Partida Rol por web

El tiempo transcurre y cada minuto te acerca a ese momento decisivo. El tiempo, esa incógnita que empezabas a ver con extrañeza, pues con la eternidad por delante, si sobrevivías, unas horas no iban a ser nada.

La primera en llegar es Samantha. Parecían años* desde que la hubieses visto. Se acerca a ti, y preocupada, solo atina a tomarte la mano y decirte: -No hagas nada estúpido Edward. Pero tampoco hagas nada que te cueste tu no-vida. Su solemnidad parece ser un síntoma de lo que está por venir.

Pronto los demás personajes de aquel teatro iban llegando, o al menos los que estarían bajo los reflectores. William Danton, Lauren Rienne y Bernard Jones aparecen, juntos, escoltados por los guardias humanos. Juntos. Si alguien quería acusarles de ser una cuadrilla, lo estaban dejando demasiado fácil. Con ellos, viene el sire de Rienne, el vástago de mediana estatura y lentes, Lawrence Cramer, como recordabas que le habían llamado.

Sin embargo, el rostro de la Ventrue reflejaba un gesto ufano y orgulloso, lejos de parecer inquieta por el juicio. Quizás tuviese finalmente la respuesta a los interrogantes de las últimas noches o quizás su sangre de Ventrue, su sangre azul, le impedía demostrar su verdadero temor. Fuese como fuese allí estaba, rodeada por Danton con su expresión de matón perdido y con Jones y su aire de ennui. Puedes notar como Lauren te dedica una mirada de desprecio, sus ojos se clavan sobre ti con una expresión gélida.

-Creo que es el momento de empezar la fiesta- te susurra Ramsey y con sus ademanes burlones, da una bienvenida poco sincera a los tres vástagos restantes.

-Lauren Rienne, William Danton, Bernard Jones y...- dice con una pausa teatral -...Edward L'Strange. El príncipe les espera- dice haciendo gala de una pompa mal actuada y falsa que parece querer mofarse de los neonatos. Lauren asiente sin poner atención y solo Danton refleja algo lejanamente parecido al desdén.

Tras ser conducidos por el ascensor, y encontrarse todos incómodamente en el mismo reducido espacio por unos instantes, son conducidos a uno de los apartamentos del elíseo. La puerta se abre, y éste, a diferencia del primero, tiene una distribución diferente.

Hay una gran mesa en lo que sería el comedor, coronada en su extremo por una silla alta y elegante, única en su estética, y que sólo podía pertenecer al príncipe. A su lado había cuatro sillas más en los lados más largos de la mesa, dos y dos mirándose mutuamente. Y en una de ellas estaba Amanda Kingsley. La toreador se observa las uñas y levanta sus ojos blanquecinos con una expresión tan pétrea y venenosa, como sólo habías podido ver en Lauren Rienne. No pronuncia palabra, pero repasa su mirada por cada uno de los neonatos, como pensando "basuras insolentes", hasta que se detiene justo en ti. Su gesto duro no cambia, pero hay algo en su mirada que no expresa el mismo desprecio que por los demás.

En el otro extremo de la mesa, hay cinco sillas más, una oponiéndose a la del príncipe, y las demás enfrentadas de a pares.

-Usted en la del centro- le dice Ramsey a Rienne, mientras señala la pesada silla de madera, un poco más grande y decorada que las otras.

Cuando se han acomodado todos, pasan unos instantes antes de que por una puerta posterior, diferente a la que habían usado los acusados, entran el príncipe Langley, Lorene Cavarley y Michaela Brown en una silenciosa procesión. Las antiguas toman su lugar, una a cada lado de la mesa, y el príncipe es el último en tomar asiento. Su rostro, sereno se posa sobre la Ventrue antes de comenzar a hablar.

-Demos inicio a este concilio- dice con su voz lacónica y su acento exagerado el príncipe. : Yo, Edmund Langley, príncipe de los vástagos de Filadelfia y sus alrededor, autoridad sobre los mismos, doy inicio a esta audiencia, presidida por mí persona, en el caso de los crímenes de la cuadrilla de Lauren Rienne en contra del Clan Toreador- señala, repitiendo palabra a palabra su última presentación. -A mi izquierda, está la representante de la acusación que pesa sobre este conciliábulo de acusados, Lorene Cavarley, primogénita del Clan Toreador, al igual que la afectada, Amanda Kingsley del mismo clan- luego gira un poco su cabeza para presentar a Michaela -: A mi derecha, está la representante de los vástagos sobre los que pesa la denuncia, Michaela Brown, primogénita del Clan Brujah, quien asume el lugar en nombre de los cuatro, con el consentimiento expreso del primogénito Ventrue.- y sin tomar aire. Continúa.

-Me es imperativo informaros de nuevos acontecimientos que harán parte del actual juicio. Dos contactos importantes de la esfera toreador y con relación directa con Amanda Kingsley han sido asesinados- relata desprovisto de sentimiento. -Lincoln Phelps y Richard Kent...- Mientras se pronuncian estos nombres, Kingsley observa con odio a Lauren. -Ambos asesinados de manera que según nos hemos enterado, atenta contra la Mascarada- dice severo el príncipe.

-La acusación entonces se modifica para añadir que el asesinato de estos dos mortales también pesa sobre la cuadrilla de Lauren Rienne...-luego hace una pausa. -He de advertiros que Lauren Rienne, William Danton y Bernard Jones han sido también descubiertos en potenciales violaciones de la Mascarada y de la Pax Vampírica, lo que, de por sí, ameritará un castigo- 

El silencio que cae sobre la sala parece abrumar a los neonatos acusados, mientras deben hacer gala de su mejor compostura.

-Escuchados los hechos y sabiendo las acusaciones, y tras haber recibido mi beneplácito para recolectar en tres noches las pruebas de su inocencia, escucharemos a los acusados hablar. Comenzaremos por Lauren Rienne- dice el príncipe cediendo la palabra con cierta gracia anacrónica.

Lauren Rienne se levanta, y se encara a su juez, a sus acusadoras y a su defensa. 

-Su señoría, honorables miembros de la primogenitura, Madame Kingsley- dice con voz altiva. -Ante vosotros hoy, y en frente de los vástagos acusados, reitero mi inocencia. Durante el transcurrir del bondadoso plazo otorgado por su señoría, he descubierto que este crimen no sólo es una farsa, sino que es un intento de inculparme a mí y a otros vástagos- dice mientras sonríe.

-Hemos encontrado en nuestra investigación que el asesino de los mortales mencionados no es otro que un ghoul del que yo misma dispuse- dice con orgullo. 

-¿Nos toma usted por idiotas?- replica Amanda Kingsley en un arrebato de furia que es censurado por la primogénita toreador. Parece que fuese a saltar en cualquier momento sobre la mesa y a salir corriendo para degollar el cuello de Rienne. 

Y aquello no sería ni remotamente lo peor que le podría pasar a la Ventrue.

-Todo lo contrario. Es la verdad, mis dos compañeros podrán respaldar mis afirmaciones- dice altanera. -Y sospecho que ese mismo ghoul pudo haber sido el asesino del vuestro. Un ghoul para asesinar a otro ghoul. ¿Quién lo envió y con qué propósito? sólo puedo hacer conjeturas al respecto... pero quien lo hizo, le dió información precisa de sus objetivos, quizás con el propósito de sembrar enemistad entre los Toreador y los Ventrue- dice mientras arroja una hoja de papel con nombres y direcciones. Michaela la observa y la pasa a los poco impresionados antiguos.

Y este ghoul del que dice haberse hecho cargo- replica Cavarley con voz suave. -¿Dónde está?- su pregunta, maliciosa como ella sola, parece clavarse como una daga en Lauren.

-Camino a la morgue, supongo- dice Rienne, mientras parece por un instante meditar lo que está sucediendo. Ya era demasiado tarde para reaccionar.

Los primogénitos y el príncipe se miran visiblemente molestos.

-¿Así que no hay pruebas? ¿No hay cuerpo?- dice Cavarley de nuevo. Kingsley deja escapar una sonrisa. La trampa se cierra alrededor de Rienne.

No me pareció...- dice Rienne frunciendo el ceño. -... Nosotros no... Jones, Danton...- dice mientras se gira hacia los otros neonatos.

El príncipe mira a Jones primero, asiente para otorgarle la palabra.

Jones se encoje de hombros. -No estuve allí- dice. El muy cabrón ni siquiera mira a Rienne. No da más explicaciones y todos parecen satisfechos.

-¡Danton!- Chilla Rienne mientras su puño se aprieta con furia. -¡Danton! diles lo que sucedió! ¡Diles lo del ghoul!- su tono empieza a adquirir tintes desesperados.

En los ojos del bruto de Danton se asomaba una idea. Una sonrisa sale de sus labios, como entendiendo lo que debía hacer. Había una sed, una sed de desquitarse en sus pupilas. "Es hora del desquite. Perra" pensó tranquilamente el Brujah

 -Eso fue lo que la miss dijo. Pero yo no vi nada. - dice saboreando cada palabra, con lentitud. Sabiendo que aquello era el final del camino para la maldita Ventrue.

Y Rienne se descompone. Su pose tranquila se quiebra y su voz sube de tono histérica. -Maldita chusma, ¿que díces? Su señoría, ¡¡esto es una trampa!! ¡¡una trampa!!- va perdiendo la compostura.

El príncipe no da muestras de satisfacción o molestia. -En cuanto a la acusación de actuar en concierto, me han informado que Edward L'Strange tiene algo que declarar. Lauren, siéntese por favor. Escucharemos a L'Strange- dice ignorando, mientras Lauren, que parece bastante agitada se sienta con los ojos abiertos mecánicamente. Su rostro refleja desesperación.

-L'Strange... por favor- dice Lauren mirándote, con una súpica en tus ojos. Como si fueses su única salvación... y aquel acto de humillación era lo último que le quedaba a la Ventrue que había llegado altiva, segura y dispuesta a ganar aquel juicio...

- Honorable Príncipe, como ya os he dicho a la mayoría de los aquí presentes, no formo parte de esta cuadrilla. - Dijo Edward seriamente. - Sin embargo, la señorita Rienne si se me ha acercado hace unas noches. Comenzó a hablar de lo beneficioso que podría ser una alianza entre ella y yo, que su Clan sabría como favorecer a quién le ayuda. -

El Gangrel miró a Lauren, aún serio, pero con rabia en los ojos.

- Quiso comprar mi ayuda, Príncipe Langley. - Continuó mirando ahora a los acusadores y a todo el Tribunal. - Tras negarme, y seguir con mi vida normalmente, sucedió lo que todos ya sabemos. De alguna manera, la señorita Rienne se ocupó de hacer desaparecer todas las pruebas, una a una, así como vosotros pusistéis en evidencia que también ha hecho desaparecer al supuesto culpable. -

El Vástago se colocó las manos en la espalda.

- No puedo hablar a favor de la defendida, no puedo ayudarla por que las pruebas, o en este caso, la falta de ellas son más que reveladoras. Hizo desaparecer todo lo que la implicaba en este asunto, así como el único que podía revelar que ella es la que había orquestado todo. Las pruebas son claras en ese caso, así también como que yo no tengo nada que ver con ella ni con los demás. Puedo decir también que, en el momento de los últimos asesinatos, yo no estaba presente, ya que en ese mismo momento, estaba recabando información sobre que había sucedido, para poder probar mi completa inocencia. -

Los ojos de Lauren se abrieron de par en par. La bestia aúlla y gruñe mientras la rabia se apodera de la Ventrue quien chilla en un arranque de desesperación.

-¡¡¡MENTIRA!!!- dice y su voz se agudiza y se rasga -¡¡Esto es una trampa!! ¡¡¡Maldita escoria, me habéis puesto una trampa!!!!- y luego realiza un último esfuerzo de mantener la compostura. -Su señoría, no hagáis caso a estos cretinos, es obvio que se han vendido a los Toreador...- dice mirando suplicante. Si pudiese arrastrarse y besar los pies del príncipe para pedir piedad, seguro lo haría.

Cuando Edward terminó su intervención, Kingsley le dedicó una sonrisa. Una sonrisa de satisfacción que parecía aprobar la declaración del Gangrel, que se ajustaba a lo pactado la noche anterior. Amanda miró luego a la primogénita Toreador y ésta tomo la palabra.

-Su señoría- dice con un tono conciliador. Al mismo tiempo Ramsey se retira de la habitación de manera rápida, como presagiando la conclusión del juicio. -Queremos exponer que nuestras propias pesquisas arrojan los mismos resultados que los de L'Strange. De hecho...- dice con gesto sereno. -Su presencia y su coartada pueden ser confirmadas por la mismísima afectada, Amanda Kingsley y por el guardián del Elíseo, Horatio Ramsey- y realiza una pausa.

-Razón por la cual, el clan Toreador retira toda acusación en contra de Edward L'Strange. Su presencia en la recepción y su cercanía durante los nefastos acontecimientos del museo de arte fueron producto del azar y de la mala suerte del implicado en cuestión- termina.

-El clan Toreador presenta sus excusas por involucrarle erróneamente en este juicio- dice de manera tan impersonal, que casi parecía que no estuviesen salvando tu no-vida.

El príncipe no demostró emoción alguna. -Muy bien- dice asintiendo. Guarda silencio hasta que todos notan que Ramsey entra de nuevo, seguido de un puñado de guardias del elíseo armados con subametralladoras y estacas. Se ubican alrededor de los acusados, observando a Rienne. Ramsey toca el hombro de la acusada, quien parece estar a punto de estallar.

-Si Michaela Brown no tiene ninguna objeción...- dice con su tono neutro. La vástago negó, completamente indiferente a la suerte de sus defendidos -...daré mi veredicto.

-En primer lugar. Señor Edward L'Strange. En vista de que los cargos contra usted han sido retirados y que ha sido capaz de probar y respaldar la ausencia de relación con la cuadrilla de Rienne, y lo que es más, ha sido capaz de proporcionar evidencia que demuestra la culpabilidad de la acusada principal...- y con una mirada tranquila -... queda usted absuelto. No pesará sobre usted ninguna sanción o advertencia. Y espero que en el futuro continúe sirviendo a la ciudad y a sus vástagos como hoy nos ha demostrado que lo hace-. Su frase es coronada con una mirada de odio de Lauren Rienne.

-Bernard Jones. Debido a sus violaciones a la Mascarada y a su pertenencia a este complot, será usted puesto bajo vigilancia por parte de mis propios agentes para asegurarnos de que futuras transgresiones no volverán a ocurrir bajo ninguna circunstancia. Los detalles de su supervisión quedarán en manos de Michaela Brown- Jones no parece ni molesto ni tranquilo con el veredicto. Es más, parece aburrido con todo aquello.

-William Danton. Debido a sus violaciones a la Mascarada, a la Tradición de presentarse, y a su pertenencia a este complot, será puesto bajo vigilancia y obligado a someterse a la voluntad de Michaela Brown mediante el primer estadio del vínculo de sangre- dice con seriedad -Los detalles de su supervisión quedarán en mis manos y las de Michaela Brown. Me temo que no podemos permitir que un miembro del clan Brujah actúe con tanto desdén por las tradiciones en Filadelfia- Danton refunfuñó una respuesta sin atreverse a replicar.

-Finalmente, Lauren Rienne. Debido a sus violaciones a la Mascarada, a la Pax Vampírica y a su participación en el asesinato de un futuro miembro de la estirpe, así como en sus atentados en contra del clan Toreador. Y considerando que su comportamiento es un peligro para la Camarilla y todos sus vástagos, ordeno su retención inmediata en el elíseo para su interrogación y la condeno a sufrir la muerte definitiva al amanecer dentro de tres días. Que su muerte sirva de ejemplo a todos aquellos que quieran ir en contravía de las leyes de la estirpe- sentencia finalmente. Los primogénitos se miran satisfechos con el veredicto final.

-Con esto doy terminado el juicio y zanjado este asunto. Las reparaciones al clan Toreador serán discutidas en privado con el primogénitro Ventrue. Buenas noches- dice asintiendo ceremoniosamente antes de dejar caer un denso silencio en la sala. 

Lo que sigue es sólo la aplicación de la palabra de Langley. Rienne intenta replicar, pero el príncipe impone su autoridad sobre ella. La bestia la hace saltar, pero Ramsey la obliga a sentarse aplicándole fuerza con la mano sobre su hombro. Es rodeada e inmovilizada, mientras los guardias la ciegan rápidamente y sus manos son inmovilizadas con unas esposas que imaginas serán reforzadas. Danton observa con algo de pasmo la crueldad de la aplicación de la sentencia. Jones tan sólo espera a que se aleje la comitiva.

La prisionera, la vástago "muerta", se retira escoltada fuertemente a su última residencia en la no-vida. Ramsey observa a L'Strange. -Estas noches estaré ocupado en unos asuntos. Pero luego de que los resuelva...- dice mirando en dirección a Rienne y sus escoltas -...lo espero puntual.- dice y con una palmada en la espalda, sale de la habitación.

Michaela ordena a Jones y a Danton esperar afuera. Y el príncipe se levanta, y con él Cavarley y Kingsley, y todos se retiran por atrás. Con ello queda concluído el juicio y te encuentras, una vez más, en posesión de tu no-vida... casi intacta.

Era de esperar.

Principalmente la reacción de Rienne, era de esperar. También la decisión del Príncipe ante las pruebas que hemos presentado. Si mis antiguos compañeros cavaron su tumba y la metieron en el sarcófago, yo la enterré y clavé el último clavo en su ataúd.

La verdad es que no es algo que me moleste, si hemos sido manipulados o no por ella, ya no me importa una mierda. Aunque si me gustaría saber que había detrás de todo esto. El veredicto ha sido el esperado, pero, ¿qué hay detrás de todas esas muertes? 

Por un lado me niego a creer que Rienne haya montado semejante complot. Era una Vástaga poderosa, si, pero no hasta el punto de hacer lo que hizo. Además, ¿sólo quería probar su inocencia haciendo todo al revés? Esto huele a podrido a leguas, sin embargo, no soy yo el que vaya a remover la mierda.

Ya tengo bastante cerca de mi cuello como para nadar en más de ella.

Las noches siguientes pasaron sin pena ni gloria.

Edward hacía sus cosas, como siempre, sin preocuparse por lo que sucedía fuera, sabiendo lo que debía, y a quién se lo debía. Por lo menos, eran Vástagos poderosos. Que le hayan ofrecido un favor a él, decía mucho.

Y allí estaba.

Puntual, como siempre.