Partida Rol por web

Coges el proyecto, un tanto decepcionado por el resultado, y preparas la maleta con todo lo necesario para tu estancia en Santiago. Cada vez queda menos para tu encuentro, y el tiempo parace ir muy lento, como si no quisiese avanzar. La hora de coger el avión no da llegado.

Mientras esperas, suena el teléfono otra vez. El localizador de llamadas te informa de que es tu padre.

Observa la pantalla del telefono. Realmente su padre se va a alegrar cuando se entere de lo que se trae entre manos, ademas así podrá hacerle una visita.

-¿Si?, ¿Padre?. No te vas a imaginar a quien le voy  presentar un proyecto...

-Hola hijo. Estábamos tu madre y yo dando un paseo y decidimos llamarte a ver como iba todo. ¿Como estás? ¿Qué es eso de un nuevo proyecto?- dice emocionado.

Por detrás escuchas ruidos de calle, y a tu madre insistiendo en que te pregunte si comes bien.

-Me han llamado de la Archidiocesis de Santiago para llevarles mi trabajo. Al parecer cada cien años regalan una espada nueva al apostol y me han PREseleccionado para esa tarea.

En ese punto quiso bajar su entusiasmo. Solo era una preselección y era dificil que escogieran su trabajo.

-Lo cierto es que seguro que no me cojen, ademas creo que no tengo ninguna idea clara.

Su tono de voz habia decaido un poco dandose cuenta que realmente lo que llevaba no le convencia, pero que no encontraba nada mejor.

- Oh, es una paso importante para tu carrera hijo, espero que tengas suerte. Te paso a tu madre- te felicita sinceramente, pero parece un poco serio.

Escuchas como le dice a tu madre - Tu hijo va a trabajar para los católicos, habla con él-

Tu madre empieza a hablar -Hola cariño, ¿qué tonterías dice tu padre? ¿tienes un nuevo proyecto?-

-Si mama, es un trabajo para la archidiocesis de Santiado. ¡a verdad es que no se como han pensado en mi!

Ahora le tocaba una charleta con su madre probablemente. La queria porsupuesto, pero algunas veces llegaba a ser insoportable colgada del telefono y sonsacandole datos de su vida mas privada.

Tu madre intenta sonsacarte sin éxito, como siempre. Te pide que le llames cuando llegues a Santiago para avisarle de que estás bien. Cuando por fin consigues colgar el teléfono, ya has llegado al aeropuerto.

Embarcas sin ningún problema y, a parte de unas cuantas turbulencias, llegas al aeropuerto de Labacolla perfectamente. Sabes que alguien debería venir a recogerte, pero parece haber nadie buscándote.

A través de los cristales, ves un cielo plomixo y una lluvia mollabobos. Empieza a anochecer, y cada vez el aeropuerto parece más vacío.

Los paseos por un aeropuerto siempre son curiosos. La gente va y viene, hay familias que esperan a ese ser querido que está apunto de llegar y tambien hay quien camina solo.

Hay gente que viaja frecuentemente y hay quien viaja por primera vez.

Pero el aeropuerto se vaciaba aquella noche y la lluvia ayudaba a crear un hambiente de desolación algo extraño en un lugar tan impersonal como aquel.

-Les daré 20 minutos mas. Si no han venido, cojeré un coche.

Palabras para tranquilizar sus pensamientos negativos. ¿Me mandarian algún correo o mensaje diciendome que ya n ohacia falta que viniera?¿que mi proyecto no era bueno?¿que ya habian encontrado a alguien?...

Una lluvia fina empieza a caer, el ambiente se hace cada vez más frío, y sigue sin aparecer nadie.

El aeropuerto es pequeño y cada vez está mas vacío. Las tiendas empiezan a cerrar y ya no tienes ni donde tomar un café.

Se hace definitivamente de noche.

De repente, tienes la sensación de que alguien te está observando atentamente. Te das la vuelta y ves a una mujer, vestida de forma extraña, mirándote con atención.

La mujer se levanta de su asiento. No parece muy alta.

En sus movimientos y en sus ojos detectas algo distinto, algo casi animal. Empieza a caminar hacia tí. Un escalofrío te recorre la espalda.

-Hola, ¿el señor McWin? Disculpe la espera, soy el padre Freire.-

Un hombre se ha situado entre tú y ella. Cuando intentas volver a verla, ya no está. No parece haber rastro de ella en todo el tramo de terminal que puedes ver.

John observa a la mujer con atención. Sus oscuros cabellos caen sobre su rostro palido. Su mirada clara parecia penetrar hasta lo mas profundo de su ser.

Estaba apunto de levantarse al encuentro de la mujer cuando un hombre se cruzó en su camino ocultando la visión de aquella mujer.

Simplemente pareció desaparecer.

Se centró en el hombre que le saludaba haciendo desaparecer lo que acababa de sentir acambio de una subita sensación de euforia al comprovar que todo seguia adelante.

-Si, soy yo, John McWim. Encantado de conocerle padre Freire. Ya pensaba que tendria que buscar refugio bajo esta lluvia.

Intentaba averiguar el trato que podia tener con aquel hombre.

-Disculpe por el retraso. Me temo que ha sido culpa mía. Siento que tuviese que esperar. Tenemos un coche esperándonos fuera. Le puedo llevar al hotel, y recogerlo en un rato para cenar. Es posible que los otros candidatos vengan también.-

Te dice todo con una sonrisa, habla de forma nerviosa, bastante atropellado. Parece que se siente bastante mal por llegar tarde.

-Acepté sus discupas antes de que me las diera padre Freire y agradeceré que me lleve al hotel y estaria encantado con una cena en su compañia y para conocer al resto.

Tensión y entusiasmo. Sin duda alguna iba a conocer a los mejores de su profesión, lo cual era ya una gran experiencia.

Le mostro su sonrisa mas sincera para que el padre Freile se sintiera mejor y se dispuso a serguirle a todos los lugares que le llevara.

Por fin consigues que sonría.

-Le agradezco su comprensión. Nos espera un coche oficial de la Diócesis Compostelana para llevarlo a su hotel. Por supuesto se alojará en el hotel "Reyes Católicos". La cena será en un restaurante tradicional gallego. Espero que le guste.-

Te guía hasta un impresionante Mercedes negro. El chofer uniformado os abre la puerta.

Por suerte ha dejado de llover. La noche parece ahora limpia y tranquila.

El Padre Freire te sonrie.

-Me alegro de que le guste nuestro país. Respecto a los otros candidatos, tal vez los conozca. Son el señor Jürgen Stradivarius, y la señorita Anna Von Haunt de Velazquez. Tal vez le suenen. Oh, espero que no le importe caminar un poco, me gustaría entrar por la plaza para que la viese.-

El chofer aparca en una calle en la que todos los edificios son de piedra y tiene  soportales. Si no fuese por la iluminación, parecería que estais en una ciudad medieval.

Entrais a la plaza por un pequeño tunel de piedra y la Catedral os saluda desde todo su esplendor.

El espectaculo que ofrecia la catedral de Santiago con aquella iluminación y en una noche lluviosa era algo digno de ver.

John no pudo hacer otra cosa que quedarse admirando un largo tiempo aquella estructura de 900 años de antiguedad alzandose contra las nubes oscuras, enrojecidas por la luz de la ciudad, pero no por ello menos lluviosas.

-Es realmente hermosa padre Freire.

No se le ocurria decir nada mas. En un lapso de tiempo se le habia olvidado el motivo de su viaje, su competencia, incluso del cometido para el que se le habia requerido. Todo habia desaparecido frente a aquella magnifica visión.

Todo, escepto unos ojos azules que se le habian clavado en lo mas profundo...

- Muchas gracias señor McWin, desde luego es un privilegio poder predicar en un lugar con tanto significado espiritual.- avanzais por la plaza dando un paseao hasta la entrada del hotel, que está al otro lado.

-La selección se llevará a cabo en la sala de conferencias del hotel. Primero se les hará una entrevista privada a cada uno de los candidatos, y después defenderan su trabajo ante la sala. La defenderán un jurado cualificado.-

Llegais a la puerta del hotel.

-Me temo que tengo que ir a organizar unos últimos detalles. ¿Hay algo que quiera preguntar?.-

La puerta del hotel es tan impresionante como toda la arquitectura de la plaza.

-Lo unico que necesito es saber como puedo contactar con usted por si me pierdo por la ciudad.

Mostró una sonrisa amable. Aquel hombre le habia caido bien y no queria que pensara que iba a ser un quejica pedigüeño. Simplemente queria tener un telefono de contacto.

-Por lo demas, me las podré apañar solo. Muchas gracias

-Aquí tiene. Pasaré dentro de una hora a recogerle. Espero que le guste su cuarto. Si tiene cualquier problema, no dude en llamar.-

Te entrega una tarjeta pequeña, de papel blanco satinado, en la que pone su nombre, un número de movil y un fijo.

-Creo que ya habrán subido su equipaje, solo tiene que recoger la llave en recepción. Hasta dentro de un rato.- dice dandote la mano.