Partida Rol por web

Cuando los demás se marchan con Lúculo, el coronel Bigotitos queda con vosotros para explicaros. El gato deja escapar un suspiro desesperanzado tras analizaros a todos. Tendría que trabajar con lo que tenía.

-Hace unos días, un gato callejero, Apestoso concretamente, nos dio un chivatazo. Al parecer el señor Smith trabaja para erradicar "Lasalergias"- mantiene un silencio dramático, esperando que asimiléis.- Sí, sí, "Lasalergias"... Ese aliado fiel nuestro desde tiempo inmemoriales, aunque se mantenga en la sombra y nunca se haya mostrado. Todos sabemos que nos hemos librado de que millones de humanos se nos acerquen gracias a él... Debe ser muy duro con sus amenazas...- Bigotitos queda pensativo, intentando desentrañar si ese Lasalergias amenazará a los humanos con una manguera con agua helada o con la luz roja inatrapable.

-Su misión era impedir que el señor Smith fuera a trabajar. Todos sabemos que los humanos no funcionan sin ese líquido amargo y marrón con el que envenenan su leche...Ya sabéis, el café... Deshaceos de todo el café que veáis en su cocina y me daré por satisfecho.

Bola de Nieve mira hacia un lado y a otro, observando a sus nuevos compañeros. Se sienta golpeando con su cola de vez en cuando en el suelo.

-Millones de humanos?? Ya será menos.. a no ser que use el mítico punto rojo. Pero eso es imposible. Ningún gato lo ha conseguido controlar jamás...

-Coronel, crees que será suficiente con eso? Sólo quieres que "hagamos desaparecer" el café?

Levanta una pata y comienza a lamerla y a acicalarse tranquilamente.

El grupo estaba formado, al fin y al cabo no había tenido tanta mala suerte, al parecer. Menos Fusfus (quién dudaba que ni siquiera fuese capaz de pegar un salto o correr), nos había tocado un grupo bastante versátil y la mayoría de ellos eran inspiración para mí, sí, incluso el pelado tenía cosas de las que aprender y no precisamente sus modelitos... ya me entendéis.

Una vez nos quedamos solos, el coronel, con su habitual expresividad propia de un gato que se ha caído desde un piso veinte de cara, nos informaba de la misión. -¡Sí, señor! De acuerdo: el café.- Solté completamente motivada y llena de energía. -Tan sencillo como hacer desaparecer el café.- Era un honor tener la oportunidad de demostrar que éramos perfectamente capaces de demostrar nuestra valía terminando aquella misión. -Nos haremos con ese dichoso café del humano. No hay problema.- "El café, será sencillo" me dije. "Solo hay que concentrarse en el café, el café, el café, el café... mira ¡¡¡ha vuelto la motita de polvo!!!" Me incliné sobre el suelo acechándola dispuesto a cazarla.

Pasaron los segundos. "Tranquila, sin prisa o perderás la presa..." Acomodé mi posición y tensé los músculos. Dilaté mis pupilas y salté sobre ella completamente victoriosa. -¡¡Rindéte!!- Le maullé dispuesta a dejarle una salida honrosa mientras la sujetaba y la golpeaba con las patas traseras forzándola a aceptarla.

Entonces, me acordé. "El café". La liberé y me senté al suelo demostrando que podía ser tan profesional como cualquier otro. -Confié en nosotros. ¡¡Nos desharemos del café!! Y como Bolita de Nieve dice, podemos hacernos cargo de cualquier otra cosa que sugiera.-

Aunque... "¿Qué es el café?"

Hale, largo de aquí, desarrapados, largo a las perre... eh, espera. ¿Por qué el coronel se nos acerca? ¿Y POR QUÉ PARECE QUE ESTOY EN UN GRUPO? ¡¡ESTO ES UN ERROR!!

Aunque el pobre Sphynx era demasiado orgulloso y tampoco le apetecía recibir un bufido del coronel Bigotitos en respuesta a su rectificación sobre que él no iba a ir a ninguna parte porque eso era de plebeyos sin nada mejor que hacer que mancharse las patas estropeando el café.

-Meww, café- menuda tontuna de misión, ¿qué es lo peor que podía pasarnos? ¿Que usase esas cajitas pequeñas y minúsculas que se meten y que orinan el dichoso café?... Oh, wait.... estropear una cafetera es mucho más mejor y más maligno que estropear el café. El café lo compran a montones, la cafetera... sí señor, soy un dios del mal gatuno, solo necesito que alguien lo acabe haciendo por mí creyendo que lo hacen por motivación propia y así no podrán decirme que soy un mandón. Sí señor, soy un as...- y de paso le mearé la cama a Smith... o le potaré en el cacharro con botoncitos y la lucecita brillante, mew mew-dijo por lo bajito pensando en el ordenador del señor Smith aunque creía estar pensándolo solamente.

Miró a Felicia un segundo. ¡Era tan adorable! Aunque aquel déficit atencional podría significar un problema a la hora de cumplir la misión. Por suerte eran 5, y alguno perdía el control, habían 4 más para hacer que se recuperara. Volvió su atención al coronel y movió las orejitas, un poco confundida.

¿El café? ¿Que tan importante es este café del que tanto hablan? Sé que dijo que los hace levantarse cada mañana pero... ¿Como hace eso? ¿Les otorga algún tipo de ventaja específica por sobre el humano pre-café? -preguntó, intrigada por el misterioso brebaje con el que parecían estar envenenándose voluntariamente. 

Fusfus escuchó en silencio, una proeza épica para él por la que deberían de otorgarle una medalla de esas de los concursos,  las instrucciones del Coronel y en lo que consistía la misión. Escuchó lo que decían sus compañeros y, no pudo evitar responder a la pregunta de Ofelia- el café es algo vital para los humanos adultos, no he visto a ninguno que no se tome, como poco, una taza por la mañana y otra por la tarde. Creo que es lo que les hace ser racionales -asintió ultraconvencido- pues cuando no lo toman solo gritan y se tiran cosas o se pelean. Ese café es nuestro peor enemigo -explicó como si supiera todo- así que tenemos que buscar ese café y deshacernos de él, de una forma u otra, para que "lasalergias" no sean vencidas y nuestro aliado invisible no sea destruído.

Escucho a todos y cada uno de sus soldados y Bigotitos tuvo un brillo ínfimo de esperanza. Lo mismo no había quedado tan mal grupo para desempeñar la misión como pensaba en un principio. Esperaba que al equipo de Lúculo le fuera parecido o la masculinidad de Rayas corría peligro.

-Con que os deshagáis del café me conformaré, Bola de Nieve, aunque cualquier venganza extra os dará honor y gloria entre vuestros camaradas. "Lasalergias" nos estará eternamente agradecido- asiente.- Encontraos con Apestoso en la calle Sunny. Vive en los contenedores que hay tras la casa de los Smith. Espero escuchar éxitos de vosotros, Apestoso me reportará si obrasteis bien o mal.

Deja de acicalarse y mira a sus compañeros. 

-Volveremos a hablar cuando lleguemos a los contenedores de la calle Sunny. Yo iré no muy lejos de vosotros, en la sombra. Vigilando si hay algún peligro. 

Mira ahora a Felicia. 

-Y apartando las motas de polvo y pelusas. 

Sin esperar respuesta, sube de un salto al coche detrás de cuyas ruedas apareció cuando comenzó la reunión, y después dá otro salto hacia adelante, pero ya no se sabe dónde ha caído. Estará cerca.

Aquél gato al revés había murmurado alguna cosa que me devolvió al presente. "¡Sí, tiene razón! ¡Nos mearemos en su cama y estropearemos ese cacharro con botoncitos y la lucecita brillante!" Y, aunque no sabía de qué cacharro hablaba, estaba decidida a hacer todo aquello y más, con el fin de combatir a "¡Oh, una lucecita! Oh, Vaya, se fue... no, espera, era el reflejo de una ventana que han abierto o cerrado ¿verdad? O ¿era uno de esos bichitos que hacen luz por la noche?"

-"Mosca", Felicia, "Mosca".

Esperad, creo que me distraje de nuevo. Contaba como el Coronel Bigotitos nos había encomendado la misión, y mis compañeros daban sus opiniones. Entonces, al igual que ahora, supe que tenía que centrarme y usar mi técnica especial de concentración: -"Mosca"- Volví a susurrar con tal de no distraerme más. Justo a tiempo de escuchar las distintas inquietudes y cuestiones que Ofelia ponía de manifiesto y que también me intrigaban. El bola de pelo parecía tener la respuesta a la que asentí muy interesada. ¡Al menos tenía cerebro! quizás había sido dura en mi juicio. -Ahá, ahá.-Asentí convencida de nuestro éxito en la misión, y, al mismo afirmar con la cabeza, aproveché para limpiar mi precioso pecho moteado que andaba algo desordenado. 

-Apestoso, en la calle Sunny.- Repetí en un intento de interiorizarlo antes de olvidar los datos. Seguro que Apestoso hablaría delicias de nosotros, o no sería por falta de intentarlo. Me había puesto muy, muy seria, dispuesta a acechar y caer sobre nuestra presa, y todo iría a pedir de boca (a no ser, que unos cordones, o similares, se interpusieran en nuestro camino).

Habló el Gatosombra de quién tantas técnicas y cosas quería aprender: -¡Jum! De acuerdo. A la calle Sunny.- Volví a repetir. Y ya no lo vimos más tras decir no sé qué de motas de polvo y pelusas: -¿Dónde?¡¿Dónde?!

Finalmente tras mucha vuelta y distracción de Felicia, llegáis a los contenedores de la calle Sunny. Aquellos dicen que son los mejores contenedores de la ciudad, sin tener en cuenta los del callejón de Moe's. Es encontráis rodeados de casa enormes y lujosas, y los humanos ricos son los más idiotas de todos, ya que tiran enormes cantidades de manjares. ¿Por qué no se comían el espinazo de aquellas deliciosas lubinas al cacharro negro que echaba calorcito y con ventanita (¿elforno?) que hacían? Después de que reusaban a comérselas crudas... ¡Se comían la mitad! ¡Qué desperdicio! 

Os acercáis a los cubos de basura, los cuales parecen tener vida propia, porque se mueven. Y de un salto sale Apestoso. Apestoso era un precioso gato de angora que vivía antes en ese mismo barrio, pero sus dueños trajeron al mundo a un cachorro humano y Apestoso (antes conocido como Miuch) fue a parar a la basura. Su pelo antes deslumbrante y reluciente ahora tiene una capa de no sabríais bien qué decir, de ahí venía su nuevo nombre. Él no parecía triste con la situación, se había librado de los humanos y comía cuanto quería.

-¿Sois vosotrrros a quien manda herr Corrronel?- Apestoso había sido un gatico de importación, un regalo muy caro entre humanos, de ahí su acento raruno.- ¿Qué pasó con el pequeño Rrrayas? Pensaba que vendrrría él a acabarrr el trrrabajo...

Fusfus se mantuvo en silencio el camino, pues ya era bastante cantoso ver un gato de su tamaño como para encima que fuera haciendo ruido todo el rato. Al fin y al cabo, él era tan sigiloso como cualquier otro, y estuvo a punto de decir a Bola de Nieve que él cubriría el flanco, pero no, no era el momento.

Cuando Apestoso salió de entre los cubos, Fusfus no pudo evitar mirarlo con cierto asquito- como se ha descuidado -pensó al ver ese pelaje con pegotes y sucio- Sí, somos nosotros, y Rayas no está disponible esta noche -dijo sin añadir nada, al fin y al cabo, el coronel les había hablado de un posible traidor.

“Mosca, mosca, mosca”. Cada vez que me distraía, tenía que recurrir a mi técnica especial de concentración, y reconozco que era… con bastante frecuencia. No obstante, llegamos sin mucho problema a la calle Sunny, donde finalmente pude conocer el mítico Apestoso, de quién había oído algunas historias.

Escuché su marcado acento ronroneante y asentí con la cabeza, a la vez que estornudé, quizás por el aroma que el “amigo” desprendía. Sin embargo, me mantuve en silencio y dejé que hablasen mis compañeros más expertos. El primero a hablar fue la Mole rodadora, Fusfus. Mientras, me desvié al lado del cubo. Estaba oliendo un cacho de algo que podría haber sido carne. Olfateaba, arrugaba la nariz, volvía a olerlo sin mucha convicción, le di un par de toquecitos con la pata para ver si se movía, le maullé. No, definitivamente era algo muerto. Me lo sorteé pasándola de las zarpas derechas a la siniestra, y viceversa. Volví a olerlo nada convencida, abrí la boca asqueada y suspiré. Creo que aquello era caca y no ternera.

Bola de Nieve apareció desde un callejón perpendicular a la calle. Caminaba a paso ligero, cruzando la carretera, hacia donde estaban los demás. Giró la cabeza y vio que se acercaba un coche, así que corrió lo justo para no ser atropellado y después continuó andando. Le llegaba un olor nauseabundo.

-No me lo digas. Tú eres Apestoso, verdad? Dice mientras camina hacia el grupo. Con los restos de comida que tienes en el cuerpo podríamos alimentar a un cachorro hambriento. Es un buen lugar éste en el que vives.

Saluda a todos con un suave "Miaoooww" y se sienta junto a Fusfus.

-Por dónde empezamos?

¡Ah! El mitológico paraíso de los callejeros. En solo contadas ocasiones había podido venir a este lado de la ciudad, pues le significaría descuidar demasiado su propio territorio. No le extrañaba en absoluto que un felino de buen gusto como lo era Apestoso hubiese encontrado un hogar en los basureros de estas calles, tan repletos de deliciosos manjares e incontables exquisiteces. Si no estuvieran en misión, de seguro ella misma estaría de cabeza en un bote de basura.

¿Que tal, Apestoso? - saludó, intentando enmendar el error del resto de los gatos. Es cierto, socializar no era tan profesional pero... dentro de las reglas de los gatos de calle era lo mínimo que podías hacer al entrar a territorio ajeno. Llegar exigiendo, o insultando, no era precisamente bien visto.

-Rrrrayas no vino, ¿eh? Esperrro que no fuerrra un sucio trrraidorrr, me caía bien ese Rrrrrayas- Apestoso se lame la pata y se acicala la oreja. A pesa de su mote, su aspecto y su olor, es un gatico pulcro (sobre todo delante de gaticos hembra, que uno nunca sabe).

- Smith vive en esa casa de ahí- en enseña una casa rodeada con un muro dificilmente saltable por un gatico.- Parrrece complicado, perrro la señorrra Dorrrothy que vive al lado tiene un arrrból cuyas rrramas pasan sobrrre el murrro. Dorrrothy odia los gatos, porrr lo que deberrréis serrr muy sigilosos. Además que tiene un perrro horrrible que ladrrra a todas horrrras a todo lo que se mueve. Ese estúpido cánido se pasó una tarrrde enterrra ladrrrándole a la parrred trrras verrr una lagarrrija esconderse- niega un poco para si. Los perretes eran animales muy estúpidos y ese sonido que hacían el crispaba los nervios, nada que ver con la elegancia de un maullido.

Apestoso daba yuyu. Sphynx incluso dudaba que fuese un gato, tenía más pinta de rata guarra sobrealimentada de metro (Ratas como perros pequeños, no te puedes imaginar como es de asqueroso el metro, tía. Oyó en su momento a su humana confiar por el aparatito de hablar de lejos con otros humanos) que de gato y tampoco tenía el glamour animal inherente a ser gato.

Seguro que el traidor es un gato guarro, Apestoso. Y NO MIRO A NADIE.

Se mantuvo relativamente apartado del grupo, mirando al animalito con condescendencia.

-Si es tan idiota podemos crear una distracción para el chucho, mew- bostezó haciendo que se le arrugasen los pliegues de piel del hocico como si estuviese hecho de pergamino- una distracción para el chucho y la humana apestosa antigatos-pestañeó despacio y decidió que era buen momento para lamerse la tripota, así, para que el resto pensase mientras él seguía poniéndose incluso más buenorro de lo que ya estaba.

-Una humana, un perro... Sólo falta un ratón para que sea la noche perfecta. 

-Bien. Me pido a la humana. Bola de nieve se relame cuando termina de decir ésto. Si odia a los gatos, será más fácil llamar su atención. Puedo improvisar algo bonito. 

Se incorpora y camina por delante de sus compañeros, hacia un lado y hacia el otro, como si fuera un sargento delante de su pelotón. -De paso también puedo distraer al perro, pero será más difícil. Mejor si alguien me ayuda. Debemos hacerlo bien, ya que nos tiene que dar tiempo a todos a escalar el árbol. 

Se para. -Sincronicemos nuestros relojes internos. Habéis hecho vuestras necesidades? A mí me toca pipí cuando sale el sol. Si alguien no las ha hecho, que las haga ahora. No queremos sorpresas. 

-Quién me acompaña a por esos seres inferiores?

Sabiendo que solo un gato de verdad podía acompañar a Bola de Nieve, Fusfus se adelantó- yo me encargaré del cánido, se necesitará fuerza y destreza para ocuparse del chucho ladrador -dijo mientras se relamía un montón, como si saboreara algo que nadie más podría probar- vosotros encargaros de acabar con la bebida del archienemigo de "lasalergias", ¿de acuerdo?.

Espera, espera. ¿El gordo a por el perro? Esto tiene que ser una especie de broma oculta... o quizá Fusfus tiene tratos contra los gatos y así solo tiene que "fingir"...

Interrumpió sus pensamientos con un nuevo bostezo y sacudió la cabeza, chasqueando la lengua contra el paladar como si estuviese rumiando algo.

Yo puedo vigilar que Fusfus-no nos tracione rastreramente- no tenga ningún peligro, después os alcanzo sin problema, mew- la cola golpeó el suelo con un gesto tajante, rodeando en parte la silueta sentada del gato esfinge.