Partida Rol por web

La verdad es que la gente estaba siendo bastante amable con él, o al menos eso le parecía, pero que que Duncan siempre era de los que prefería pensar bien. Iban a ser un equipo, y todos tenían que cumplir una misión, logística, ingeniería, informática, medicina, todos ponían su granito de arena para que los Mikhails, los Donners o las Lizzas pudieran dar caña. Hasta Becky haría su papel, pero, las comunicaciones complejas estaban descartadas para él por el momento. Si supiera el lenguaje de signos sería otra cosa, pero no sabía como preguntarle ese tipo de cosas con mímica. La buscó con la mirada y le sonrió, solamente una sonrisa cómplice y amable, y estaba tan pendiente del eslabón más débil, o precisamente por sentirse en ese momento tan débil como ella que no reparó en Narel hasta que estuvo a su lado.

Sonrió divertido intentando recordar la última vez  que una mujer le había susurrado al oído. Hacía tiempo, no por falta de proposiciones, sino porque en su fuero interno siempre estaba por allí flotando Heather, no podía decir que estuviera enamorado, pero ambos sabían que había algo más, aunque sabía que para tener a Heather debía hablar, era una especie de apuesta, una broma compartida, una barrera de seguridad mientras se dedicaban a sus respectivas carreras.

Narel estaba preocupada, tal vez le tuviera lástima, pero para Duncan ese era su estado natural. No podía hablar, eso era todo, no tenía cáncer, ni un hictus, solamente era algo más callado de lo habitual, algo que debía resultar una bendición para el 90% de las mujeres. Le sonrió con amabilidad y fue a echarse la mano al comunicador, un gesto reflejo, y cuando se dio cuenta que no estaba se encogió de hombros y sonrió para empezar a gesticular.

Se tocó el pecho señalándose, y después formo la señal del OK con el pulgar y el índice. Se encogió de hombros y se frotó las manos como si ya hubiera acabado un trabajo y hubiera sido muy fácil. Le volvió a sonreír y formó con sus labios un gra-cias . La señaló, se señaló, luego señaló discretamente a Becky, y luego a Anne, que claramente era una bocazas, alzó las cejas con una sonrisa y entrelazó los dedos de sus manos para juntarlas de forma compacta. Todos estaban metidos en aquella aventura, todos formaban parte de una misma familia.

[Sala de espera. Antes de la consulta con Teller]

Antes de entrar al reconocimiento médico, mientras miraba los jardines interiores por la ventana de la sala de espera, René pensó en las benévolas reacciones que Alvin y Becky habían tenido antes de las duchas, cuando les dijo que era de Hydria. No le habían sorprendido: como guía del lugar, sabía que era una región muy frecuentada no sólo por turistas extranatgrewianos, sino también por otros natgrewianos. Sin embargo, lo que sí le sorprendía era darse cuenta de que, ahora que había salido por primera vez de Natgrew, estaba más apegado a su tierra de lo que hubiera pensado e incluso le vinieron a la cabeza los versos de una famosa tonadilla local, aunque por supuesto nunca se le habría ocurrido cantarlos externamente:

Tallados llevo los bosques,
tallados nel coraçón,
el lago nela mirada
y arroyos en mia cançón.

Se sonrió de manera imperceptible al sorprenderse añorando. Nunca había sido especialmente apegado o, al menos, eso había creído. A pesar de ello, estaba empezando a adaptarse al cambio. Algo bueno, aunque aún no habían llegado a Protect, que seguramente sería más asfixiante. Por lo que dijo la sargento Grey, hasta deberían cagar a la vista de todos, y volvió a recordar las palabras del padre de Orestes: «No te van a dejar solo ni para cagar». Resultó no ser una exageración. Aprendería a vivir con eso.

Pensó en las palabras de Becky una vez más, hablando de su tía Dora, las estrellitas caseras y sus lágrimas en el vestuario. ¿Por qué dejaban entrar en el ejército a alguien así? Creía que la maliciosa chica de las duchas tenía razón en preguntarse lo mismo. Era evidente que Becky no podría pasar las pruebas físicas... y nadie podría ayudarla en eso, por más compañeros que se hubieran acercado a consolarla. Si tu cuerpo no puede correr rápido, nadie te hará ir más rápido... En cualquier caso, si un skullrep los perseguía, René no pensaba que su mejor opción fuera correr ni tampoco abandonar a una compañera. «Dadme un rifle, sólo eso, un rifle», pensó. Le gustó esa sensación de imaginarse abriendo fuego contra esas criaturas, con precisión y frialdad. Él no estaba ahí para consolar a nadie: ni quería hacerlo ni se le daba bien y, además, eso no le iba a salvar la vida a Becky cuando un skullrep los persiguiera; él estaba ahí para abrir fuego cuando fuera necesario y, si con eso salvaba la vida de alguien, buena suerte. Que todos esos compañeros emocionales la consolaran con sus palabras y sus gestos en el domo cuando a ella le costara aceptar su obesidad, él se encargaría de protegerlos (a ella y a ellos) con su rifle en el campo abierto cuando un skullrep los atacara. Sonrió. Ya tenía ganas de acción. Fue entonces cuando oyó su nombre y entró a la consulta del doctor Teller.

[Consulta con el doctor Teller]

Se había imaginado un temible proceso en el reconocimiento médico y, en cambio, le daba la sensación de que el médico que tenía delante no parecía prestar mucha atención a lo que hacía, ni tampoco infundía el más mínimo temor; más bien al contrario, a René le hacía gracia la forma de desenvolverse de Teller. René respondió con sinceridad que no a todo: no a las alergias, no a los medicamentos, no a las enfermedades. En un momento dado, parecía que el doctor le estaba ofreciendo drogas con una mirada pícara; ese fue el único momento en que el doctor ponía verdadera atención a lo que decía.

Todo puede tener un precio.... ¿Hacemos algún trato? ¿Quiere específicamente algo?....

René levantó una ceja: obviamente que no iba a responder nada a ese ofrecimiento. Ni tenía interés en drogas en ese momento ni, de tenerlo, se las habría pedido a ese hombre. Así pues, dejó que las palabras del doctor quedaran colgando en el aire hasta que le pidió que se tumbara en la camilla para el escáner. Tras el escaneo de rigor, le ofreció una vacuna contra los microorganismos de Protect; René puso su dedo en la tableta para dar su consentimiento y levantó la manga de su camiseta sin esperar a que se lo ordenaran. No pensaba estar dudando si había una trampa detrás de cada alternativa, simplemente confiaba en que esa vacuna haría su función o la función que el ejército había considerado más adecuada para los reclutas. Punto.

[Sala de espera. Interacción con Anne Durrell]

Al salir de la consulta de Teller, René buscó con la mirada a la chica que le había hablado en las duchas. Mientras René se duchaba, la voz susurrante de una chica a su lado le había hecho darse cuenta de que algunos de los presentes habían estado bastante atentos a lo que ocurría y que, en realidad, su cicatriz no había pasado desapercibida. Aun así, el comentario provocador que esa chica había hecho sobre su herida no le había intimidado en absoluto, pero el desparpajo con el que se había desenvuelto a pesar de su desnudez le confería un aspecto temible: se había movido entre todos los demás como si se alimentara de la vergüenza generalizada, aprovechando la vulnerabilidad de la desnudez de otros para sobresalir entre la miseria ajena.

Cuando esta muchacha le había hablado en las duchas, René había girado su cuello para mirarla abiertamente, algo sorprendido. Le había parecido una situación bastante inusual que una chica desnuda le hablara con semejante naturalidad y, de no ser por la incómoda tesitura en la que estaban y por algunos de los ruines comentarios de la chica, le habría podido parecer incluso ligeramente excitante. Todavía no se había acostumbrado a estar rodeado de extraños, y menos aún de extraños desnudos, pero le sorprendía darse cuenta de que quizá no le iba a costar tanto como le había parecido al principio. En aquel momento no había sido capaz de reaccionar, pues la situación le había pillado por sopresa. Se había quedado mirándola con curiosidad mientras el agua fría les caía sobre los cuerpos desnudos: la mirada de la chica era afilada y tenía dibujada en la cara una sonrisa maliciosa después de sus comentarios sobre Becky. René imaginó que a esa chica le gustaba provocar y que, por lo tanto, había estado esperando una respuesta iracunda o emocional, o quizá incluso estaba buscando complicidad. Se habían mantenido la mirada un rato; en los ojos de René únicamente había curiosidad, pero los ojos y la sonrisa de ella parecían decirle «¿Qué? ¿Qué? ¿Vas a decir algo? Vamos, ¿qué tienes para decir?», pero luego simplemente se marchó a lo suyo. René se había dado cuenta de que esta muchacha era un «rascalmas».

Existe en los bosques de Hydria un mamífero al que se conoce con el nombre de «rascalmas» (según le habían comentado a René los biólogos que expedicionaban bajo su guía, el nombre científico era Pseudopithekos albiceps, un animal parecido a los monos, pero no exactamente un mono, pues en Natgrew no hay primates). El rascalmas es conocido en Hydria por su peculiar comportamiento: le gusta acercarse a animales de evidente fortaleza superior o a humanos y provocarles hasta que consigue que esos animales o humanos reaccionen agresivamente. Cuando el rascalmas consigue iniciar la pelea, no se defiende ni huye, sino que simplemente deja que le peguen, aparentemente disfrutando de ese momento. Y así es como René se imaginó a esta chica: un rascalmas, una provocadora en busca de la horma de su zapato, deseando sacar la agresividad ajena.

A pesar de su incapacidad para reaccionar en la ducha, René no pensaba mostrarse amedrentado por la actitud descarada de una compañera de pelotón ni por sus comentarios, así que tras salir de la consulta con el extraño doctor Teller, la buscó con la mirada. La vio sola y apoyada contra la pared; se acercó y también apoyó su espalda contra la pared, junto a ella, sin mirarla. Tan sólo la miró momentáneamente para presentarse:

—No nos hemos presentado: me llamo René —le dijo mientras le tendía la mano y dejaba un pequeño espacio para que ella dijera su nombre. Después, volvió a la misma posición. Con la espalda apoyada contra la pared y los brazos cruzados, siguió hablándole sin mirarla, sino con la mirada al frente—. ¿Sabes? Creo que tienes razón. Yo tampoco entiendo por qué dejan entrar en el ejército a alguien con ese físico. Esa chica lo va a pasar jodidamente mal —dijo mientras sacudía la cabeza, incrédulo—. Aun así, si yo fuera tú, lo pensaría dos veces antes de hacerle la vida imposible... Como ya has dicho, parece que en este pelotón hay bastante gente compasiva y emocional que está dispuesta a defenderla sólo porque es débil. Mierda, por lo que a mí respecta, tú pareces bastante emocional, aunque, a decir verdad, sean emociones un poco jodidas. —René dejó escapar una ligera risa entre dientes, casi como un resoplido— En cualquier caso, bueno... parece que si quieres putear a la gordita tendrías que ponerte a medio pelotón en contra para satisfacer tus ganas. No es algo que yo quisiera para mí, tener a la mitad de mis compañeros en contra, pero, eh, para gustos los colores. A mí me da lo mismo lo que hagas, quizá tu rollo es el «sadomaso», chica, te va la cosa de que te odien; sin juzgar: si ese es el caso, que lo disfrutes. —Y, entonces, René se encogió de hombros mientras metía las manos en los bolsillos.

Finalmente le llegó el turno para entrar a la consulta del doctor. Sonrió, con un deje de ironía, aquello solía pasar al revés, le entraban en su consulta, no al revés, pero sería divertido, así que entró decidido para no hacer esperar al doctor, que estaba seguro que tendría el tiempo medido para cada uno de los candidatos. Entró y sonrió al doctor, sentándose con diligencia para no hacerle perder tiempo. Empezó a acribillarle a preguntas de forma despiadada, sin percatarse de que las iba respondiendo en lenguaje de signos. Como vio que no le estaba mirando dio unos golpecitos a la mesa para llamar su atención, se señaló la garganta e hizo el gesto de cortarse el cuello y pidió un bolígrafo mientras se levantaba y cogía papel de la impresora. Empezó a escribir con velocidad, en esa letra cursiva y casi ininteligible para alguien que no fuera un médico y escribo

Perdone que le haga perder el tiempo doctor. Soy Duncan McCarthy, y soy médico como usted. No puedo hablar debido a una afasia posttraumática permanente. No tengo alergías, no tomo medicamentos pero sí que me sería de gran ayuda que me devolvieran el comunicador, y tengo un mechero que también me es necesario, a usted no puedo engañarle, pero es una especie de amuleto para no perder ningún paciente en la mesa de operaciones, lo necesito de verdad. Se lo pido como favor entre colegas....

Lo miró a los ojos, con una sonrisa y se frotó los dedos, el signo internacional del dinero y se encogió de hombros marcando con los labios un -Cu-an-to?. Aunque no sabía si el doctor iba en serio o no, así que sonrió 

Mientras decía o no algo se dejó hacer. La maquinaria era moderna, así que casi todos los resultados saldrían automáticamente en pocos segundos. Se dejó escanear tranquilamente y los valores fueron los esperados, estaba sano. Negó con la cabeza a la pregunta si tenía calor y cuando le preguntó sobre si se ponía la vacuna o no puso una sonrisa cómplice. Sabía como iba aquello, a algunos les iría bien, a otros mal, pero la alternativa era peor, enfrentarse a microorganismos desconocidos? Ya sabía que había pasado con los españoles cuando llegaron a América, y eso es lo que le pasaría, moriría de un resfriado protectiano si no se la ponía. Le enseñó el brazo con confianza, se puso el dedo índice de la mano contraria sobre él y flexionó el pulgar, dispare doctor, estoy listo.

Duke fue repartiendo sonrisas a un lado y a otro. Cuando ya estuvieron vestidos se acercó a Becky y le dio un par de palmadas amistosas en el hombro, asintiendo ante el cambio de actitud y cuando Anne hizo el comentario sobre la gorda llorona, la miró a los ojos e hizo un gesto desdeñoso, para después sonreír, se tocó una oreja con el índice, como metiéndose algo, y luego se señaló la otra, sacándose algo de la oreja. Le volvió a sonreír y volvió a levantarse la barbilla, inflándose como un pavo, haciendo un poco el tonto, pero bueno, ya había llorado, si conseguía robarle aunque fuera una sonrisa ya estaría bien.

Narel se sentó a su lado y estuvo gesticulando un rato, algo que parecía decir que no se preocupara, que estaba bien. Poco después el doctor nombró su nombre y a los cinco minutos estaba fuera. Miró a Narel, sonrió divertido como si aquello fuera a ser una broma compartida, se metió los dedos en la boca y silbó con fuerza para llamar la atención.

Agitó el brazo izquierdo, se lo señaló con el dedo índice derecho sobre el brazo izquierdo, y flexionó el pulgar de la mano derecha, como si estuviera disparándose algo. Levantó el pulgar de la mano derecha, señalando bien y poniendo cara de interrogación, luego cambió el pulgar a hacia abajo. Movió la mano diciendo que más o menos, se señaló a si mismo, y se señaló su brazo, se tocó la cabeza y levantó el pulgar.

Creía que ponerse la vacuna era mejor desde un punto de vista médico, a partir de ahí, que cada uno hiciera lo que quisiera. Miró a Narel y emitió el sonido ronco que correspondía a su carcajada. Y pensar que ella estaba preocupada porque no se pudiera comunicar... Duncan nunca había tenido problemas de comunicación, no había perdido las ganas, simplemente era mudo, y eso era un obstáculo, y su padre le había enseñado que los obstáculos están ahí para dejar fuera a la gente que no lo deseaba lo suficiente, los que lo deseaba los saltaban, cavaban un tunel por debajo o simplemente los derribaban a cabezazos.

Eylo se mantuvo al margen de las discusiones, disputas y pullas que se dieron entre algunos de sus nuevos compañeros. El eridiano prefería, por el momento, mantenerse como un observador y, a juzgar por las reacciones, no faltaba gente que adelantara a frenar ciertos comportamientos. Claro que ya se vería cómo acabara resolviéndose eso.

—Claro, ya hablaremos —respondió a Narel con el gesto un poco ausente al mencionar Políxene, acabó con una sonrisa leve, apagada, que pronto recobró cierto color al derivar la conversación a otros asuntos.

Aun así prefirió quedarse al margen de lo que se iba sucediendo alrededor, fue así hasta que decidió ponerse en pie a hablar con la sargento Grey. La conversación se dio apartado del resto, aunque se pudo ver como la sargento daba un paso hacia Eylo, él se mantenía en posición, y hasta Grey llegó a darle un golpe suave en el pecho. Intercambiaron unas pocas palabras más, ya que el médico llamó al eridiano a su consulta.

El eriadiano se mantuvo sereno, tan sereno como nervios y náuseas le permitieran, ante la respuesta de la sargento, no la interrumpió mientras dejaba que expusiera la situación. Cuando Grey avanzó un paso hacia él, Eylo se mantuvo en posición, no había ningún afán de desafío en su actitud, pero tampoco la intención de amilanarse. Quizá era una actitud inconsciente, nacida de años enfrentándose a la más variopinta fauna espacial, donde la reputación y la puesta en escena eran las únicas armas posibles entre los de su clase.

—Todos lidiamos con nuestros fantasmas, señora —respondió mirándola a los ojos, corroborando que eran espectaculares, pero sometido a aquel contexto sin palabras que engullía lo verbal —. Y todos guardamos algo que los demás no entenderían salvo que vivieran nuestra experiencia.

El ambiente quedó enrarecido, lento, o al menos esa fue la sensación que tuvo Eylo. Quizá en un afán de huir del eco de pensamientos que ahora no le iban a servir, acabó sonriendo levemente y asintió a la sargento. Quedó a interpretación de Grey si era de aceptación, agradecimiento u ocultaba un significado más profundo. Fuere como fuere, tras la llamada del doctor, Eylo dio un paso atrás saludando como lo hizo tantas veces en el orfanato-escuela. La miró una última vez, no respondió con palabras a Grey a su última pregunta, no le hizo falta, no hubiera llegado tan lejos si se hubiera rendido cuando se lo arrebataron todo. Simpelmente sonrió, una sonrisa hermosa, era más que suficiente.

*******

Una vez en la consulta, Eylo obedeció las instrucciones del teniente Teller. Sintió curiosidad por su actitud, extrañándose por qué alguien mentiría en asuntos médicos, para Eylo no era comprensible.

—He vivido la mayor parte de mi vida en ambientes de baja gravedad o gravedad artificial —expuso al médico —. No he tenido enfermedades importantes, aunque desde que llegué a la Tierra estoy sintiendo náuseas, presión y dificultad para respirar. Supongo que es por la gravedad —razonó, pero sin interrumpir cualquier apreciación de Teller —. Antes de venir a la Tierra tomé dosis de glucosamina para fortalecer la musculatura, además de ejercicio diario. 

Se sintió aliviado que, a pesar del malestar generalizado, físicamente se encontraba bien. A decir verdad, era la primera vez que le hacian un chequeo tan profundo. Cuando le expuso la posibilidad de las vacunas, no pensó demasiado. Ya se estaba enfrentando a aquellos efectos adversos, y prefería que se quedara en ello. No había pisado otros mundos salvo Celenis, y los patógenos eran peligrosos en los ambientes que él solía moverse.

—Me tomaré la vacuna —dijo con un asentimiento. 

-Esperemos a ver qué nos encontramos en nuestro Domo. Si no tenemos puertas en los baños, tendremos que acostumbrarnos, no nos va a quedar otra. Hay que pensar que no estarán situados en el comedor y que toda la gente que vaya allí va a ir a hacer lo mismo…siempre podremos ir de dos en dos-le sonrió a Noor, intentando animarla en aquel punto aunque  sabía que a todos se les haría duro aquello por que era romper una barrera y unos principios que tenían inculcados desde que habían nacido-Si lo que ha contado la teniente es verdad, entiendo que a raíz de aquella experiencia el Domo considerase incluir ese tipo de entrenamiento entre sus reclutas. Lo mismo el Domo 9 no tiene colchones para dormir porque tuvieron una experiencia en alguna misión que les indicó que tenían que acostumbrar a sus reclutas a eso. Eso nos indica que no todos los Domos siguen la misma pauta de entrenamiento y enseñanza… aunque sea en detalles como esos.

Estaban esperando en el pasillo mientras veían entrar a los que eran llamados. Su mirada se posó en Becky que estaba hablando en ese momento con otro de los reclutas, la observó un largo momento, pensando en las palabras de Noor y en las de Vera antes de la ducha a las que no había tenido tiempo de responder. Después buscó a la chica morena que había sido tan soez en las duchas y la observó con discreción.

-Todos estamos aquí por algo, Becky incluida. Puede que no tenga un físico atlético, que no sea la más dura mentalmente hablando, pero lo mismo es una bióloga, una mecánica o una cartógrafa excelente, incluso puede ser la que tenga mejor puntería o conozca a la perfección a los skullreps. Atributos mentales, no físicos. La han elegido, está aquí ergo es por una razón, no seamos nosotras como el impresentable que se metió con ella ni como la morena que se ha metido con el del tatuaje. No juzguemos sin conocer, démosle una oportunidad a todo el mundo, aunque ya sepamos de que van algunos...

Miró a Vera en aquel momento- A lo que comentaste antes, Vera, eso sería jugarnos nuestra plaza aquí. No voy a ir en contra de ese muchacho, ni voy a intentar que lo echen porque no me gustaría que nadie intentara eso conmigo. Si esa es su forma de ser, se verá en Protect, no creo que allí quieran a alguien que busca bronca a la primera de cambio, porque eso no da estabilidad a un equipo por muy bueno que sea en lo suyo. Y si él es así, créeme que se verá rápido. Yo me doy por advertida respecto a él y sobre la morena también, y soy más de la opinión de que Becky sepa que nosotras no somos como ellos y que será bienvenida aquí, como cualquier otro chico si quiere -sugirió mirando al resto- lo importante es que confraternicemos entre los que tenemos una forma de pensar similar y nos hagamos fuertes frente a individuos como esos dos ¿o querríais a esa morena ahora mismo aquí hablando con nosotras? Los eslabones de la cadena que comentaba antes Yum. No es una cuestión de sexos, es una cuestión de comportamiento, de forma de ver las cosas, de integridad personal-se encogió de hombros, casi tímidamente-eso es lo que pienso yo al menos, no sé vosotras-miró a Yum. Algo le decía que quizás era ella la más parecida a si misma en forma de pensar pero se movía por intuición ahora mismo, las conocía a todas desde hacía demasiado poco tiempo-No nos juguemos el puesto por personas como ese chico, no merece la pena...

Dejó ese tema ahí, para que Vera y las demás pensaran en sus comentarios. Sobre todo Vera. Daya no iba a apoyar ningún comportamiento contra nadie, no si eso podía poner en peligro su permanencia allí. Había otras opciones que prefería más y que podrían llevar al mismo resultado. Pero algo le decía que Vera pensaba cumplir su amenaza, quizás debería hablar con ella más adelante antes de que hiciera algo de lo que se arrepintiera más adelante.

-Antes me preguntaste por Innum, Yum. ¿Un sitio bonito? Yo te diría que sí porque me gusta el color de su cielo y sus enormes tormentas, la vegetación es increíble, llena de mil y un tonos de verde de intensidades diferentes, sus volcanes son algo digno de ver y sus lagos son, literalmente, una sopa de vida en proceso de creación que hace las delicias de los biólogos… otros te podrían hablar de que no se acostumbran a las medidas de seguridad para andar por el planeta: máscaras especiales que filtran pólenes peligrosos y gases venenosos, usar trajes especiales por la alta humedad, es un planeta básicamente pantanoso y es difícil encontrar una superficie seca por la que caminar, no hay infraestructuras para desplazarte, solamente se puede hacer con vehículos anfibios o aéreos y un terremoto puede abrir la tierra bajo tus pies en un abrir y cerrar de ojos. ¿Es bonito? Sí ¿Es peligro? Mucho. Si quieres conocerlo, eso esta hecho. Conforme podamos salir de Protect puedes venir conmigo, te lo enseñaré-ofreció, hablando en serio. Sabía que si se lo enseñaba ella vería las cosas interesantes además de las malas-¿Cómo es el tuyo? El planeta que sufrió el ataque de los Necrobellators, lo conozco por eso pero poco más. Supongo que después de todo este tiempo desde que se consiguió echarlos habréis intentado recuperar la estabilidad y la forma de vida de antes.

Mientras hablaban, Daya pensaba en lo que tanto Noor como Yum habían comentado antes. Noor había dicho que podían estar allí para cubrir necesidades del Domo, eso quería decir que se podía dar la situación de que gente como aquel chico fueran necesarios y que alguien de arriba tuviera que tragar con aquel comportamiento porque necesitaban a ese perfil. Eso le preocupó un poco, aunque seguía pensando en que no se aceptarían ciertos comportamientos conflictivos. Y eso la llevaba a, ¿qué habían visto en su perfil? Yum había sido muy cariñosa en sus comentarios. Le había dicho que estaba allí por su valía. Nunca se había visto en aquellos términos y pensándolo detenidamente no lograba ver nada especial en ella, no tanto como para que la hubieran elegido. Quizás lo más llamativo fuera que tenía experiencia en llevar su transporte aéreo, pero estaba segura de que habría miles de reclutas que tendrían muchísima más formación que ella en ese aspecto. Tenía curiosidad por saber si aquello había sido determinante, pero no tenía claro que llegara a saberlo o no en un futuro cercano.

En aquel momento, su nombre resonó en la sala-Mi turno, chicas. ¡Nos vemos después! ¡Suerte con el médico!

Escuché con atención las palabras de Becky, asintiendo de vez en cuando con la cabeza mientras la escuchaba, dejando que hablara a su ritmo como lo hice con Ben allá en esa sala de espera. Y la verdad Becky hablaba de una forma muy dulce, casi hipnotizante que incluso me sacó una leve sonrisa cuando terminaba de hablar. -No hay de qué, tranquila... Escucha, decidiste quedarte en lugar de salir de la sala, y como dijo la sargento no puedes echarte para atrás. Todo esto tiene una explicación, y a pesar de lo que dije sobre las duchas eso también tiene un sentido además del que dijo la sargento, créeme, varios miembros de mi familia ya formaron parte del ejército, y la experiencia es igual. Solo te diré que a partir de aquí es solo una gran colina, y si te decides a seguir subiendo pues tendrás mi ayuda... Pero tendrás que hacerme caso.-

Me incliné un poco más hacia ella, como haciéndolo más "secreto" todo el asunto. -Hablaré desde mi punto de vista y lo que pude notar, así que espero no te molestes. Se nota que no te sientes cómoda con tu cuerpo, y es normal, pero cuando se trata del ejército y todo el trabajo físico que requiere, necesitaremos trabajar en ello. Te ayudaré a entrenar todos los días, la ventaja de tener unos kilos de más es que al empezar a entrenar tienes cierta "facilidad" para desarrollar los músculos. Me aseguraré de ayudarte y darte apoyo, pero también tienes que sacrificarte y poner mucho de tu parte para lograrlo... ¿Aceptas?-

Durante la ducha, me di cuenta que lastimosamente, en este grupo había el gilipollas de turno, y eso sumado al loco pelirrojo de antes quedaba claro que esto de las pruebas serían mucho más difícil. Fruncí el ceño mientras Anne se metía con el chico que tenía al lado, que instintivamente me hizo girarme un poco y ver que en definitiva, allí estaba el tatuaje, pero una vez terminó de decir aquello de "tienes pinta de marica" negué con la cabeza y hablé en voz alta. -Te encanta escuchar tu voz, ¿No? Porque llevas un buen rato habla y habla...- Dije con un claro tono socarrón mientras tallaba mis hombros. -De verdad, ya cállate, llega a ser más molesto que divertido.- Todo esto sin voltear a verla ni nada, simplemente no era lo suficientemente importante como para voltear y verla, así que solo le daba la espalda.

En caso de que fuera a responder solo me encogería de hombros, o la ignoraría por completo. Ya en el consultorio luego de hablar con Becky entré hasta el consultorio, luego saliendo y volviendo a sentarme en mi lugar con una ligera sonrisa, esperando que ojala pronto terminaramos esto y así pasaramos al siguiente paso, o que directamente tomaramos el vuelo hacia Protect.

Pasó a la consulta del doctor cuando escuchó su nombre. Cerró la puerta tras ella y tomó asiento como él le señaló, esperando sus comentarios e indicaciones.

-No tomo medicamentos de forma normal, quizás algún analgésico para el dolor de cabeza. En Innum, el planeta de donde vengo, bastante a menudo se desarrollan grandes tormentas que provocan un descenso rápido de la presión y que me provocan dolor de cabeza pero a donde vamos no se va a dar esa situación. Pero si en la enfermería de Protect tenemos analgésicos disponibles, es suficiente, siempre me gusta tener a mano uno para que el dolor de cabeza no vaya a más. Si no me tomo nada mientras que el dolor es leve o moderado, puede ser realmente fuerte.  Referente a las enfermedades que he pasado en los últimos cinco años…-dijo extrañada en este punto, ¿no tenían su historial médico?-nada reseñable, creo que no he ido al médico salvo para los chequeos médicos semestrales indicados por vivir en Innum…Bueno, quizás le interese saber que en una ocasión, debido a una negligencia de un científico, necesité compartir mi oxígeno con él. En el proceso respiré metano, gases tóxicos, ...no fue nada grave, pero estuve dos días en observación hasta que mis pulmones se limpiaron totalmente y pasaron a procesar correctamente el oxigeno. Nada a lo que no estemos acostumbrados allí, son accidentes que pasan. Y sobre las alergias, sí, soy alérgica, que sepa, a una planta en Innum, la llamamos comúnmente Steparya, desconozco el nombre técnico. Me produce urticaria hasta donde sé, aunque el médico de mi asentamiento me dijo que la intentara evitar en lo posible para evitar que fuera a más la reacción a su contacto. La leche me provoca malestar estomacal, así que la evito… y no se me ocurre nada más, la verdad.

La siguiente pregunta del doctor la dejó perpleja y tardó unos segundos en responder-No, no necesito nada de ese tipo...

No supo como tomarse aquella pregunta ¿Era otra prueba? Porque no se acababa de creer que aquella pregunta fuera en serio. Se levantó, sorprendida aún por la situación, y se tumbó en la camilla que le indicó el doctor para el chequeo, pensando qué tipo de médico era capaz de ofrecer aquel tipo de sustancias a desconocidos. ¿Uno muy irresponsable? ¿Uno buscando sobre qué reclutas advertir a los superiores? ¿A ese teniente Townhall quizás? Mientras que la máquina la iba escaneando, preguntó con curiosidad.

-Ese teniendo Townhall, ¿será nuestro superior directo en Protect?

Cuando el aparato terminó de escanearla el doctor completó algo en una tableta y le mostró la vacuna que Noor ya le había comentado que les ofrecerían-Vaya, dicho así uno no sabe si es mejor pasar por esos efectos adversos ahora o cruzar los dedos y no pillar uno de esos bichos en Protect-le contestó al doctor antes de poner su dedo sobre la tableta, autorizando que le pusieran la dosis-Prefiero una vez mal y despreocuparme allí, adelante, póngala.

Una vez el doctor dijo mi nombre entré en el consultorio, sentándome frente a él mientras miraba la pantalla, a lo cual de manera cortés dije -Buenos días Doc, espero que le vaya bien.- Mientras su atención estaba puesta en al parecer los datos que aparecían en las pantallas. Cuando este seguía revisando de momento recosté mi espalda contra el espaldar de la silla, mirando toda la habitación mientras entrelazaba mis dedos, moviendo en círculos mis pulgares hasta que ya decidió poner su atención en mi y proceder con esta visita.

Lo escuché atentamente, mirándolo a los ojos mientras asentía algunas veces con la cabeza, con un claro semblante serio hasta que dijo aquello de largar a las personas al espacio. Sin poder seguir con esa fachada asentí una vez más con la cabeza, teniendo una sonrisa divertida dibujada en mis labios hasta que no pude evitar reír un poco, aunque por dentro de mi cabeza tenía cierta preocupación por las palabras del doctor. Cubrí por encima mi boca con el revés de mi mano, hasta que de a poco volvía a estar serio. -Perdón, perdón, continúe.- Y así volví a guardar silencio. Cuando contó la anécdota del recluta asmático, sonreí con mucha ligereza de lado, más como una leve mueca mientras aplanaba los labios, aunque por dentro también tenía ganas de reír... Espero que esto no vaya a influenciar mucho en mi expediente personal, si es que había algo por el estilo. -No claro, no tengo pensado mentir en cosas como estás.- Respondí rápidamente antes de que el doctor continuara hablando, pero con esa mención de las drogas esta vez volví a sonreír de forma más clara, incrédulo y divertido antes de negar con la cabeza. -No no, gracias pero no puedo aceptar algo así. Sobre mis enfermedades no soy alérgico a nada ni tomo medicamento, unas enfermedades serían bronquitis aguda hace unos 3 años y un simple resfriado, pero más nada que pueda recordar señor- 

Lo siguiente fue el escáner, a lo que solo di un aplauso, me levanté del asiento y me recosté en la camilla. -Adelante.- Con calma miraba hasta el techo, sin tratar de moverme tanto a excepción de mi pie derecho el cual movía ligeramente de izquierda a derecha. De momento estaba allí acostado mientras el doctor empezaba a nombrar cada cosa relevante del análisis, pero ante la mención de la temperatura alta volteé a verlo alzando de nuevo la ceja. -Pues no, no me siento para nada con calor... Eso sí que es muy raro, y no hace falta abrir la ventana.- De nuevo volví a ver hacia el techo y esperé. Una vez terminamos me senté en la camilla. Lo siguiente vi la aguja y luego al doctor con cierta curiosidad, escuchando los síntomas, pero cuando empezó con los más severos abrí en grande los ojos, pero mi expresión se fue relajando a medida que iba hablando... ¿Como carajos a este punto de la historia aún pueden haber mierdas así de peligrosas en la medicina? Es que me cago... En fin, solo extendí mi dedo y lo puse en la tableta antes de extender mi brazo hasta el doctor y decir. -Sí, venga el líquido-

Qué irónica es la vida; irónica y puñetera.

Mientras escuchaba a Benedict, con toda la paciencia de la que era capaz de acumular, Kalina no pudo evitar pensar en lo paradójico que resultaba que alguien que se dedicaba a que otros se comunicaran entre sí fuera incapaz de hilar dos palabras seguidas sin morir en el intento.

Así que, entre las pocas ganas que ella tenía de conversar y la inutilidad de intentarlo con Benedict, Kalina simplemente asintió a su intento de comunicación y se quedó mirando al frente. Pero evadirse era difícil ya que la constante cháchara de Sue le resultaba molesta. Oía pero no escuchaba; simplemente se quedaba con algunas palabras que le servirían en el caso de tener que responder a algo.

—Sí, sí, claro —dijo en una ocasión como simple respuesta a la idea de Sue de practicar juntas el tiro.

O cuando le preguntó qué era la ópera que, por un instante, se la quedó mirando con una ceja levantada con escepticismo. Kalina iba a responder pero ni siquiera llegó a abrir la boca pues Sue ya se había largado detrás de Martin; daba la impresión de que el chico le había entrado por buen ojo.

Siguió con curiosidad a los dos para saber qué tenían pensado hacer y tuvo que contenerse para no soltar una carcajada al ver a Martín intentando enfrentarse a otro joven de pelo castaño rojizo; la diferencia de estatura entre los dos convertía aquella imagen en cómica. Joder, si parecen el punto y la i.

El tiempo en la sala de espera, en los vestuarios y en las duchas había servido a Kalina para observar a los que serían sus futuros compañeros. A algunos ni siquiera había llegado a oírlos hablar, en cambio a otros los hubiera ahogado para callarlos. Algunos le parecieron interesantes a simple vista, otros estaba convencida de que los rehuiría si podía. Pero de todos ellos ninguno causó tan fuerte impresión en Kalina como aquella joven morena de lengua afilada. Y no había sido precisamente una buena impresión.

La croata tenía fama de cortante, seria, distante e incluso arisca en muchas ocasiones, pero el nivel de aquella joven era molesto, ofensivo y del todo desagradable. Al menos Kalina lo hacía manteniendo la educación a base de frases cortas y miradas frías que la gente solía captar a la primera, sin necesidad de ofender o insultar a nadie.

Y parecía que ya empezaba a crear esa fama pues, mientras esperaba su turno para entrar a la consulta, nadie se paró a hablar con ella ni la molestó ni le dedicaron una sola mirada. Por fin algo de paz, aunque Kalina echaba de menos su música.

Uno tras otro fueron pasando los reclutas hasta que, por fin, escuchó su nombre. Haciendo caso a las indicaciones del médico se sentó frente a él y comenzó a responder sus preguntas. Estaba acostumbrada a esos trámites así que en ningún momento dudó ni se sintió molesta.

—No tengo alergias.

—No tomo medicamentos habitualmente. Algún analgésico puntual.

—Nada reseñable.

Escuchó la estúpida anécdota que le contó sin inmutarse pero sin prestar demasiada atención. Solo cuando habló de drogas y le propuso hacer un trato, Kalina enarcó una ceja en uno de sus gestos tan habituales en ella. No hacía falta ser ningún adivino para darse cuenta que el hombre solo intentaba, de manera bastante patética, que alguno cayera en su trampa.

—No me interesa el trato y no, no tengo nada más que especificar.

Sabía que aún faltaba el reconocimiento en sí mismo y esperaba que el médico no se enrollara demasiado con más anécdotas ni estupideces ya que quería quitarse ese trámite cuanto antes. Por ese motivo no tardó ni un par de segundos en ponerse de pie para tumbarse posteriormente en la camilla. Sabía que su estado de salud era correcto, no en vano tanto por ser deportista como por trabajar en el complejo científico, ese tipo de controles solían ser habituales.

Al igual que no dudó en poner el dedo en la tablilla cuando el hombre habló de la vacuna. Aún así escuchó todos los efectos secundarios que podían darse, nada distinto a todas las que había tenido que ponerse al tratar con plantas, animales, bacterias y demás seres vivos de todo tipo. Todas tenían efectos secundarios, pero había que correr el riesgo ya que peor sería coger la enfermedad que prevenían. Solo podía confiar en no ser ella una de las que tuvieran tan mala suerte de que alguno de tener alguno de esos síntomas que el médico había descrito.

Terminado el procedimiento rutinario, Kalina se despidió del médico antes de salir por la puerta para dejar pasar al siguiente recluta.

Evan disfrutó enteramente de la breve conversación con Einar Andersen, escuchándole hablar atentamente de los distintos modelos y prototipos de aeronaves que mencionaba haber pilotado, aeronaves que reconocía y por las que tantas veces había discutido con su colega Jarvis de sus diseños, componentes, capacidad y prestaciones, potencia de los turbo reactores, velocidad que podían llegar a alcanzar, y un sin fin de características varias. Estaba francamente sorprendido de que el joven hubiese pilotado ya, a su corta edad, tan diversa multitud de aeronaves e incluso algún que otro prototipo de pruebas militar, siendo su madre una de las ingenieras jefas de la empresa aeroespacial AEROSPACE SPEC, rótulo que tantas veces había visto en algunos cargueros espaciales que frecuentaban la base militarizada en la colonia de Coltanium. 

- No te consideres afortunado, lo eres. No todos pueden presumir de haber pilotado los enormes cargueros aeroespaciales SPEC TT002 y 03, aunque solo hayan sido unas pocas horas. - expresó emocionado el ingeniero mecánico, visualizando en su mente los planos y diseños de aquellas impresionantes naves, algunas de las cuales había visto por dentro e incluso realizado reparaciones en las prácticas de la asignatura de mecánica aeroespacial de la universidad. En la base militar de la colonia de Coltanium, donde estuve residiendo con mi padre desde niño, llegaban todos los meses algunos de los modelos que acabas de nombrar, transportando suministros desde las distintas colonias y llevándose principalmente minerales como el Ubnostanium, aunque evidentemente en su mayoría no eran de empresas privadas o corporaciones, si no cargueros militares. ¿Te suenan los NAD C-21? Igual te suenan por el nombre de DRAGONES... Mi colega Jarvis y yo competíamos por ver quién recordaba más especificaciones de las distintas aeronaves, incluso redactando y completando fichas técnicas y adjuntando diseños y planos, gracias a algunos militares de la base,... aunque a mi particularmente me fascinan los AT-99 ESCORPION. Joder, si debo tener alguna de esas fichas en mi...

La interrupción de la sargento terminó con la emoción de encontrar a alguien que entendiese de que hablaba, y que no le considerase un jodido bicho raro, friki cerebrito.

- Claro, ya hablaremos Andersen.

Poco después de que el médico dejase en el contenedor su comunicador mi sexto sentido me advirtió de que el recluta Trump ¿me estaba tirando los tejos? Había pasado de una manera más o menos liviana con asunto de las carreras pero claramente había colado aquello de apostar una cena cerrada a nosotros dos y no es que aquello me diera miedo pero resbalar con alguien que no te gusta a las primeras de cambio podía provocar algún tipo de conflicto - antes de esas carreras espero que tengas ocasión a invitarme a unas birras - tomar algo era algo que no producía ningún riesgo aparentemente.

- De todo, he conducido de todo: camiones, vehículos subacuáticos, tractores, articulados... hasta un Mech - simulo como un mimo el movimiento robótico, gesticulando y haciendo los sonidos propios - ¿Has manejado alguna vez alguno? Son increíbles... es como si estuvieras dentro de una armadura - había sido por una tarea de desplazamiento de cargas en una nave industrial - ¿Sabías que hay combates de Mech? Son una pasada - zhummm (baile robótico aquí) 

Antes de que llegase la sargento a meter prisa para ir a las duchas puse la antena para escuchar otras conversaciones por allí cercanas, aunque en relación al acercamiento que otros reclutas tenían tampoco les di mucha importancia. Según iba escuchando y fijándome en los demás iba pensando apodos y sonriendo con las ocurrencias que se me pasaban por la cabeza, una muy acertada era identificar a Trump con Kong porque eran grandes y el chico tenía pinta de ser una bestia parda; nada que ver con el psicópata de Mik "el tigre" mucho más callado y con una rabia contenida a punto de saltar.

En las duchas poco que comentar salvo el frío del agua y el poco espacio que había, aunque levantando los codos siempre se conseguía hacer hueco, algo que aprendí en los bares de Natgrew.

Tras esperar un rato sentada, llegó mi turno. Pasé y me encontré con una sala con multitud de libros en las estanterías y objetos curiosos - wuuaalaaa, qué pasada - me giré y saludé al doctor - hola - veo que indica de manera automática que me siente en una de las sillas que hay al otro lado de la mesa, enfrente suya - voy - no era tan cómoda como la de la sala de espera, pero al menos tampoco se te clavaba la espalda; trato de moverla hacia atrás pero parece que es rígida, lo intento de nuevo - nada, ¿la suya tiene ruedas? - le indico por la silla, igual se ha despistado - odio estas que son fijas, son... aburridas.

Escucho lo que me tiene que decir - sí, sí, claro... completemos la historia ¿Qué quiere saber? - me lo quedé mirando de la que jugaba con un rizo tras pasar por la ducha y con unos ojos que denotaban sorpresa - vaya, menudo interrogatorio... nada, no tengo alergias ni enfermedades - a ver, que las había tenido, no era un robot ni un ser que se hubiera pasado los años vegetando pero vamos que, no me constaban problemas de ese tipo - estoy sana... como una rosa.

Le suena al médico una especie de comunicador - ttttrrrriinnn - se disculpa y tras teclear en el soporte que había sobre la mesa se pone a hablar aunque parece más un monólogo porque nadie responde del otro lado. Vuelve a teclear y se corta la comunicación - le decía que no tengo... - vuelve a sonar y el médico me hace un gesto para que deje de hablar mientras vuelve a repetir el tecleo y nuevamente después corta y me sigue preguntando - sí, claro pues... - ttttrrrinnnn - simulo como que llaman, el tipo vuelve a teclear de manera mecánica y empieza a hablar y luego corta. Acto seguido pasa una cosa muy divertida y es que lo vuelven a llamar pero esta vez tras el tecleo del médico una voz suena a través del aparato: "¿me ha llamado?" - El médico alude a que ha respondido una llamada, se producen unos instantes de confusión y finalmente corta la comunicación el tipo que tengo delante - tttttrrrrrinnnn - vuelvo a simular el sonido del mecanismo, el tipo teclea, contesta y al cabo de unos segundos pero al no escuchar nada, corta. Nuevamente suena otra vez y vuelve a teclear algo y tras unos segundos de silencio vuelve a cortar nuevamente. Me dice que la tecnología a veces se comporta de manera extraña, le doy la razón. - Ttttrrrrinnnn - vuelve a recibir una llamada en la que "la voz" directamente le espeta: "Deje de molestar"

Yo entre medias pongo cara de inocente - vaya cómo está el patio, hay que ver... Me estaba preguntando si tenía enfermedades y no, no tengo - luego me comenta o me sugiere que si quiero medicamentos y/o drogas. Por un momento guardé silencio y pensé en qué podría necesitar - bueno, ahora que lo dice... ¿Tiene de esas pastillas para rebajar la cantidad de alcohol en sangre? Sí, ya sé que será difícil tomar algo de alcohol pero supongamos que lo acabo tomando... ¿tiene algún tipo de pastillas que reduzcan los efectos? Ya me entiende... - también pensé en laxantes, no por mí sino para gastar alguna broma y me pareció una buena idea - igual algo para el estómago, a veces se me resiente... ya sabe, malas digestiones.

Acto seguido me dice que me tumbe en la camilla para hacer un escanner. Me fijo en la cantidad de ruiditos que hace la máquina, lo cierto es que estuve tentada a reproducir esos ruiditos pero igual era contraproducente, mejor si estuviera otro en mi lugar.

- Esa vacuna... ¿dice que es segura? - me había estado contando cantidad de contraindicaciones y la verdad parecía un auténtico veneno enmascarado pero ¿cómo sería la alternativa? Supuse que me había contado esas cosas para impresionar - venga, dale... y sino me pasas unas pastis para el dolor de cabeza, el anti-mareo y... ¿Tienes algún genérico que sirva para dormir, un calmante? Igual me viene bien, dicen que es muy malo no dormir - sí, estaba pensando en usarlas en más de uno de mis compañeros, empezando por "el tigre" y siguiendo por la chica de la ducha, aquella que parecía demasiado despierta.

Quien viniera detrás se iba a comer cierta discusión y es que, cuando iba a salir empezó a sonar otra vez el aparato de marras sólo que esta vez de manera más loca - ttttrrrinnn ttttrrrinnn ttttrrrinnn...

Si ya de por sí la situación era violenta y humillante, deseando Evan pasar completamente desapercibido durante el lapso tiempo en que se vieron forzados a andar desnudos hacia las duchas, más lo fue cuando sin esperarlo si quiera, una voz estridente cerca de su espalda hizo alusión al tatuaje del corazón atravesado por una flecha y con las letras de DAISY grabadas en una de sus nalgas. Los recuerdos de Vietnam de su infancia, de cuando era constantemente vejado y humillado en la escuela y el instituto regresaron a su mente, quedando bloqueado mentalmente durante un par de segundos que al menos para Evan fueron una eternidad.

- ¿Qué pasa Evansito? ¿A dónde coño crees que vas, puto friki? ¡Ven aquí, hombre! ¡Nos vamos a divertir de los lindo! ¿Verdad que sí, chavales? JAJAJAJA - resonaba en la mente de Evan la voz de Kurt McEnroe, el capitán del equipo de beisbol, como si estuviese allí mismo.

- ¡Eh Kurt! ¿Hoy que toca? ¿Quitarle la ropa y dejarlo encerrado en el baño de las chicas? - risas, putas risas enfermizas - ¿O mejor le tiramos la mochila desde la azotea del insti al lago? ¡Coño y por qué no las dos cosas? JAJAJAJA - seguían amartillando aquellas viejas imágenes con crudeza, reviviendo los peores momentos de su jodida existencia. Espera, que toca mates después del descanso. ¡Quítale los apuntes, Kurt!

- Y ya sabes... Ni una puta palabra de esto al señor Collins, o te reventamos la cara a ostias como ayer. ¿Te queda claro, cerebrito de mierda? - continuaban las amenazas y vejaciones, lo cual siempre fueron una constante durante largos años...

No, esta mierda no se va a repetir... Nunca más... Juro por mi vida que si esta malnacida me pone un dedo encima, cualquier noche, cuando menos se lo espere, le cortaré la yugular con una hoja de afeitar y la dejaré desangrándose en la cama...

La suerte quiso que todo quedase en meras burlas, a las que Evan simplemente se mantuvo allí parado sin abrir la boca, pero mirando a la joven Anne con una frialdad jamás vista, y que de seguro le harían replantearse si al tipo que intentaba provocar estaba bien de la cabeza o no. Aún con todo, un pensamiento más pasó raudo por la cabeza de Evan, quién terminó por mirarla con cierta lástima, y es que algo le decía que aquella chica estaba pasándolo francamente mal en aquella situación tan denigrante a la que estaban siendo sometidos. ¿Sería su modo de hacerse valer y mostrarse ante el resto como una tipa dura? Auguraba un peor futuro para ella que para él mismo...

Ya en la sala de espera, Evan aguardaría a que le llamase el doctor, manteniéndose apartado del resto.

La sala médica estaba muy bien equipada con todo tipo de maquinaria, scaners y material médico, todo tecnología puntera, lo cual dejó bastante impresionado a Evan. Aguardó de pie hasta que aquel doctor le prestó la debida atención, solicitándole comprobar algunos datos de interés para terminar de rellenar la ficha técnica.

- Así es, Evan Smart. - confirmó su nombre - Efectivamente, planeta Coltanium. - fue repitiendo algún dato ocasionalmente cuando los ojos del doctor se levantaban y buscaban los suyos. No realizaría comentario alguno respecto a la edad biológica que venía en aquel papel, intuyendo que su padre habría hecho lo pertinente para rebajar la cifra real. ¿Quién era él para contradecir lo que su padre hubiese dicho al entregar la ficha preliminar? Si decía 29, eran 29. Punto. ¿Alergias? Que yo sepa no,... Espere, sí... anote esporas de Fibonacci,...  Es como una especie de helecho grande que crece cerca del río, en mi planeta natal. Durante un par de meses siempre lo paso mal... ¿Medicamentos? En ocasiones pastillas para las jaquecas, recetadas por el doctor de la base militar de la colonia, Björn Hertz se llama. Si mal no recuerdo, entre los excipientes había opiáceos... - y ahí no podía mentir, dado que aunque supuestamente había superado  su adicción a las drogas, todavía precisaba de unos niveles mínimos ocasionalmente. Si no le importa, me gustaría que me recetase una pequeña caja con el mismo concepto, sin especificar lo de opiáceos, ya me entiende... - y sonrió levemente, haciéndole entender que no deseaba que aquella información saliese de allí. 

El resto de la exploración médica reveló que estaba en buenas condiciones de salud, resaltando una evidente mejoría en sus aptitudes físicas durante los últimos meses. Si bien seguía siendo bastante "enclenque" respecto a la mayoría de los reclutas, había tonificado su musculatura, se había vuelto bastante más ágil y mejorado su resistencia física. Aún con todo, dudaba si estaría al nivel del resto. ¿Se le podrían facilitar complementos vitamínicos o algo similar para darle un bienvenido subidón al afrontar las pruebas físicas, sin que aquello se revelase en sangre? De momento no, ya vería que tal afrontaba los primeros días...

Llegados al momento de decidir si vacunarse o no, Evan no lo tuvo muy claro. Aquello de las trombosis, colapso interno y hemorragias no sonaba nada bien, pero recordó que su padre también le había recomendado tomarla. Era mejor tomar algo que "podría" matarte, pero que incluso los efectos secundarios podrían ser monitorizados en todo momento, que no contagiarte en un planeta extraño y "morir" por imbécil.

- Tomaré la AstraEstelar. Vamos con todo, doctor.

Antes del momento brusco con Mikhail todavía había tenido tiempo de responder a Narel - Para nada pienso que no encajes, de hecho me alegra que en el ejercito se den cuenta de que hacen falta equipos variados y complementarios - respondió con una sonrisa. Luego fue apartado del conflicto por Lizza - No te preocupes - trató de tranquilizarla - Pero si, mejor dejarlo correr - Le hubiera gustado que fuera tan fácil, pero esa actitud por un comentario agradable le había enfurecido demasiado... 

EN LAS DUCHAS

Sabía que debía mantenerse callado y no hacerse más enemigos, pero la actitud de Anne era superior a sus fuerzas - Tienes razón - dijo al tiempo que soltaba una carcajada - Quien iba a pensar que lo peor, era que nos hubieran asignado una compañera que tiene tanto complejo de inferioridad que tiene que tratar de minar a los demás - Dijo con un tono diferente al que había usado con Mikhail, en ese momento estaba vacilando a Durrel, no era una confrontación directa, con eso no arreglaría nada, necesitaba encontrar como hacerle sentir vergüenza - Mejor explica porque te crees tan poca cosa para necesitar hacer eso... quiero decir, está claro que yo también opino que no vales una mierda, pero no entiendo porque lo piensas tú - Dicho lo cual sin prestarle más atención siguió duchándose. 

- ¿Por qué has animado a la vaca?... Sabemos todos que no va a superar el período de instrucción. Tiene que comer menos y mover más el culo.... - comenzó a criticar en la entrada del médico mientras esperaban su turno -... Joder, llora porque está desnuda, es como ha dicho Grey, cuando tenga que mear delante de todos va a ser el drama del mes... Yo creo que os equivocáis alargando su agonía. Lo mejor sería que nos riésemos todos de ella para que se largara, le ahorraríamos mucho más sufrimiento... ¿Te imaginas que se pega un tiro?... O peor, que nos lo tira a nosotros...

- Alguien tan blando de mollera no debería estar en el ejército espacial... No es su sitio y es cruel fingir lo que todos pensamos, no es buena para esto y sobra... - dijo con cierto grado de acidez - Te apuesto lo que sea a que no lo consigue y créeme, nunca pierdo una apuesta

Estaba claro que aquella chica no le caía bien, la primera impresión fue nefasta pero la siguiente fue peor aún - Quizás debería apuntarse a los dos años que se supone que tienen que prepararla para ser soldado espacial - En ese momento puso cara de sorpresa como si se hubiera dado cuenta de algo muy grave - Ah no, espera, si es ahí donde estamos. Al menos si tiene que mejorar su estado de forma es algo que tiene fácil solución... tu lo vas a tener más complicado - respondió con una sonrisa astuta sin dejar claro a lo que se refería pero con una actitud chulesca. - Por cierto, acepto la apuesta... elige la cantidad y la igualo. Pero si acabas fuera antes de tiempo me pagas, no me apetece buscarte por todos los planetas para cobrar una apuesta - De primeras Becky le había caído muy bien, era alguien con quien tenía claro que se podía llevar bien, pero ahora si que iba a hacer todo lo posible por ayudarla a superar la selección. No soportaba a la gente como Anne, tratando de atacar a los más débiles para sentirse fuerte. 

Por ahora el ejército era tal y como esperaba, lleno de matones que son los que acabaran manejando el cotarro, gente que está aquí sólo por carecer de moral y ser aptos físicamente. 

Una vez dentro de la sala del doctor, William se sentó con actitud displicente, estaba tranquilo - 0 alergias, que yo sepa. Nada de medicamentos por ahora. Habré tenido algún catarro. - Desechó el comentario sobre la posibilidad de conseguir drogas con un gesto de la mano sin darle mayor importancia, tenía ganas de delatarlo, pero posiblemente ya hubiera ocurrido con anterioridad y si seguía ahí es que no conseguiría nada con ello. 

Aceptó sin muchos miramientos ponerse la vacuna. 

Apenas el doctor mencionó su nombre cuando Einar, dando claro ejemplo de cómo debía comportarse un soldado, entró por la puerta de la consulta, manteniendo la posición de firmes con una impoluta postura, tanto que hasta el teniente se sorprendió al verle, sonriendo ampliamente ante tanta disciplina.

- Descanse, recluta... Descanse... Por todo el universo, creo que es el único que sabe comportarse de esta remesa, va a ser usted una alegría enorme para Rodrik Malbone, probablemente no le chille mucho... Si es que eso es posible - risa contenida - Siéntese y procedamos...

El teniente Zachary Teller anotaba en su ordenador lo que Einar le iba comentando, mientras enumeraba sus dolencias - Sin alergias, eso es bueno, los hongos de las cavidades subterráneas del planeta tienen esporas muy pegajosas, se impregnan en todas partes, la ropa, la cara, hasta en el subfusil hicimos una vez un cultivo para comprobar su extensión... Una verdadera molestia y si encima se es alérgico pues imagine, aunque claro, no haberlo sido antes no quiere decir que no lo pueda ser ahora... Uhmmm... aunque aquí dice que usted es piloto... Eso facilita las cosas, aunque claro si sus compañeros suben a su nave y portan esporas estará igualmente fastidiado... - casi hablaba solo - ¿Estrelló su nave?... Bueno es saberlo, evitaré subirme cuando usted lleve los mandos, ya sabe cuestión de supervivencia... - bromeó, aunque en el fondo, había una dosis de verdad en sus palabras - Bien, bien, ¿infección de oído?... ¿Y no le molesta la presión al volar?... Añadiré al botiquín de vuestro Domo gotas antibióticas por si las precisara... Y por todopoderoso que se sienta ahora, cadete, necesitar una medicación y no tenerla puede provocar problemas en toda su unidad... Sea listo, si le duele algo, dópese... Todos lo hacemos.

Einar plantó su huella en la tableta y el doctor procedió a inyectarle la vacuna AstraEstelar, cuyos efectos secundarios estaban aún por descubrirse y en una hora comenzarían las reacciones en el caso de tener mala suerte.