Partida Rol por web

Anguy permanece en silencio durante un buen rato. Aprovechas para estudiar a los guerreros reunidos en la plaza, tratando de distinguir aquellos que parezcan distinguirse entre el resto. Poco a poco la gente va volviendo a sus tareas, según el barril de cerveza va llegando a su final.

Serbal no tarda en volver, con un pequeño conejo entre sus fauces que lleva solícito a los pies de Anguy. El explorador se lo cuelga en el cinturón y saca de un jubón una tira de carne seca que le da al animal. Mientras el enorme sabueso la devora, su dueño le acaricia el lomo.

Ves como Areth sale de la cabaña de Jakko y mira a su alrededor. Te da la impresión de que no te ha visto y camina hacia Alex y Martha. En ese grupo, un enorme guerrero cubierto con la piel de un oso negro se gira sobre Alex, dando la impresión de que se lo va a comer de un bocado. Junto a ellos, Martha suelta una carcajada ante la situación, sin haberse dado cuenta de que Areth se está dirigiendo hacia ellos.

Se me congela la sangre en las venas por segunda vez en 5 minutos.

-¡¡Alto ahi!!- me aventuro a poner un dedo en alto delante del gigantón- ¡¡En ningun momento he usado el plural!!, ni se te ocurra acercarte a mí-, con voz más o menos firme, miro suplicante a Martha- ya tengo confianza, ya la tengo, en serio, quitarme al besucón este de encima por lo más sagrado.

Que mal huele este oso, es lo único que pienso cuando la enorme figura ecplisa todo mi radio de acción. No pienso retroceder, menos delante de chicas y guerreros, pero meto los labios para dentro "en plan vieja" y cierro los ojos fuertes.

Martha suelta una carcajada.

- ¡Bueno! Dijiste que necesitarías un beso, no especificaste de quién... - consigue decir entre risas. - Zolgar, para... Parece que nuestro invitado ya se ha animado a bailar.

El hombretón sonríe y se separa, mostrando una enorme sonrisa de complicidad mientras agarra su jarra de cerveza y la termina de un solo trago.

Me descompongo de pura risa y grito: ¡Zolgar! ¡Pensé que lo nuestro era diferente! -Intercambio una rápida mirada de complicidad con Martha y digo: -Me hago cargo del chico unos minutos ¿vale? Luego lo corrompéis lo que queráis- Vuelvo a reir sonoramente y le guiño un ojo rápidamente a Martha.

Vamos a dar una vuelta, Alex. 

Cogiendo una espiga de trigo y poniéndomela en la boca me dirijo a las afueras del campamento. 

-¡Cuídese las espaldas, Señor Vangrant! Este es el sitio menos indicado para un flamedancer, créame. Pero, si usted tiene a bien, ¿Dónde se han ido Yi Fan y Anguy? No quiero que se dispersen mucho.

Me suele pasar que todo el mundo se rie y soy el último en enterarme, pero al final me contagian y me rio agusto señalando a Zolgar.

- Maldito seas, pense que ibas a...- comento riendo cuando me coge Areth-.

Me separo tambaleándome de la mesa, intentando no parecer todo lo mareado que me empiezo a encontrar, aun así me niego dejar la cerveza que llevo en la mano y le doy un trago mitad por dentro, mitad por fuera antes de hablar.

-Estamos entre amigos- resoplo- todo controlaaaado.

- Yi Fan se fue por ahí- señalo hacia las tiendas- ya sabes que no es que lleve la diversión en la sangre, se habrá ido a matar a alguien o tener alguna conversación transcendental con algun árbol-reviso mi metafora y creo que no ha salido muy bien- osea a mear.

sonrío, divertido por las palabras de Alex.

Oiga, señor Vangrant... ¿que motivo se trae con Asceltis? Es decir, tengo entendido que usted viene de una familia noble y esas cosas... y que servisteis en el ejército. ¿Que os lleva a abandonarlo y a trabajar para Asceltis?

Mi mente no está todo lo clara que me gustaría para plantearme mis actos más recientes pero lo intento.

-Yo no diría que trabajo para asceltis, ya que no he visto una moneda, pero me salvó la vida en la ciudad y ahora mi camino y sus intereses-agito la mano en el aire- que no me importan demasiado, parecen ir en la misma dirección- le pego con el dedo en el pecho- Yo no he abandonado el ejercito, no se que insinuas, sigo sirviendo a mi patria, y les daré las explicaciones llegado el momento- estoy mareado- y entre tu y yo, aspet- o algo así- los nobles no harán nada, se protegerán con sus egos y morirán, no quiero ser uno de ellos más.

Me froto el dedo porque me he hecho un poco de daño y lo miro con el ceño fruncido.

Areth se lleva al joven hechicero del grupo de mercenarios con el que estaba y Alex le acompaña, tambaleándose por la bebida pero sin ofrecer resistencia alguna. Charlando animadamente se alejan de la zona que hace las veces de plaza en el campamento y van en dirección a Yi Fan y Anguy, que sentados en silencio, observan a la gente mientras Serbal da buena cuenta de una tira de carne seca.

Alex se para y remarca algo golpeando con el dedo en el pecho acorazado del guerrero. En ese momento, Areth se gira, casi riéndose y se percata de la presencia de los otros dos hombres.

Me acerco animado a la vera del dindavara y el batidor y digo: Contaremos con su ayuda. Quizás con un poco de suerte la comandancia Uld caiga en el error cometido en la última batalla y especialice de una vez al ejército, en vez de las malditas levas. - Suspiro, y mirando hacia los lados añado- Supongo que el festejo no estaría muy bien, teniendo en cuenta la situación en la que estamos, así que, Yi, si te parece bien, cogemos unas espadas de práctica y nos vamos preparando para estos días. -miro a los cuchillos de Alex, y digo:- Ah, y quizás podría enseñar algo al señor Vangrant sobre cómo lanzar esos pinchos... a no ser que éste me de una agradable sorpresa demostrando su puntería. ¿Que opináis?

En mi nebulosa mente alguién me está hablando pero me ubico del todo. Me giro hacia Areth sacando un muslo de pollo de donde yo pensaba estaba mi daga.

- Por supuesto que...- miro el muslo interrogativamente- esto es lo que les pasará a esos malditos salvajes-disimulo y le pego un bocado- Shi mef difculpaif,  foy a fuscar mid magas que crefo que laf ude para coftar- hablo  con la boca llena y soltando pequeños meteoros-.

Voy hacia la mesa, no puedo estar tan lejos....

Yi Fan se pone en pie junto a Areth, mientras Vangrant se tambalea por el efecto de la bebida. El rostro del Dindavara parece más crispado de lo habitual.

¿Sentarnos y esperar? Dice en voz quizás demasiado alta. ¿Ese es tu plan? ¿Aguardar aquí junto a esta... gente, hasta una nueva batalla contra los Truil para averiguar lo que queremos en mitad del combate?

Yi Fan menea la cabeza, con los dientes apretados.
Espero que ese Jakko te haya proporcionado al menos alguna información útil sobre el asunto que nos ha traido aquí...

El hombre de Asceltis se ha aproximado a vosotros sin que prácticamente os deis cuenta. Cuando Yi Fan termina de hablar con Areth, interviene.

- Por fin una pregunta interesante... ¿Qué te ha contado el grandullón? - Alex se sobresalta ante sus palabras y se gira esgimiendo el muslo de pollo. La sonrisa de Henry, por una vez, parece divertida.

- Anguy, por favor, - llama al explorador - llévate a "la hermana de Areth" a darse un baño en el río.

El hombre se levanta, aparentemente encantado por salir del campamento y agarra a Alex del hombro sin decir ni una palabra, tirando suavemente de él.

- ¿Y bien? - pregunta nuevamente volviéndose hacia Areth. - No hemos venido aquí a beber cerveza y disfrutar de la dudosa hospitalidad de tus compañeros...

Sonrío ante el comentario de Henry: ¿Hoy estamos graciosillos, eh? Bien, me alegro que lo que te falta de masculinidad se compense por otro lado.

Miro a mis compañeros, uno por uno, con un giro rápido de cabeza: Confío en que no esperaseis que me dijeran " id al templo maldito, matad a los bandidos y sacad el grial para que todo vuelva a ser normal". He conseguido convencer a Jakko para que nos preste su ayuda, no siendo así la de los hombres. Ganémonos su respeto esta noche y mañana iremos a investigar, es lo único que puedo conseguir. Tenemos un mapa de la zona, y si consiguiésemos capturar a algunos truil para soltarles la lengua tendríamos nuestro primer paso.

Clavo mis ojos con desprecio en Henry y digo: Bien, ahora es cuando me llamas estúpido, dices que no he conseguido lo que había venido a hacer y que sólo soy un granjero inútil. ¿O eres más del estilo de Alder? ¿Me envenenarás la copa para que vea duendes y trasgos y luego me romperás los dientes de un puñetazo? 

Me dejo arrastrar por el explorador, con toda mi cogorza, mientras me saca del circulo de amigos.

-Anguy, ¿que hay de cierto en eso que oi, que mataste a un truly, te vestite con su piel, te introdujiste en un campamento trully y estuviste haciendote pasar por Gromma la cocinera durante 3 días para averiguar sus defensas?-levanto la mano que me queda libre- te veo capaz... pero me parece un poco exagerado... además tu no tienes tetas...

Mi voz se pierde mientras me dejo llevar.

... Me pido la litera de arriba...

Los comentarios de Areth contra Henry hacen que por un momento el enfado del Dindavara se disipe y una media sonrisa aparezca en su rostro. No le importaría ver a ambos enfrentándose uno contra el otro, pero hoy no es ese día, por lo que se interpone entre ambos.

Internarnos en territorio Truil... Eso es algo muy parecido a un plan. Yi Fan asiente hacia el guerrero Uld. Ahora, olvidaos de vuestro mutuo rencor y reservad las fuerzas para mañana. Será un día duro.

Dicho esto se aparta, en dirección a Anguy y a Alex, pensando que necesitarán al chico despejado para mañana. Eso incluye sumergirle la cabeza en agua helada, que vomite todo lo que ha bebido y hacerle beber el té más fuerte que Yi Fan pueda prepararle.

Anguy, ayudado por Yi Fan, se llevan a Alex hacia el borde del campamento, por donde fluye un riachuelo. Serbal ladra cuando uUn centinela se os acerca y Anguy le hace un gesto con la mano para hacer notar vuestra posición y el camino que lleváis. El hombre de Jakko no dice nada pero se queda por ahí cerca. Por un momento dudáis si vigila que no venga ningún intruso o que vosotros no vayáis a ningún sitio.

- Malditos desertores - murmura Anguy.

Finalmente llegáis al río y, poniendo a Alex de rodillas sumergís su cabeza en el agua helada varias veces hasta que empieza a despejarse. - ¡Ya, ya! - protesta antes de que le empujéis una vez más.

Os sentáis un rato mientras el joven hechicero vacía su estómago entre unos arbustos y se asea en el río.

- Lo he seguido pensando - dice Anguy a Yi Fan, sin importarle que Alex esté cerca. - La misión que Asceltis me encomendó era averiguar qué demonios le está ocurriendo a los hechiceros, pero nunca me dijo que colaborase con unos desertores... - Mira al guerrero dindavara. - Voy a ir por mi cuenta, Yi Fan. Descubriré qué está pasando, pero no con esta gente. - Se levanta, decidido. - Partiré por la mañana, cuando sepamos algo de los alrededores. Si quieres venir, sabes dónde encontrarme. - Mira a Alex. - Y si tú aprendes a mantenerte lejos de una botella, te digo lo mismo.

Con su fiel perro al lado, se aleja corriendo hacia el campamento.

Yi Fan y Anguy se llevan a Alex hacia el pequeño riachuelo junto al campamento. Henry se interpone en tu camino, en ningún momento ha perdido su sonrisa.

- ¿También te has hecho "amigo" de Alder? Lo tuyo es todo un don, ¿verdad? - Su tono, sarcástico como siempre, no parece haberse inmutado.  - Bien me alegro que tú masculinidad se vea reforzada por la presencia de medio centenar de guerreros, pero te recomendaría que uses la cabeza además del miembro cuando tengas que pensar...

Se gira, dándote la espalda como si la cosa no fuera con él.

- Quieres que te llevemos hasta tu hermana y lo haremos si cumples la misión que te ha encomendado Asceltis. Pero es muy distinto que te presenten a una persona como "tu querido hermano que se ha pasado la vida buscándote" o "el bastardo que viene a buscarte ahora que necesita algo de ti". - Se vuelve y su rostro no cambia un ápice mientras dice. - No voy a partirte los dientes, ni a envenenarte... A los perros útiles se les trata bien... Pero insúltame de nuevo y haré que tu hermana te escupa nada más encontrarse contigo.

Se te queda mirando, con su sonrisa más insultante que nunca.

¿Estás despejado? Pregunta Yi Fan a Alex. Sin embargo su mirada sigue fija en la figura del explorador hasta que este desaparece de su vista.
Entonces vuelve de nuevo al campamento, acompañando del hombro al joven hechicero hasta una de las fogatas cerca de donde ha dejado su equipaje.

Los siguientes minutos los pasa preparando con un extrema delicadeza un té para sí y para Alex. Se trata de una mezcla especial, imposible de encontrar en Uldnacht, que el Dindavara trajo desde su patria. Trata de no pensar en que apenas le queda ya...

Con cuidado, lo sirve en una taza y se lo ofrece al hechicero. Esta no es la clase de té que se serviría a un invitado, ni el que se degustaría en una ceremonia formal. Esta es la clase de té que se prepara en los campamentos militares, compartido en silencio por los soldados, en la víspera de una batalla. La clase de bebida que te mantiene despierto, te despeja la mente y te prepara para la guerra.
Y sabe horrible...

Aun así, Yi Fan toma un sorbo sin hacer un mal gesto. Al contrario, su expresión se dulcifica un poco. El té le recuerda a su hogar.
Pero hay una sombra en sus ojos. No hace falta ser muy observador para darse cuenta que el Dindavara no ha dejado de darle vueltas a las palabras de Anguy.
Por fin, rompe el silencio y le dedica a Alex el siguiente susurro.

Tome el té, señor Vangrant. Después, trate de dormir, si es que es capaz.

Mañana partiremos a la frontera. Entrecierra los ojos, que se convierten en dos rendijas. Y no pienso volver aquí de nuevo...

Dios mio está helada. Cuando me sacan la cabeza doy una bocanada de aire por el choque de temperaturas que he sido sometido, me ha sentado bien, tengo una resistencia al frio natural por mi temperatura corporal, pero este agua está realemente fria para yo notarlo.

- Ya, ya- me quejo y me dirigo a los arbustos porque me ha brotado una arcada que no presagia nada bueno.

Oigo a media lo que dice Anguy y solo acierto a levantar el pulgar hacia arriba sin mirar atrás, no sé si me habrá visto o no. Pero tengo urgencia por sacar todo lo malo que llevo dentro.

-Estoy mejor, si, gracias Yifan- me levanto y me apoyo en Yi que parece ni darse cuenta, dado su estado de forma.

Una vez en el campamento de nuevo con Yi, estoy mucho mejor, tengo un ligero mareo pero se me quitará con unas horas de sueño. Acepto el te de Yi-Fan y le doy un sorbo. Está más malo que chupar calcetines. Al cabo de un rato me veo capaz de responder con coherencia.

- Iré contigo, claro- Tengo la mirada en el vaso- aquí estoy más en desigualdad que en ningún otro lado, no se me ocurre un sitio donde no encaje menos- Sonrio tristemente- Martha y el oso negro me han caido bien, pero temo que me traten con broma y con condescendencia aún después de la fiesta- miro hacia el centro del campamento- ¿Vamos a decirselo a Areth?.