Partida Rol por web

Anna parece aliviada. Cuando miras hacia Jürgen para ver que opina de tu comentario, te das cuenta de que está en la mesa de al lado con un grupo de chicas jóvenes. Cunado se da cuenta de tu mirada, vuelve a la mesa tras de pedirse.

-Bien, si queremos, esta noche nos han invitado a una fiesta de la Universidad.-dice con una sonrisa

A Anna parece que la idea le hace gracia.

-Podemos ir y volver temprano, así nos daría tiempo a preparar bien la entrevista.- dice con prudencia.

Jürgen se ría.

-Jajaja, lo siento, pero yo espero no volver, y si lo hago, espero que no sea solo. Perdona Freire.-

Freire suspira.

-Vosotros que podeis....-

-Sinceramente prefiero volver al hotel y descansar esta noche. Muchas gracias por tu oferta Jürguen, espero que lo pases realmente bien.

John duda durante unos instantes antes de decir las siguientes palabras, eligiendo el tono mas apropiado para ello.

-Y espero que...no vuelvas solo.

Se habia liberado, abierto al mundo y habia dejado atras esa persona totalmente timida, pero tampoco habia ocurrido un milagro. Una fiesta como aquella no era el lugar donde le gustaria estár y menos teniendo a la mañana siguiente algo tan importante.

-A ver si hay suerte...- dice Jürgen guiñándote un ojo. Anna mira hacia otro lado,un tanto incómoda.

Llegais a los postres donde, por supuesto, la Tarta de Santiago no podía faltar. Para acompañarlaos traen café y chupitos.

-Bueno chicos, entiendo que no querais beber mucho y que el día de mañana es importante, pero un chupito de crema de orujo y otro de licor café no os los perdono.- dice Freire.

Tus compañeros de mesa se ponen en pié.

-Brindemos porque mañana sea un buen día y todos tengais la mayor de las suertes posibles.- propone Freire como brindis. Las universitarias ya se han ido y estais solos.

Su frase resuena en toda la sala.

-Que así sea, suerte para todos.

Tras brindar con los licores John comienza a pensar en retirarse al hotel y dejar que ellos se marchen, aunque tras vez la actitud de Anna comienza a pensar que tal vez a ella no le agradara al final tanto aquel plan.

-Yo me marcharé al hotel, miraré unos apuntes y con vuestro permiso procurare descansar.

Mirando a sus dos "contrincantes" decide dar la oportunidad a Anna de pensarselo mejor.

-No os entretengais mucho y Anna, un consejo, no te dejes liar hasta las tantas de la noche por Jürgen, que él tiene mas aguante de lo que parece.

No pretendia ser descortes con nadie, de hecho la sonrisa que le dedicó a Jürgen era mas de aprobación que de otra cosa, pero pensaba que Anna se podria encontrar perdida dentro de los ligoteos de el joven con las universitarias.

Por lo demas, no era su problema lo que hicieran.

-Déja que la chica se divierta.- dice Jürgen mientras se acerca a pagar a la barra.

-No, no. Todo los gastos están pagados, Jürgen.-

Freire se dirije a pagar mientras Anna piensa que hacer.

El local está completamente vacío, sois los últimos en salir, y por la ventana de la puerta, ves que ha empezado a llover otra vez.

-Porsupuesto, que haga lo que quiera. Yo solo...la aconsejaba.

Mientras el Padre Freire paga en la barra observo como cae la lluvia. Me encanta ver llover y en esta ciudad es magico (reconociendo mas tarde que es igual de magico que en mi querida escocia) y pasearia toda la noche bajo la lluvia pero hay trabajo por delante.

-Gracias, padre Freire. Deberiamos marcharnos ya, si vosotros no quereis llegar empapados a la fiesta. Yo me voy al hotel, dare un paseillo por la zona y poco mas.

Realmente me siento un poco tonto, como dando explicaciones de lo que voy a hacer, pero la verdad es que busco el consejo de Freire por si hay algún sitio especial para visitar a estas horas.

 Anna te sonríe. - Sólo iré un rato, yo si necesito dormir esta noche. Nos vemos en el hotel- Hasta luego.-

Los dos se marchan juntos, más alegres de lo normal gracias a los licores.

-Si quieres te acompaño en ese paseo. Mi casa queda cerca del hotel. Además, aunque llueva, Santiago tiene tantos soportales que casi podríamos cruzarla sin saberlo.- dice mientras paga.- a no ser que quieras caminar sólo. A veces la ciudad, sobre todo cuando llueve, despierta cierta melancolía en la gente.

Salís fuera y los dueños de la taberna cierran la verja justo detrás de vosotros. No hay gente en la calle y, como es peatonal, tampoco se escuchan coches.

Parece que existais vosotros dos.

-Le agradeceré sin duda su compañia.  Si no es inoportuno, le acompañare a su casa y luego seguiré hasta el hotel; si realmente queda cerca no creo que me pueda perder.

A John le apetecria realmente aquel paseo, el padre Freire le habia parecido una persona muy agradable, fuera de los canones religiosos, restrictivos que se daban a conocer demasiado amenudo y que mantenian alejadas a la mayoria de las personas.

-Espero que la lluvia no nos embargue en demasiada melancolia, que yo pretendo repasar el proyecto a presentas, auque sin duda alguna con una buena conversación puedo prescindir de todo esta noche.

El olor de la lluvia en el granito de la ciudad comenzaba a hacer mella en él. COmenzaba a olvidar un poco, a quitar importancia a su verdadero fin en aquella ciudad. Queria dejarse llevar por la tranquilidad, fuera del neriosismo del juicio a una espada que no sabia si debia hacer.

El sacerdote te conduce, paseando tranquilamente por las calles adoquinadas hasta una gran Alameda. De hecho, por su tamaño, podría ser un parque.

-Espero que te guste la Alameda, dicen que es más bonita de día, pero creo que yo la prefiero de noche.-

En el kiosco del parque ves algunos vagabundos durmiendo envueltos en cartones.

El resto del lugar parece vacío.

-Los sábados ya no se puede venir por aquí, ya sabes, los chicos y el botellón, esas cosas.-

-Oh, si. Sin duda esas cosas estropean algunos incones de todas las ciudades.

Un momento de pausa le hizo pensar en sus palarbas y en su edad provocando una risa abierta y sincera.

-Jajaja, se que suena raro si esas palabras vienen de alguien de mi edad, pero nunca me gustaron esas reuniones callejeras y los problemas que traian.

Miraba a los vagabundos que encontraban su lugar para sobrevivir en cualquier rincón. Sin duda era algo muy duro, sin duda cruel por el mundo y no podia evitar sentirse un poco culpable al verse a él con todos los gastos pagados y en buen hotel, pero tenia que desechar esos pensamientos.

-La verdad, de los tres, parece que tienes la personalidad más asentada.Tal vez eso le ayude.-dice casi para sí mismo.

-Yo, sin embargo, si me metí en algunos líos hace unos años, antes de tomar lo hábitos.- sonríe de una forma un tanto melancólica.

-Todos hemos hecho tonterías en nuestra juventud, o al menos, todos deberíamos haberlas hecho.-

Mientras estais hablando, ves, un tanto alejada, como una figura atraviesa el camino paseando. Lo único que logras distinguir son unos ojos azules.

Unos ojos azules que le llaman la atención, podria decir que le atrapaban, que le llenaban de sensaciones extrañas y le llamaban. Pero no era del todo cierto, seguramente simplemente era que los ojos siempre le habian transmitido "información". Siempre se fijaba mucho en las miradas e incluso sacaba "historias" de las miradas, de lo que esos ojos podian ver y lo que motraban de la persona.

-Bueno, la juventud de cada uno es distinta y todos hemos hecho nuestras "cosas". Se que soy joven, pero me siento lejos de esas ideas de juventud actual. ¿Hace cuanto "cogio" los hábitos?. Si no es una pregunta demasiado personal claro.

-Jajaja, tranquilo, si es demasiado personal, no te contestaré. Hace dos años salí del Seminario, tuve muchísima suerte y Santiago fué mi primer destino. Tambien me gustaría haberme quedado en mi ciudad, pero mis superiores pensaron que no era un buen lugar para un novicio recién ordenado. Santiago es una ciudad hermosa, pero le falta el mar. Y una ciudad sin mar, es una ciudad a la que le falta vida.-

Realmente el ambiente os envuelve. La noche, los vagabundos, la belleza de la Alameda... el conjunto forma un cuadro extraño, diferente.

Freire sigue caminando y empiezas a ver como la Catedral cada vez está mas cerca.

- La verdad es que podria decirle que tiene absoluta razón, pero creo que Santiago tiene mucha vida propia, aún sin tener mar. Ademas, no queda muy lejos de aquí, me han dicho que...¿Finisterre?, es un bello lugar para ver como se pone el sol.

No habia estadonunca allí, pero sin duda alguna imaginaba que, qué mejor lugar en el mundo para ver como se pone el sol, que el lugar donde se "termina" el mundo.

-Parece que ya llegamos a nuestro destino...

-Finisterra es ... salvaje. Esta es mi casa.-

Os parais al lado de una casa de piedra de dos plantas que cuadra perfectamente con el conjunto arquitectónico que rodea la Catedral.

-Bien, mucha suerte mañana, espero que tu trabajo sea juzgado justamente.- te dice, de repente, muy serio.

Te da la mano a modo de saludo.

Es tarde y las emociones del día empiezan a hacer mella en tí.

-El viaje ya ha merecido la pena solo con conocerle padre Freire.

Acepta su mano firmemente mientras se despide de él.

-Nos vermos mañana, que descanse.

Tras finalizar las desdedidas, John se toma camino hacia el hotel, ahora llegan un par de horas de trabajo almenos, pero eso no le desanima. Cada vez está mas convencido del hnor que supone hacer esa espada.

Pensando en sus cosas, se dirige al hotel.

-Muchas gracias, hasta mañana.-

Al cabo de cinco minutos, y tras atravesar la Plaza, llagas al hotel.

Cuando entras, te recibe el calor de la calefacción, que hace todo más acogedor y agradable.

El recepcionista de saludo cuando entras.

-Buenas noches.- te dice mientras teclea en el ordenador.

-Que tenga buena noche.

Subo las escaleras hasta mi planta, podria usar el ascensor, pero tampoco hay necesidad. Comienzo a pensar si deberia ir a la biblioteca a revisar mi trabajo.

-Si, creo que un ultimo repaso no vendrá mal.

En uno de los folletos de tu cuarto tenías la ubicación de la biblioteca.

Por lo que recuerdas de la foto, era un cuarto bastante grande con algunos libros en las paredes y con grandes ventanales. Las mesas eran de madera, inclinadas, con una lámpara individual para cada ocupante.

Podrías dirigirte allí y repasar tu proyecto, o irte a dormir para estar más fresco mañana.