencial, iluminada, y seca por lo menos, con un puesto de madera. Junto al puesto, sentado, un hombre de mediana edad quizás, de rasgos pronunciados y abombados, peinado en exceso, y respirando tranquilo, frente a el y de pie, hay un sujeto delgado, vestido de tal forma que mezcla lo formal y lo informal, con un blazer y un pantalón de paño. Su rostro tiene el aspecto de no haber sido afeitado en alguna semana, y una barba desigual en forma de candado rodea su boca, tiene unos anteojos redondos, que brillan bastante y un cigarro en la boca, su cabello negro, está desigualmente arreglado. Te observa fijamente cuando entras pero no dice nada. Tras de ti, se adelanta el de la sombrilla.

-: Él es William Danton- te anuncia con el tono neutral al sujeto de lentes y te mira directamente.

-Un placer- responde secamente Lawrence, mirándolo de arriba a bajo, y dedica apenas un gesto que podría interpretarse como una sonrisa. Luego escucha con atención la intervención de Bernard Jones.

-Desafortunadas circunstancias para alguien como Lauren, no puedo imaginar algo distinto a que le estén inculpando deliberadamente, para avivar las rencillas... pero eso es harina de otro costal, no obstante, doy fe de que clase de vástago es Lauren... y usted disculpará señor... Jones, pero no le conozco y no podría decir nada de usted.- luego, el hombre le dedica una mirada intensa a su chiquilla, que toma la delantera.

-Bien, vendrá usted conmigo, sígame, el auto espera, debo conducirle al Elíseo- anuncia mientras se dirige a la salida también.

A través de la puerta abierta se puede ver la lluvia cayendo con intensidad, el cielo grisáceo que oculta la negrura de la noche y el frío que se siente y enerva todos los sentidos. Era una noche apropiada para toda la serie de acontecimientos que se estaban desencadenando entre las inmortales criaturas que moran Filadelfia...

Al Salir, ambos se dividen entonces, Erik, está sacando el auto de la cochera, mientras que Lawrence se dirige a grandes pasos hacia el auto que espera afuera.

Se oye un trueno a lo lejos, y aunque la tormenta no ha caído con toda la fuerza que parece emitir, las gotas se hacen molestas e indican que invariablemente, el clima no sería agradable para nadie.

Sentía las palpitaciónes en la cabeza. La sangre le hervía, la poca sangre que recorría su organismo hervía. También le dolían los ojos, ahora rojos de rabia. Su rostro también se transformó cuando su Sire le dió la señal. Él iría a por el de la derecha, ella, a por el de la izquierda. Con rapidez... con mucha rapidez...

Sus dientes se asomaron en sus encias mientras bajaba del coche. Su Sire hizo lo mismo del otro lado.

Comenzó a caminar con una sola cosa en la mente... la sangre... saborear la sangre de una de esas dos personas... e intentar controlarse para no matarlos...

A simple vista parecían peligrosos, por lo que tomó sus precauciones antes de comenzar a caminar hacia ellos...

Entró en el coche cerrando la puerta mientras esperaba que la puerta del garaje se abriese. Dejó el arma de fuego en el coche, en el asiento de al lado. Y apoyando sus manos sobre el puño del bastón, se mantuvo a la espera de que Erik comenzase a hablar.