Partida Rol por web

Marfelina no me llega ni a enseñar el otro sitio que encontró. Todos van a por la opción de Guts. Se me eriza el lomo al ver el esfuerzo que tendré que hacer. Pero me niego a que me repitan que mi cuerpo voluptuoso es un problema. Estoy estupenda y se lo voy a demostrar. Bueno, ahora no estoy estupenda. No terminé de quitarme este barro asqueroso.

Trato de escalar por el arbol...Y....!Por todos mis bigotes! Me veo capaz de ir avanzando en vertical, aunque seguro que estoy dañando mi uñas. Lo que me hace ir un poco con los ojos achinados, pero acabo llegando donde el resto.

- Toma. Para que me volvais a llamar lastre....-al resto.

Estáis todos arriba, o casi todos. Increíblemente, Ginebra ha subido al árbol. Ha sido algo digno de ver y cuanto menos gracioso, ver a la acomodada gata dejando sus uñas y arrastrando su panza por la corteza del árbol. Estáis al lado de la ventana y está abierta para pasar. Desde fuera veis que da a una pequeña oficina.

Marfelina dice que buscará otro sitio por el que entrar, pero lo que no espera es al hijo del dueño de la perrera. Lleva un cordel con latas colgando y va haciendo un ruido ensordecedor, por el placer de molestar. Cuando ve a la gatita se le encienden los ojos como platos. Estaba claro, iba a atarle las latas a la cola. 

El niño se acerca a Marfelina con sonrisa malvada. No parece haber visto a los otros gaticos en el árbol.

Cuando ya estaban todos llegando a la ventana, un asqueroso niño con pinta de los ultra que últimamente salían hoja de dibujos cambiante* de las personas que se dedicaban a acabar con todo apareció frente a Marfelína y sin pensarlo dos veces hice un salto de fe hacia el interior del edificio.

Una vez dentro miré hacia alrededor y luego a la ventana esperando ver si alguien saltaba pero me daba igual y continué curioseando. 

En aquella habitación no parecía haber ningún gato ni perro ni nada así que intenté buscar algo con que jugar o una puerta para continuar buscando algo interesante

Mientras la gata dolorida se volvía a limpiar las heridas ensangrentadas, escuchó cómo algo se le acercaba. Cuando se giró para verlo, observó cómo un niño se le aproximaba con unas latas atadas a una cuerda. En un principio pensó que querría jugar, como todos los niños hacen, incluso se acercó para que la acariciara, pero, tras unos breves pasos, se fijó bien en su cara, ¿Qué pretenderá hacer? Se acerca muy rápido. Esa cara me da mala espina, me recuerda a los niños malcriados del parque al que suelo ir... La gata seguía acercándose cada vez más y más, hasta que al fin reaccionó. ¡Tengo que salir de aquí cuanto antes! Los pasos que había dado para acercarse los utilizó para coger carrerilla hacia el árbol, esta vez tenía que subir, no podía fallar, había perdido un tiempo muy preciado aproximándose a aquel niño con cara cada vez más diabólica.

Tras una breve esprintada, con la que pudo notar el dolor de sus heridas, subió aquel árbol lo más rápido posible y saltó hacia la ventana, donde sus compañeros estaban esperándola. El esfuerzo que hizo la dejó sin aliento, con las heridas volviendo a sangrar y casi sin fuerzas para seguir. Mientras intentaba recuperar el ánimo, se mantuvo tumbada y con cara pensativa y preocupada No debería haberme acercado al chico, siempre me pasa lo mismo, no todos los niños son iguales... He estado a punto de no contarlo...

Con el lomo algo erizado, vio como Marfelina era acosada por aquel crío. Era como ver una peli de terror para gatos. Sus piró aliviado al ver a Marfelina arriba, con ellos. Se acercó a ella y le dio un suave golpe con el morro en la cabeza -¿estás bien? ese monstruo enano quería jugártela - miró a sus compañeros y se percató de que Guts ya no estaba - ¿ha saltado solo? ¿sin avisar? - Estos cachorros de hoy en día... 

Guts comienza a mirar alrededor de la oficina, hay un escritorio, un armario archivador, unas sillas, una puerta... ¡y un escarabajo! 

El niño mira como Marfelina sube al árbol y pierde el interés, se marcha a ver si encuentra otro gatico despistado al que atarle aquellas latas o tirar de los bigotes. Podéis continuar con la misión. Deberíais encontrar a Rayas antes de que sea demasiado tarde. ¡Vamos gaticos, no os durmáis!

Todo iba bien, iba a bajar de la mesa donde había saltado y seguir investigando en otra habitación cuando entre unos papeles una cucaracha salvaje apareció y sin pensarlo dos veces, salto sobre ella, pero esta escapa y empieza corretear por toda la mesa y yo detrás, tirando al suelto doto aquello con lo que choco, dando mi vida por atrapar aquel ser tan escurridizo.

En un momento, la cucaracha, al filo de la muerte, entre el la espada las garras y la pared el filo de la mesa, empieza a volar hacia la puerta. "No escaparás..." Retrocedo un par de pasos para coger carrerilla y empiezo a correr para dar un gran salo e intentar atraparla en el aire.

-¡¡¡JEEEEEROOOOOOOOOOONIIIIIIIIMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

Miro como sube Marfelina. Para que luego me digan a mi gorda...Yo estoy con la cabeza bien alta, pues subí el tiron. Omitiendo mis uñas....todo bien. De pronto escucho un ruido estrepitoso de caer cosas al suelo, que viene de dentro de la ventana.

- Deberías controlar a tu hijo...- a Zoe- Hay humanos aquí, pues ya visteis a ese cachorro humano...y deben haber escuchado todo...-sigo con mirada acusadora.

Movió la cola nervioso y miró a sus compañeros uno a uno -deberíamos movernos, contra antes salvemos a Rayas, antes dejaremos de tener que oler ese tufo a perro- movió los bigotes, esta vez algo molesto - ademas que no podemos dejar al cachorro ese solo, parece que le han puesto un collar solo de cascabeles - y dicho esto se puso sobre sus cuatro patas y se preparó para saltar. 

Tenéis razón mi hijo esta montando demasiado escándalo, dejad que le riña yo....Zoe con morro de ppreocupación  acaricia a Marfelina, estas bien? le pregunta mientras lame sus heridas

Guts está armando un gran estropicio dentro del despacho. No para de correr en busca del escarabajo. En su carrera no tiene cuidado de papeles, bolígrafos o grapadoras, por lo que tira todo por el suelo. Se choca contra la pantalla del ordenador, derrapando sobre el escritorio, pero como es tan pequeño no la tira. Si hubiera sido otro gatico, la pantalla estaría en el suelo, hecha añicos y avisando a los humanos que ahí había gaticos intentando entrar.

Miro seria a Zoe, que está perdiendo el tiempo con lametones.

- !Pero riñele ya! !Nos está exponiendo y alertando a los humanos! - le espeto, muy seria. Menudo espectaculo, si están en celo que se hubieran quedado en cualqueir callejón y ya.

Una vez dentro del edificio, mira a todos lados moviendo los bigotes algo nervioso -_{¡Por los bigotes de Garfield! Guts, quieto} - con los pelos de la cola erizados, se acerca al pequeño gato, esperando que no haya llamado la atención de algún humano. Vuelve a mirar la sala para buscar un escondite si por desgracia llegase alguno. No quería acabar encerrado con Rayas. 

Ante la muestra de cariño y de preocupación de Zoe, Marfelina se puso mejor, los años que había vivido en la calle le sirvieron para recuperarse aún más rápido. Dentro de lo que cabe, sí, estoy bien, no estoy tan mal como para abandonar esta misión. Marfelina se sentó, esperaba seguir cuando ya todos se pusieran manos a la obra, quería descansar lo máximo posible. Miró a Zoe y terminó diciendo Por favor, ve a por Guts y tranquilízalo, nos está poniendo en peligro y no quiero que nos pase nada, sobre todo a él, que ya está dentro.