Partida Rol por web

La bilis sube por mi garganta al observar la dantesca escena de muerte que hay ante mi, pero no quiero preguntar nada, de hecho procuro que mi mente simplemente lo tome como algo que no he visto del todo para que me permita seguir corriendo y pueda huir de aquel lugar.

-¿Que ha sucedido?...

Sigo corriendo y tras haber dado unos largos pasos, me do cuenta que el frescor de ella me resulta lo suficientemente reconfortante como para que no me sienta mal. Su perfume que me liberó de mi prisión, parece conversirse en el remedio para algunos males mientras la sigo en la noche...hasta donde me lleve...hasta el fin del mundo si asi debe ser...

Los reflejos que desprende el cabello de Rebecka te guían a través de la nave, hasta la puerta de salida. Te hace una pequeña indicación con la mano para que te pares. Se asoma a la puerta muy despacio, hasta que parece estar tranquila.

-Han escapado un par de ellos.- susurra girándose hacia ti. Unos enormes ojos azules te miran directamente, con franqueza.-el coche está aparcado cerca, corre detrás mía y pronto estaremos lejos de aquí.-

Se gira y empieza a correr otra vez. Te guía a una calle bañada por una enorme luna que te recibe con los brazos abiertos. Rebecka corre, esperándote y guiándote. Vuestros pasos resuenan en medio de las enormes naves. Todo el complejo parece desierto.

Os acercais a un enorme Hammer aparcado, abre la puerta y se sube de un agil salto, abriéndote la puerta del copiloto.

Asiento a sus indicaciones y continuo la carrera tras ella.

Siento como la euforia comienza a inundarme cuando observo el cochee prometido. Casi podria reir a carcajada limpia si no notara que mis fuerazas podrian marcharse en cualquier momento.

Es realmente agil

Pienso asombrado cuando la veo introducirse en el gran coche que significa la linea de meta.

Me abre la puerta y entro.

Una vez dentro, desfallezco, hundiendome en el sillón y esperando que pase lo que tenga que pasar. Mi mente comienza a preguntar por qué he seguido a esa chica; si, me es familiar, la recuerdo como la persona con la que he hablado...hace unos dias creo, pero no se nada de ella y aun así la he seguido por la simple promesa de libertad. Eso vasta, no hace falta mas. ¿Quien no cogeria la mano que le saca del fuego?

Cierro los ojos a la luna con el unico deseo de llegar a algun sitio, verde y tranquilo donde poder descansar durante un tiempo almenos. Un lugar inundado por la humedad de la tierra recien llovida por unas nuves que han desaparecido para dejar que la luna brille.

la imagen se hace mas patente en mi mente cuando descubro que ese es el perfume que llevo siguiendo todo este rato.

Mi corazón se acelera y solo puedo abrir los ojos para observarla con una pregunta en mi mirada. ¿quien eres?

En cuanto te tumbas en el asiento, se acerca a tí para atarte el cinturón de seguridad. El coche es enorme, da la impresión de que os vais a comer la carretera. Sale quemando rueda del estacionamiento, tomando las curvas con rapidez y seguridad, como si quisiera alejarte de aquel lugar lo antes posible.

Cuando abres los ojos, devía un segundo su mirada para observarte. Seguidamente da un giro un poco bursco y aparca el coche a un lado de la carretera. Casi no hay coches y, desde donde estais, puedes ver las luces de Compostela recibiéndoos.

¿Estás bien?. ¿Te han hecho algo?.- te pregunta con voz ansiosa.

Al tenerla tan cerca, a pesar de la poca iluminación, te das cuenta de que parece mucho más joven que en tus anteriores encuentros, casi una chiquilla. De sus rasgos, lo único que refleja edad son sus salvajes ojos azules.

Al mismo tiempo sientes una ola de simpatía hacia ella, como si pudieses contarle cualquier cosa.

Me quedo un instante mudo ante su mirada azul.

-Emm...no...estoy bien...osea que no me han hecho nada mas que retenerme y esas cosas.

Intento observarla con profundidad para encontrar algún detalle que me muestre intenciones o algo peligroso para mi.

-¿Quien eres tu?...¿Por que me has liberado?...

Dos preguntas de las que espero una respuesta satisfactoria esperando no haber saltado del fuego a la sarten...

Te mira con una sonrisa respandeciente, profundamente aliviada.

-Menos mal, no sabía si iba a llegar a tiempo, no sabía como te estaban tratando...-

Baja la vista tímidamente antes tu mirada escrutadora, empezando a dibujar pequeños círculo con los dedos, sobre el volante. Sus manos son blancas, pequeñas y ágiles.

Duda unos segundos antes de contestarte, aún sin levantar la vista.

-Yo... te vi en las noticias, y nadie sabía donde estabas... pero te habían secuestrado y pedían mucho dinero... la Iglesia decía que estaba en negociaciones, pero no me fío de ellos... y pensé que me necesitabas y que yo podía ayudarte... y cogí el avión y vine a buscarte... y luego tuve suerte John.-

Habla bastante bajo, casi en un susurro y muy rápido. Cuando acaba de hablar, levanta la vista, esperando tu reacción con gesto serio.

Observo ese rostro delicado que no está hecho para esar serio y sonrio abiertamente.

-No sabes lo agradecido que te estoy por haberme liberado.

Mi expresión es de total asombro, cosa que no intento ocultar, casi sin palabras continuo:

¿Por qué has venido a por mi?. Si no quieres decirmelo...está bien...enserio, te debo todo...te debo...mi vida, pero no entiendo por qué lo has hecho, por qué te has visto impulsada a hacerlo...si no me conoces de nada.

Mi expresión es una mezcla de sonrisas y profundo cansancio. Similar a cuando uno se despierta con un buen sueño,en un dia alegre y mantiene esa especie de sonrisa estupida pero sincera.

- De nada.- te susurra con una tímida sonrisa.

Desvía la vista una vez más, con una sonrisa, mientras escucha atentamente tus palabras.

-Lo hice porque era lo que estaba marcado en mi futuro. Hay preguntas de las que no sabemos querer las respuestas.- dice en tono misterioso.

Vuelve a parece mucho mayor de lo que su apariencia te muestra.

-Debería llevarte al hotel, hay un montón de gente que lleva días esperándote.-

Arraca el enorme coche, volviendo a la carretera. Las luces de la ciudad empiezan a acercarse, y las primeras casas salpican el paisaje.

Conduce en silencio, bastante más rápido de lo permitido, con una tremenda seguridad en si misma, llevándote hasta el hotel en el que te esperan.

-¿Está macado en tu futuro?

Esas palabras me han resultado curiosas, no se si porque no esperaba que alguien me las dijera o porque tienen unas connotaciones que se escapan a toda posibles comprensión.

Continuamos el viaje hacia el hotel en silencio. Ella con la mente a saber donde, yo con la mente llena de preguntas.

Por fín llegamos.

-¿Ya está?...hemos llegado, yo salgo del coche ¿y ya está?...que le cuento a todo el mundo...¿quien digo que eres?...¿te volveré a ver?. Y dime que si...porque si no esto no tiene ningún sentido...

Mis ojos la observan fijamente esperando con avidez sus respuestas, deseando que arranque y me lleve a cualquier otro lugar donde me pueda averiguar mas cosas sobre ella...

Te mira sorprendida, con los ojos muy abiertos.

-Oh, yo... no lo pensé. No se, di que te despertartes y que la puerta estaba abierta o algo así. Por favor, no les hables de mi, me metería en problemas. Si Aleixandre se entera....- dice nerviosa, contándote la primera excusa que se le pasa por la cabeza. Vuelve a tener un aire inequívocamente infantil.

Ves un par de furgonetas de periódicos y canales de televisión aparcados cerca del hotel. Está claro que tu secuestro ha despertado mucho interés. Hay bastantes personas entrando y saliendo del edificio, aunque no os ven porque el Hammer tiene los cristales tintados.

-Es mejor que te marches, seguro que tu familia quiere verte. Pero cuando vengas a Vigo puedes llamarme. Tienes mi teléfono y todo eso . Volver a verme dependa de ti.- dice bajando la vista otra vez.

La observo una vez mas, sorprendido por su reacción, pero no pregunto nada mas, no quiero que se sienta incomoda aunque mis pensamientos vayan a vagar durante todos estos dias por los motivos, por quien es Aleixandre.

-Cuando salga del vehiculo me iré a esa acera. Cuando te hayas marchado esperaré un minuto para que no puedan reconocer ningún coche.

Siento que es lo unico que puedo hacer para que comprenda que no quiero turbarla mas.

Te llamaré cuando esté en vigo.

Miro brevemente a la acera mientras me quito el cinturón y abro un poco la puerta del vehiculo.

-Gracias por todo.

Esas son mis unicas palabras antes de salir del coche mientras inspiro profundamente para mantener en mi memoria ese perfume tan especial. Despues de esto voy a la acera y espero a que se marche para continuar mi camino hacia el hotel.

Ahora llegará lo peor de todo...explicaciones...

Por un momento siento que vuelvo a una prisión, no solo por lo que se me viene encima. Estar con ella habia sido como sentirme libre y ahora es como si volviera a un zulo mas lujoso y mas grande pero igual de opresivo.

Por suerte disipo ese pensamiento en mi mente, lo guardo para algún momento privado y camino...camino hacia el hotel.

-De nada.- murmura suavemente.

Espera a que te bajes del coche para dirigirte un última mirada antes de arrancar. El motor parece extraordinariamente silencioso para el volumen del coche. Te quedas solo en la calle, hasta que decides entrar en el hotel.

Rebecka te ha dejado en la parte trasera del hotel, la misma en la que te secuestraron. Ves restos de una cinta de un cordón policial en la puerta de entrada. De momento, los pasillos están vacíos y el hotel parece tranquilo.

Hasta que llegas a la recepción.

En cuanto entras por la puerta, el recepcionista se gira para atenderte, y se queda helado en cuanto te ve.

-Señor McWin-exclama sorprendido- es un milagro.

Coge el teléfono para empezar a hacer llamadas.

Me quedo en pie observando como antes de hacer cualquier otra observación coge el telefono.

-Si, un milagro...

Digo esto casi de forma ausente, y con media sonrisa que denota la ironia de ese momento.

Me dirijo hacia un asiento cercano donde me dejo caer. La adrenalina ha abandonado mi cuerpo y se nota, se siente como una sensación de tranquilidad me llena y siento como me hundo en ese comodo sillón del hotel mientras entro en los profundos reinos de morfeo donde vuelvo a encontrarme con la chica que me ha liberado, donde camino por un paisaje verde, un bosque lleno de vida que puedo sentir con cada poro de mi ser.

Duermo...

Te despiertas en una cama de un hospital al que no recuerdas haber llegado. El cuarto está en penumbra, tenuamente iluminado por la luz que desprende un viejo televisor de monedas. El blanco de las paredes, los escasos muebles y las sábanas te recibe.

Una vez que se ha bajado la adrenalina, tu mente y tu cuerpo se han rendido ante el descanso, te pesan los miembros y tienes la cabeza embotada. Tiene un suero pinchado en el brazo, que gotea insistentemente.

En una silla, al lado de tu cama, está tu madre dormida. Hace unos meses que no la ves, pero parecen haber pasado años por su rostro. Tiene bastante más arrugas y te parece que ha adelgazado. En su rostro aún se pueden ver los restos de las lágrimas. Entre sus manos tiene un antiguo rosario que recuerdad desde pequeño.

Vuelvo a cerrar los ojos mientras pienso egoistamente que esto es lo que menos quiero en estos momentos. No quiero consolar a mi madre, no quiero tener que aguantar sus sollozos ni sus quejas. Tampoco quiero dar explicaciones de nada, ni que me hagan mil y una preguntas.

Antes de que llegue el momento, ya odio a la gente que me pondra cara de amigos, pareciendo que se interesan por mi bienestar cuando en verdad les da igual y solo quieren sacar una foto, publicar un articulo o simplemente poder hablar del tema con su compañero de trabajo mienrtas toma un café en una maquina algo vieja.

Ya puedo saborear la comida del hospital y la insistencia de mi padre diciendome que me lo coma todo almenos para contentar a mi madre.  Me enfada la falsa atención de las enfermeras, tan sintetica, tan prefabricada. No las culpo, es su trabajo y lo hacen bien, pero ahora no lo necesito. Encuanto vuelva a recobrar mis fuerzas me levantare de esta cama, no me gusta estar postrado, Odio estar postrado y aparentemente indefenso...empleo mucho la palabra odio en mis pensamientos...

una ligera sonrisa aflora en mi rostro al recordad mi liberación, mi mente ha borrado detalles escabrosos, pero recuerdo la visión general. me gustaria haberselo hecho yo mismo, pero si es cierto que huyeron dos, aún hay posibilidades de venganza por tenerme como un simple animal maltratado en un agujero.

Vuelvo a mantener mi rostro normal, con los ojos cerrados. No quiero "despertarme" y se que eso es egoista, se que mi madre seguirá llorando cuando se despierte, pero aunque estubiera despierto y bailando, lloraria; porque mi madre llora y ya está.

No quiero abrazos, ni palabras de animo. No necesito sus palabras de animo...despues de esto, no me apetece ser esa persona amable que responda bien a la gente mientras se que me mienten.

Mi unico impulso es llamar al padre Freire, tal vez el fuera el unico que me podia sacar de aquí por la puerta de atras, o tal vez...no me pueda fiar de el, pero podria correr ese riesgo.

Aun así, no me muevo, permanezco en la cama del hospital, oliendo ese aroma a enfermedad mezclado con medicinas y productos de limpieza mientras pienso que pocos lugares pueden ser tan artificiales y quimicos como un hospital.

Decido dormirme, egoistamente no aisar a mi madre y decirle que está bien, que no avise a mi padre y que el llore de alegria...decido dormirme para que cuando me despierte tenga mas fuerzas, mas energias para salir de aquí...

Consigues volver al refugio que el sueño ha formado para tí, consiguiendo la tranquilidad que ansías. Pero no es posible dormir para siempre.

Te despiertas al cabo de unas horas, vuelve a ser de noche, y el cuarto rebosa quietud. Un pequeño ruído, proveniente del pasillo, te ha despertado. Escuchas voces apagadas, sin conseguir entender lo que dicen.

Por fin, la puerta se abre, dando paso a Freire. Tiene el rostro preocupado, con ojeras, pero una sonrisa cruza por sus labios en cuanto te ve con lo ojos abiertos. Se gira un instante para hablar con alguien situado en el pasillo.

-Lo siento agente, aún duerme, me temo que tendrán que esperar hasta mañana. Buenas noches.-

Ves que, sin esperar la contestación de hombre apostado fuera, cierra la puerta, entrando en el cuarto. Se sienta en la cama, a tu lado.

-Bienvenido John, hemos rezado mucho por este momento.-

-Me alegro de verte Freire-Le ronsio mientras le hablo con un susurro.

-¿Por qué hay un guardia en la puerta?

Ver así a Freire hace que toda posible paranoia fijada en su persona desaparezca casi al instante.

El policia de la puerta es algo que me disgusta, lo cual muestro confiadamente a mi amigo. Mis intenciones eran desaprecer de allí y dar el siguiente paso cuanto antes. La idea de forjar la espada dia y noche se me habia antojado interesante, asi me podria evadir de todo lo que me rodeaba.

Freire se sienta en tu cama, con el aire sosegado que suele acompañarlo. Junta las manos sobre las rodillas.

-Quieren hacerte preguntas sobre el... secuestro.- dice, un poco reacio a pronuncaiar la palabra.-Pero no te preocupes, seguramente serán breves y te dejarán ir rápido. Por lo menos parece que te han tratado bastante bien.-

La última frase suena más como una pregunta que como una afirmación. Te observa desde su posición estratégica, por encima tuya, intentando ver algún cambio alarmante en tu físico.

Su cercania me tranquiliza un poco, aunque al presentir que ni el podrá ayudarme a salir de aquí sin mas, hace que mis animos decaigan un poco.

-Sinceramente...no me han tratado todo lo mal que podian haberlo hecho. Me alimentaban e incluso me permitian asearme ligerametne. Lo unico que me mantenian encerrado en un pequeño espacio desesperante.-sonrio al decir esto-solo querian sacar dinero de esto; supongo que por eso no me han provocado heridas que pudieran afetar a mi capacidad de trabajo.

Una explicación clara concisa ahora...la creación de mi mente para evitar mas preguntas.

-Pero Freire...se convirtió en una locura. Esta allí encerrado me atormentaba, no se en que dia estamos, perdí la noción del tiempo e incluso del espacio.-Parecer desesperado con la mirada perdida en el infinito es algo sencillo y mas despues de una experiencia así. Recordar los cuerpos descuartizados me provoca el escalofrio que necesito par dar convicción a mi histria.

Demasiado calculado, pero así es mejor.

-¿Cuanto pidieron Freire?¿Cuanto pagasteis?.

Que parezca que me soltaron ellos...asi todo será mejor.

Freire te escucha pacientemente, dejándote hablar. Mirándote a los ojos casi sin pestañear.

-John, lo que has pasado es horrible, pero ya estás aquí y nos alegramos de ello. No te puedo explicar lo terribles que han sido para todos estos últimos seis días, pero seguro que no han sido ni la mitad de la carga que ha supuesto para tí. Ahora te toca aguantar un poco, hablar con tus padres, con la policía y con tus compañeros, pero será cuestión de un día o dos. Después te dejarán tranquilo.-

Te habla con cariño y paciencia, pero con franqueza, exponiéndote la situación tal y como te la vas a encontrar.