Partida Rol por web

-Si, en una hora nos vemos.

Tras despedirse del padre Freire John entra en el hotel y se dirige a la recepción donde recoje la llave de su habitación. Una vez allí  se desnuda para darse una ducha.

La habitación es muy agradable y pronto se encuentra tarareando una canción mientras da el grifo del agua caliente y lo mezcla con agua fria hasta obtener la temperatura deseada.

Le gusta la sensación de la lluvia en el exteriór, le gusta mojarse bajo la lluvia y al cerrar los ojos se imagina que ya está en las calles de Santiago mojandose e inundandose de la oscura humedad nocturna de aquel momento.

Tras la ducha, una mirada al espejo y un pensamiento -No se si tengo el aspecto mas acorde con la situación- mientras observa su cabeza medio afeitada y su larga melena oscura.

-Espero que solo midan mi habilidad y no mi aspecto.

Entonces recuerda que el proyecto que habia elegido, no era para nada de su agrado...si pudiera pensar algo a ultima hora...necesitaria algo de información, pero seguramente ya era demasiado tarde...

 Realmente la habitación es muy cálida. En el minibar tienes un poco de todo, bebidas, snacks... lo que necesites. El hotel ha dejado en tu cuarto una pequeña cesta de bienvenida, con fruta, champan y chocolate suizo.

Además tienes un folleto en el que te indica los servicios disponibles: gimnasio, piscina interior, sauna, sala de masajes, biblioteca, sala de ordenadores con Internet. En resumen, todo lo que un huesped exigente podría desear y mas. También te indican que todos estos servicios están a tu disposición por cortesía de la Diócesis.

El balcón del cuarto da a la Plaza do Obradoiro, la noche se ha despejado y puedes ver el cielo nocturno ligeramente estrellado, enmarcando el perfil de la Catedral.

Mientras estás relajado, suenan dos teléfono, tu movil y el del cuarto.

Tras lamentarse en tono de sorna del color de las toallas (blanco) escucha com osuena su movil y el telefono de la habitación, asi que rapidamente intenta ver quien le llama a su movil.

-Mira que es casualidad que te llamen a los dos telefonos a la vez, ¡cuando nunca he tenido dos telefomos!

 Miras tu movil, te está llamando tu madre.

¿Qué querrá mi madre ahora?

Rapidamente contesta al telefono de la habitación, despues llamaria a su madre si hace falta, pero la habitación podia ser importante.

-¿Si digame?.

Derrepente se sintió ridiculo al decir "digame", pero solo fue un instante, una de esas cosas que uno no sabe bien por que, pero pasan.

-Buenas noches señor McWin, le llamamos desde recepción. Le avisamos de que pasarán a recogerlo por el hall en quince minutos.-te dice la voz, un tanto afeminada, del recepcionista.

El teléfono movil sigue sonando insistentemente.

-Muchas, gracias por avisar.

En 15 minutos, apenas estaba preparado y el movil no debaja de sonar.

Presionó el botón de rechazar la llamada para llamar luego a su madre. Le mandaria un mensaje desde el coche para informarla, todo ocurria demasiado rapido y comenzaba a estresarse un poco.

Se dipuso a prepararse y a bajar a la entrada donde le iban a recojer.

-A usted señor, esperamos que tenga una buena estancia. Buenas noches.-

El móvil por fin deja de distraerte.  El tiempo pasa tan rápido que, cuando te das cuenta, ya es hora de bajar.

Cuando el ascensor por fin abre sus puertas mostrándote el hall ves Padre Freire charlando amigablemente con un hombre y una mujer. Al hombre lo reconoces de inmediato, es Jürgen. La mujer, que parece un poco más joven que vosotros, es una chica rubia vestida de forma bastante más elegante que el resto.

De hecho, encuadra perfectamente con las lámparas de araña, los muebles de madera noble y las gruesas alfombras del hall.

-Jürgen Stradivaroius , sin duda encontrarte aqui es un aliciente, un honor y una preocupación para mis ideas.

Un saludo todo lo correcto y amistoso que su tono de voz le permitia frente a la visión de su mayor copetidor, con la preocupación de su pesimo proyecto en mente.

-Encantado de volver a verle denuevo padre Freire.

Girandose hacia la joven la saluda amablemente.

-John McWim, sin duda para servirla fuera de la competencia de este encargo.

En aquel pequeño mundo medieval le gustaba tener tratamientos eventuales caballerescos.

-Lo mismo digo señor McWin.- dice acercándose para darte una mano.

Te saluda con una sonrisa. Cuando lo hace, cobra un aire infantil, casi como de niño, a pesar de su edad. Si su actitud no fuese normalmente tan distante, parecería una persona realmente amigable.

- Fuera de esta competición puede incluso que le dejase servirme,- dice con cierta picardía- pero me temo que dentro de ella será un gran rival. Su fama, al igual que la del señor Stradivarius, lo acompaña.-

Te habla con una voz muy dulce, no es una chica especialmente guapa, pero sus suaves maneras y su sonrisa le dan un aire vulnerable que la hace realmente atractiva.

- Esto parece una escena digna de una corte. Caminemos hacia en restaurante antes de que tengan tiempo de intrigar o envenenar una comida.- Dice el padre Freire con una sonrisa.

Espero que les guste el lugar que he escogido. Salís a la calle, donde el cielo despejado os recibe con la luz de la luna. No hace tanto frío como en tu ciudad, pero realmente la temperatura ha bajado mucho.

-Antes de ir, deberia subir a mi habitación a por el cianuro entonces.- Un par de pequeñas risas acaban con su comentario jocoso, mientras seguia al padre Freire fuera del hotel. Reconocia que tenia hambre, y unas ganas increibles de ver un poco de la ciudad, pero tambien de descansar.

Habian sido unos dias anteriores muy alocados y al llegar se le habian presentado grandes problemas al ver a los competidores. La seguridad en si mismo no era una de sus grandes habilidades, pero intentaria no dar muestra de su debilidad.

Entre risas y disfrutando de la relajación del momento, atravesais la Plaza y os internais en las intrincadas calles de la zona vieja de la ciudad.

Despues de caminar durante unos diez minutos sobre el suelo adoquinado, llegais a una gran puerta de madera. El Padre Freire peta y os habre la puerta un hombre entrado en años, anunciado por una amplia barriga.

-Benvidos.- os dice con un cerradísimo acento gallego.- Llegais justo a tiempo para el pulpo, acaba de salir de la pota.-

A pesar de lo escondido del local, está bastante lleno. Las pareces son de piedra y están decoradas con lo que parecen antiguos instrumentos de labranza.

El tabernero os lleva hasta una zona apartada en la que hay encendida una gran chimenea. A través de la ventana, veis el patio del edificio con  un hórreo.

Os sientan en una mesa de piedra redonda, con un agujero en  el centro y rodeada de banco de madera formando un círculo.

El sitio tiene magia propia sin duda alguna. Huele a una Galicia eterna e inamobible, una galicia que se encuentra dentro de todos sus habitanes y que la mantienen con el mismo celo y amor que una madre.

Sin palabra alguna John se sienta a la mesa observando y disfrutando de todo lo que le rodea.

Parece que la mesa esté hecha con una piedra de molino.

-Padre Freire ¿esto es un apiedra de molino?

Por un momento se olvida de sus competidores y todos se convierten un visitantes del lugar, para el disfrute de una noche que promete ser magnifica.

El Padre Freire parece gratamente sorprendido.

-Pues sí, es de uno de los antiguos molinos que abastecían a la ciudad. -dice sonriéndote.

-Creo que, si no os parece mal, y dado que ya llevamos un tiempo juntos, es hora de que empecemos a tutearnos.- 

Parece que está haciendo todo lo posible para que disfruteis de la velada. Jürgen y Anna asienten, parece que los dos empiezan a relajarse.

El tabernero se acerca con una jarra de vino de porcelana blanca y unas pequeñas taza a juego. Os sirve una copa a cada uno.

-Ahora les traemus el pulpo, que es de la tierra.-

Realmente la velada tomó un aspecto mucho mas relajado. Alguna charla y comentario sin importancia y opiniones sobre el lugar antes de que llegara el pulpo.

-Esactamente ¿cuando tendremos que demostrar nuestra valia para que se escoja a uno de nosotros para este trabajo?. Lo digo ahora que no han traido el pulpo, porque luego sera de mala educación jajaja.

Echón un vistazo a las expresiones de sus "contrincantes".

-En verdad lo digo padre Freire, porque me gustaria saber hasta cuando podre disfrutar de Santiago antes de que me tenga que volver a Escocia, ya que creo que la competencia es demasiado dura.

Sus palabras de alabanza hacia Jürgen y Anna eran totalmente sinceros. Conocía la destreza de él y no dudaba que ella seria almenos igual de diestra que ellos. Volvió a sentirse un poco inseguro, pero desechó la sensación a favor de una tranquilidad por creer que no tenia posibilidad alguna, asi que mejor disfrutar de aquello hasta tener que dar lo mejor de si mismo con la tranquilidad del que sospecha que no va a ganar.

Anna se sonroja ligeramente haciendo juego con el color de las llamas de la chimenea y Jürgen recibe el cumplido con una sincera sonrisa.

-Bien, a pesar de vuestra juventud, todos habeis sido escogido entre rivales más experimentados por vuestros bocetos innovadores.  La verdad, buscábamos mentes creativas y frescas. Sin duda las hemos encontrado. Todos teneis las mismas oportunidades. No seas tan pesimista John.- te dice con una sonrisa.

- La primera prueba será mañana a las ocho de la tarde, en el salón de actos de Hotel, tendreis que defender vuestro boceto. Teneis un pequeño estudio preparado en la biblioteca por si quereis darle los últimos toques. La siguiente prueba será al día siguiente a la misma hora, y explicareis ante el jurado porqué quereis hacer la Espada. La última prueba será una entrevista privada con el jurado. Los miembros del jurado son cinco: el Obispo, un herrero cualificado, un director de proyectos, un orfebre y yo mismo. Alguna duda más antes de que el vino me impida contestar.-

Anna empieza a hablar suavemente.

- Yo... querría saber si nos vais a perdir alguna prueba de fé o algo así... mas que nada porque la verdad, mucho a misa no es que haya ido en los últimos tiempos...- parece un poco azorada.

El Padre le contesta con tranquilidad.

-Somos monjes, no idiotas. Sabemos que el rebaño de la juventud está muy disgregado y, teniendo en cuenta que solo vosotros reunís los requisitos, no creo que se pongan muy pesados con la misa, la virginidad, los votos y todo eso.-

Jürgen escucha interesado mientras se bebe su tercera copa de vino. Sus ojos empiezan a brillar.

-Me alegra saber que disponemos de la biblioteca, tal vez pase despues a repasar unos apuntes durante...una, dos o seis horas jajaja.

Casi se siente como entre amigos en ese lugar y a cada momento disfruta mas, pero eso no impide que se haga mas consciente del vino que bebe para así poder luego ir a repasar a la biblioteca.

-Anna, si realmente hicieran esa prueba de fe...creo que podriamos irnos todos ahora mismo, porque me da que Jürgen tampoco es un santurron.