Partida Rol por web

Jerry señala las escaleras, indicando que quizás deberían subir por allí.

Cuando el Detective Thomson se gira para señalar la escalera, su elegante chaqueta se engancha en el borde de una de las cajas, haciéndola caer al suelo con gran estruendo. Se escuchan pasos y un rostro barbado y de piel morena asoma por la escalera. al veros, el hombre comienza a gritar:

- ¡Ոստիկանության! ¡¡ասված!!

Genial, el señor pies de mantequilla, es hora de que hagamos algo. 

Apunto al hombre mientras digo Policia, sera mejor que se esten quietos. A la vez mi arma ya esta amartillada para disparar si hace falta.

Thomson intenta sujetar la caja antes de que choque contra el suelo, pero no le da tiempo y casi le aplasta el pie. Eso sin contar con que el ruido ha hecho que un ruso barbudo, o algo así, ahora les grita desde la escalera.

Se aproxima con cautela hacia las escaleras aprovechando la cobertura de la otra policía. -Las manos a la vista. Bajad aquí, joder. Les invita a acercarse con un leve gesto que hace con el revólver.

Los hombres corrieron, y de una puerta que no habíais visto salieron varias mujeres gritando, tratando de llegar a la escalera.

- ¡մինչեւ! ¡մինչեւ! ¡է փախչող!

Las gaitas infernales parecen estar sonando cada vez más y más frenéticas.

no se queda quieto ni dios asi que pues alla que vamos. levanto el arma y disparo al aire una vez

Os estais quietos o juro que os voy a meter un tiro a cada uno entre ceja y ceja para que os esteis quietos de una puñetera vez.  Thompson ve deteniendo a uno por uno Pequod vamos a ver de donde viene ese sonido que me esta dando dolor de cabeza 

Eva se había dejado arrastrar al interior del edificio sin poner mucha resistencia. Maldecía por dentro el instante en que había dicho que "allí" había un ruido. Ahora, por culpa de eso, se encontraba en medio de una vorágine de gente que balbuceaba locuras, junto a una Annie bastante desquiciada. Le gustaba más la idea de entrar a reconocer cadáveres. Para eso sí tenía capacitación. Para enfrentarse con unos esquizos, tenía menos de la que desearía tener.

- ¿De dónde viene ese ruido? - incursiona por una de las habitaciones mientras la señorita Hall saca el arma - ¡Eh! Pequod, venga conmigo, esto me está poniendo la piel de gallina. Voy a hacerle una traqueotomía a quien esté tocando la gaita tan condenadamente mal.

"¿Qué hace alguien como yo en un sitio como este?" Es lo que se le pasaba a la doctora Lindsay por la cabeza. Lo único que tenía a mano para defenderse en ese momento, era una de esas jeringuillas de cristal con punta de acero lavado, poco útil, a menos que la rellenase con alguna sustancia tóxica. De todas maneras, la sacó. Menudas pintas. Tampoco, esa minucia iba a detener la estampida humana.

Cuando se escucha el disparo, las mujeres comenzaron a gritar. Se escuchan más pasos y carreras. Una caja cae al suelo cuendo dos hombres intentan salir del sótano por la puerta por la que habéis entrado. Cunde el pánico.

Un hombre barbado de piel morena se abalanza sobre el grupo. En el último instante, un cuchillo brilla en su mano cuando lanza un tajo contra Annie, que pasa rozándole el cuello.

Y así es como el caos se apodera de la situación. Seguro que todo el mundo en ese maldito edificio ya estará en alerta.

-¡Maldita sea! Los gritos y las carreras se intensifican, pero consigue ver un destello metálico por el rabillo del ojo. Se aparta en el último momento y ve cómo un cuchillo pasa rozando el cuello de la detective. Será muy antipática y todo eso, pero aún así se le encoje el estómago. Levanta el revólver y dispara al barbudo, sospechando que ese disparo joderá las cosas aún más.

Veo el cuchillo y casi nu puedo pensar, me roza por unos milimetros y noto un disparo, el olor de la polvora mientras intento sujetarle por la muñeca para poder desequilibrarle y lanzarle al suelo si mi compañero no le ha matado.

Policia todo el mundo quieto

El hombre cae al suelo con un grito, mientras el humo del disparo hace que os piquen los ojos. Pasos, gritos. Gente corriendo, intentando Dios sabe qué.

Y las Gaitas infernales que no dejan de tocar.

Y entonces el edificio entero parece gemir, y unas grietas aparecen en las columnas que sostienen el techo.

Creo que lo de "policía todos quietos" se lo han pasado por el forro de la gabardina de tweed y eso mismo compruebo, al ver que todos siguen excitados e inquietos.

El gemir del edificio, fíjate, eso me preocupa bastante más.

- Oye, esto se va a caer de un instante a otro - grito a mis compañeros. Hacerme la autopsia a mí misma, todavía no es mi especialidad - ¡Salgamos!

Las grietas son preocupantes, pero el edificio parece poder aguantar todavía.

Tenemos que ver si hay alguien mas en el edificio que no sea uno de estos locos. replico mientras me preocupo mas del que tengo delante que otra cosa. 

No se ni como lo hago, pero es casi por que he crecido con chicos en mi casa y he aprendido a pelear de una manera u otra. Un puñetazo va contra el primero estampanadose contra su nariz, mientras el otro va al que tiene al lado para abrirme paso.

-¡Al suelo maldita sea! Con los oídos aún pitando por la estruendos detonación, Jerry intenta dominar a los que tiene más cerca. La situación es peligrosa y podría descontrolarse si toda esa manada decide que puede atacarles.

Sujeta a un barbudo por la espalda y lo empuja hacia el suelo. -¡Todo el mundo quieto! Alza el revólver hacia el techo, pensando en hacer un disparo que haga que le escuchen con más atención. Pero entonces repara en las grietas. O no se ha fijado o hasta hace un momento no estaban ahí.

Mira a sus compañeros un momento mientras forcejea con el otro. Su pregunta es más retórica y desesperada que otra cosa. -Joder, ¿alguien sabe ruso o lo que demonios hablen estos?

Parece que los esfuerzos de Thompson y Hall sirven de algo, y a medida que se abren paso, los sospechosos deponene las armas y se dejan caer al suelo. Un ocasional puñetazo o un golpe con la culata de la pistola consiguen que los más recalcitrantes dejen trabajar a las autoridades.

El interior de los edificios está, como sospechábais, interconectado por agujeros en las paredes. De hecho, todo el interior ha sido reconvertido, con paredes derribadas, muros donde antes no había, ventanas cegadas... Puertas y ventanas han desaparecido hace tiempo, al igual que la instalación eléctrica: El interior se ilumina con lámparas de aceite y velas amarillentas. Parece una especie de cueva primitiva, todas las paredes cubiertas de pintadas y de símbolos, con palabras en ese extraño idioma dibujadas con trozos de carbón. Hogueras en el mismo suelo hacen las veces de cocinas, alimentadas con restos de madera sacados de las puertas y los muebles. Hay camastros en los rincones y algunas habitaciones han sido convertidas en letrinas comunales. Es imposible saber cuántos de estos degenerados viven aquí, o cuantos pueden haber escapado por las aberturas y puertas traseras que pueda haber en el edificio.

Pero las gaitas no dejan de sonar, y no podéis localizar a ningún gaitero. El sonido parece expandirse por el edificio y venir de las mismas paredes, y de la calle llega un resplandor como la luz de la luna llena, brillando por todas las ventanas. Un resplandor que parece pulsar a la vez que los demoníamos acordes suben y bajan en su maníaco devenir.

En una de las habitaciones superiores sorprendéis a tres hombres. Están halando una cuerda por el hueco de una chimenea. Los tres visten largas túnicas de color rojo oscuro y llevan capuchas cubriendoles la cabeza. El último de ellos suelta la cuerda y comienza a rebuscar entre sus ropas mientras les grita a los otros dos, que siguen soltando cuerda rápidamente.

Miro la habitacion solo un segundo antes de apuntar con mi arma al que esta rebuscando y le disparo.

Mejor estese quieto. El resto donde esta sin soltar lo que tienen en las manos o puede que acompañeis a alguno de los que hay en la otra sala entre sangre.