Lunes, 5 de agosto del 2019.
Soleado, temperatura 30ºC
Hora Local: 13.00; 
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Una imagen valía más que mil palabras:

La columna de humo que podían ver desde lejos era la que provenía del avión en el que viajaban. El vehículo se había partido por la mitad y solo podían ver la primera mitad. Lo más probable es que el resto se hubiera perdido en el mar.

Aquel lugar estaba lleno de hierros y restos del avión, en varios puntos había pequeños incendios pero ninguno lo suficientemente grande como para que pudiera poner en peligro la jungla. Por suerte había caído muy cerca de la playa y no de la vegetación que había cercana.

Por el tamaño del fuego ya no parecía peligroso investigar a ver si había alguna posibilidad de encontrar algo que resultara de utilidad.

Por suerte para Michael, el fuego resultó estar más cerca de lo que esperaba. Pese al dolor en su pierna, logró llegar para vislumbrar la escena del avión en llamas. No era un gran incendio, pero era bastante evidente que el fuego había consumido prácticamente todo. Aún así, su primer pensamiento fue buscar entre los restos, a ver si encontraba algo útil: comida, agua, medicinas y vendas, o elementos de supervivencia como un cuchillo o un yesquero para crear fuego. Cualquier cosa de esas cuatro que encontrara resultaría inmensamente útil. Por eso dedicó un rato a buscar, aunque tenía claro que no debía demorarse demasiado, o Nivard podía desangrarse. Quizá tomara lo que viera a la mano, y luego volviera a buscar con más calma. 

- *Veamos... tiene que haber algo útil aquí. Para llevar el fuego y cauterizar la herida.*

Se dijo a sí mismo, mientras buscaba entre los restos del avión.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
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Michael revisó a conciencia el lugar sin mucho éxito, tan solo encontró fragmentos de avión que podrían servirle a modo de cuchillo aunque con muy poco filo. Ahí no había nada de utilidad, ni siquiera fue capaz de encontrar algo de fuego. El humo parecía provenir del interior del avión y si encontraba algo de utilidad tendría que ser ahí dentro. Pero... ¿qué podría hallar ahí? Quizá adentrarse en el vehículo pudiera suponer un grave riesgo, aunque la vida de Nivard estaba en juego.

Michael nunca había sido una persona muy paciente que digamos. El no encontrar nada en los al rededores el avión le frustraba demasiado, y al parecer, la única fuente de fuego estaba al interior del avión. No tenía más opción que adentrarse, si es que en verdad quería ayudar a salvar a Nivard. En todo caso, si tenía éxito, también podía ayudarse a sí mismo con su brazo, seguramente fracturado. Suponía que era, como mínimo, una fisura. 

Ignorando cualquier señal de alarma que pudiera suponer el entrar entre los escombros del avión, Michael se aventuró a revisar en el interior. Algo debía haber... o eso quería creer.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
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La situación en el interior del avión fue terrorífica... Arthur no se había parado a pensar que podría ver algo así, estaba lleno de cadáveres calcinados, de fragmentos de cuerpo, de sangre por todas partes. Eran múltiples los cuerpos muertos que había en aquel lugar y andar rebuscando entre ellos no parecía una tarea muy sencilla...

Al menos Arthur encontró un fragmento de hierro que parecía estar a fuego vivo y que resultaría útil para cauterizar la herida de Nivard. Además encontró una cajita de metal en cuyo interior había una botella de agua de 200 ml, agua oxigenada, paracetamol, unas tiritas y unas vendas.

Ni todos los cuerpos de animales que había diseccionado en su vida lo habrían podido preparar para lo que encontró dentro del avión. Todo estaba lleno de cadáveres, calcinados o desmembrados por el impacto del avión. En su afán por entrar a buscar insumos, había ignorado por completo el hecho de que en el interior del avión podían haber aún personas... personas muertas... personas que, a diferencia de los que estaban en la playa, no tuvieron la oportunidad de sobrevivir. Michael tomó lo que pudo y salió a tropezones del lugar. No quería tener que volver allí... nunca más. Con lo que tenía ahora era más se suficiente. 

La escena le había dejado perturbado... terriblemente perturbado. Tanto que ni siquiera se apresuró en volver, como se supone que debería haber hecho. Caminó a paso lento, intentando concentrarse en el dolor de su rodilla para no tener que revivir en su mente lo que acababa de ver. Para cuando llegó, traía el rostro desencajado y la mirada perdida.

Una imagen valía más que mil palabras:

La columna de humo que podían ver desde lejos era la que provenía del avión en el que viajaban. El vehículo se había partido por la mitad y solo podían ver la primera mitad. Lo más probable es que el resto se hubiera perdido en el mar.

Aquel lugar estaba lleno de hierros y restos del avión, en varios puntos había pequeños incendios pero ninguno lo suficientemente grande como para que pudiera poner en peligro la jungla. Por suerte había caído muy cerca de la playa y no de la vegetación que había cercana.

Por el tamaño del fuego ya no parecía peligroso investigar a ver si había alguna posibilidad de encontrar algo que resultara de utilidad.

No muy lejos de allí y completamente pálido se encontró a Michael cuyo aspecto era de alguien que acababa de sufrir algún terrible susto.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
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Tras salir del avión con un gran transtorno psicológico, Michael pudo ver como Arthur se acercaba al vehículo siniestrado. Pero por un momento pensó que uno de aquellos muertos se había puesto en pie y que estaban ante una amenaza zombie, de esas que salían en las películas y series de televisión. 

¡Lo que les faltaba en aquella isla!

La escena no era para nada alentadora a la vista del joven Arthur quien observaba lo que quedaba del avión, aún así tenia que buscar provisiones, algo de ropa, fuego o cualquier cosa útil, una cosa eran los programas de National Geographic y otra cosa era vivir en carne propia la sensación de estar solo y varado en una isla en quien sabe donde, por lo menos estaba vivo y ese no era precisamente el sentimiento mas alentador.

Lo primero que el chico hizo fue buscar entre lo que aún podía ser útil, esperando encontrar alguna maleta intacta o algo que hubiera sobrevivido al accidente, algo así era prácticamente un milagro pero no improbable, los primero minutos en el lugar el chico se dedico a la tarea de buscar entre los restos del avión, evitando quemarse o herirse en el proceso, una tarea difícil, aun le  dolía el cuerpo aunque el zumbido en los oídos había pasado, aun estaba lejos de considerarse en optimas condiciones.

A como pudo termino la búsqueda, dedicando tiempo en observar todo, fue entonces cuando por fin pudo observar a aquel joven al cual había enviado por fuego, no recordaba su nombre, es mas ni si quiera recordaba si se había presentado, por lo que decidió solo referirse al muchacho bajo el apelativo de man ( hombre) como solía referirse a los amigos que conocía en una fiesta o que poco le interesaban, no es que fuera descortés simplemente es que no sabía cual era la mejor manera de aproximarse.

-*Hey Man*- comenzó a hablar el muchacho mientras se aproximaba al otro - *¿Está todo bien?, ¿Ocurre algo?, te veo pálido*- era posible que el chico estuviera en shock después de ver los restos del siniestro pero también podría deberse a algo que el muchacho ignoraba.

El cansancio, el sol, la falta de alimento y agua empezaba a pasar factura. Ya llevaba más de 10 horas sin beber una gota de agua lo cuál provocaba un fuerte dolor de cabeza y de dolor de estómago. Empezaba a ser urgente hacerse con algún alimento o algo de agua, porque de seguir así terminaría muriendo de inanición.

Entre los restos del avión encontró un par de maletas que a pesar de su estado y que habían ardido parecían que podían ser de utilidad. Cuando se fijó bien, descubrió que una de ellas era la suya. En su interior estaba todo lo que había llevado a aquel viaje*. Y después abrió la otra maleta para ver qué había allí que pudiera servirle de utilidad.

Y no sabía que le pasaba Michael, parecía que fuese lo que fuese lo que hubiese visto el joven, debía de haberlo visto en el interior del avión.

El cansancio, el sol, la falta de alimento y agua empezaba a pasar factura. Ya llevaba más de 10 horas sin beber una gota de agua lo cuál provocaba un fuerte dolor de cabeza y de dolor de estómago. Empezaba a ser urgente hacerse con algún alimento o algo de agua, porque de seguir así terminaría muriendo de inanición.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
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El cansancio, el sol, la falta de alimento y agua empezaba a pasar factura. Ya llevaba más de 10 horas sin beber una gota de agua lo cuál provocaba un fuerte dolor de cabeza y de dolor de estómago. Empezaba a ser urgente hacerse con algún alimento o algo de agua, porque de seguir así terminaría muriendo de inanición.

El cansancio, el sol, la falta de alimento y agua empezaba a pasar factura. Ya llevaba más de 10 horas sin beber una gota de agua lo cuál provocaba un fuerte dolor de cabeza y de dolor de estómago. Empezaba a ser urgente hacerse con algún alimento o algo de agua, porque de seguir así terminaría muriendo de inanición.

El cansancio, el sol, la falta de alimento y agua empezaba a pasar factura. Ya llevaba más de 10 horas sin beber una gota de agua lo cuál provocaba un fuerte dolor de cabeza y de dolor de estómago. Empezaba a ser urgente hacerse con algún alimento o algo de agua, porque de seguir así terminaría muriendo de inanición.

Llegar hasta el avión agarrada por Andre acabó con las últimas fuerzas de la mujer que le pidió que parase o caería al suelo ya que se sentía incapaz de seguir agarrándole. Sus últimas fuerzas acabaron cuando llegaron a aquel lugar quedando completamente agotada.

El cansancio, el sol, la falta de alimento y agua empezaba a pasar factura. Ya llevaba más de 10 horas sin beber una gota de agua lo cuál provocaba un fuerte dolor de cabeza y de dolor de estómago. Empezaba a ser urgente hacerse con algún alimento o algo de agua, porque de seguir así terminaría muriendo de inanición.

Una imagen valía más que mil palabras:

La columna de humo que podían ver desde lejos era la que provenía del avión en el que viajaban. El vehículo se había partido por la mitad y solo podían ver la primera mitad. Lo más probable es que el resto se hubiera perdido en el mar.

Aquel lugar estaba lleno de hierros y restos del avión, en varios puntos había pequeños incendios pero ninguno lo suficientemente grande como para que pudiera poner en peligro la jungla. Por suerte había caído muy cerca de la playa y no de la vegetación que había cercana.

Por el tamaño del fuego ya no parecía peligroso investigar a ver si había alguna posibilidad de encontrar algo que resultara de utilidad.

Allí también había un par de supervivientes, dos chicos bastante jóvenes, uno pálido con la cara desencajada por algo que parecía haber visto y el otro que parecía haber encontrado un par de maletas con algo en su interior.

La vista comenzaba a fallar para el jovén Arthur, las horas sin alimento y agua eran un problema que se iban sumando a las heridas, tenía ese sabor metálico en la boca, así como el dolor estomacal provocado por el hambre,  sin embargo al encontrar su maleta el muchacho no pudo mas que soltar una lagrima, ahora aquel plan de veraneo parecía tan lejano, un suspiro de resignación afloró en el joven, pero ahora no había tiempo de lamentarse.

La segunda maleta contenía cosas de alguien más, por su mente pasaron muchas cosas, en especial ¿Quien demonios lee en el verano? pero bueno el era un caso raro igual y ahora eso no tenía sentido, en especial con la boca seca, el otro chico parecía absorto en sus pensamientos y para Arthur esto le parecía desconcertante, molesto y a la vez raro, aún así tenía conseguir, y para su suerte había mucha el vasto océano se extendía por la playa, el problema era que toda esa agua salada poco le sería útil, si tan solo hubiera prestado mas atención a los programas de Discoverý Chanel o de National Geographic podría haberse ideado algo, pero ahora todo era confuso.

Pero esto era una playa o isla y si había vegetación era muy seguro que encontrará cocoteros o algún tipo de fruta,  lo que fuera sería bueno siempre y cuando no lo matará en el proceso, como el otro chico parecía absorto en sus pensamientos, el joven Arthur dicidió dejarlo ahí, por ahora era necesario encontrar algo que beber o comer, tomo todo lo que había encontrado y se dirigió al este para seguir explorando la playa.

-*Bro*- le dijo en un grito -*iré por agua  y comida , ¿Quieres venir?*- mencionó el muchacho caminando hacia la selva, si había arboles y plantas habría comida eso era indiscutible.

Vanesa se encontraba tan débil que pensó en quedarse tirada en medio de la arena y dormirse un ratito al sol. No tenía ganas de seguir luchando, la cabeza embotada y el dolor agudo en el estómago empujaban a la urgencia de beber o comer algo, amén de que estaba segura de que de encontrarlo el dolor de estómago no pasaría.

Sin decir nada, se adentró en el avión buscando quizás alguna botella de agua que pudiera quedar, o algún líquido que poder beber. Quizás por allí dentro encontraría algo.