Partida Rol por web

La muchacha abrió los ojos después de las atenciones del varisio y del clérigo halfling. Pestañeó varias veces, y se incorporó, visiblemente afectada, pero pudo articular varias palabras:

- ¿Qué ha pasado? - Fue más bien una pregunta retórica, porque añadió rápidamente - Vine a la cocina, porque había observado como un cliente, que no había visto nunca, se había introducido en la cocina. Pensé que se había equivocado y entré para decirle que la salida estaba por la otra puerta. Pero cuando entré este se precipitó hacia fuera de la cocina, perdiéndose entre la gente que se marchaba del local. - La muchacha, visiblemente cansada, siguió haciendo esfuerzos para contar lo sucedido - Entonces pensé que podía ser un ladrón y revisé las cosas por si faltaba algo. Fue cuando noté la mordida de la serpiente, y, ..., luego me debí de caer en el suelo ...

La sangre le comenzó a hervir a medida que Mirri relataba lo sucedido.
- Voy a remover cada centímetro de esta puta ciudad. Te juro que a ese mamón me lo cargo. ¿Serías capaz de reconocerle si volvieras a verlo?
Una sospecha comenzaba a tomar forma en la mente del varisio. Seguro que la aparición de ese tal Zincher ese msimo día no era una simple casualidad. Si lo que habían dicho sus compañeros acerca de sus métodos era cierto, cabía dentro de lo posible que tuviese algo que ver.

Después del duelo de gañanes por el favor de la "dama", la escena se tornó más empalagosa con el varisio arrodillándose para atender a la camarera. Tras eso salió el grito del macho cabrío con el honor dañado prometiendo venganza... Dredmor se meaba....

Parece ser que la marcha del Goblin Dorado preocupa a más gente de lo que pensábamos... Bien podría ser un secuaz de Zincher... o no.

Mordred aguardó a un lado mientras se desarrollaba la escena. Como si de un acto reflejo se tratara, su mirada se centró en su hermano y puedo averiguar por la mueca de su gemelo que el muy mamón se lo estaba pasando en grande... ¡¡Hijo de la gran puta!! Dredmor era un maestro en la disquisición, en los tejemanejes y en el tráfico de influencias...

- Bueno. Tampoco disponemos de pruebas para averiguar quién pudo ser...- dijo el tiefling intentando apaciguar la flemática reacción del guerrero cuchillero - Lo que está claro es que esta semana hemos tenido ganancias y eso ha sido en gran parte mérito de todos... Aunque si se me permite la licencia, la estrella de este antro soy yo- susurró para sí el ladrón, intentando evitar ser oído por los que estaban allí.

- Gracias a mí no estáis comiendo de la basura...- pensó en su interior.

En los instantes en que los integrantes del grupo estaban elucubrando las posibilidades, Larur entró en escena:

- ¡¡Pero qué demonios....!! - No llegó a terminar la frase. El resto le relató lo acontecido y sus conjeturas del incidente. - Entiendo. - Fue su escueta respuesta. Y mientras ayudaba a la muchacha a incorporarse para llevarla a sus aposentos a que descansara se giró al resto - A partir de mañana pondré a un vigilante en la zona posterior para evitar más sorpresas. El negocio empieza a ir bien y nos podemos permitir el lujo de contratar a más personal. Pero igualmente, abrid los ojos. No descarto que intenten algo más.

Larur se llevó a Mirri y el resto se fue a intentar dormir algo.

No ocurrió nada más aquella noche. Pero a la mañana siguiente un revuelo generalizado se apoderó de la ciudad. Varios transeúntes se dirigían como locos a los muelles. Algo poco inusual parecía haber pasado.

Impelidos por la curiosidad se dirigieron a los muelles, y cuando lograron acceder a la primera línea del gentío que había vislumbraron el por qué del revuelo:

Mordred durmió a pierna ancha durante toda la noche. El incidente de Mirri se la trajo bastante floja en realidad. A pesar de eso, no había que malinterpretar al taimado jugador. No es que le deseara ningún tipo de mal a la muchacha -es más, se moría de ganas de hincársela hasta el fondo y luego explicarle su hazaña a Zendr- pero de ahí a vivir preocupado, había un abismo. Tanto su hermano como él, eran criaturas caóticas y en aquel tipo de vivencias y situaciones, se sentían como gorrinos en una charca.

Bajó a desayunar pronto - así podría comerse la parte del mediano florido, pues con ese tamaño seguramente no necesitara comer mucho- y entonces, el revuelo que se producía en las calles hizo que cuando todos hubieron bajado, marcharan a ver qué leches sucedía en el puerto de la ciudad. Mientras se encaminaban, el pícaro apuraba una manzana que se había afanado del almacén. Tanto su gemelo como él, tenían un intenso apetito -en todos los sentidos- aunque Dredmor sabía como dominarlos e incluso maquillarlos.

Cuando llegaron, el mar tapizado de peces muertos hizo que el vástago infernal exclamara:

- ¡¡Si es que la gente no para de tirar mierda al río!!- dijo al tiempo que lanzaba el corazón de la pieza de fruta al agua.

La cosa quedó en nada. Apareció Larur y les mandó a sus cuartos. El varisio vengador acabaría aliviando sus ansias de venganza en el retrete que quedaba justo al lado del que albergaría a su hermano haciendo lo propio por no haber vaciado sus gónadas en la bella Mirri. ¡¡Debilidades de la carne!!

Dredmor se fue sin proferir palabra alguna, estaba cansado de aguantar tonterías y a los pocos segundos de meterse en el catre cayó profundamente dormido.

A la mañana siguiente se levantó como nuevo, pocas cosas había que le quitasen el sueño. Desayunó frugalmente, como siempre, y se dispuso a pasar el día de la mejor forma posible.... Rascándose la roja barriga. Pero unos rumores de sucesos extraños les empujó a moverse....

Cuando llegaron al muelle vieron qué era lo que tanto agitaba a las masas....

Vaya, hoy los pescadores no tendrán que ir muy lejos para tener un buen día....

Una vez que Mirri estuvo a salvo, los compañeros pudieron ir a descansar. Zendr se fue a la cama con un enorme cabreo. Había en algún lugar un cerdo que seguía respirando, a pesar de que merecía morir mil veces. El varisio sabía que le encontraría, y halló cierto alivio pensando en los distintos e imaginativos modos con los que le podría dar muerte.
No fue hasta bien entrada la noche cuando el joven logró caer en los dulces brazos del sueño.

Cuando la claridad de un nuevo día acudió a despertarle, Zendr se acercó al salón en busca de algo para llevarse a la boca. Se agenció sendos pedazos de pan y queso y se disponía a menear el bigote cuando una algarabía ensordecedora llegó a sus oídos. Con la comida en las manos, se reunió fuera del local con sus compañeros, que ya se dirigían a los muelles. Al parecer, algo había pasado allí.
Al llegar al origen del tumulto, pudo ver un espectáculo entristecedor. Una enorme multitud de pescado muerto alfombraba el agua.
- Desna bendita, que desperdicio...

Se aproximó a un hombre de avanzada edad que contemplaba la escena y preguntó: - Vaya faena. ¿Se sabe qué lo ha provocado?

Los murmullos y comentarios eran frecuentes entre la algarabía de los muelles. Varios comentarios se elevaban entre el resto: No recuerdo que esto haya pasado nunca. Comentaba uno. El río y el mar se revelan por nuestra presencia. Comentaba otro a modo advenedizo. Eso seguro que ha sido Jacob que se bañó ayer después de años sin hacerlo. Jajaja. Fue el comentario gracioso de otro en referencia a un conocido pordiosero de los muelles.

Pero entonces otro comentario advenedizo surgió entre el resto:
- Seguro que es culpa de la mancha.

La gente enmudeció de golpe creándose un ambiente tenso por momentos mientras todos observaban la ya habitual mancha en el cielo de Riddleport.

Pero de la misma forma que se creó el tenso ambiente, se deshizo en un momento:
- Las fábricas del río han debido de verter algo que ha matado a los peces.

Fue otro comentario que pareció calar entre los presentes. No se sabe si por ser la explicación más plausible, o por temor a otras influencias.

El grupo se dirigió a los lindes del río, cerca del amarre dónde el barquero Grimas cruzaba a la gente de un lado al otro. Desde aquella posición eran visibles varias fábricas y telares presentes al otro lado del río que vaciaban sin ningún pudor ni norma, el producto de su actividad al río. Esto daba un color y olor característico a las aguas del río Velashu. Pero nada aparentemente diferente a lo habitual.

Mirn se sintió profundamente asqueado por aquel desastre de contaminación marina. Sin duda aquella postal era repulsiva a ojos de un siervo de Shelyn, quienes precisamente buscaban parajes y lugares bellos dignos de ser representados en lienzos y oleos de todo tipo como forma de honrar a la Rosa Eterna.

- No sé como las autoridades locales pueden permitir algo así... esto es una aberración... - comentó el mediano mientras trataba de caminar por el lugar ensuciando lo mínimo posible sus lustradas botas.

- ¡Vamos compañero! ¡No tenemos tiempo que perder! Pidámosle a Grima que nos cruce al otro lado del río. Allí están las fábricas...- Se apresuró a decir el tiefling. No debían perder mucho más tiempo allí. Metiendo sus rojizas narizotas en aquel asunto podían meterse en follones, pero también obtener información importante por la cual sacar un buen pellizco...

El barquero les cruzó al otro lado del río. El grupo se pasó gran parte del tiempo observando la actividad de las fábricas y los diferentes telares de la zona. Hicieron preguntas a los diferentes trabajadores. Algunos fueron medianamente amables, confiándoles que no vertían más porquería de la normal, y otros fueron más hoscos mandándoles a paseo y que se metieran en sus asuntos, que ellos eran trabajadores "honrados". Pero no descubrieron nada más de lo que ya era habitual.

Regresaron al declinar el día. El deber les llamaba ...

Al día siguiente de encontrarse el manto de peces muertos en la bahía de Riddleport, el grupo bajó a desayunar. Extrañamente encontraron a Saul en el comedor, junto a Larur, con un nota en la mano, y meneando la cabeza con gesto serio. Pero en cuanto los vió bajar les invitó a sentarse y les relató el contenido:

- Es una nota que los trabajadores han encontrado en un tubo. Larur dice que en este debía estar la serpiente que atacó la noche pasada a Mirri. - Saul hizo una pausa y leyó la nota - ¿Mirando de ir de dos en dos, Saul? Coge tus cosas, vete de la ciudad y todo irá bien. - Volvió a menear la cabeza y añadió - Si ese cretino se cree que me voy a amilanar, lo lleva claro. No pienso abandonar el negocio. Y vosotros supongo que opináis igual, ¿verdad chicos?

El mestizo infernal esbozó una sonrisa desafiante - ¡¿Tú que crees?! ¡¡Pues claro que no!! ¡¡Yo no pienso quedarme sin curro!!... Tengo unas necesidades que saciar...- afirmó mientras su mente se evadía en actividades más placenteras. 

- ¿Sabes quién puede haber sido? En caso de saberlo... ¿Sabes cómo podemos joderle la vida mi hermano y yo?