Partida Rol por web

Una sonrisa de suficiencia aparece en los labios del hechicero chelaxiano. El tambien ha percibido la "peculiar entrega" de Asram. Y siente curiosidad, por supuesto.

- La elfa tiene razón. Debemos revisar nuestro carro para ver lo que nos han sustraido. Mañana será mas oportuno para perseguirlos a la luz de la mañana. Ni el mejor rastreador podría hacerlo ahora. - dicho esto miro a Erika- ¿Revisamos el carro?

Faltan algunas de las mercancías falsas, pero sobre todo falta el cetro.

Despues de revisar el carro para asegurarse de que se hubiesen llevado el cetro, William sale afuera del mismo y habla con sus compañeros.

Como temiamos han robado lo más valioso que llevabamos. Alguna que otra cosa, pero lo importante que era el cetro se lo han llevado esos malnacidos. Está claro que sabían lo que tenían que buscar.

No obstante yo no partiría hasta que amanezca, será mucho más facil seguirles el rastro.

Dicho esto, el explorador se volvió al lugar donde dormia y se preparó nuevamente para dormir.

Bueno, pues despertarme cuando me toque hacer guardia.

Estaba claro que no pensaba hacer nada por los soldados caidos ni por los ladrones muertos.

Aslam asiente en silencio. Por el gesto de su rostro, sea lo que sea aquello que acaba de llevarse entre manos con uno de los soldados parece haber salido mal, o al menos no según lo que el pícaro esperaba.

-Menos mal que el asunto del cetro va por el buen camino, que si no--se guarda para sí el señor Musa con la mirada perdida en algún punto allí delante entre las ruedas del carro.

Supongo que teneis razón. De todos modos, os aconsejo que sigais vuestro camino al amanecer. Nosotros decidiremos qué hacer si el rastro sigue estando fresco. responde uno de los guardias.
Uno de ellos se mantiene en guardia mientras los demás van a dormir.

Erika y Maedros se animan a registrar su propio carro en busca de equipo, pociones o pergaminos que pudieran resultar útiles en la empresa que estaba por comenzar, al fin y al cabo, ya sabían que dejaríamos tirado el carro, ¿Porqué desaprovechar el cargamento?

Ya convencerían a los hombres de Thakur para acompañarles al día siguiente con mejores argumentos, por ahora descansaría, que era su prioridad, ojeé a Alfik que asintió confirmando que él llevaba el objeto buscador, asi que junto a Maedros y quien se uniera, saqueo nuestro carromato.

Al cabo de un rato el mosqueo del joven de Absalom ha desaparecido por completo. Tumbado boca arriba bajo el cielo estrellado, el pícaro de lengua suelta disfruta de la leve bajada de temperatura que brinda la noche al tiempo que observa divertido a sus compañeros.

-Míralos, me recuerdan a los gitanos chatarreros que rebuscan en la basura de cualquier gran ciudad.

-¡Je, je, je! ¿Hay algo interesante por ahí o qué, chicos?

Amanece sin ningún incidente. Los hombres del Thakur son madrugadores y se levantan al salir el sol.
Sin dirigiros la palabra comienzan a buscar rastros. Sin embargo, maldicen al no encontrar nada.
Esos malditos ladroenes parecen fantasmas. No hay ni rastro de ellos. Tendremos que ir a reportar a Niswan.

El amanecer llega sin más contratiempos, por suerte. Y mientras se despeja, William observa divertido como los hombres del Thakur no encuentran ningún rastro de los bandidos.

Es normal. Ya ha pasado un tiempo, y si no hay ningún rastreador con ellos no van a encontrar nada.

No obstante, el explorador no hace ningún comentario sobre sus habilidades y espera  a que se marchén antes de ponerse él manos a la obra.
Sí, tienen el aparato que les ayudará a encontrar el cetro que se llevaron, pero aun así quiere confirmarlo con sus propias habilidades.
Empieza mirando por donde se perdieron de vista los bandidos, pues cerca del carro hay demasiadas huellas.

Maedros hechiza al guardia que habló con Aslam. El hombre, muy servicial, te cuenta que rechazó el mensaje que le pasó el Andorano. Te dice que no es mensajero de ningún ladrón de esclavos.

Por mucho que William busca no hay rastro de los bandidos. Ha tenido que ser magia.

Aslam ayuda a William en la búsqueda del rastro, pero cuando está claro que están perdiendo el tiempo, el pícaro desiste y trata de consolar a su compañero:

-No pasa nada, campeón. Ocurre hasta en las mejores familias. Un día malo lo podemos encontrar todos. Además, tenemos justo lo que necesitamos para dar con ellos. Ya demostrarás tu valía en la próxima ocasión. ¡Je, je, je!

Por la naturalidad y sinceridad que se desprende del tono empleado, no sabríais precisar con absoluta certeza si el joven de Absalom está mofándose del explorador o si, por contra, intenta realmente animarlo.

- Alabo su buen gusto. Es inadmisible que se intente abusar de la propiedades de otro. Lamento los problemas que mi compañero ha podido producirle. ¿Tiene copia del mensaje que le entregó? Preferiría conservarlo, si no le es molestia

Maedros niega con la cabeza, molesto con el rumbo de los acontecimientos. O al menos simulando estarlo.

- Al menos hemos eliminado a algunos de los bandidos. ¿Es muy común ataques como este? - le pregunta el hechicero a los guardias

Ni siquiera lo leí, amigo. Se lo devolví al andorano.

Despues de dar una vuelta en los alrededores buscando rastros de los bandidos, William se levanta malhumorado.

No lo entiendo. No hay ningún rastro. Una cosa es que sea debil y dificil de seguir, pero no que no encuentre nada.

Cita:

El explorador miró con cara de pocos amigos a Aslam. Estaba claro que no tenía de idea de lo que hablaba.

Mira chico, sólo voy a decirlo una vez.  Aquí ha pasado algo raro. Los bandidos han desaparecido sin más, y eso implica problemas mayores. Al no haber nigún rastro, ahora dependemos exclusivamente del objeto mágico para seguirles. Y no es bueno depender sólo de la magia.

Despues del comentario miró a Erika y Maedros.

Sin ofender, claro está.

Mientras comenzais a rastrear los hombres del Thakur se impacientan. Nosotros vamos a reportar a Niswan. Tened mucho. Os desaconsejamos que intenteis seguirlos. Su lider es un poderoso druida y desconocemos el alcance de sus poderes. Lo mejor que podeis hacer es seguir vuestro camino e intenta vender lo que os quede de mercancía
Tras decir esto se marcha.

William acaba de pertrecharse. Y con su mochila al hombro y sus armas preparadas espera a que los demás estén también listos.

Obviamente dejaremos el carro aquí. No tiene ningún sentido cargar con él y tampoco hay nada que nos sea útil.

Afrik saca el aparato. Veamos qué señala.

-Así que un druida, ¿eh?--repite Aslam pensando en voz alta--Bueno, quizás esa información pueda sernos de provecho en el futuro.

Una vez que los guardias del Thakur se han marchado, el pícaro de Absalom aguarda impaciente a que el enano les indique por donde comenzar gracias al poderoso artilugio que les prestaron.

-Te acompaño en cabeza, William--se postula finalmente el risueño joven de manera voluntaria--Cuatro ojos suelen ver más que dos.