Partida Rol por web

Consigues esquivarlo pero unos segundos después estás empotrado contra la pared. Henrique te tiene agarrado por el cuello, casi asfixiándote. Su mano es gélida y dura. Vuestras miradas se cruzan y te das cuenta de que está disfrutando cada uno de estos segundos.

Acerca su boca a tu cuello, relamiéndose. Y te muerde.

Notas como empieza a succionar, y tu sangre pasa a su boca.

 aAhhrg!!

La increible fuerza de mi atacante me sobrepasa, rapidamente consigue inmobilizarme. Estaba vencido, por un momento crei que me asfixiaria hasta matarme, pero vuelve a mostrarme esos enormes dientes en forma de colmillos, los cuales violentamente cláva en mi cuello.

Sin embargo solamente me sostiene con su mano fria y dura como una roca mientras disfruta el morderme el cuello, no se cuanto tiempo mas pueda resistir, pero al menos me alegro que Yuki no me halla acompañado.

Estás a punto de perder la consciencia cuando ves como el hombre se muerde el dedo anular de la mano derecha. Deja caer unas gotas de sangre en tu boca mientras sonríe.

-Bienvenido a mi mundo, chiquillo.- te dice sonriendo.

Un segundo después, todo es oscuridad.

 Todo se oscure, los sonidos se van haciendo cada vez mas imperceptibles, me cuesta arduamente mantener mi mente fuera de esta sensacion de panico.

Parece que el final habia llegado, y la muerte me estaba esperando.

Te despiertas en una especie de celda, con un pequeño catre y una especie de mesilla de noche. Las paredes son de piedra y no hay ventanas.

En la mesilla hay una pequeña jarra que desprende un olor delicioso, y tu tienes mucha hambre. Notas que hay algo más contigo, dentro de tí, algo que pugna por tomar el control de tu cuerpo y beber todo lo que hay en la jarra.

Escuchas pasos que se acercan, pasos que vienen de fuera.

El despertar es abrupto, pero familiar, como si hubiera tenido una pesadilla.

¿Acaso fue un sueño? ¿Es que acaso nada de eso paso? 

No, eso fue real, pero donde estoy......aggh, la sed, nooo....puedo contenerla.

Fue en ese mismo instante que la realidad lo golpeo, algo no estaba bien, lo habían atacado y secuestrado, pero ¿porque?

y ¿que era esa incontenible sensación de sed y hambre que invadía todo su cuerpo?

Escuchaba los pasos que se acercaban, le preocupaban, pero el hambre era mas fuerte, su cuerpo solo se movia hacia aquella extraña jarra, la cual desprendia un aroma tan delicioso, pero aun asi, no podia decir realmente que era lo que contenia.

El líquido de la jarra es un tanto espero, pero tiene un sabor indescriptible. Es lo más delicioso que has probado en tu vida. Cuando dejas el recipiente de nuevo en su sitio, ves como los bordes están manchados de rojo.

Una chica vestina de negro de arriba a abajo, al estilo ninja, entra por la puerta.

-Bienvenido.- dice con una sonrisa.

Eso que hay ahora dentro de tí, eso que te ha llevado a beber de la jarra, te incita a escapar del ser que tienes frente a tí.

-Estate tranquilo y ya verás como no pasa nada. Ven conmigo, tu Sire y el Principe nos esperan.- indica dándote la espalda.

 Extasiado por el contenido de la jarra, no puedo dejar de preguntar que era lo que habria bebido, ya que no sabia a nada que alguna ves hubiera probado.

Los pasos que escuchaba antes y con temor esperaba que se alejaran, habian traido una joven mujer. Parecia ser muy hermosa, pero sus ropas le ocultaban casi todo el rostro, y algo en mi, me hacia querer salir corriendo de su presencia, como un animal acorralado por un depredador.

¿Sire? ¿Príncipe? 

De que esta hablando?

Con temor pero con una intriga aun mayor, decidí seguirla, para ver que tan profundo era el agujero por el que habia caido.

La chica te guía por pasillos decorados lujosamente. La chica se para unos segundos delante de una pequeña puerta de metal.

-Espera aquí hasta que yo vuelva.- dice secamente.

Y se disuelve en sombras. No estás muy seguro de lo que has visto, perola chica desaparece de repente, y un grupo de sombras se cuela por debajo de la puerta. Al cabo de un rato, la puerta se abre, y ella te recibe.

Se hace a un lado para dejarte pasar.

Pasillos lujosos y personajes sombríos. Eran una de las cosas que a Ivan ahora le rondaban por su cabeza. La sensación de inseguridad y de vulnerabilidad lo hacían dudar a cada paso que daba, pero la intriga era mucho mas fuerte, hasta podría decir que era lo único que lo motivaba a avanzar cada vez mas a lo desconocido.

¿Pero que diablos esta pasando acá? ¿Donde podré estar?

Impacientemente espero a que la misteriosa pelirroja volviera, aunque este no sabia como había desaparecido tan de repente, tal vez la situación estaba jugando con sus ojos. Teorías de conspiración, y todo tipo de cosas se disparaban en su mente una tras otra, no dejando paso a la razón si es que había alguna entre todo esto.

Cuando la puerta se abrió, su mente al fin logro tranquilizarse, o al menos lo suficiente como para seguir avanzando.

Nina deja paso a una recargada sala de te. En hombre que te mordió está sentado en un pequeño sofá de dos plazas hablando con una elegante mujer rubia. Parecen relajados.

-Bienvenido Ivan, te presento a la Príncipe de la ciudad, Marlenne.- dice sin mas preambulos.

La mujer te mira con una sonrisa pero sus ojos te escrutan friamente.

-Encantada de conocerte chiquillo.-

El entrar en la habitación fue lento, expectante a que podría encontrar ahí dentro. Se había imaginado cientos de cosas, cualquiera menos Henrique y una bella mujer recostada en un sofá. 

Su mente se había vuelto un rompecabezas y las piezas no parecían encajar de ninguna forma.

Madame.

Exclamo en un tono tranquilo pero un poco inseguro acompañado de un leve movimiento de su cabeza.

Ahora que nos hemos presentado, ¿alguien podría decirme lo que esta pasando acá? ¿Acaso todo esto fue una broma?

No podia ocultar la cara, confusion mezclada con el enojo que se estaba formando en el, de ser esto una broma.

La mujer te dirige una mirada lasciva mientras se levanta del sofá.

-Os dejo para que hableis. Buena elección Henrique.-

Se queda parada delante tuya mirándote a los ojos.

-Nos veremos en el Elíseo, chiquillo.-

Camina hacia la salida, dando un pequeño portazo. Os quedais tu y el ser que te agredió solos en la sala.

-Siéntate Ivan, tenemos mucho de lo que hablar.-

 No podia estar seguro que significaba la mirada de aquella mujer, pero podia sentir como si estubiera mirando dentro mio.

Con mucho pesar acepte la invitación de Henrique a sentarme a hablar, una parte de mi estaba muerta de intriga por saber que estaba pasando pero otra muy en el fondo me decia que era mejor no saber.

Es cierto que tenemos mucho de que hablar, y podrias empezar por explicarme que fue todo esto, ¿es acaso algun tipo de broma de la gente de Prosecuritas?

Henrique sonríe de forma enigmática, casi divertido.

-¿Prosecúritas?. Esto es mucho más grande Ivan, querías poder y lo has conseguido. Mucho más del que aún puedes ver. Juntos, podremos extender nuestra influencia a través de los siglos. Porque ahora eres como yo, eres un vampiro, un ser inmortal.-

Se queda callado mirándote, dejando que asimiles la noticia. Parece estar disfrutando del momento.

El reloj de pared de la elegante sala marca los minutos, que horas te parecen.

 Las palabras de Henrique son dificiles de asimilar, casi como si le estubieran contando un cuento antes de ir a dormir, que juraran era verdad.

Debo admitir que hay algo raro en todo esto, desde que te conocí, he sentido algo muy extraño, pero ¿un vampiro?

¿no son esos los jovenes que esuchan musica depresiva y se visten de negro?

Dice Ivan con un pequeño gesto de gracia ante su propio comentario

Tras una pequeña pausa reaunda con sus intrigas

Soy un hombre de ciencia, y tiendo a creer solo en lo que veo o puedo comprobar, crearas que soy anticuado, pero mis caprichos me han llevado hasta donde estoy. Porque hasta ahora no han echo mucho que un poco de dinero y utileria no pueda crear.

Sonríe ante tus frases, y te das cuenta de que teneis algo en común, la sonrisa cruel que a veces se os escapa a los dos.

-Ivan, Ivan. ¿No sabes nada de leyandas?. Porque deberías empezar a acostumbrarte a que la mitad de ellas sean reales. Puedes negar muchas cosas, pero no la evidencia. Y la evidencia es la siguiente: esta noche he bebido toda la sangre de tu cuerpo, despues te he dado un poco de la mía. Has muerto como humano, y has renacido como vampiro. Esa es la verdad que tu ciencia te hará ver. Por que, dime chiquillo, ¿te has dado cuenta de que ya no respiras? ¿Donde están los latidos de tu corazón?.-

Y una vez pasado el efecto de la adrenalina, te das cuenta de que tiene razón. No respiras, no lates, no hay ningún signo exterior de que estés vivo.

Henrique convierte una simple conversación en una reveladora y aterrante situación.

 !!IMPOSIBLE!! Mi corazón no late y mis pulmones no necesitan aire.

¿Entonces, es verdad?

Pregunto como si esperara que de si mismo saliera la respuesta.

Acto seguido, su mano se dirijió hacia la supuesta herida que el intentaba buscar en su cuello, donde aquel hombre que se encontraba sentado a su lado, le había causado para drenar su sangre.

Pero era en vano, no podía encontrar rastro alguno de su herida, pero sus manos, pálidas, mas de lo normal hacían que sus ojos se clavaran en ellas como si fuera la primera vez que las había visto.

¿si ya estoy muerto ahora, acaso viviré para siempre?

Se recuesta en el sofá. La iluminación que remarca aún más unas eternas arrugas en los ojos que nunca desaparecerán, pero que nunca aumentarán. Su ojos transluce edad, mucha edad.

-Vivirás para siempre. El fuego y el sol nos mata, nos alimentamos de sangre. Nos recuperamos de las heridas mucho más rápido que un ser humano normal, y tienes poderes que aprenderás a usar al igual que lo aprendí yo. Dormimos por el día, en un estado aprecido a la inconsciencia. Nos despertamos si nos encontramos en peligro, pero no cuentes con que te valga de mucho. Necesitas un lugar seguro en el que descansar durante el día.-

Sus palabras parece cobrar fuerza cuando sientes como un extraño sopor se va apoderando de tí.

Ivan escuchaba atentamente intentando asimilar lo que Henrique decia, le estaba costando pero lentamente comenzaba a aceptar que los ojos con los que veia al mundo habian estados cerrados por mucho tiempo.
La voz de Henrique comenzaba a sonar cada vez mas distante y distorsoniada, podia sentir un extraño adormecimiento, no sabia con exactitud que hora seria y estaba seguro que mirar mi reloj no ayudaria.

Henrique, no me estoy sintiendo muy bien, siento un cansancio que me invade.