Partida Rol por web

Entro algo nerviosa por los recientes acontecimientos. Saludo a todos los conocidos tratando de poner mi mejor sonrisa y que no se note que estoy alterada. 

Me siento en una silla alejada del barullo, a la espera de que empiece aquello. 

Tras tomar un café con Kenneth, Delilah se dirigió junto con este a la junta. La tarde fue bastante bien, estuvieron charlando y riendo juntos, hacía tiempo que la mujer necesitaba un momento de desconexión en buena compañía. Se había vestido con la misma elegancia con la que suele vestir, similar a cuando actuaba en el bar, solo que sustituyó su toque provocativo con uno más coqueto, llevaba un vestido corto de color blanco con medias negras y unos botines a juego, Delilah sabía cómo debía vestir. 

Entró en la sala charlando con Kenneth animadamente.

- ... Y por eso creo que el estilo de Nueva Orleans es insuperable-concluyó una de las conversaciones sobre jazz que tenían. Echó un vistazo a quienes estaban en la sala y volvió a centrarse en su acompañante-, ¿a qué crees que viene todo esto? Yo creo que tiene algo que ver con... bueno, con lo ocurrido ayer-dijo refiriéndose al asesinato-, es algo que nunca ha ocurrido aquí, tal vez quiera echar algo de luz sobre los hechos, ¿tú qué crees?

En cuanto llego voy directa a buscar a mi amiga Eileen y la veo situada en una silla, apartada de todo. Justo donde yo me quería situar. 

Voy decidida hacia ella ignorando a los demás, excepto a Erick que venía conmigo. 

- Por fin te veo ¿Cómo estás? Te quería enseñar esto, vino volando hacia mi.- Le digo entregándole la nota a mi amiga mientras cojo una silla y me siento a su lado. 

Sonrío a Dylan cuando se sienta a mi lado. Me alegraba verla. 

Cojo la nota y me pongo algo colorada cuando la leo. Supongo que Dylan había ido a ver a Zac y éste había escrito una carta para mí. 

Demasiados sentimientos para tan pocas palabras. gustaba y no gustaba al mismo tiempo y además preocupaba mucho. No quería que se pegara con nadie por mí, me preocupaba que pensara que había gente que me quería hacer daño, me gustaba que se preocupara por mí y más aún el "te quiero" ,no creía que realmente estuviera bien y me molestaba que me pidiera que no me preocupara más por él. 

Miré a mí amiga algo extrañada, ella tendría que saber más. ir pegando a la gente que me quiere hacer algo malo?

Me quedo parpadeando, embobado y horrorizado al mismo tiempo ante lo que se presenta delante de mí. El corazón, rojo y vibrante, latiendo en la mano del muchacho. Me espanta y me fascina al mismo tiempo.

-A vosotros no os gustan los atajos, ¿no?- respondo aun mirando hipnotizado al corazón -Pero eso sigue sin explicar lo de los corazones malditos... O qué significa- zanjo finalmente mi breve exposición. Sacudo la cabeza, intentando apartar mi vista del latido rojo y brillante -Así que sí, mi curiosidad sigue siendo la misma o mayor. Nos debes una explicación enorme ahora mismo -me obligo a desviar mi mirada del corazón hacia el rostro del doctor.

Con audífonos puestos a un volumen ensordecedor que casi hacía de parlante para el resto de los asistentes, los pies sobre el respaldo del asiento frente a ella y los ojos cerrados, Raphaelle esperaba pacientemente el comienzo de la reunión a la que habían sido citados, ignorando a todo aquel que entrara por la puerta.

And all the lost souls say... 

Cuando el reverendo le mira de esa manera, acompañado con esas palabras refiriéndose a Sean, Antye baja la vista apenada. Sabía que debía cuidar al chiquillo porque Lawrence iba a ver a la alcaldesa, pero creía que sería antes de la reunión. 

-Lo siento...

La pelirroja susurra y acomoda su cabello nerviosa, sin lograr atrever a ver al reverendo. El hombre se retira a saludar a los demás y la chica juguetea con su ropa, nerviosa. No le gusta fallarle a los demás y siente que ha decepcionado a una de las pocas personas con las que puede abrirse, al menos a su manera.

-Haz lo que te dijo, ¿eh?-mira al pequeño, aún reflejando en sus ojos cierto pesar.

Después inhala y exhala para relajarse. Debe estar atenta a lo que pueda ocurrir mientras la maestra llega.

- Ni idea de a qué se refiere.- Sonrío. - No tenía ni idea de que se había fugado de la cárcel.- Le digo a mi amiga, con la esperanza de que esta no fuera su primera noticia del hecho. 

Me quedo mirándola para ver su reacción, pues me daba pánico que se pusiera triste por mi culpa. - Pone que esta bien ¿no? Eso es una buena noticia... Cualquier sitio es mejor que estar entre rejas, supongo.