Partida Rol por web

Empezaste a moverte con calma hacia la parte de atrás, aunque no tenias claro del tiempo que te llevaría llegar cuando Collins te hizo un gesto y te chisto para que volvieras.

Había sacado su arma, y estaba agachado con ella, cubriéndose con el muro de la finca.

Fuera lo que fuera, había visto algo extraño, y estaba decidido a que lo vieras tu también.

Podía ser que aquel vampiro estuviera en la puerta, porque sin duda había visto llegar vuestro coche, y ahora pretendiera disparar a tu compañero.

No, no podía ser así de tonto, o quizás sí. 

Su intento de heroicidad había salido bastante mal, porque apenas le había dado tiempo a lucirse. No le gustaba nada la idea de que Collins estuviera por allí y pudiera aprender algo del mundo sobrenatural, y sobre todo, que él pertenecía a él. Pero tampoco podía negar que le interesaba tener algo de ayuda si ese tipo le ponía en un aprieto.

Se acercó donde su compañero y observó las ventanas donde le señalaba, ya poniendo algo de énfasis en usar su don para ver más allá, quizás antes se le había escapado algún detalle.

Lo cierto es que no sabías que esperarte, y  te colocaste al lado de tu compañero cubierto con el murito de la entrada, y miraste a la puerta.

No te habías fijado, porque estabas pensando en tomar la parte trasera, pero en la entrada misma de la casa, había la parte superior de un tronco, de un humano. Parecía tumbado, en la misma puerta.

Pero los dos teníais claro que eso era un muerto, Collins no podía notar que le faltara pulso, o que no se moviera en absoluto, no con la misma definición que tus ojos te permitían ver, pero lo cierto era que la experiencia era un grado, y tu compañero estaba atento a todas las señales.

Había luces encendidas, pero ni un solo ruido que saliera del interior de la casa, y era una casa muy grande, para que no se escuchara nada dentro.

Si hubiera aun borracho en la puerta, durmiendo, se escucharía el jaleo. No, no era una fiesta, no tenías claro que estaba pasando, pero algo raro pasaba allí.

Desde dónde estabas no podías ver a nadie, cambiaste a espectro de calor, y notaste que el cuerpo estaba ya bastante frio, ósea, que llevaba así unas horas, el cuerpo de un muerto iba perdiendo temperatura a una velocidad constante.

Straptom maldijo por lo bajo. No sólo por lo escabroso de la situación, sino porque si el causante de aquel cadáver era el tipo que estaban buscando, y era un vampiro como sospechaba, no estaba teniendo ningún miedo de ir dejando pruebas de su condición por todas partes. No sólo se ponía él en evidencia, sino que ponía en peligro toda la tapadera de los vampiros de la ciudad, y quizás del mundo. ¿Tendría que silenciar a Collins?

Sin embargo, y pese a que ahora lo que más le interesaba era que cuanta menos gente estuviera allí, mejor, probablemente necesitarían ayuda.

- Pide refuerzos… me da que ese tipo es peligroso – dijo, a sabiendas de que si entraba por su cuenta quizás podría reducir a ese tipo antes de que liberara algún tipo de poder oculto que le pusiera a él y a su compañero en peligro.

Sin esperar a réplica por parte de Collins, saltó la valla y se adentró en el jardín buscando alguna ventana abierta.

Collins te miro y te seguía por detrás, reduciendo blanco.

Que refuerzos, si estamos en New Jersey.

Y tenía razón, si llamabas, vendrían polis de esa ciudad, y tendrías que explicar muchas cosas, aunque igualmente si había un cadáver, habría que explicar muchas cosas de todos modos.

Así que con mucha calma, seguiste adentrantote en la casa, llegaste hasta la puerta, y nada te indico que hubiera gente allí.

No parecía que hubiera nadie en casa, al menos vivo. Aunque aquello no es que fuera precisamente alentador.

Tu compañero se agacho para tomar el pulso al hombre de mediana edad que estaba tumbado boca abajo en la puerta, y te hizo un gesto indicándote que estaba muerto.

Y lo estaba, y si no estuvieras seguro dirías que estaba en las mismas condiciones que los cadáveres del Tower Colonial.

Echaste un vistazo al salón, y viste unas piernas detrás de un sillón de cuero marrón. Zapatos del 42 de color marrón, y un pantalón de vestir de color oscuro.

Pudiera ser otro cadáver. 

Maldiciendo por lo bajo, a sabiendas de que por un maldito tecnicismo y un conflicto entre jurisdicciones podrían morir aquella noche, le hizo un gesto a su compañero para que se mantuviera en silencio, sacara su arma, y se preparara para cubrirle. Lo más silenciosamente que pudo entró en la casa, preparándose para lo que estuviera en aquel sillón. ¿Sería el sospechoso que les esperaba? ¿Sería otro cadáver? ¿Era todo aquello una trampa? ¿Cómo saberlo? Al menos eran policías, estaban armados y bien preparados, y si habían sido manipulados para emboscarles, venderían cara su piel.

Tras indicar a su compañero que cubriera el pasillo, Straptom entró en el salón y caminó lateralmente mientras apuntaba con el arma hacia delante, dispuesto a descubrir la identidad del hombre de pantalones oscuros.

El cadáver sobre la parte de atrás del sillón te confirmo que había sido una masacre antes de ver el de un tercer hombre en la puerta de la cocina.

Collins tenia a otro en las escaleras, y otro en la puerta de atrás.

Lo extraño es que no había marcas de resistencia por parte de los fallecidos. No eran que hubieran luchado por sus vidas. Era como si se hubieran dejado asesinar donde estaban.

Quizas el único que había corrido era el de la puerta.

Tenias una cuenta de cinco cadáveres, y tenias la sensación de que podían no ser los últimos. Todos con la misma pinta que los hombres de la Tower Colonial. Aunque no podías estar seguro de que los hubieran desangrado.

Sin embargo, la casa estaba en silencio, no había ningún ruido que te dijera que allí había alguien más con vosotros, ni mortal, ni sobrenatural.

Pero aun quedaban habitaciones, y la planta de arriba. Y Collins se dirigía hacia allí en estos momentos.  

Al policía que era le horrorizaba todo aquello. La matanza, el número de vidas arrebatadas por algún motivo siniestro, o quizás por el puro placer de matar. A lo largo de los siglos había aprendido que no importaba que fueras humano o vampiro, que tu interior podía albergar los más retorcidos deseos. Podía imaginarse los familiares de aquellas personas, preocupados por su ausencia: mujeres, hijas, madres, que nunca volverían a escuchar el sonido de su voz.

Sin embargo, al vampiro que ocultaba a su compañero le fascinaba la facilidad con que aquel tipo, el sospechoso de las muertes de la Colonial Tower, era capaz de doblegar a sus víctimas para extraerles hasta la última gota de sangre. Por pura experiencia sabía que alguien de su especie no necesitaba tanto alimento, así que, ¿con qué fin drenaba a todas esas personas? ¿Qué oscuro experimento, ritual o maquinación preparaba en su mente?

Haciéndole un gesto a su compañero para que caminara en silencio, le instó a quedarse atrás mientras él avanzaba en primer lugar escaleras arriba. No sólo sería más fácil para él prevenir una posible emboscada, sino que si había algo que Collins no debía ver, quería estar preparado.

Los siguientes seis o siete minutos fueron de total tensión.

Tras recorrer todos los recovecos de la casa podías contar nueve víctimas. Todos hombres. Collins había acertado al indicar que parecían más bien un grupo de hombres armados que de visitantes o familiares.

No se parecían los unos a los otros, y parecían haberse distribuido por la casa para protegerla. Pero no llevaban armas, ni tampoco había ningún indicio de que hubiera habido un tiroteo.

Collins ya estaba avisando a las autoridades de Nueva Jersey mientras tú te preguntabas que significaba aquello.

Te quedaba la sensación de que vuestra presa, el vampiro que te habían descrito, no estaba entre las víctimas. Casi podías jurar que todos eran humanos antes de ser sangrados.

Tras unos minutos de espera, llego la seguridad privada, y luego la policía. No estaban muy contentos de teneros allí, pero un par de llamadas del capitán explicaron lo que hacíais, aunque no así lo que hacían los cadáveres allí.

Finalmente estabas apoyado en el vehículo de Collins, mientras la noche empezaba a nublarse y amenazaba con llover cuando llego tu compañero. 

No te lo vas a creer.

Dice al tiempo que saca te enseña el teléfono.

Estaba intentado enterarme de si alguno de estos pavos eran el tipo que veníamos a buscar, y resulta que Jhon, el pelirrojo me ha mandado esto. Es de la cámara de la sala de interrogatorios B.

Esa sala la conocías bien, era la misma sala donde solías interrogar a tus sospechosos. Pero eso estaba en nueva york.

Allí se podía ver bien la hora, y hacia más de media hora que el hombre había estado allí sentado. Era imposible que hubiera estado aquí cuando sucedió el crimen. O tal vez sí. Ya no podías estar seguro.

Así que nosotros aquí buscándolo, y por lo visto el tipo estaba allí declarando que creía que iban a intentar matarlo. Y a que no sabes a quien culpa de esto.

A William Regal. Aquí los putos ricachones tirándose la mierda el uno al otro.

Lo cierto es que cada vez todo tenía menos sentido, y tú tenías más sospechosos. 

- Joder - dejó escapar mientras miraba la foto de aquel tipo.

No tenía ningún motivo para confiar en Regal, no le debía nada, sobre todo porque había estado visitando la ciudad en repetidas ocasiones sin avisar. Pero aquello pintaba bastante mal para Medow, ya que habían aparecido en su casa una cantidad inaudita de cadáveres en las mismas condiciones que él había dejado dos en el apartamento de Regal. ¿Qué clase de juego era aquel? Tendría que prestarle declaración, aunque con las preguntas adecuadas... y desconectando la cámara cuando llegara el momento.

Le hizo un gesto a su compañero y se metió en el coche para dirigirse a comisaría. Había cosas que hacer.

El viaje de vuelta a Manhattan fue algo sombrío. Hubo que contestar muchas preguntas a los agentes de New Jersey que ahora se encargaban de un caso de asesinato múltiple, y estaban un poco empeñados en encasquetaros el marrón.

Pero finalmente os podéis marchar, ha pasado buena parte de la noche, y estáis cansados de aguantar capulladas.

El coche esta vez va en silencio a excepción de una emisora de radio con noticias que tiene el volumen casi al mínimo.

Collins está pensando en sus cosas mientras conduce, y el contorno del centro de nueva york llama a la vista. 

Llegáis a comisaria, y subís directamente a ver al capitán, pero no está. También es cierto que no suele estar nunca tan tarde, porque él necesita dormir, y se pasa muchas horas en la comisaria, pero con lo que está cayendo encima de vosotros esperabais un punto de fianza.

Collins se pone con el papeleo que prometisteis a la policía del estado vecino, y buscas a Peter Medow. Abres la puerta de la sala de interrogatorios, y esta vacía.

Se suponía que ese hombre tenía que estar allí, que estaba pasando.

El sargento Powel, un hombre de mediana edad, algo fondón pasa por tu lado con una caja de pruebas, justo cuando tu frustración llega a su punto más alto. 

- ¿Dónde está el hombre que estaba aquí? - dijo, exasperado - Peter Medow, ¿quién estaba vigilándolo?

¿Cómo era posible que ese tipo se hubiera largado tan campante por la puerta en una comisaría de policía? ¡No se trataba de un maldito pueblo del medio oeste americano! ¡Se trataba de New York, por todos los santos!

Miró con su visión sobrenatural la sala, buscando algún rastro que le permitiera localizar al tipo antes de que se enfriara.

Eh.

El hombre se gira para mirarte, y tiene que frenar, para volver sobre sus pasos. Hace algo de memoria y luego parece recordar algo.

Se marcho hace un rato. Al parecer el mismo Capitán le tomo declaración, luego llego un ejército de enchaquetados y el hombre se fue. Casi obligado, se ve que se sentía más seguro aquí.

Ni que esto fuera un hotel de lujo, no te jode.

El hombre, dando por saciada tu curiosidad, tanto si lo estaba como si no,  Powel hace un esfuerzo para mantener aquella caja en sus brazos y sigue caminando.

Desde cuando el mismo Capitán tomaba declaración a nadie. Eso que tu recordaras era la primera vez que lo hacía. Y como es que se habían llevado a tu sospechoso. A tu vampiro.

Estabas, frustrado, y muy cabreado. Y en ese momento te suena el teléfono. El numero corresponde con el de Chalmer. Hacia horas que le habías dejado un recado, suponías que mas tarde o más temprano te devolvería la llamada.

Lo que no estabas seguro era de estar de humor para contestar ahora. Había sido tu mejor amigo, y también una de las personas que más te había traicionado, y sin embargo, ahora vuestra relación era del todo cordial, muy amigable.

Pero que supiera cosas sobre tu caso, en cierta manera te resultaba molesto, aunque no fuera culpa suya. 

Pulsó el botón de silencia la llamada y se marchó a paso rápido hacia el despacho del Capitán. Allí había un montón de cosas que no cuadraban, y primero tendría que resolverlas y calmarse. Aunque ya no fueran amigos íntimos, le interesaba llevarse bien con Chalmer, y quizás el ánimo que tenía en ese momento le llevaría a hablarle demasiado duramente. Apretando los puños, marchó a ver su capitán. Distintas ideas pasaron por su cabeza; una de ellas, que alguien se hubiera hecho pasar por él.

- Tráeme la cinta del interrogatorio del Capitán a Medow que se acaba de hacer en esa sala - le dijo sin detenerse a un policía que pasaba por ahí con una taza de café. El tono duro que utilizó no daba lugar a réplicas.

El agente Brown se giro y te miro perplejo, estaba seguro de que era una de las pocas veces que te había visto de mal humor, y dejo lo que estaba haciendo para buscar esa cinta.

Sin embargo, el teléfono que seguía encendido en tu mano te llamaba, pero tú tenias una conversación pendiente con tu capitán.

La puerta del despacho estaba cerrada, y ni siquiera te lo pensaste cuando la abriste, la puerta estuvo a punto de salirse de uno de sus goznes cuando la abriste, esperabas una reacción por parte del Capitán Treynor, una bronca por abrir de aquella manera, pero lo único que obtuviste fue silencio.

La sala estaba vacía. Su chaqueta no estaba en el perchero. No había ni rastro del hombre que dirigía aquella comisaria.

Entonces recuerdas, que ya sabias que se había marchado a casa, habías pasado por allí antes de ir a la sala de interrogatorios, y estabas convencido de que el hombre se había marchado a dormir. Era bastante tarde, se había marchado.

Buscaste con la vista a Collins que estaba en la mesa liado con los papeles, Brown no estaba por allí pero sin duda te estaba haciendo una copia del interrogatorio, o eso, o había ido a limpiarse el calzón después de cómo le habías hablado.

Era una mala noche, y Chalmer volvía a llamar por segunda vez. Tu mismo le habías pedido aquella llamada, pero ahora quizás no era el mejor momento para hablar. 

- Joder - masculló. Se había olvidado de que el capitán se había ido. ¿Por qué estaba tan distraído? ¿Acaso era toda aquella situación con Regal? ¿O saberse tan perdido con la investigación que parecía un novato recién salido de la academia? Tenía que centrarse. Quizás la conversación con su antiguo amigo podría aclararle algunas cosas.

Con un escueto "Dime" respondió al teléfono, amparándose en la seguridad del despacho de su superior.

Al otro lado del teléfono se puede escuchar claramente cómo llega el sonido de una discoteca, amortiguado por paredes y cristales, para que la conversación realmente no tenga problemas, pero claramente esta allí.

Y no debería de extrañarte, porque en su nuevo Rol, Chalmer es el dueño de una discoteca de éxito, que también es el punto de reunión de los vampiros de Midtown Manhattan.

Ante tu monotemática respuesta, y suponiendo que Chalmer se había dado cuenta de que había tenido que llamarte dos veces desde que le dejaran el recado para contactarte el mismo contesta.

Te pillo en mal momento. Quieres que te llame en otro luego.

Estaba claro por su tono de voz que estaba algo inquieto, puede que preocupado. No era infrecuente que contactaras con él, pero lo cierto es que rara vez lo hacías sin un motivo de peso, y que pareciera que no pudieras atenderle le hacía preguntarse qué estaba pasando.  

- No, no, Brad - dijo, apoyándose en la mesa. De repente se sentía terríblemente cansado. Se pasó la mano por el cabello y se retiró un mechón rebelde - Es sólo que estoy teniendo un día de mierda. Dime, ¿en qué puedo ayudarte? ¿O eres tú el que puede arrojar algo de luz en todo esto?