Tendrías que desandar el camino y moverte por la ciudad, pero si, es posible, claro...
¡ah y otra pregunta! con aquello de coger la partida a medias no me pimplé... ¿Lo reconozco como Alaquin? ¿podría tener alguna repajolera idea de qué narices hace aquí?
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Creo que en algún momento salió una foto de alaquin por ahí, así que si lo reconoces (A lo mejor de entrada no...).
Sobre lo que hace él ahí... ¿Qué haces tu mismo? XD
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Tu...- Dice, poniéndose a su lado e intentado recuperar la respiración- eres Hirt, ¿verdad? ¡Alaquin Hirt! -Escupo sonoramente al suelo y añado- Oye, hijo de la grandísima puta, todo esto es por tu culpa, así que ahora mismo vas a serme de ayuda; dime algo útil, dime que hay al otro lado del puente, o que hay debajo o cómo cojones se sale de aquí. Házlo, porque si no,... créeme, esas bolsas de basura saltarinas serán tu peor problema.
Buscar una tienda de cómics, supongo. Cada vez las ponen en lugares más siniestros.
- No... no puedo... no puedo...
Al levantarle del suelo, notas su ligereza, los miembros le cuelgan desmadejados, como una marioneta sin hilos. La herida de su pecho se hace evidente: La sangre le mancha la camisa, el pantalón, hasta el suelo mismo. Tiene la piel pálida y los ojos vidriosos.
Alaquint Hirt está herido de muerte.
- El conjuro... la llave y la... la puerta... yo... yo sé... yo las conozco...
El teniente aparta, asqueado, la mano de la herida, ensangrentada y apestosa;casi tanto como ese sórdido lugar.
Vale... Alaquin...- Dice, intentando coger aire.- Vamos por partes... ¿ok? vale... vale...
Chasquea los dedos y dice:
La puerta, la puerta... ¿dónde está la maldita puerta? ¿al final del puente? Mueve la cabeza si estás de acuerdo, o pestañea, o yo que cojones sé.
- S... si... El puente.. La puerta... La torre... la torre es la puerta... la Torre es...
Alaquin Hirt agoniza en mitad de la ciudad alienígena.
Vale... Oye, mira, no te mueras aquí, ¿quieres?-Dice, con una expresión ansiosa- De todas formas... no creo que haya otro infierno después de esto...
El detective pone su mano en el hombro y dice:
Y el hechizo.. ¿De que sirve? ¡Enséñamelo!
- Las... las palabras y... y el cristal... Hay que romper... romper el cristal... y decir... las... las palabras...
La voz del joven es casi un susurro moribundo. Si quiere tener alguna oportunidad de escapar, tiene que ponerse en marcha ahora mismo.
joder, que se me muere... -Dice, nervioso.
-Alaquin, mírame, tienes que seguirme para salir de esta. Sígueme. ¿ok?
Y sin mucha delicadeza tiró de él para dirigirse a la ciclópea torre que el señor hirt mencionó entre estertores.
Alaquin apenas puede mantenerse en pie. Renqueando, dejando un rastro de sangre tras de si, comenzáis a caminar hacia la torre que se eleva hacia el infinito.
Las calles de la Ciudad os reciben con su arquitectura imposible y su geometría de pesadilla. El ruido de la comitiva infernal se escucha cada vez más y más cerca, los gritos y los gemidos de las gaitas rebotando en los cañones de piedra derretida, sumándose a la cacofonía bajo el cielo de nubes purulentas.
El peso de Hirt retrasa tus pasos. Caéis en esquinas que no lo parecen. Tropiezan contra paredes que parecen techos si los miras desde cierto ángulo. De alguna forma, las indicaciones murmuradas de Hirt os ayudan a llegar al puente.
El arco se alza sobre las aguas negras como un imposible hilo de oscuridad. El hierro negro parece agarrarse a la piedra de la ciudad y sus pilares se hunden en las oleaginosas aguas de debajo, a decenas de metros. A intervalos aleatorios, lámparas de aspecto orgánico, de hierro y plata, iluminan el camino con un fuego verde y enfermizo. Y más allá, la Torre, como un huracán de luz putrefacta, agitándose y elevándose hacia una luna marcada de cráteres desconocidos que contempla la ciudad como la calavera de un Dios Cósmico.
Por las calles de la Ciudad se acerca la vorágine de la procesión infernal.
- Hay... hay que cruzar... Hay que...
Alaquin señala al otro lado del largo puente, donde el vórtice de la torre se tambalea y refulge con luz malsana.
¡Volví!
Menudo genio... - Mascullo entre dientes, mientras aprieto el paso, cruzando el informe puente.
Me alegro compañero! Oye, por cierto, me he leido el caso de dexter ward (o algo así...) no será un spoiler, ¿no?
El primer paso en el puente resuena como una campana muerta lanzando un tañido moribundo. Hirt intenta mantenerse en pie, con poco esfuerzo, aunque cada vez está más ansioso y mira con ojos turbios la torre al otro lado del lago negro e insondable.
El camino es un calvario de oscuridad y horror. Las nubes arremolinadas insinúan formas demoníacas más allá de la imaginación. Las aguas se arremolinan de forma innatural en torno a los pilares de metal negro, como si una inteligencia maligna dirigiera las corrientes. La delgada pasarela de metal parece no tener fin.
Y entonces sentís el golpe, la vibración transmitida por el metal cuando, de la ciudad, la cacofónica comitiva llega a la cabecera del puente y comienza a avanzar por el puente. Alaquin clava sus manos en tu brazo, sus ojos llenos de horror cuando ve la gigantesca figura acéfala que preside la marcha, los pliegues de carne mórbida blanquecina derramándose por ambos lados del puente.
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No, tranquilo, puedes leer todo lo de Lovecraft sin problema. Esta aventura es la continuación del relato "El Horror de Red Hook", pero yo no lo consideraría un spoiler.
Y perdona la tardanza, tuve unas mini-vacaciones ^__^
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Por todos los infiernos... La voz del teniente temblaba, y las arcadas que antes parecía haber logrado retener, escalaban de nuevo por su aparato digestivo.
estaba cansado, arañado, arrastrando de un loco (si cabe más que él en esos momentos) moribundo y torpe. Pero, aún así rompió a correr por el puente, con la certeza de que no sólo corría por su vida, sino que por algo más profundo e insondable, capaz de aterrar al filósofo más escéptico.
traducción: rompo a correr como si no hubiese mañana. ¿Tengo que gastar algo?
Tirada oculta
Motivo: El Horror del Peunte
Tirada: 1d6
Resultado: 4
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Por supuesto: Tirada de Atletismo
Motivo: run!
Tirada: 1d6
Resultado: 1(+2)=3
gasto 2 ...
La criatura avanza con pasos pesados que hacen retumbar el puente como una campana fúnebre, pero a cada metro que recorres el peso de Alaquin se hace mayor. Es incapaz de mantener el paso, aunque lo intenta con las escasas fuerzas que le quedan. Sus zapatos caros, manchados de sangre, se arrastran sobre el hierro negro.
Cuando al sombra y el hedor de la monstruosidad te envuelven, tienes que tomar una decisión...
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La Criatura te alcanza. Si dejas atrás a Alaquint, tendrás que hacer una Tirada de Estabilidad y podrás hacer una nueva tirada de Huir.
Si no...
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Alaquin había sido un peso muerto todo este tiempo. Lo necesitaba seguramente más allá del puente. Pero, llámenle loco, pero el teniente cleveland sólo quería sobrevivir.
Jadeando ante las monstruosidades del subconsciente más tangible que calentaban con su aliento su nuca huidiza, el teniente emprende una torpe carrera por el puente.
Motivo: estabilidad
Tirada: 1d6
Resultado: 1(+3)=4
Motivo: run!
Tirada: 1d6
Resultado: 5(+3)=8
bendita mi suerte.
¿Han pasado horas o sólo unos segundos? ¿Es cierto que esta misma mañana estabas en Brooklin, pensando en qué restaurante almorzar? ¿Cuánto tiempo llevas corriendo, cargando con el moribundo Alaquin? ¿Minutos? ¿Horas? ¿Días tal vez?
Es imposible saberlo. El cielo purpúreo no cambia, no hay más luz que el enfermizo resplandor verdoso de las lámparas retorcidas. La cacofonía demoníaca de la procesión infernal es un constante aullar enloquecedor dentro de tu cráneo, y si vuelves a mirar atrás, sabes que enloquecerás de puro terror.
No te das cuenta de en qué momento abandonas el puente y entras en la ciudadela del otro lado. Seguido por los demonios, entras en una gigantesca plaza encajada entre edificios de pesadilla. Un anfiteatro se hunde en el suelo, gradas de piedra blanquecina como viejos huesos de dioses muertos asoman de la roca negra y fluida. Y en el centro, parpadenado dentro y fuera de la realidad, ilumianándolo todo con un resplandor mortecino que arrebata el color y la vida, la base de la Torre, alzándose infitina hacia el cielo, enloquecidamente, rodeada de figuras espectrales que vuelan fuera de la vista.