Partida Rol por web

No se preocupe, que sepamos aun puede estar vivo replico mirandola. ¿por que las mujeres tienden a ser algunas tan melodramaticas?

Arqueo una ceja a las palabras de nuestro encapuchado. Me giro y le miro mientras hago una medio sonrisa.

¿A donde va por donde la bajabais? replico mientras carraspeo
Por lo menos ahora eso que tenia me servira y se que esa mujer no era lo que aparentaba. Muchas cosas son comprensibles.

El hombre se gira para encararse con Annie. Hay locura en sus ojos.

- Al infierno.

Y dando un paso, se deja caer por el hueco de la chimenea, el sonido de su cuerpo golpeándose contra las paredes ahogado por los alaridos de la gaitas enloquecedoras.

Niego mientras suspiro
¿por que todos tienen que hacer esa tonteria? miro al resto de los encapuchados.
Si alguno mas va a hacerlo que me lo diga para pegarle un tiro y me ahora tener que hacer el papelo.

Me acerco al hueco y niego otra vez.

¿de donde viene ese maldito sonido? Creo que necesitaria algo para ver como de profundo es y si hay fondo cerca...

Thomson no intenta detener el suicidio del encapuchado y de hecho se queda embobado mientras observa la caída del cuerpo por el hueco del ascensor, como si aquel hombre delirante fuese un fardo de formas caprichosas. -Todo es tan extraño...

Se vuelve algo tambalente hacia la que parece ser la hermana de Hirt. Saca con una mano temblorosa el único objeto capaz de tranquilizarle en medio del tumulto de las gaitas. Un mechero plateado y un paquete de rubios.-¿Y usted les llevó hasta el piso de Alaquin? Encontramos algunos...rastros allí. Es importante que sepamos si le han encontrado o no.

Después se vuelve hacia el último de los encapuchados para preguntarle algo en la misma dirección. -¿Tenéis al hermano? Quizás pretendas seguir el mismo camino que tu compañero, pero si te vuelo la rodilla quizás te cueste llegar hasta ese maldito agujero.

Hace una pausa y con los ojos inyectados en sangre alza la voz entre las gaitas. -¿Y QUÉ ES ESE JODIDO RUIDO?

- No... no. Ellos vinieron a mi casa y me trajeron aquí... no he salido desde hace días... no sé donde está mi hermano...

- El hermiano ies un blasfemo y diebe morirr. ¡Cuando lie encontriemos, sierá entriegado a Gorgo para quie se die un fiestin con sus huiesos!

Thomson asiente para sí, visiblemente aliviado. Parece ser que aún no han encontrado a Alaquin. Entonces, ¿por qué aquella farsante que se hizo pasar por la hermana les pidió su ayuda? ¿Para que ellos buscaran a Hirt?

-¿Gorgo? ¿Quién es Gorgo?

Jerry se acerca a sus compañeros, y les susurra. -Quizás no tengan a Hirt aún. Ahora debemos sacar a esta mujer de aquí y montar una redada para limpiar este sitio. Se frota la barbilla mientras piensa. -Pero deberíamos echar un vistazo para asegurarnos. ¡Ja! -Se golpea la frente y se le ilumina la cara. -Podríamos usar las dos túnicas de nuestros amigos para pasar desapercibidos. Quizás allá abajo haya un ejército de estos tipos.

Niego con un dedo al encapuchado y suspiro mientras escucho a mi compañero algo pensativa.
Podria ser, podriamos intentarlo, pero no hablamos como ellos ,por lo que pueden descubrirnos enseguida.

Tal vez nuestro desaparecido esta escondido en un lugar seguro o con un amigo

-Bueno, no es que me encante la idea pero si bajamos allí sin pasar desapercibidos...No sé, no sé qué más puede pasar. Jerry se agacha junto al cuerpo del tipo al que disparó y le quita la túnica. De paso, le registra y examina su documentación, si es que la lleva.

Mientras se la pone sobre la ropa, rezonga: -Bueno, sé algunas palabras de francés. Sé decir liberté, fraternité y...¿qué era lo otro?

A continuación recarga el revólver y se lo guarda bajo la túnica. -Veamos qué tienen ahí abajo.

Jack silencioso como siempre le da con la culata de su pistola a uno de los encapuchados para dejarlo insconciente.

Mejor que nadie pueda dar aviso detras nuestro.

Arqueo una ceja y niego. Me habia parecido oir unas sirenas antes, pero puede que sean imaginaciones mias. 

Bien, pero no podemos dejar a la señorita Hirt sola aqui con nuestra compañera. No puede acompañarnos, asi que tendra que ir a un lugar seguro. 

- Disculpa, aunque sea médico, también soy policía.- Sacó de su bolso un pequeño revólver. - Llevaré a este hombre afuera y esperaré los refuerzos junto con la señorita Hirt.- se giró hacia ella - ¿Puede caminar? ¿Puede llegar hasta la puerta?

La joven desaliñada asintió con firmeza.

- Perfecto. - Amartilló el revólver, cuando vió como el Detective Pequod dejaba sin sentido al sectario. Alzó una ceja y media sonrisa - Bueno, un problema menos del que ocuparme. Trataré de que los refuerzos lleguen lo antes posible y les diré que han bajado al sótano.

Y sujetando por un brazo a Marlene Hirt, salió de la habitación, revolver en mano.

La inciativa de la señorita Lindsay después de su permanente inactividad, hace que Thomson respire aliviado. Se cubre la cabeza con la capucha y se encamina con paso decidido hacia la puerta, para buscar una bajada menos accidentada que el hueco de la chimenea.

-Bajemos. -Su voz suena sombría y tensa, bajo el estruendo de las gaitas. Las antorchas arrancan dos reflejos siniestros en las gafas del detective. -Dios sabe qué estarán haciendo ahí abajo. No podemos esperar indefinidamente. ¡Vamos!

Mientras sus compañeros se preparan, recarga el revólver cuidadosamente. En lugar de arrojarlos al suelo, se guarda los dos casquillos usados. Dos balas disparadas, dos hombres muertos. O al menos muertos por lo que a él respecta. Eso por no hablar del hombre con anhelos de ser paloma que yace unos metros más abajo.

Parece cambiar de opinión y se acerca a la chimenea para buscar una bajada segura.

El detective observó la bajada. El viejo tubo de la chimenea había sido convertido en una escala, aros de hierro habían sido clavados en los ladrillos, formando una inestable escala hasta el fondo, más allá de los tres pisos del edificio. Luces y sombras se veían al fondo, indistintas.

Suspiro y me pongo una de las tunicas por encima mientras procuro tener paso libre a mi arma por si hiciera falta.

TEngo un maldito mal presentimiento, si iban a bajarla a saber que mas o quien mas habria alli abajo es mas casi deberiamos lanzar algo de fuego y esperar a  ver si se quema hasta los cimientos.

Lista, cuando quieras.

Thomson sujeta tentativamente uno de los aros metálicos y examina con precuación la bajada. -No sé si es buena idea bajar por aquí. El recuerdo del hombre de la túnica cayendo como un fardo no es precisamente alentador.

Jerry apenas necesita unos minutos para localizar un hueco de escaleras. Los bloques de construcción de la época compartían escalera común hasta el sótano. Apartando de una patada las paredes de madera, llegáis hasta una abertura que da al sótano. Luces de antorchas y sombras inquietantes se agitan en las paredes. Se entreven figuras encapuchadas, y escalones excavados en la tierra. La cacofonía de las gaitas oculta el avance de los Agentes.

Solo hago un leve gesto mientras me pongo la capucha y los sigo con el suficiente sigilo que nos permite el sonido.

Me paro abajo y echo un rapido vistazo a donde hemos llegado. No se por que ahora mismo desearia estar rellenando papeles, esas malditas gaitas, deberian dar clases de musica algunos.