Partida Rol por web

-Sí, señor... Sí, el muro señor, sí... el muro.

Dijo Rougra y se fué caminando hacia un costado dejando a Jareth nuevamente sólo con sus pensamientos. Otros goblins paseaban por aquí, todos se inclinaban ante su majestad. Sin embargo Jareth no se sentía complacido con ello. Ni siquiera le molestaba realmente el árbol, era que tenía que tener, necesitaba algo para ocupar su cabeza.

-¿Señor?

Preguntó Rougra con mucha curiosidad.

-Señor, los goblins y yo, nosotros, erh... lo hemos visto... ERRHh cof, cof, ¿cómo decir?? Decir que está distinto, señor.

Rougra se llevó las manos a la cara, esperando una bofetada de Jareth (en realidad el rey sólo hacía el gesto jamás le pegó a nadie, pero no quería que ellos notaran eso)

-Sí señor... está como como perdido, señor...

Mi mirada siguió amenazante a las entrecortadas palabras del goblin, pero mi mente de nuevo se fue, cuando Rougra me volvió a preguntar me di cuenta de que me había quedado parado en la misma posición todo el rato – Tu preocúpate por el muro, me voy a mis aposentos, que no me moleste nadie en un rato

Verdad no le faltaba ¿Pero que podía hacer? Ummm ya sé, no se si será mejor o peor, pero en mis aposentos miraré una de mis bolas y allí quizás pueda ver lo que hace… lo que hace Sarah, sólo de pensar en su nombre siento el corazón en un puño.

Jareth, una vez en su aposento, mira en sus bolas de cristal. Sarah aparece, está más grande pero sigue igual de hermosa, quizás más si esto fuese posible. Está en el baño, pero no es el suyo, es un baño público o algo así. Se está retocando el maquillaje. Sendas ojeras violetas surcan sus ojos y su mirada está completamente apagada. No hay casi rastro de esa dulce sonrisa que él conoció, ni tampoco de su carácter aguerrido. Esta Sarah es una chica sola y triste.

Jareth vé algo más en su mano, ¿es un anillo?

Evidentemente es un anillo, uno de compromiso. Sarah se va a casar por lo visto, ¿entonces por qué está llorando?

Mi corazón se aceleró al ver a Sarah, pero al ver su rostro supe que algo no iba bien, se me contagió su tristeza, tuve ganas de hablar con ella, de intentar animarla, de abrazarla, pero estaba tan lejos…

Se me ocurrió una idea, sople levemente sobre la bola, con suerte le podría llegar algún recuerdo de mi, quizás mi olor, quizás una imagen, si es que esos recuerdos no se habían perdido ya para siempre…

Sarah miró hacia Jareth, a través de la bola de cristal que él sostenía entre sus manos. Incluso dijo el comienzo de su nombre.

-Ja..

Pero luego se calló. Negó con la cabeza y se alejó de su visión.

Jareth vió como la bola se oscurecía.

Por más que intentó retomar la comunicación, parecía que no era posible. Al menos de momento...

Por un momento mis ojos se llenaron de ilusión y mi mente de recuerdos, pero duró muy poco ¿Porqué se ha oscurecido la bola? ¿Estoy perdiendo poder?

Quedé abatido sumido en mis recuerdo, pero aún fui consciente de que algo debía de hacer o me sumiría en una profunda melancolía, mis sirvientes ya lo habían notado, el problema era que no sabía que podía hacer, no había nada que me levantase el ánimo.

De pronto alguien más entra en la recámara. Jareth ya iba a pelearse contra otro de sus goblins, ya que su ánimo no estaba para que lo interrumpan, pero entonces vió que no era un Goblin el que había ingresado a la sala. Sus cuernos, su pelaje, su capacidad de hablar con las piedras, sólo un ser en su laberinto podía semejantes gracias y ese era Ludo, solamente él.

-Ludo quiere hablar con Jareth...

Sus ojos estaban agobiados, tenía la cabeza medio gacha y sus brazos tocaban el suelo.

-Ludo quiere hablar... ¿puede Ludo hablar ahora?

Se irguió un poco más y luego agregó:

-Sino Ludo venir más tarde.

Alguien entraba y eso me espabiló, era… Ludo, nunca me hizo gracia esa enorme bola de pelo y menos desde lo de Sarah, en el que en pocas palabras me traicionó, pero era uno de los favoritos de ella y… digamos que le concedí una amnistía.

- eehhh, si Ludo, habla, te escucho – me incorporé y me puse más recto, se lo extraño también a él.

-Las rocas de Ludo le han contado algo señor Jareth.

Dice la bestia y se mueve pesadamente hasta quedar frente al rey goblin y entregarle una pequeña piedra, más chica que la palma de la mano del rey.

-Ella es Esperidita. Me contó de una bruja muy poderosa señor. Esta bruja está moviendo las cosas en este mundo, pero pertenece a otro.

Ludo agita su cabeza, negando, aunque tarda tanto que cualquiera podría decir que no se sabe bien qué está haciendo. Por suerte Jareth sabe que está diciendo que no, seguramente que no puede creer algo.

-Dice que la bruja vive en el mundo de...

Ludo baja la vista

-en su mundo señor, en el mundo de aquella a la que no nombramos....

Ludo se calla ahora, esperando la reacción de Jareth.

Fruncí el ceño, la bestia peludo se seguía explicando tan mal como siempre, le hacía gestos para que prosiguiendo hablando, que fuese al grano de la cuestón.

Agarré la piedra, pero pronto se la devolví ¡Piedras! Pero lo importante era el mensaje, no tenía ya bastante con un conflicto con el principe, como ahora tener también problemas con una bruja - No te entiendo ¿Y que cosas mueve? ¿Podéis llevarme a ella o a algo que haya “movido”? – comencé a mover una pierna impaciente

-Ehh?

Ludo pensaba, su cara hacia arriba, sus ojos abiertos mirando la nada.

-Ahhh... síi. Movió 2 árboles del lugar prohibido al Laberinto y otros dos del Laberinto al lugar prohibido.

Ludo miró a Jareth seriamente.

-También trajo algo del mundo, del otro mundo, del mundo de los hombres, trajo algo del mundo de los hombres al Laberinto.

Ludo se rascó la cabeza y comenzó a salir.

Jareth no sabía si quería que lo siguiera o qué, el bicho era medio lento.

Eché la cabeza atrás extrañado por los cambios que hacía, no parecía tener ningún sentido.

La grandullón era exasperante, me levanté y lo seguí, por si acaso le especifiqué – Llévame a donde están esos cambios – tenía que ir despacio, así que fui jugueteando con mi cetro

Ludo llevó a Jareth por el laberinto. Caminó a la derecha, luego a la izquierda, luego retrocedió. Volvió a torcer a la derecha, dos pasos a la izquierda y le preguntó algo a una de las rocas que había en un costado. Ludo asintió a lo que la roca le murmuraba aunque para Jareth todos los sonidos eran iguales. Es más, no oía nada de lo que la piedra decía pero, conociendo a Ludo, podía asegurar que la roca estaba hablándole.

Siguieron caminando un trecho más y entonces lo encontraron.

-Ahí -dijo Ludo señalando el objeto -este ser cosa de otro mundo. Este no estaba allí ayer...

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Jareth tampoco conocía semejante cosa, pero estaba de acuerdo que sólo podía provenir de afuera. Del mundo de ella a quien quería olvidar.

-Es como un plato -dijo Ludo -pero muy pequeño para mi comida...

A punto de impacientarme por fin llegamos a donde estaba ese extraño objeto, lo toqué con el pequeño cetro, nunca había visto una cosa así, me pregunto para que sirve.

Bueno, no parece peligroso, o eso es lo quiere que piense, en un primero momento iba a pasar del tema, pero igual que hice con Black preferí tomar precauciones por si las cosas iban a más ¿Pero que ocurre aquí a todos les da por alterar mi reino?

Le mandé un mensaje en una de mis bolas a la bruja:

Cita:

Jareth mandó su mensaje y esperó una respuesta. Miró la bola y en vez de recibir la respuesta, vió la cara de una chica, que parecía estar mirando dentro de la bola a su vez. Su expresión era de descreimiento, como si no entendiera qué pasaba. Luego sonrío y la imagen se perdió nuevamente. Jareth estaba más que sorprendido. Sea quien fuese la joven, no pertenecía al mundo del Laberinto. Ni al de Christian.

Las cosas se complicaban más conforme pasaban los minutos.

No obtuve respuesta, al menos no de la forma que esperaba.

No entendía nada, cada vez había más gente implicada y pasaban cosas muy extrañas, poco podía hacer y ya me había paseado varias veces por el laberinto, agradecí brevemente el aviso a Ludo y me retiré a mis aposentos a descansar.

Jareth duerme en sus aposentos. Sus sueños son intranquilos. Se mueve varias veces mientras habla dormido. Además, aunque está consciente de estar soñando, la figura de Sarah aparece delante suyo. Sus ojos son tan hermosos como aquella vez que estuvo en el salón de baile. Incluso llevaba el mismo vestido blanco.

-¿Jareth? ¿Dónde estás? ¿Dónde estás??

Jareth despierta con una sensación de vacío tan profunda en su pecho como nunca ha sentido. Afuera es de noche....

Pasé una noche muy mala, casi sin poder dormir y además los sueños fueron intranquilos, soñé con la dulce Sarah, ella me buscaba, con lo que yo la necesitaba y ella me buscaba…

Desperté siendo aún de noche, recordé que cuando intenté verla con mi bola apenas la pude ver unos segundos y parecía triste ¿Y si intentaba mandarle un mensaje, funcionaría? Por probas no costaba nada, procedí de igual forma y le mandé el siguiente mensaje.

Cita:

No, no oyes respuesta alguna a tu mensaje. Solamente te quedas un largo rato con la bola transparente, entre tus manos, haciéndola girar, con la esperanza vana de que te transmita un mensaje de Sarah.

Pero la bola de cristal sólo tiene algo para decirte.

Y eso es simplemente el silencio.

Me llevé una decepción, parecía que no me podía comunicar con ella, me quedé un poco abatido, pero me levanté pata seguir con mi rutina diaria pues algo tenía que hacer.