Partida Rol por web

Veía el terreno, claro que lo veía. Me llevé las manos a la cabeza. Comenzaba a dolerme quizá por el sol, quizá la molestia del pié subió. No sabía, todo era posible.

- ¡Detengan su cuchitreo! - levanté la voz mientras me sobaba las cienes - cuando llegue los malditos exploradores que trazaron este mapa de mierda tendrán la mitad de al ración de agua - murmuro mientras me volteaba al grupo. 

Le tendí el mapa de nuevo a Emeth y miré a Dasha. ¿Valdría la pena arriesgarse? 

-Muchacha - le hablo a chica que peleaba con el explorador - dale una revisada al mapa y dame un estimado de cuanto tardaremos en bordear esto y retomar el camino.

Si tardabamos mucho, podríamos perder la invicta y si no había nada util a donde ibamos. Estaríamos muertos. Si bordeabamos y no encontrabamos un lugar más llano, terminariamos por descender finalmente. No quería arriesgarme tanto, pero por ahora era la opción más lógica. 

- Y vendemelo bien o prepárate. La piedra en este punto debe estar ardiendo - le comento a la joven y alzo más la voz - ¿Alguno tiene una idea? 

Iniciaron su marcha en el sentido contrario en el que lo hacía la Invicta. 

Todavía quedan muchos en pie

Observó Dasha con cara de nada, como si nadie valiese el aire que respiraba, como si absolutamente todo le diese igual. Después llegaron los muertos, y los miró con desprecio hasta que toparon con una mujer de larga melena rubia. La cara de la muerta estaba enterrada a medias en la arena, la otra mitad de su rostro estaba cubierto por sus cabellos. Dasha se detuvo en seco, con los ojos clavados en ella, el tiempo se había detenido y parecía incapaz de apartar la vista de aquel cuerpo inerte. Era como si hubiese visto un fantasma. 

Finalmente Miller había logrado arrancarla de ahí con mejores o peores modales, pero la cría parecía estar más enfadada de lo habitual desde entonces.

Continuaron caminando hasta llegar a aquel punto de inflexión, el camino parecía cortarse en seco y frente a ellos poco menos que un precipicio a superar si deseaban llegar al lugar de destino. 

¿cómo se supone que vamos a bajar por aquí?

Un chico y una chica se discutían estúpidamente. Parecía que a ella le importaba demostrar que sabía más que el resto, como si eso le fuese a servir de mucho.

- Eso, que encuentre un camino y si no que baje ella la primera - sugirió a su padre con cara de malas pulgas. Si la tal "manos torpes" se despeñaba ya sabrían lo que no debían hacer el resto.

- Oye - se dirigió entonces al chico que había estado a punto de caer - ¿tú ibas con el grupo de exploradores que vieron ese sitio antes? Si ellos llegaron es que hay un camino por el que ir, y dudo que bajasen por aquí por si acaso encontraban algo sin matarse - Parecía lógico que el grupo de exploradores anterior hubiesen hecho un camino distinto a ese, además si Jord Coram sabía que existía aquella especie de base, si conocía su ubicación en el mapa, resultaba evidente que al menos uno de aquellos exploradores habría sobrevivido.

Tras aquella pregunta se quedó mirando al chico con los brazos cruzados y cara seria, en un gesto que muchos podrían definir como de sobrada.

Sentía la risa brotar desde el fondo de mí garganta, pero me las arreglé para reducirla, enseñarle quien manda y solo mostrar una sonrisa ante el comentario de Dasha. Luego me ubiqué a su lado mientras interrogaba al muchacho. Tenía la razón. Era como su madre quizá en ese aspecto.

Miré con el sueño fruncido a Nepos. Realmente no había pensado en eso. Habíamos caminado más, pero ¿tanto para desviarnos?

Me froté la barba e intercambié la mirada entre Dasha y Nepos. Al final me paré junto a mí hija para darle más fuerza a sus palabras. No es que las necesitara. Había sido muy clara y esperaba no tener que decir yo lo que pensaba. Siempre estaba la posibilidad de que Jord se haya querido deshacer de nosotros, pero no tenía sentido ¿Por qué nosotros?

Para ir y regresar en un día, debieron bajar por aquí o encontrar un camino. De haber bajado ¿lo habrían marcado? -Posiblemente si deba haber un camino.

-Pues andando- Le responde al panadero cuando este por fin decidió unirse al grupo.

Y por fin inicia la marcha, los más "fuertes" entre los débiles comienzan la la búsqueda de la esperanza, que ya muchos la dan por perdida. No es así para Hegan, pues su eterna voluntad de encontrar el camino a casa le guía y le da ánimo en la marcha.

Incluso cuando pasaban cerca de los afortunados de la Invicta, Emeth y el panadero iban a su lado. Imágenes de cuerpos maltratados, que no hacían otra cosa que recordarle al desnutrido niño caer al suelo en sus propias narices, y la impotencia se apodera de él nuevamente, recobrando calma otra vez al mirar a Emeth, que parece comprender todo su pesar, y le pide calma con un gesto, haciendo que Hegan haga una profunda respiración y cierre los ojos.

Cerca está el panadero que realmente parecía moverse gracias a la inercia de su cuerpo, más dormido que despierto.

La marcha se detiene, habían llegado a un acantilado de suma peligrosidad. En otro momento Hegan se dispondría a ser el primero en intentarlo por la vía fácil, pero su estado actual le suprimió esta idea tan rápido como llegó a su cabeza.

-Yo propongo rodear esto,  la invicta se mueve cada vez más lento y será fácil alcanzarla, no creo que sea buena idea tomar tanto riesgo ahora.

Sus palabras salen casi sin pensarlas, no le convenía por su estado físico actual bajar por ahí, pero si el grupo al final decidía hacerlo, lo intentaría pues no iba a permitirse ser el eslabón débil.

El muchacho hace un mohín contrariado, arrugando la nariz y blandiendo una sonrisa sarcástica al reparar en la actitud protectora de Miller.

-No soy de los que llegaron ayer o ahora estaría descansando. No se nada de lo dices pero si lo piensas, partieron con la suficiente distancia como para haber pasado...- hace una pausa y asciende a un pequeño saliente para vislumbra mejor el discurrir de la desnuda loma.-por allí. Si, es el camino más sencillo ya que es donde nace la cadena de colinas.- soltando una mano, señala hacia el norte, cuya vista tapan los peñascos que os dan cobijo.

La sonrisa de suficiencia al bajar es claramente una bofetada invisible dirigida a la hija del sargento. -Unas 15 carreras si no 20. Con suerte, alcanzaríamos el lugar a medianoche.- concluyó antes de dar un trago de su odre.

-Y este mapa es un caos lleno de manchas indescifrables.-comentó en tono seco la muchacha. Le irritaba fallar contra las artimañas de Jord una vez más. Seguro que todo aquello no era más que un pretexto para enviarla a la muerte! -No se sabe si esto es una colina, un símbolo de algo o una flema seca... y el que esté pintado en sangre no ayuda! Maldito Coram!- tras decir esto último, se sonroja y baja la mirada.

Lo ha exteriorizado. Grave error. No cabía duda de que todos ellos estaba aliados con Coram y ahora sabían de su antipatía. Tendrían transmisores? Vendría Coram en persona para matarla? No lo creía. Seguramente el sargento lo hiciera. Le quebraría el cuello con esas grandes manos como si fuera una ramita. Si, seguramente eso haría.

-Disculpad. Tengo que ir al servicio.- anunció con voz aflautada y cargada de nerviosismo.

La discusión era absurda. Por el punto en el que se hallaban no podían bajar si despeñarse, eso lo veía cualquiera. Por tanto detenerse a charlar era perder un tiempo precioso, sobre todo si querían regresar con la Invicta sin contratiempos. Bueno, de eso nada, pensó con acritud, iban a un fortín militar, complicaciones habría, y lo de regresar... ya se vería.

-Sigamos andando hacia ese camino que dices, Sagaz. O busquemos si hay algún otro, más adelante. Tendremos tiempo de sobra para hacernos críticas y dirigirnos puyas unos a otros. Deberíamos recordar que estamos juntos en esto, todos hemos aceptado. Discutir sólo va a abrir brechas entre nosotros, y no nos conviene, no, no nos conviene.

Se arremangó algo la falda para no tropezar con ella en algún momento, y la ató a un lado. Los pantalones que llevaba debajo estaban rojos por el color de la tierra polvorienta que habían estado cruzando, pero eran seguros en cuanto a andar con tiento.

Iniciar la marcha en sentido contrario a la Invicta, no fue tan díficil como se había imaginado. A su lado Hegan y el panadero de piel oscura parecían, más que caminar, arrastrar por el suelo sus almas con cada paso. Al pasar junto a los afortunados, notó que la expresión de tristeza en su joven amigo se agudizó. "Al parecer el pesar que carga en sus hombros esta mañana tiene que ver con alguna muerte durante la noche. Ese chico tiene un corazón demasiado grande...". Para intentar consolarlo, o al menos mostrale que no está solo, le hace una señal de calma con la mano. Este parece entenderla y continúa callado.

Tras caminar un rato, después de separarse de la columna, el grupo llegó a un acantilado, y varios de los miembros comenzaron a discutir sobre el mejor punto para franquearlo. Emeth trató de mantenerse al margen, lo más lógico era no poner en peligro sus vidas intentando bajar por aquel lugar tan inestable, pero tampoco podían permitirse perder mucho tiempo buscando un paso seguro. De momento le llamó la atención que una de las mujeres que discutía maldijera a Jord Coram. Nunca había escuchado a nadie de la columna referirse así a él, casi todos lo consideraban una especie de enviado divino, y los que no, pues aún así lo respetaban demasiado.

El simple acto de caminar hacia adelante es toda una odisea para mi voluntad. Que empieza a flagear, ante la fatiga, el necesario descanso que mi cuerpo necesita para reponer mis energía perdías.

Y aunque termino llegando junto a Hegan y los demás. Esto no quita que halla sacrificado un grave precio para mi cuerpo, que casi desplomado me siento en el piso. Cansado de tanta esfuerzo fisico, respirando pesadamente y con los ojos casi cerrados.

-Y aun falta mas, debemos bajar. Seriamente, no debí haber llegado a esta expedición.- Pienso funestamente, mientras que mi cuerpo arenoso se recostaba mas entre la roca. Que de mal lugar para dormir lo era, pero para mi que tanto había caminado desde ayer importaba poco para mi todo lo que necesitaba era un descanso.

Descanso para mi cuerpo y mente, que ni puede ser obtenido. Porque pronto, una pelea entre nuestro hermanos y hermanas se presenta en acción. Impidiendo que pueda conciliar el sueño reparador. Terminando levatandome de la tierra y finalmente contemplar la lejanas tierra.

Quedando mudo, ante el pensar que quiere que todos bajemos por aquel acantilado una situación muy peligrosa. ¿Pero, que podría hacer yo ? Ni ninguna idea se me ocurría, ni dudase que pudiera retroceder ahora.

Solo seguir hacia adelante, aferrado a lo poco que conozco de la Invicta.

- ¿Ves? no era tan complicado - responde a Nepos por la simple razón de tener la última palabra. - Pues eso, o caminamos hasta media noche para llegar allí, o bajamos por este despeñadero. - miró al resto del grupo, ¿qué decidirían?

- ¡Eh tu, meona! -  Dijo a Suzett viendo como se alejaba - el servicio está ahí abajo - y señaló al final de la bajada. 

¿Qué se cree esta tía? ¿Que nos chupamos el dedo? Si deja este grupo será porque se haya muerto, no sería la primera vez que por que alguien decida ir por libre delate la posición del resto. ¡Y una mierda!

Estaba enfadada, y poco importaba con quien descargar su rabia, tan solo quería dejar un poco de toda aquella rabia fuera.

15 o 20 carreras Probablemente regresemos al alba, y después tendríamos que equiparar la distancia con la invicta. La chica posiblemente pueda conseguir un camino en diagonal para reducir el tiempo y llegar un poco más cerca de donde debiera estar. 

- Puede hacerse - murmuro ajeno a las discución.

Nos tomaría un día completo, quizá un poco más y luego tendríamos que marchar con la invicta. Sería agotador, pero eramos menos y vamos más rápido. Puede hacerse.

- Buen trabajo, chico - le doy una palmada cuando baja antes de dirigirme al resto del grupo -Tomaremos un desvío, no vale la pena arriesgarnos tanto por ahorrarnos unos "minutos" de viaje - miro a la chica que se alejaba hacia una duna y sonrío la gracia de Dasha. Asi eran los jóvenes - Aprovechen todos de escurrir. No nos volveremos a detener.

Les observa discutir sin saber muy bien si intervenir o no, tampoco es que sea ése su campo de conocimiento. Opta por ver cómo vuelan los cuchillos de un lado al otro, con mayor o menor éxito.

- Sea lo que sea, tenemos que hacer algo. Si nos quedamos aquí parados metiéndonos los unos con los otros, ninguno ganará. Bueno, sí habrá un ganador. Este maldito desierto. Y si algo tengo claro es que no quiero terminar como los demás que hemos ido dejando atrás. Nos caigamos mejor o peor, estamos juntos en esto y, como ha dicho Olessia, no nos conviene en absoluto abrir una brecha entre nosotros.

Con un resoplido se echa a caminar hacia donde señaló Nepos y espera, con creciente impaciencia, que la expedición encuentre algo o, sin esperar a la siguiente noche, se habrá roto y, al hacerlo, habrá sellado el destino de todos y cada uno de los individuos que la formaban. Incluida yo misma.

La cara del muchacho se tuerce con una mueca de sorpresa. Esperaba que su informe los desanimara no todo lo contrario. Él no quería descender por el desfiladero pero... dar un rodeo de quien sabe cuantas carreras?! No por Áras! Él solo quería que el maldito Sargento dijera que lo mejor era tomarse un descanso! No que la marcha continuase!.

-Esperad! Ahora que lo pienso... bajar esto no puede ser tan difícil!- se acerca al desfiladero y comienza a revisar el desfiladero con la intención, ahora sí, de encontrar un camino de descenso seguro. -Ahí! Esa parte parece la mejor opción! Sargento venga a ver esto!-

La "senda fácil" consiste en un pedregal, una escombrera que deja un reguero de pequeños peñasco. Sin duda, restos de algún desprendimiento que descienden durante gran parte del desfiladero. No es un descenso fácil pero el muchacho parece haber encontrado el mejor paso que ofrece esta zona del precipicio.

A pesar de su opinión anterior, el desgaste físico de Hegan le impedía seguir, de momento, la marcha para rodear el inclinado acantilado. Sin embargo, el joven Nepos parece encontrar una vía más rápida, que aunque sin dejar de ser muy peligrosa, parece bastante factible, tanto es así que esto combinado con las pocas energías provocan que reconsidere su anterior decisión y se incline a ver lo que mostraba el muchacho.

Antes de hablar mira hacia Pinga, a quien se le notaba bastante su deteriorado estado físico, seguro que tanto como a él. -Quizás Nepos tenga razón, y podamos ahorrarnos algo de tiempo ahora que nos muestra esta vía de descenso- comenta para los demás y busca en Emeth algún gesto de aprobación.

Sus opciones se habían reducido bastante, en su estado, más que ayudar constituiría un estorbo para el grupo y eso es algo que su moral no le permitiría -Si finalmente deciden rodearlo necesitaré descansar primero, o arriesgarme por mi cuenta a bajar por ahí- Murmuró para sí mismo, mientras se acerca un poco más al borde tratando de evaluar mejor aquel pedregal.

Le pongo la mano en el hombro al chico mientras ojeo el pedregal el que hablaba - Cuando se quiere se puede - pensaba no decirle nada. En otros tiempos le hubiera ordenado bajar, regresar tomando el rodeo y después bajaría con nosotros. Pero no tenía ni el tiempo, ni la autoridad, ni las ganas. Me limité a asentir. 

- Espero que hayan meado todos. Bajaremos por ahí - señalo el paso que mostró Nepos. Había recordado algo importante, delegar, era algo bueno, pero nunca estaba demás supervisar a las personas que conoces recién.

El paso se veía lo suficientemente seguro como para que una caída resultara casi letal. Posiblemente rodaríamos hasta abajo y terminaríamos con uno o dos huesos rotos, pero el tiempo que nos ahorraba valía la pena. Dos días de caminata seguidos era algo que no muchas personas estaban dispuestas a hacer.