Partida Rol por web

Dos de los guardias llegaron hasta Donny, ahora un poderoso Crinos cuyo Klaive relucía a la tenue luz de las instalaciones, y levantaron las armas.

-¡Rendíos! -rugieron bajo las máscaras de gas.

Se dieron cuenta de que no debían ser humanos normales. Las personas que tenían la mala fortuna de encontrarse con un Crinos acababan en el suelo con una suerte de ataque epiléptico. Éstos no. Y las manos que sujetaban los fusiles no eran normales, sino que tenían garras de varios centímetros, parecidas a las de las Perdiciones.

Amy no dudó ante la "orden" de Donny. Tenían que sacar de allí a sus compañeros así que la Galliard ignoró a los hombres, cerró los ojos durante unos instantes para ignorar la presión del momento, y cambió de Hispo a Crinos. Su cuerpo mutó irguiéndose sobre sus patas traseras dejando libres dos enormes garras.

- Necesito el Klaive para reflejarme.

Toda ayuda era poca para sacrles de allí. ¿Por qué Javier no había abierto el maldito portal? Le arrevató el Klaive de las manos y se colocó detrás de él para que si disparaban no la desconcentraran. Nunca lo había hecho, o no con demasiado éxito, pero por primera vez en su vida creyó en las oraciones. Tenían que salir vivos de allí. Tenían que sacarlos.

Y entonces el portal apareció ante la lobezna, la cual soltó la espada y entró sin dudarlo un solo momento. Donny tenía que resistir. Por todos.

Simultáneamente a la desaparición de Javier, apareció Amy en Crinos. Los Danzantes estaban a pocos metros de ellos y si querían salir tendría que ser en ese mismo instante, utilizando el portal que Amy había abierto.

La Rabia estuvo a punto de dominarle, y casi se vuelve para intentar arrancarle la garganta a Amy a mordiscos cuando ésta le quitó el klaive. De hecho, salpicó a la ahora Crinos con una saliva espesa. Pero se controló. Los gritos de los tíos con armas de fuego le ayudaban a concentrarse. A darse cuenta a quién tenía que matar y a quién no, al menos.

Pero el camino estaba abierto. Los otros les necesitaban. Estiró una zarpa para coger el klaive y cuando sintió que lo tenía bien agarrado por la empuñadura saltó dentro del portal abierto por Amy. Devon iba a acordarse de esto. Y si todo iba según lo planeado, Los Danzantes que estaban intentando destripar a sus colegas cachorros iban a acabar mal. Al menos uno o dos, antes de que lograran escapar.

- ¡¡FUERA DE AQUÍ!! - exclamó el Alfa, retrocediendo. Ahora no podía quitarse de la cabeza a Javier, dónde estaría ahora... Tenían

- ¡VAMOS, VAMOS, VAMOS! Usad el klaive de Donny y largaos de aquí. - dijo Devon, mirando al filo del arma e intentando caminar de lado.

Estaban vivos. Bien. Ignoró a Devon sin darse cuenta y les habló dándoles la espalda, sin dejar de mirar al otro lado.

-Hay tíos con fusiles al otro lado. Cuando paséis al otro lado, huid. O destripadles y huid, si hace falta. Hacia el pueblo. Amy, sácalos de aquí. Lyuben, quédate conmigo para cubrirles, por si acaso. Nosotros cruzaremos cuando se hayan ido. ¡Venga!

Sujetó el klaive con fuerza. Si Amy o quien fuese intentaban quitárselo, se lo clavaría en la cara.

No iba a cuestionar las órdenes de Donny: no en esa situación. Ahora tocaba salvar el pellejo.

- En cuanto crucemos iremos al pueblo inmediatamente, hay que perderles. Atacad sólo si no tenéis más remedio que hacelo para huir, ¿entendido? ¡Vamos Amy! - dijo Devon, empezando a sudar por la tensión acumulada.

Amy esperaba en forma de Crinos junto al portal, enseñando la fauces, y le hizo una seña a Devon con la cabeza para que la siguiera.

- Llevan fusiles. Si disparan me encargo yo de ellos.

Acto seguido le gritó a Donny para que le enseñase el klaive. Se concentó en su imagen, en u reflejo esperando que funcionara. Sino, acabarían muy mal. Y, casi como si hubiera nacio para ello consiguió que el camino se abriera para todos.

Nada más aparecer al otro lado de la Umbra por enésima vez, Amy recibió un estallido en el abdomen. Aquello fue increíblemente doloroso, algo que nunca había experimentado: plata. Una bala de plata se incrustó en sus entrañas, reventando músculos y órganos internos. Soltó un aullido de dolor sin poder contenerse y miró el origen del disparo. Donny tuvo más suerte y la bala sólo le rozó la cabeza, pero aquello le hizo llenarse de Rabia una vez más.

Los cuatro hombres monstruosos, probablemente fomor, los apuntaban con los rifles de asalto. Y tenían balas de plata. Aquello iba en serio.

La rabia hacía que todo fuera más fácil, aunque solo durase un corto periodo de tiempo. Con un rugido el lobo negro se transformó en una bestia de grandes dimensiones del mismo color justo cuando un portal se abrió a su espalda.

Al parecer Donny había decidido volver, esta vez para hacerse el héroe como le correspondía, y él y Lyuben vigilaron las espaldas del resto antes de atravesar el portal.

Al otro lado sabía que el peligro continuaba existiendo, pero aún así se sintió más seguro, o al menos así fue hasta que dos fuertes estallidos le hicieron agachar las orejas. Lo siguiente que vio no le gustó nada: Amy se tambaleaba y Donny sangraba abundantemente de la cabeza, aunque parecía estable.

El ragabash no se lo pensó dos veces, no le importaba de donde vinieran aquellas balas, lo único que importaba era alejarse de allí cuanto antes, así que se impulsó con las dos patas traseras hasta llegar donde Amy y pasó uno de sus fuertes brazos alrededor de su cintura de Crinos para ayudarla a caminar y seguir adelante.

-¿¡No veis que es imposible llegar donde ellos sin recibir tres balazos antes!?

Tenían que esconderse detrás de algo que estuviese cerca, y rápido.

Rugió. Aquello era más dolor del que había sufrido jamás. La sangre le empapó el hocico y le bajó por un lado de la cara, y la Bestia se hinchó, llenando todo el cuerpo y toda la mente del Ahroun. Vio de reojo cómo Amy caía. Le daba igual si moría en el intento, iban a pagar por haberle disparado en la cabeza. Se dijo que así los otros tendrían tiempo de escapar con Amy, pero la verdad es que aquello era secundario.

Se lanzó contra uno de los hombres. Pero algo fue mal. Terriblemente mal.

Amy profirió un aullido desgarrador al sentir el inmenso dolor. Ardía. Le ardía el estómago. Nunca había sentido nada parecido, y sabía que eso no se curaba como normalmente hacían sus heridas. Otro balazo así y no sobreviviría. Pero le daba igual, era Galliard y por sus venas fluía parte de la sangre de los luchadores.

- ¡Marchaos de aquí!

Sino los demás no saldrían ilesos tampoco.

- ¡Cállate! - dijo el Alfa, avanzando a toda prisa hasta Amy. En pleno proceso su cuerpo pasó a Crinos automáticamente para no morir de un disparo si las armas le alcanzaban (y no le extrañaría que muriera igual en esa forma) - ¡Nadie se va a quedar aquí, vamos! -

No iba a dejar a nadie de su manada a manos de aquellos malnacidos. Intentó agarrar a la malherida Amy cuanto pudo y la arrastró para alejarla lo más rápido posible de allí.

El mordisco de Amy le arrancó un brazo a una de esas criaturas, cuya sangre verdosa empapó la nieve saliendo a chorros. Por el contrario, Donny no tuvo tanta suerte y fue tal su ímpetu que acabó escurriéndose en la nieve, momento en el que un fomori aprovechó para dispararle a quemarropa. La bala de plata le quemó una pata al entrar limpiamente en ella. Aquello fue suficiente para que perdiese el control. Donny se levantó sobre dos patas y rugió. Los fomor se amilanaron: había entrado en frenesí

Dubitativo, Voz de Ptah terminó por imitar al alda y tirar de Amy (ayudarla, más bien) a salir corriendo.

Amy escupió el brazo y la sangre de aquel ser repugnante. Entonces sintió como la agarraban, otra vez.

- ¡Que no! ¡Joder, soltadme!

Entonces escuchó otro disparo que entró en la pierna de Donny, el cual, inevitablemente, entró en frenesí. Amy lo contempló el tiempo suficiente como para darse cuenta de que estar cerca de él no era buena idea. Cediendo a la ayuda de Devon y también a la de Voz, cambió de grito.

- ¡Vamos, vamos, vamos!

Cuando Donny acabase con aquellos bichos probablemente dirigiría el klaive hacia ellos. Y la Galliard ya había tenido suficiente plata por el resto de su vida.

El frenesí de Donny, por malo que fuera para él, era justo lo que necesitaban. Mientras él se enfrentaba a los fomori profiriendo aullidos y gruñidos que helaban la sangre. Era la furia de los Ahroun en pleno esplendor. El arma perfecta de Selene. Lo malo era que por culpa de esa misma Rabia los atacaría a ellos también en cuanto ya no hubiese fomori que matar.

Mientras Donny le mordía la cabeza a uno y se la arrancaba, uno de los fomor se posicionó a su espalda y le dio un tiro en el cuello. Donny se dio la vuelta y le separó el brazo del resto del cuerpo antes de darse cuenta de que le habían disparado. Al menos aquello no había sido con plata, así que dolía menos y no había notado daño alguno, pero aún quedaba un último fomor en pie... y los Danzantes al otro lado de la Umbra.

El resto de su manada corría a dos patas tropezándose con la nieve y las afiladas piedras del terraplén. Amy resbaló y tanto Devon como Voz, que la ayudaban a caminar, cayeron junto a ella. Pero tal vez fuera hasta bueno, pues se encontraron al fondo del barranco en la mitad del tiempo y sólo recibieron un par de magulladuras que no tardarían en sanar.

Amy tosió y se retorció de dolor, intentando darse la vuelta para poder respirar y recuperarse de la caída. La herida de bala, cuyo dolor había ignorado gracias a la rabia, comenzó a dolerle horrores, y sangraba bastante a pesar de la garra que la presionaba. No tenía buen aspecto. Se sentó apretando la mandíbula y con los ojos humedecidos, aunque no solo por el dolor. Habían dejado atrás a Donny quien tendría que enfrentarse solo a los fomori y posiblemente a los Danzantes. Temía no volver a verlo, pero no se atrevía a decirlo. Realmente había huido como una cobarde en vez de haber intentado frenarlo, como todos los demás.

Pero ahora la Galliard necesitaba atención médica para que le extrajeran la bala y poder sanar. Sino no duraría mucho. Y realmente no tenía demasiadas esperanzas de ello. Con una mano ensangrentada se limpió las lágrimas por acto reflejo.

Puso una mueca de dolor al caer al suelo, girándose para mirar terraplén arriba. Maldita sea... no sería capaz de volver a subir para ir a sacar a Donny de ahí. Pensándolo bien quizás no se dejara, igualmente. Golpeó la nieve con su garra, enfadado.

El Alfa se volteó para mirar a su compañera, preocupado. - Tranquila, te pondrás bien. Todavía nos debes el bacon. - dijo con un amago de sonrisa, miró al Philodox, volviendo a una expresión neutra. - Voz, necesito que lleves a Amy a un lugar seguro. Lyuben, tú vienes conmigo, necesitamos encontrar alguna manera de ir a por Donny y rezar porque siga vivo. Sobre Javier... si no está aquí ni en la Umbra, todavía no podemos hacer nada. -

Donny se volvió hacia el fomor que restaba con la intención de abrirlo en canal, pero la Celosía se rasgó con violencia y los cuatro Danzantes de la Espiral Negra aparecieron, ulcerosos y hediondos, con la intención de terminar el trabajo. Uno de ellos le envió un garrazo al estómago, pero el Ahroun fue lo suficientemente duro como para que no le afectase apenas. Un segundo se le acercó por la espalda y le sujetó con fuerza, aunque no la suficiente, pues el Garou dio un golpetazo y el Danzante acabó en el suelo. El tercero saltó sobre él para reducirlo con un mordisco en el cuello. Aquello sí que le afectó. Donny cayó en el suelo con la rodilla doblada por el dolor. El cuarto le dio un puñetazo en el rostro ensangrentado, pero Donny tampoco se afligió por ello. Siguió en frenesí, lleno de Rabia y ansia de sangre. Hasta que el fomor se acercó por su espalda y le disparó en la nuca una bala de plata.

-Vamos, Amy -dijo el Caminante Silencioso sujetando a su amiga por la cintura y echando a andar a pasos largos-. Dejaré un rastro para que lo sigas, Alfa.

La pareja se alejó a través de los pinos, dejando atrás la desnuda cima industrial donde habían abandonado a Donny.