Partida Rol por web

Mirn se colgó del hombro la flauta travesera, colgada a través de un tahalí, y saltó de la tarima hasta acercarse a Zendr.

- ¿Es que no puede haber una sola noche tranquila en este local? Eh Zendr, ¿no te encargabas de la seguridad? Echa a estos descorteses señores de aquí! - dijo dando unas palmaditas de ánimo al guerrero varisio, como ya era costumbre, para que luchará con los ánimos que le infundía el clérigo del arte y la belleza.

La lucha se había desencadenado finalmente poniendo al Goblin Dorado, a la altura de cualquier tugurio portuario de mala muerte de Puertoenigma. Aquellos borrachos habían llegado demasiado lejos, y cabía la posibilidad de que trabajaran para alguien de la competencia, con lo que Mordred, viendo la guisa con la que se desarrollaban los acontecimientos, no dudó en tirar de chirla todo lo que pudo y más. En los ojos de su hermano podía ver la desaprobación por usar un arma reducida como la daga, pero el tiefling era en sí una auténtica máquina de despellejar a ignorantes... Sus años de oscuro entrenamiento daban fruto a cada reyerta en la que se sumergía...

Sin piedad, cogió al borracho que se enfrentaba a Zendr y con rapidez y violencia, le hincó la daga en el quinto espacio intercostal tras agarrarlo por el cuello. El neumotórax lo asfixiaría. Y si por suerte o destino no era así, la punzada a través del hígado lo acabaría de rematar...

Tras esto, se giró con los ojos turbados por la muerte en busca de una nueva víctima...

El primer golpe había sido dado por los marineros borrachos, pero el segundo golpe le tocaba al grupo, y este lo hizo con retomadas ganas.

Dredmor devolvió el golpe con un zarpazo, cual tigre de bengala, que dejó peor al borracho de lo que este le había dejado a Dredmor. Sin embargo, el beodo aguantó, no se sabe cómo, de pie.

Luego fue el turno de Zendr, que arremetió con una de las dos espadas, pero no llegó a alcanzarle. Sin embargo, ese movimiento, permitió a Mordred arremeter con la daga-espada (realmente era difícil combatir así), golpeándole en la cabeza, creando un feo corte y provocando que el borracho cayera desplomado al suelo.

Nuevamente, le tocó el turno a los borrachos, ...., sin embargo, parecía que el alcohol hacía mella en su organismo, ya que ninguno atinó, ..., incluso el marinero que había hecho una fea cicatriz a Dredmor antes, cayó rendido a sus pies.

Zendr había fallado el golpe y se maldijo por su error. Por suerte, Mordred sabía desenvolverse bien en una reyerta y le quitó de encima al tipo con el que estaba lidiando.
El varisio le hizo un gesto de asentimiento para darle las gracias y se dispuso a buscar otro compañero de baile.
En ese momento, una aflautada voz surgió a sus espaldas: era Mirn que intentaba explicarle cómo hacer su trabajo. Durante unos instantes estuvo tentado de pisotear al niño irritante, pero no había tiempo que perder. - No lo ha dicho con mala intención - Se dijo para convencerse.

Se encontró con otro de los borrachos subido a una de las mesas e intentó rebanarle un pie a la altura de la rodilla.

Poco a poco, la reyerta se fue decantando del lado de la seguridad del Goblin Dorado. El borracho que le había pegado había caído inconsciente ante sus pies, le daba igual si vivo o muerto. Era el momento de dar una lección definitiva sobre la determinación de sus intenciones sobre el funcionamiento del casino.... No se tolerarían dudas acerca de la honradez de los crupieres del Goblin Dorado, iba el negocio en ello.

Dredmor se puso a horcajadas sobre el cuerpo del rufián y alzó una mano hacia el resto de la concurrencia

Ved ahora, palurdos ignorantes, lo que les espera a los que osan decir sandeces y mentiras acerca de la existencia de trampas en este local.....- con un movimiento raudo clavó las garras en el pecho del caído y salvajemente extrajo un corazón aún palpitante...

A LOS MENTIROSOS ME LOS COMOOOOOO!!!

Y llevándose el corazón a la boca le dio un mordisco que provocó que la sangre aún fresca le resbalara por la comisura de los labios y la barbilla... Era un melodramático.

ME LOS COMOOOOOO!!!

El mediano trepó por las piernas del hombretón Zendr hasta llegar a su espalda, donde se quedó sentado en su hombro. En aquella trifulca el servidor de la Rosa Eterna poco podía hacer por combatir a aquellos rufianes de taberna así que se limitó a utilizar sus dones de Shelyn para favorecer el combate del guardaespaldas varisio al tiempo que se aseguraba protección a si mismo encima de él. 

La batalla hizo su progresión, sin embargo, un giro en esta, fruto del macabro ritual llevado a cabo por el hechicero semiinfernal, hizo que se precipitara a su finalización. El miedo se dibujó en los rostros de los dos marineros que quedaban. La borrachera que llevaban, se les quitó de golpe. Y sus rostros experimentaron un tono níveo mientras sus ojos se abrían como platos, a medida que el miedo daba paso al terror.

Dejaron caer todas sus armas y emprendieron una rauda huida, acompañada de unos gritos escalofriantes: ¡¡UN DEMONIO!! ¡¡¡¡UN DEMONIOOOOOO!!!!

Entre el poco personal que había del Goblin Dorado, hizo acto de presencia Larur, que cuando vio el "sutil" ritual de Dredmor añadió con su voz enana:

 - ¿¡Te has vuelto loco muchacho!? Esto no atrae precisamente a la clientela, ..., por no decir que los gendarmes harán preguntas. - Dijo con los brazos en jarras, para acto seguido añadir - ¿Cómo arreglamos ahora esto para pasar desapercibidos?

- ¡Tus gustos culinarios son cuanto menos... inquietantes, hermano!!- afirmó Mordred mientras contemplaba el espectáculo canibal que el hechicero tiefling acababa de perpetrar. Luego llegó Larur para acabar de dar ánimos...

- ¡¡Pues el tema está jodido!!... Pero... Supongo que si lo tiramos al ríoooo...- dijo el cornúpeta hermano mientras pensaba cómo se las maravillarían para deshacerse de tal marrón. - Quizás podríamos llevarlo por la calle, como si estuviera completamente ebrio...- propuso el pícaro

- Joder, tronco, que desagradable...
El fulano de la tez colorada se había pasado con su teatrillo. - Ya verás como al final nos vamos a meter en líos...
Cuando todo hubo pasado, Larur se les acercó para recriminarles el excesivo correctivo.
- Pues como venga la guardia, lo tenemos jodido. - Zendr aún recordaba lo que había visto el día que llegó a la ciudad, y no le gustaba en absoluto.
- Yo que sé, lo cierto es que estaban muy borrachos, nos deshacemos del cuerpo y mañana estará todo olvidado. ¿No?
En ese momento, el varisio se percató de que Mirn seguía subido en su hombro, le hizo un gesto al tiempo que añadía: - Qué, ¿Estamos cómodos? Para ser sincero, a Zendr no le molestaba demasiado, incluso se podría decir que comenzaba a caerle bien el chavalín; para variar, no se le veía un mal tipo.
- ¿Sabías que siempre quise un hermanito? ¡Ja, ja, ja! ¡Te voy a inflar a collejas!

De nuevo fue consciente de la situación en la que se hallaba demasiado tarde. El momento era peliagudo. - Pues sí, estamos con la mierda hasta el cuello. Voto por quitarnos de encima al muerto cuanto antes.

El plan de Dredmor funcionó a la perfección y los pocos palurdos que aún quedaban en la sala enfrentándose a ellos huyeron despavoridos. Pronto correría la información por los bajos fondos que en el Goblin Dorado se defendía férreamente la honradez de sus crupieres. Dibujó una sonrisa de oreja a oreja, satisfecho de su actuación. Alegría que se le agrió cuando apareció Larur y le recriminó por sus actos.

Estimado Larur, a tu primera pregunta no voy a contestar, la respuesta es evidente y me cansina repetir lo obvio. En cuanto al tema que tanto os preocupa, troceamos el cuerpo, lo metemos en sacos y al río. Limpiamos esto y cuando lleguen los gendarmes ya los convezo yo de que la tremenda borrachera de los feos esos les ha hecho tener alucinaciones....

Entonces el notas que se suponía que se hacía cargo de la seguridad del local mostró su desagrado...

¿De dónde sales tú, alma cándida? ¿No os gustan mi forma de solventar los problemas? Pues ahora os buscáis la vida, desagradecidos.

Con un mohín exagerado el hechicero tiefling se apartó a un lado y cruzó los brazos sobre el pecho, visiblemente contrariado porque sus compañeros no habían entendido la utilidad de sus actos. Vaya banda de comemierdas se había juntado.

Tras la macabra interpretación, si podía llamarse así, por parte de Dredmor y cuando este parecía estar defendiendo la utilidad de su acción para garantizar la seguridad y el respeto del local, el mediano se tambaleó mareado con la mirada perdida hasta llegar a escasos metros del tiefling donde se convulsionó levemente y empezó a vomitar al suelo, probablemente debido a lo escabroso de la situación vivida.

Dredmor se apartó para evitar que la salpicadura de vómito del poco hombre le manchase la túnica. Menudo comeflores habían acogido...

Eso sí que es asqueroso.... Por favor, llamar a la niñera que el crío ha echado...

Larur se quedó mirando a Mirn. Le caía bien en el fondo, pero era evidente que había situaciones que todavía le superaban:

 - Ohhhhh, ...., y ahora esto, .... - dijo resignado mientras se acercaba al halfling - Venga arriba muchacho, - comentó mientras alzaba al halfling con la sutileza enana, ...., es decir, sin muchos miramientos - se nota que no eres de por aquí.

Larur hizo gestos a un empleado para que acompañase al halfling lejos de la escena y ahorrarle un "sufrimiento" innecesario. Y después se dirigió al resto:

 - Limpiad todo esto, y me da igual lo que hagáis mientras desaparezca el cuerpo, ..., sin cuerpo, menos preguntas y más fáciles respuestas, ...., yyyyyyyy, ....., evitad matar a los "clientes" la próxima vez, a poder ser.

Larur se volvió a ir pensando en que las cosas se estaban girando, y les volvería a costar relanzar el negocio .....

- ¡¡Tanqui tronco!!- exclamó Mordred dirigiéndose a Larur. - Esto es un trabajito para nuestro amiguete: el paladín varisio- dijo mientras le daba unas palmaditas en el hombro al bueno de Zendr. - Seguramente con su pericia en el manejo de los cuchillos, trocear a este pobre desgraciado sea más fácil que follarse a una sacerdotisa de Calistria...- comentó mientras se acercaba a las bolsas de cintura de los exborrachos -Mientras vosotros os encargáis de la casquería...- dijo dirigiéndose al guerrero y su hermano - Yo miraré cuánto podemos sacar de todo esto.- dijo señalando a las pertenencias de aquellos buscabregas.

¿Cuando te han dicho que mandas tú? No recuerdo haberlo escuchado... Tú a mi no me dices lo que tengo que hacer, proyecto de crupier... Y ahora que nadie nos oye te voy a decir que te guardes un tiempo tus trampulinas, el negocio peligra si te descubren...

El hechicero no abandonó su postura enfadada en ningún momento... ¿Que se creía aquel aborto de paladín de Iomedae? ¿Que podía mangonearle a su gusto? Y una mierda como una casa!!. Encima se guardaba para él la tarea más limpia, y la más lucrativa, ya que Dredmor no tenía duda que el cacheo a los cuerpos caídos le reportaría a su hermano un pequeño beneficio... Algo se distraería hacia sus bolsillos, pero al hechicero le daba igual.

- Quizás no mande yo, comemierdas... ¡¡Pero todavía soy tu hermano mayor!! ¡¡Y el que se come el corazón se encarga de eliminar al cadáver!!- dijo encarándose a su hermano. Dredmor lo sacaba de sus casillas. A veces pensaba que hubiera sido mejor acabar con su iniciación y enviarlo a tomar viento. El mundo hubiera descansado de sus histriónicas reacciones y su gestos melodramáticos de tres al cuarto. -¡¡ La próxima vez dejaré que te revienten esa cabeza de mierda que tienes!!- Y sin comerlo ni beberlo, cogió las cosas y salió del Salón. 

Esas discusiones eran habituales entre los gemelos infernales. Eran como brisas marinas. Mucha efervescencia y poco poso. Mordred jamás dejaría que nada dañara a su hermano, al menos no mucho. 

- Joder, y luego soy yo el tarao.
El espectáculo que estaban dando los hermanos podría haber sido divertido de no ser por el detalle de que a sus pies había un señor con un agujero en el pecho.
- Claro que sí, hombre. - dijo, respondiendo a Mordred. - Tu a cobrar, y la mierda para mí.
Pero bien pensado, el dúo no haría más que molestar y sacar las cosas de quicio.
- A ver, Larur, hazme el favor hombre, enano, lo que sea. Coge de ahí y vamos a llevarlo a la cocina. Será más sencillo "operar" ahí. - Pero cuando se dirigió a su interlocutor descubrió que Larur ya no estab ahí. - ...Pues muy bien, me cago en las bragas de Desna... .
Zendr siguió refunfuñando mientras se echaba el cuerpo al hombro.

Cuando Mordred se disponía a salir, Zendr le gritó desde lejos. - ¡Eh! Cuando vuelvas quiero que me llenes la bolsa. Este marrón que me dejáis no creas que os va salir gratis.

Oye papafrita, que yo no huyo de mis responsabilidades...- dijo Dredmor dirigiéndose a Zendr en cuanto su hermano salió de la sala. Te ayudaré a descuartizar al gilipollas este, me va el rollo sanguinario, por si no te habías dado cuenta...

El infernal empezó a barruntar como sus habilidades podían ayudarles en aquellas circunstancias. Quizá el ácido podría descomponer más facilmente el cuerpo de aquel borrallo.

Me gustaría dejar claras un par de cositas... En esta empresa no hay ningún loco, tarado, ido, orate, o palabra similar, ¿entendido? Todos somos personas adultas que intentan sobrevivir en un mundo cruel y despiadado, cada cual elige sus medios, ¿me comprendes? Yo soy muy comprensivo con lo que el resto de personas haga con su vida, de hecho me la pela bastante... por tanto espero el mismo tratamiento hacia mi, ¿me explico? Pareces un chico listo, así que seguramente nos llevaremos bien, seguro que sí.

El tono de voz era suave y conciliador, nadie diría que hace unos instantes deboraba un corazón aún palpitante recién sacado de su dueño. La mirada estaba perdida en algún punto en la lejanía, física e imaginaria.