Partida Rol por web

Obsesión Carmesí

Acto III, Escena V: Elecciones decisivas

Cargando editor
24/02/2012, 16:11
Edward L´strange

- Lo entiendo perfectamente, sin embargo, sigo queriendo descubrir que hay detrás de todo esto. - Dijo el vástago. - ¿Recuerda que esto es algo que se ha convertido en personal? No voy a ir mintiendo para salvar mi culo, es así de sencillo. Si Rienne es la culpable, ya tendrá que defenderse ella misma en el Juicio, es sobre la que pesa el cargo de asesinato y está claro que es la que más tiene que descubrir para salir con vida de esto. -

Encendió su cigarrillo y volvió a negar con la cabeza.

- Por eso le digo, señor Ramsey, que lo que usted me dice es correcto, es una buena salida, pero no creo que sea la salida que el Príncipe espera... tal vez la Toreador, si, se alegrará por tener a la Ventrue en sus manos... eso si el primogénito Ventrue no aparece de sorpresa en la vista... no sé... hay muchos cabos sueltos y nadie parece querer atarlos. -

Cargando editor
24/02/2012, 16:18
Horatio Ramsey

Ramsey le da una calada larga, silenciosa a su cigarro. -El tiempo se le acaba L'strange. Y no puede pretender resolverlo todo en menos de dos noches.- dice él, restándole importancia.

-No sé que tenga en la cabeza, pero como no tenga un plan de contingencia... va a terminar con la misma sentencia que Rienne. A menos claro que ella encuentre algo que nadie se espere- dice reflexivo. -Es otra posibilidad.-

-Muy bien L'strange... no tengo tanto tiempo como para gastarlo en sus asuntos de orgullo...- dice mirándote fijamente. -Pero dada su presta disposición no veo por qué no podría ayudarle. ¿Qué tiene en mente para resolver todo esto? quizás pueda echarle otra mano en medio de todo...- anuncia con evidente displicencia.

Cargando editor
24/02/2012, 17:19
Edward L´strange

- No se preocupe por mi, señor Ramsey. Después de todo, sigo siendo un llanero solitario. - Dijo Edward con cierto ritintin. - Aprecio su ayuda, y le agradezco mucho por la información, pero intentaré seguir sólo a partir de aquí. Ya sabe dónde encontrarme o como hacerlo, por si necesita algo urgente de mi parte, por ahora... intentaré no seguir debiéndole favores a toda la cúpula política de Filadelfia, o creo que terminaré siendo la putita del Eliseo. -

El vástago sonrió.

- Iré a ver a la Toreador, claro está, si ella quiere recibirme. Supongo que se sentirá feliz de saber que le entregaré a Rienne en bandeja, tal vez tenga algunas indicaciones para darme, para ser más fiel a la verdad. -

Cargando editor
24/02/2012, 17:26
Horatio Ramsey

-L'strange, pienso que está llevando demasiado lejos todo esto por una cuestión de orgullo. Pero es su pellejo, no el mío.- dice con voz seria Ramsey. Casi parecía insinuar que no te quedase mucho del que disponer... pero las palabras, aún las insinuaciones molestan viniendo de Horatio Ramsey llegaban con un efecto lento, suave, influyente. Como el discurso de un mentor o de un profesor admirado que trataba de dar un consejo a un alumno. Era simplemente imposible sentir rabia... y bien sospechabas que ese efecto permanecería gracias al vínculo de sangre. Si es que se le podía agradecer.

-Si piensa llegar a donde Kingsley como vino en mi busca, olvídelo. No todos los vástagos de Filadelfia están dispuestos a recibir a un neonato con los brazos abiertos. No sin un respaldo oficial, claro.- y parece hablar lentamente para remarcar sus palabras sobre ti. -¡Ah! Luego no se podrán quejar de que no intento ayudar a mis subordinados...- y sonríe sardónicamente, como siempre, mezclando algo de cruda ironía en la última frase.

Notas de juego

Me aparece que no lo has leído aún, esta vez he revisado bien.

Cargando editor
02/04/2012, 09:20
Edward L´strange

- No podría rechazar tan sutil ofrecimiento, señor Ramsey. - Dijo Edward con una sonrisa. - Si es tan amable de "apadrinarme" en esto que voy a realizar, le estaré agradecido. Aunque, tal vez sea pasarme un poco con nuestras "confianzas" por decirlo de alguna manera. -

No había pasado desapercibida la sutileza en la frase del otro vástago, y no iba a desaprovechar la oportunidad.

Además, como se había ofrecido, tal vez no le pida nada a cambio.

O le pida demasiado.

- Y ya no es orgullo, es querer desentrañar esto... o no... mejor dicho, querer que todo se acabe de una vez, con mi inocencia. -

Cargando editor
08/04/2012, 10:39
Director

Ramsey sonríe. -Despreocúpese L'strange, la casa invita- dice con sorna. -Ahora espere aquí mientras me encargo de todo- dice saliendo de la habitación.

Pasan varios instantes en los que te quedas a solas con tus pensamientos, y tras varios minutos, la silueta de Ramsey reaparece. -Está todo arreglado- anuncia con tranquilidad. -Kingsley le recibirá en exactamente una hora. Me he tomado la molestia de prepararle un taxi con la dirección del lugar. No tiene que agradecerme ahora- dice con afable cinismo, mientras te acompaña hacia la puerta.

Descienden por el ascensor en silencio, hasta la salida del elíseo, en donde el vehículo amarillo espera, con un conductor fofo de aspecto aburrido.

-Y L'strange. Procure mantener la etiqueta con Kingsley. Ella es mucho menos tolerante que yo con las pequeñas transgresiones...- dice seriamente. -No le de más razones para que hunda su ya dañada reputación entre la estirpe en Filadelfia- aconseja.

El taxi parte hacia el centro de Filadelfia, internándose en la jungla de colosales edificios que se levantan espectrales, cortando la noche con sus luces pálidas, como si se trataran de dagas clavándose en la piel de la noche. Una corriente tibia se siente, mientras los negruzcos nubarrones en el firmamento parecen deslizarse con pereza.

El vehículo se detiene frente al edificio St. James, una edificación de varios pisos que se cuenta entre los edificios más altos de la ciudad, un complejo residencial de lujo al que jamás habías entrado. En cuanto intentas pagar, el taxista se encoge de hombros explicando simplemente que ya había sido pagado por adelantado, para luego partir del sitio.

Caminas hacia la entrada principal, cuya arquitectura parece una mezcla de características modernas y elementos antiguos con un aire histórico. La recepción te recuerda a la de los hoteles. Allí todo es brillante y luminoso, una alfombra azul tapiza el lobby, una lámpara de araña en cortes irregulares cuelga tranquila, y la recepción muestra a un hombre flaco de aspecto serio y cabello oscuro, que te mira fijamente al acercarte.

Murmuras que buscas a 'Amanda Kingsley' y el hombre te responde secamente. -Sí, Madame Kingsley nos avisó de su llegada-. El encargado te dirije hacia el ascensor con poca ceremoniosidad. Allí, de pie, dos hombres corpulentos y ambos rubios, guapos y ataviados con cierta elegancia sobria, saco y corbata de tonos negros, y una mirada desprovista de sentimiento. El primero es ligeramente más bajo que el otro, y sus ojos son de un marrón apagado, quizás a mediados de los treinta. El otro se ve más joven, aunque más imponente, sus ojos son azules y su gesto emana cierta intimidación permanente. Ambos suben contigo en el elevador, como escoltas, hasta el último piso.

El pasillo en el último piso es bastante pequeño, un corredor que da hacia las escaleras, una alfombra azul, unas lámparas en el techo y una enorme puerta doble de madera, barnizada e impecable descansa. Sobre ambas puertas, en el centro, hay una blasón curioso, en la de la derecha, la letra K en dorado, sus extremidades se extienden con un patrón circular al final, y sobre ella, una pequeña corona con tres puntas. El blasón en la puerta de la izquierda es el reflejo simétrico del de su hermana.

Los hombres dan un paso, uno frente a ti y otro atrás tuyo. El que está al frente procede a abrir la puerta, para dejarte entrar.

El apartamento es lujoso y enorme y aquello sólo lo puedes decir observando la sala. El sitio está decorado con colores oscuros, tonos de grises, negros, cafés y blancos que oscilan de forma armoniosa, meintras un techo bastante alto se levanta en un tono blanquecino. Esta sala se extiende hasta dos enormes paredes de cristal que dan acceso a un amplísimo balcón y permiten una vista esplendorosa del este de Filadelfia: las oscuras figuras de los edificios recortadas abruptamente ante el fondo nocturno, y las pocas luces de la ciudad, estáticas como parsimoniosas luciérnagas.

Cerca de estas puertas, hay una esclera que asciende a un piso superior, de escalones separados en un tono amarillento, bordeados por un barandal cobrizo bastante simple, formado por curvas suaves.

Sobre cada pared de este primer sitio hay colgadas varias pinturas de tamaño mediano, de marcos considerables, aunque con motivos bastante diferentes a los que recuerdas haber visto en la exposición: La mayoría son obras de tonos lúgubres con monstruosas sombras o aberrantes tormentas en medio de las tinieblas, los escasos personajes de cada pintura, la mayoría pálidos y enfermizos, aparentan tener una expresión de enorme terror o de inmensa desesperación. Cada cuadro, tiene una pequeña luz bajo él que le ilumina suavemente, lanzando una lánguida penumbra que se extiende ascendentemente.

Entre cuadros, hay un pedestal sobresaliente, no muy grande, que porta sobre sí pequeñas esculturas en piedra absolutamente blanca. Todas son representaciones de deprimentes e intensas emociones, variando entre los que parecen rogar con desespero, y los que parecen arrastrarse clamando piedad.

También hay cuatro hombres: uno en cada esquina, tan quietos que ellos mismos parecen esculturas. Todos son apuestos y rubios, con un físico sobresaliente, están ataviados con una camisa blanca y pulcra y un pantalón negro dando la impresión de ser alguna clase de autómatas. Estos humanos observan hacia el centro de la sala, en donde hay un conjunto de sofás y canapés negros, como tallados en bloques de piedra negra.

Tus dos 'escoltas' te indican que tomes asiento y esperes. Cosa que haces sin tener otra opción.

 

Notas de juego

En total habrá unas 8 pinturas (4 en cada pared) y unos 6 pedestales (3 a cada lado, entre pintura y pintura).

Cargando editor
08/04/2012, 11:40
Amanda Kingsley

No pasa mucho tiempo antes de que aparezca Amanda Kingsley. Desciende por las escaleras lentamente, vestida tan diferentemente que tardas unos instantes en reconocer que se trata de la misma cainita. No lleva sombrero, dejando ver su cabello corto y rojizo, impoluto y bien organizado. Porta una camisa blanca entreabierta, que resalta sus hombros y deja ver parte de su pecho, sin llegar a mostrar sus senos. Un pantalón negro que deja ver la delgadez de sus piernas y unas zapatillas del mismo color, también impecables.

Sorprende el tono tan pálido que tiene esta noche, diferente al color que mostraba en público; en esta ocasión no se esfuerza por ocultar su naturaleza de cadáver reanimado, el blanco que ostenta te recuerda al mármol y le da un aire bastante cercano al de las esculturas del sitio. Su entrada tiene cierto impacto, de aquella mujer parece emanar cierto carisma preternatural, cierto encanto que te recuerda bien el clan al que ella pertenece.

Sus ojos verdosos se fijan en ti. No dice una sola palabra y sientes que no es el momento para hablar, las palabras de Ramsey regresan a tu mente, antes de que la voz orgullosa aunque agradable de Kingsley resuena.

-Uno de los asesino de mi querido Lewis tiene el descaro de venir ante mí, respaldado por el indigno guardián del elíseo- anuncia con teatral amargura. De repente sientes una inquietud extraña que va creciendo a medida que la vástago se va acercando hasta quedar a casi un metro frente a ti, aún de pie, imponente.

-Este ya no es el elíseo, L'strange, éste es mi hogar. dígame por qué no debería yo mismo acabar con su patética no-vida como usted acabó con la vida de mi Lewis. No hay nada que me impida darle el castigo que se merece- y su figura parece crecer de manera desmedida. Su rostro es una evocación diabólica y pétrea, como una líbida versión de la diabólica del mismo de la esfinge de Tebas, su voz evoca completo terror y sus ojos parecen transmitir el más profundo y primigenio de los terrores.

La habitación parece multiplicar enormemente este efecto: de repente todo cobra un sentido macabro, las esculturas todas se retuercen en pánico ante aquella vástago, y los miserables personajes de las pinturas parecen cobrar vida casi gritando de irracional pánico, las sombras parecen amplificarse con grotescos motivos, todos resaltando la inhumana silueta de Kingsley. Tu bestia aulla al son de aquella consternación y en cuando te pones en pie, completamente aterrado ante la presencia de la cainita, los dos escoltas que han estado cerca a ti te aferran por cada lado con gran fuerza impidiéndote moverte o escapar.

La horripilante figura de la toreador se acerca lentamente. Su semblante mefistotélico es una mezcla de odio al tiempo que sus ojos parecen mostrar cierto regocijo en el terror en carne viva que estás experimentando justo ahora...

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Mirada Aterradora (car+int)

Dificultad: 6

Tirada (7 dados): 3, 6, 10, 2, 3, 5, 10

Éxitos: 3

Notas de juego

Edward está verdaderamente aterrorizado, aunque no es un miedo primordial que te vaya a llevar al miedo rojo, si quisiera escapar de allí, o al menos está cerca a romperse y gimotear piedad.

Puedes intentar recomponerte temporalmente gastando un punto de fuerza de voluntad. Esto significa que estás haciendo un enorme esfuerzo al menos, el terror no se desvanece, pero al menos logras no aplazar la urgencia de salir llorando como un cobarde.

Cargando editor
09/04/2012, 08:28
Edward L´strange

La sensación de terror se acrecienta por momentos. Es como si poseyera mi mente y destruyera cada cosa que me hace estar aquí sentado. La adrenalina recorre mi cuerpo, como si cada célula de mi ser estuviera feliz si mi cuerpo sale corriendo de aquí. Es una sensación extrema, un terror realmente infundado hacia la Toreador... un terror completamente... ¿falso?

¿Por qué tengo que tenerle miedo?

Apreté los puños al mismo tiempo que me incorporaban. No iba a darle el gusto de salir corriendo, no de aquí, y no de esta manera. Estaba claro que lo único que quería era limpiar mi buen nombre y buscar al culpable, cogerlo, a ser posible vivo y ver como lo despellejan.

Yo soy inocente.

Abrí la boca para hablar, pero la primera vez no salió más que un simple soplido, por lo que apreté los dientes, y mirándola a los ojos ( no podía dejar de hacerlo ) saqué fuerzas de flaqueza e intenté que algo claro salga de mi boca.

- Por que soy inocente. - Balbuceó entre dientes. - Y quiero limpiar mi nombre, Madame Kingsley. -

 

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: FdV

Dificultad: 8

Tirada (5 dados): 2, 9, 7, 5, 6

Éxitos: 1

Notas de juego

Claro que gasto, no quiero salir corriendo.

Dejaría mal a mi sire y a mi nuevo amigo guardian del Eliseo [ponga aquí su apellido]-ley xD

Cargando editor
10/04/2012, 21:00
Amanda Kingsley

-Estos son mis dominios L'strange... espero que conozca bien las tradiciones- dice mientras se acerca. El agarre de los dos hombres se tensa con fuerza, impidiéndote aún más, si es posible, moverte.

Los dedos largos y huesudos, gélidos y fuertes de Kingsley te agarran el rostro con fuerza, te fuerzan a mirar hacia el frente. Sientes la presión en tu rostro, sientes la autoridad que se refuerza con los gestos de aquella endemoniada vástago.

-En mis dominios, yo hago los juicios. Y usted ya es culpable por la muerte de Lewis. Diga lo que diga- su voz fiera está cargada de odio y amargura. -Debería yo mismo darle su merecido- aquellas dos esmeraldas siniestras que son sus pupilas te encaran fijamente, y aquel miedo artificial, ajeno, comienza a crecer lentamente. Puedes percibir, puedes sentir la bestia que acecha tras el rostro perfecto de la Toreador, la bestia clamando tu sangre... puedes sentir la rabia en cada uno de sus dedos, mientras sientes que aprieta lentamente su mano.

Cargando editor
10/04/2012, 21:30
Edward L´strange

- Sea, pues. - Dijo Edward mirándola fijamente a los ojos.

No podía mantener la mirada más que por unos segundos, pero en esos segundos tenía que demostrarle que no tenía nada que ocultar, y por sobre todas las cosas, que era inocente.

- Para bien o para mal, mi vida no vale nada ahora mismo. Madame Kingsley, mi no-vida os pertenece. -

Era inútil luchar.

Y menos contra tal poderosa Vástaga.

¿Qué más podía hacer? ¿Suplicar? Ya había suplicado demasiado.

Cargando editor
10/04/2012, 21:38
Amanda Kingsley

La mujer no se mueve.

Su mano se afloja liberando tu rostro, y da un par de pasos hacia atrás dándote la espalda. -Soltadle- ordena secamente y los dos guardespaldas te liberan. Te cuesta un poco reacomodarte a la sensación de no sentir presión sobre tus brazos.

-Su desdén por las tradiciones es francamente escandaloso- dice ahora con una voz diferente, lejana, fría. La vástago toma asiento, mientras extiende sus brazos sobre el espaldar del mueble. Está frente a ti y los dos matones recuperan su lugar, ligeramente detrás tuyo. -Aún si yo mismo quisiera arrancarle el corazón, a usted y a su perversa cuadrilla de asesinos, ese poder sólo está en manos del príncipe Langley- dice con desdén. -No voy a ensuciarme las manos violando una de las tradiciones de la Estirpe con un gusano como usted, L'strange. No...- el fiero verdáceo de sus ojos revelaba punzadas de odio dirigidas hacia ti.

-Por otro lado, ha sido...- y pareciera que una palabra desaparece en su discurso, un adjetivo que no llega a pronunciar- Ramsey quien ha intercedido por usted para que le reciba y escuche lo que tenga que decir...- una pausa silenciosa. La toreador observa al techo durante unos instantes, revelando su perfecto y escultural cuello.

-Y bien L'strange. ¿A qué ha venido? ¿A tentar mi paciencia?- dice sin mirarte.

Cargando editor
10/04/2012, 23:06
Edward L´strange

Edward respiró aliviado cuando sintió que los brazos de los hombres que lo sostenían soltaban los suyos. Era libre, por ahora, y podía moverse un poco... y la sensación de terror había desaparecido, aunque quedaba algo allí, detrás de sus ojos, como un resquicio de locura...

Se acomodó la ropa mientras inclinaba un poco la cabeza.

Miró con respeto a Madame Kingsley, no podía mirarla de otra manera. Un paso en falso es sus dominios y era hombre muerto... otra vez.

- No es desdén por las tradiciones, Madame Kingsley, es desdén por mi no-vida. Desde el momento que comenzó todo, sabía que mi no-vida estaba sentenciada. Ya sea para dar un ejemplo a todos, o simplemente para contentar a otros, de alguna manera sabía que iba a morir. - Dijo Edward serio. - Aún así, aún sabiendo que voy a ver el sol por última vez, necesito saber la verdad de todo lo sucedido. Necesito probar, aunque sea para mí, que soy inocente. -

El vástago colocó sus manos detrás de la espalda y entrelazó sus dedos.

- No voy a suplicar por mi vida, no soy de esas personas. Aceptaré la decisión del Príncipe con la frente bien alta, después de todo, yo no maté, ni ayudé a matar a Lewis... aunque no podría decir lo mismo de la chiquilla Rienne, claro está. -

El gangrel, aunque no podía respirar, pareció soltar el aire.

- Welsdom ha investigado, es otra de las personas que quiere saber quién ha violado el Eliseo de tal manera. Está claro que no tiene todas las pistas, o por lo menos, no me las ha soltado todas. No sabe quién ha sido y está claro que, ante la falta de pruebas, uno de los culpables sería yo. Un estúpido neonato que ha salido de su laboratorio simplemente para hacer vida social, espoleado por su Sire... ¿Pero Rienne? Matar a Lewis sería una forma estúpida de ascender en su clan, pero es una forma. No tengo nada en mis manos para probar mi inocencia, por lo menos, no por ahora, sin embargo, puedo deciros que pese a todo, mis sospechas están claras. Rienne tiene algo que ver, estoy seguro. ¿Qué es más probable? ¿Una extraña conspiración entre las sombras o una estúpida neonata queriendo ascender en su clan? Pase lo que pase mañana, quiero deciros a la cara que soy inocente, y que seguiré investigando y que si está en mis manos, haré que los otros tres paguen con su no-vida lo que hayan hecho. Aunque tenga que vender el último pedazo de alma que me queda. -

Cargando editor
10/04/2012, 23:25
Amanda Kingsley

La mujer escucha en silencio. No emite ni una sola interrupción, aunque de vez en cuando se mueve, para observarte fijamente o para fijar su vista en algún objeto de la sala. Es como si se desvaneciera por momentos para regresar a la conversación, en alguna danza caprichosa y caótica que dejaba abierta la cuestión de la atención de Kingsley.

Cuando has terminado, baja la mirada mecánicamente, de nuevo sus ojos verdes se posan tranquilos sobre ti, de una forma u de otra, pareces sentir que la bestia está menos superficial que hace unos instantes.

-Tiene coraje, L'strange. Al menos eso, se lo otorgo- comienza con un tono suave, serio pero melodioso. Kingsley es una socialite y hasta para desaprobar guarda un estilo y una etiqueta rigurosos.

-¿Pero me cree tan inútil de no haber estado al tanto de los avances de Welsdom? ¿Crée que iba a convertirme en la burla de todos gracias a los esfuerzos de una pandilla de neonatos con suerte?- dispara casi sin emoción. La mujer se levanta y comienza a caminar con los brazos extendidos, expresiva, haciendo énfasis en cada palabra.

- Habéis matado a uno de mis ghouls, al que iba a abrazar con la autorización del príncipe, a un futuro toreador, ¡y en el elíseo!, en una de mis recepciones...- dice con un dejo de desespero. -...le voy a explicar algo muy claro L'strange. Los números importan en Filadelfia, importan para Langley, importan para los antiguos. Los clanes tenemos a un primogénito velando por nuestros intereses siempre que haya un número considerable de vástagos de ese clan y una influencia importante- la toreador te hablaba como si fueses algún escolar ignorante. -Reduzca ese número, y ¿qué sucede? reduce el poder de un clan ante el Príncipe, pone en peligro su representación en la primogenitura-

-Claro, Lewis no era un Toreador... todavía. Pero si yo estuviera del otro lado, empezaría primero por los prospectos, evitaría que mis enemigos aumenten en número- y se acerca de nuevo. Es una mujer bella, aún para estar muerta. Es casi una obra de arte, una escultura con vida-si mañana, un Toreador recibe la muerte definitiva en extrañas circunstancias. ¿Qué va a pensar? ¿Qué se trata de una conspiración o del error estúpido de una neonata?- lanza la pregunta al aire, quizás haya un toque de miedo en aquella posibilidad.

-Lo que me lleva a pensar... quizás usted esté empezando a pensar que haber sido comprado por Rienne era una mala idea...- sus movimientos se hacen de nuevo filosos, amenazantes -dígame, L'strange... ¿por qué no suelta la lengua de una vez? Rienne le pagó. Rienne está ocultando intereses de los Ventrue, y compró su respaldo para llevar a cabo su pequeña faena... - cierra con fuerza la mandíbula, incluso tu sientes la fuerza con la que lo ha hecho, a pesar de no hacer ningún sonido.

-Sabemos por seguro, que quien haya asesinado a Lewis...- reveló intimidantemente -... tenía que ser un vástago... así que es casi los cuatro asistentes estén involucrados. Además de mí, ustedes eran los únicos vampiros presentes- su mirada de nuevo se clava en ti.

Cargando editor
11/04/2012, 00:47
Edward L´strange

- Madame Kingsley, sabéis bien que nadie me ha comprado. Que nunca he visto a esa mujer, hasta el día de la reunión del Eliseo. - Dijo Edward. - Pero si eso es lo que quiere que diga, si eso hace que se olviden de mí y que todas las miradas se centren en Rienne y los otros dos, eso mismo voy a decir en el tribunal. -

Edward carraspeó.

- No estoy aquí para negociar, pero si así puedo seguir con mi no-vida, haré lo que usted desee. Pero una cosa le aseguro, Madame Kingsley, si salgo vivo de esta, mi única meta será encontrar al maldito culpable que me ha metido en todo este lío, al que ha matado a su Ghoul, y al que quiere verme muerto como culpable de un crimen que no he cometido. -

Cargando editor
14/04/2012, 21:00
Amanda Kingsley

Kingsley te obserja fijamente. Guarda silencio unos instantes, como una pintura estática hecha sobre el aire, hasta que sus movimientos cobran vida de nuevo.

-Muy bien L'strange. Le creo- dice mientras vuelve a tomar asiento tranquilamente. No sonríe, pero hay un brillo divertido en su mirada. -Tomaré sus palabras como una oferta de cooperación. No obstante, veo que está bastante a oscuras en este asunto- de nuevo un aire serio en sus palabras.

-Dígame L'strange. ¿Por qué está tan seguro de que Rienne no es la asesina? ¿Tiene usted alguna prueba?- dice oon la mirada fija en ti, con cierto aire de juez y jurado que aumentaba la sensación de estar atrapado. -Si es así... dígala ahora mismo.-

Era el equivalente a estar en la guarida del león, Kingsley quería un culpable a cualquier costo, el Príncipe parecía inclinado a favorecer a los toreador y en el medio de aquel asunto, un grupo de neonatos unidos por diferentes circunstancias. ¿Podría ser que Rienne, después de todo, si estuviese más involucrada de lo que Edward creía?.

Cargando editor
14/04/2012, 21:40
Edward L´strange

- Madame Kingsley, no tengo pruebas que exoneren a Rienne del asesinato, y si las tuviera, os juro por lo que más quiero que las destruiría. No necesito pruebas para exculparla, necesito pruebas para exculparme a mí. Si tuviera pruebas de que ella es la asesina, también estaría muy bien y mucho más tranquilo. - Dijo Edward. - Vamos, que no andaría vendiéndome en un sitio y en otro para lograr continuar con vida. -

El gangrel negó con la cabeza, pero aún así, siguió hablando.

- Lo que quiero que sepa era eso, que soy inocente. Y si hay que buscar un culpable, Rienne es la más "sospechosa" de los cuatro. Después de todo, fue la última que vió a Lewis con vida, y probablemente, sea ella la que lo haya matado. Ha sido una estupidez por su parte, claro está, pero es lo que todos suponen. Sólo necesito una prueba para echarle el muerto a ella, y si tengo que decir que he sido comprado por ella... estoy dispuesto a todo para continuar con vida, Madame. -

Cargando editor
15/04/2012, 13:58
Amanda Kingsley

Kingsley gira su rostro, ahora se deleita un momento con una de las esculturas de la habitación. Parece irse de nuevo y durante cerca de un minuto, no hay más que silencio. Era como si estuvieses solo, junto a esos humanos que hacían de guardespaldas. Paciencia parecía ser una de las virtudes que te enseñaba esta carrera por la verdad.

-Ha sido Rienne, L'strange.- dice Kingsley finalmente. La frase cae como un eco revelador. -No pretendo que mienta ante el príncipe. Ha sido ella. No existe otra posibilidad- sus ojos se giran para enfrentarse a los tuyos.

-Examiné la daga, quien la haya usado contra mi querido Lewis, tomó la precaución de no dejar una impresión en ella. No la tocó directamente, porque sabía que podríamos descubrirle a través de ello, a través de las disciplinas de mi clan- dice mirándote fijamente. -Los videos fueron sustraídos y los guardias desaparecidos sin ninguna razón. Y eso ya lo sabe ¿verdad?. Normalmente aquello requiere una sugestión fuerte, precisa. Es el tipo de cosas a la que están acostumbrados los Ventrue- dice seria.

-La pregunta que intentamos resolver ahora no es quien es el culpable, L'strange. Sino su motivo. Es por eso que hemos estado muy pendiente de los movimientos de Rienne... y su cuadrilla...- dice enfática.

Cargando editor
15/04/2012, 13:59
Edward L´strange

- Madame Kingsley, los motivos que hayan llevado a Rienne a matar a Lewis me son desconocidos. Es más, no tengo idea de por qué querría matarlo más que para ascender en su Clan o alguna idiotez por el estilo. Pero lo que más me escama es que es muy difícil que ella sola haya podido realizar todo esto bajo las narices de los antiguos de la ciudad. Es como si tuviera cómplices, y allí entramos nosotros. - Dijo Edward serio.

Negó un par de veces con la cabeza, hasta que al fin cayó en la cuenta.

- ¿En la daga no había impresiones de nadie? ¿Ni siquiera de Lewis? Quiero decir, tal vez Rienne le haya obligado de alguna manera... rompiendo nuevamente las reglas del Eliseo... -

Cargando editor
15/04/2012, 14:04
Amanda Kingsley

-¿Por quién me toma L'strange?- dice con seriedad. Su tono adquiere un tono más alto e imperativo. Una punzada de temor reverencial te recorre fugazmente. -En el mango no había impresiones recientes... ninguna que valga la pena seguir.- dice con absoluta seriedad. Gira su rostro frunciendo el ceño, con aire contrariado. -De nuevo, quien haya usado la daga, lo hizo sabiendo que la leeríamos tarde o temprano. Sabía a que clase de poderes tenía que enfrentarse- dice con un tono amargo.

Guarda silencio nuevamente. Luego vuelve a hablar.

-En cuanto a lo primero que dijo...- sus ojos de nuevo. -... veo que empieza a entender el fondo del asunto. Rienne tuvo que tener ayuda, tuvo que poder acceder a otros recursos. Por eso la hemos vigilado... queremos saber quien ha ayudado a Rienne y por qué- dice con seriedad. -Quien lo haya hecho, violó varias medidas de seguridad, pero alguien con los recursos adecuados y el conocimiento necesario puede hacerlo sin ningún problema. Pero hay que saber dónde buscar...-

Cargando editor
15/04/2012, 19:08
Edward L´strange

- En ese caso, Madame Kingley, ¿sospecháis de alguien más además de los presuntos implicados? Por que según veo, tenéis a alguien en mente o por lo menos... - Edward se calló por un momento. - Sé que esto puede sonar raro, y tal vez sería cavar mi propia tumba, pero... ¿quién tiene el poder suficiente para realizar todo eso sin que nadie lo viera? Quiero decir, entrar, asesinar, y además, destruir las pruebas... -

Edward tragó saliva y sopesó un poco la situación.

- La única persona que conozco que puede tener esos medios a su disposición, y no lo estoy acusando, simplemente estoy pensando en voz alta es el encargado de la seguridad del Eliseo... pero sería una verdadera gilipollés... ¿qué ganaría con esta acción? Nah, creo que es una idiotez por mi parte pensar eso... ya no sé que hacer... ya no sé dónde buscar... -