Partida Rol por web

La chica alzó ambas cejas pero no dijo nada más que un "oh", momentos después ya le estaba arrebatando el móvil a Hayane que seguía histérica perdida.

Otoya:- ¡Venga! ¡Última ronda!- comenzó Otoya para crear distracción. ¡Además estaban en una bolera! ¡Deberían de seguir jugando!- Y digo última porque sino Yukino-san nos hará dormir con la velocidad de su bola.

Como era de esperar, lanzó y a la primera tiró nada más y nada menos que ocho bolos. Además los dos restantes estaban al lado el uno del otro por lo que no le fue nada dificil repertir un pleno. Ahora era el turno de Yukino.

Antes había estado a punto de lanzarle una mirada de socorro a Otoya pero no lo había hecho porque hubiera sido demasiado obvio. Por suerte, el chico o bien tenía el don de la oportunidad o leía a través de ella pues en seguida les instó a seguir jugando. Además, Mei pareció tener suficiente con su respuesta porque pareció aparcar el tema o por lo menos dejarlo para la intimidad de sus pensamientos.

- ¡Muy gracioso! Yo no tengo la culpa de ser una patosa con los bolos, ¡pero por lo menos lo compenso con el tenis!

La tirada de Otoya había vuelto a ser muy buena y para su desgracia lo de antes había sido pura suerte. Sus bolas lentas esta vez sólo tiraron tres por vez, dejando cuatro bolos en la pista. Se llevó una mano a la frente.

- Lo siento equipo.

El equipo contrario estalló en aplausos y vítores mientras se chocaban las manos. Momoshiro no le daba importancia al fallo de Yukino y Haruka le ofrecía su gofre para que no estuviera triste.

- ¡Sí señor! ¿Y ahora qué he ganado yo?

Comentó Otoya después de las felicitaciones a su equipo.

Le dirigió una sonrisa tranquilizadora a Haruka pues no es que estuviera triste, habían perdido pero no es como si no se lo hubiera pasado bien jugando. Además, mucho mejor así que siendo observada mientras hablaba con Tezuka. Le dio un mordisco a su gofre, saboreando el chocolate caliente con placer cuando Otoya preguntó por su premio. Fingió pensarlo pero lo único que hizo fue llevarse una mano al pecho y hacer una leve inclinación.

- Lo que diga mi amo.

Cuando volvió a erguirse sonreía ampliamente ante la imitación de lo que antes le había respondido él.

Como estaba previsto, Otoya acompañó a Yukino a casa esa noche. Tezuka no se presentó a buscar a sus hermanas ya que Momoshiro se había comprometido a llevarlas a casa sanas y salvas, pero cumplió con su palabra de llamarla a la noche. Hablaron de cosas de clase, del teatro, de cómo se había dado el día y de lo que había hecho cada uno, quizás a veces con algún que otro momento silencioso a causa del no saber qué decir.

Así llegó la tarde en que Yukino debía de ir a casa de Fukiyose pues había aceptado su invitación. Cual fue su sorpresa cuando vio el pedazo de casa en la que vivía. Gran superficie, grandísimo jardín con piscina, ¡incluso pista de tenis! No era una mansión, ni mucho menos, pero la verdad es que era como el doble de grande que la casa de la chica. Cuando llamó a la puerta, Fukiyose abrió al momento, invitándola a entrar.

Fukiyose:- ¡Kazehaya-san! ¡Qué puntual!  ¿Qué tal estás

La hizo pasar a una salita con una mesa bastante baja sin nada encima. La sala era muy minimalista y apenas había nada. Quizás por ello se respiraba tranquilidad.

Desde el festival escolar todo había cambiado. O al menos esa era la concepción de Yukino, pues su mundo se había trastornado. Giraba las esquinas esperando ver a Tezuka, escuchaba el apellido de las gemelas con una chispa de ilusión, se despertaba pensando en él, se iba a dormir pensando él. No habían tenido mucho tiempo para verse pero se escribían mensajes con frecuencia diciéndose cualquier cosa. Simplemente se sentía feliz y los días pasaban como un suspiro, sin darse apenas cuenta del devenir del tiempo.

Estaba tan inmersa en su mundo que casi se olvidó de la quedada de chicas el sábado en casa de Fukiyose. Al final no había invitado a Tezuka, a pesar de las ganas de verle y de pasar más tiempo con él, había acabado concluyendo a su pesar que sería inapropiado. Tal vez aquello era porque no había pensado lo suficiente en ello pues al fin y al cabo no era simplemente una quedada entre chicas sino que iba a estar ella con una pareja.

Como fuera, el sábado llegó al lugar, sorprendiéndose del tamaño de la casa de Fukiyose. Había cogido su ropa de baño por si acaso y había traído un pastel de merienda, pues no le parecía bien ir con las manos vacías.

- Con permiso - dijo al entrar, sin saber si había alguien más -. ¿Bien y tú? ¿Aún no ha llegado Kuroko-sempai?

Se sentó a la mesa, colocándose bien la falda y esperó a que su amiga le respondiera.

La chica se sentó a su izquierda apoyando su peso en las piernas dobladas hacia atrás. Llevaba el pelo suelto como siempre y ropa casual, tampoco muy arreglada y ni mucho menos maquillada.

- Sakura es un poco tardona con estas cosas. En un rato vendrá. ¿Qué tal estos días? Solo te he visto para meterte caña corriendo y ejercitándote.- apoyó la cabeza en una mano, mirándola como siempre hacía. No había presagio ninguno de que supiera lo de Tezuka.

Tampoco es que Yukino fuera super arreglada: se había hecho una trenza en el primer mechón de pelo del lado derecho, llevaba una blusa cómoda y ancha de color blanco y una minifalda tejana, aprovechando el buen tiempo. No estaba muy convencida de lo de la piscina en plena primavera pero viendo la casa de Fukiyose no le extrañaría que estuviera climatizada.

- Fukiyose-sempai sólo piensa en mí para decirme lo que hago mal en el tenis - se quejó en broma antes de perder la formalidad con la que se sentaba y apoyar el peso de su cuerpo en las manos -. Pues muy bien, tranquilos después del festival escolar. ¿Y los tuyos?

Y muchas más cosas que tranquilos, pensó para sí.

Abanicó levemente con la mano a Yukino en señal de que no estaba de acuerdo:

- Eso no es verdad. Te llamé para venir, ¿no? Eso ya cuenta más que sobre entrenamientos...- Había oído que su clase había ganado el viaje de clase, pero quizás aún no lo supiera por lo que decidió no decírselo aún.- Me habría gustado ir a vuestro salón de maids. Dicen que Kunimitsu Mei estuvo adorable.- comentó mientras intentaba crearse una imagen de la chica rubia en su cabeza. Había estado todo el día en el taller de tenis y aunque había hecho poca cosa, había resultado agotador y poco divertido.- Yo poca cosa. He estado estudiando y entrenando, entrenando y estudiando. ¡Ah, sí! Y me ha tocado dar un par de clases de pintura porque mi one-san tenía no se qué curso.-no parecía muy contenta al recordar aquello.- Han sido unas clases super incómodas... Menos mal que ya ha vuelto ella.

No esperaba que se tomara en serio su comentario sobre el tenis pero no dijo nada, se limitó a sonreír pues sabía que la chica la consideraba una amiga, al igual que ella.

- Mei-chan iba muy guapa pero lo que triunfó fue que tuvo que llevarse a Hayane-chan y a Kunimitsu-sempai del salón dándoles tirones de oreja - sonrió con ternura de forma inconsciente al recordarlo -. Tuve que decirles a los clientes que si se portaban mal Mei-chan los echaría así y por algún motivo eso les gustó. No sé si describirla como adorable en aquellos momentos - comentó con una gota de sudor deslizándose por su sién. De aquel día había sacado en claro que la gente tenía gustos muy extraños -. ¿Por qué han sido incómodas? No sabía que fueras buena en la pintura, estás llena de sorpresas, Fukiyose-sempai.

- ¿Eh..?- comentó interesada por lo que se había perdido en el salón del té- Creo que me habría unido a esa parte de la gente.- No lo dijo sonriendo, sino más bien lamentando no haber podido presenciarlo. Se rascó la sien con el dedo índice mientras continuaba con la conversación.- No soy tampoco muy buena pintando... mi hermana Nami es mejor. Hizo "Bellas Artes" y ahora se dedica a dar clases. Simplemente me eligió porque esos días era yo la única que estaba en casa. Aún así... su alumna es compañera nuestra en la preparatoria y cada vez que llamaba Sakura o venía a casa tenía que apañármelas para disimular...

Torció el gesto ante la explicación de Fukiyose acerca de la incomodidad en las clases, pues sabía que para ella la relación con Sakura era lo más importante y por el momento querían mantenerla en secreto al no saber cómo la acogerían las personas que la rodeaban. Ella también guardaba secreto respecto a Tezuka pero no era ese el motivo, era más por vergüenza o timidez que empeoraba por ser amiga de las hermanas de Tezuka. La incomodidad podía con ella.

- Vaya, qué mal...¿alguien que conozca? En todo caso mucho mejor si ya se ha terminado. Así podéis estar tranquilas - comentó sonriente.

Justo acababa de abrir la boca cuando se escucharon dos voces femeninas en el pasillo. Fukiyose miró a la puerta abierta al tiempo que aparecían por ahí dos chicas. Una era alta y se la veía bastante adulta. Tenía rasgos amables y su voz era dulce . El cabello y algunas facciones eran parecidas a las de Fukiyose. La otra chica era más joven, de la misma edad que la capitana de tenis y era conocida por Yukino. Su nombre era Mashima Yumi.

La chica mayor la invitó a entrar justamente en la habitación en que estaban las dos chicas. Justo cuando entraban se percataron de la presencia de ambas chicas.

Fukiyose Nami:- ¿Are? No sabía que estaba ocupada la sala.

Yui:- No importa, podéis pasar. Solo charlábamos.-comentó apartando los codos de la mesa- Es mi amiga Kazehaya Yukino. Yukino-san, ella es mi hermana, Fukiyose Nami, y su alumna y compañera nuestra de instituto, Mashima Yumi.

Nami:- Encantada.- comentó con voz dulce.- Voy a preparar un té para todas.

Yumi:- En realidad yo tendría que irme...

Nami:- Acepta el té y luego te vas.

Yumi:- Hai...

El timbre sonó mientras Yumi se sentaba en uno de los laterales, justamente el opuesto a donde se encontraban Fukiyose y Yukino. Como recién espabilada por el sonido, Fukiyose se puso en pie de un salto.

Yui:- ¡Ya voy yo!

Y se marchó corriendo, dejando a Yukino y Yumi solas en la misma habitación, acompañadas de una extraña tensión.

La respuesta llegó por si sola al encontrarse cara a cara frente a Yumi, que para variar no parecía contenta de verla. Bueno, no podía decir que ella sí lo estuviera, no tenía nada en contra de la chica pero esas miradas fulminantes la hacían sentir incómoda de verdad. ¿Qué culpa tenía de que Tezuka no se hubiera enamorado de ella? Podría haber pasado, y lo sentía mucho por ella porque el amor no correspondido parecía doloroso pero su compasión no llegaba al punto de la confrontación con su propia felicidad.

- Encantada de conocerte, Fukiyose-san - dijo con una ligera reverencia. Por lo menos no tendrían que verse las caras mucho rato y de ese modo podría evitar aquel momento de tensión.

Se equivocaba. Fukiyose Nami fue a hacer té para su alumna y para ellas también y fue aquel el preciso instante que escogió Sakura para llegar. Como era de esperar Yui se marchó en dirección a la puerta, sin saber de la tensión subyacente entre Yumi y ella. Le sonrió azorada a la chica, sin saber qué decirle, superada por la tensión y el silencio reinante. ¿Debería quedarse en silencio sin más?

Como fuera, no se atrevió a romper la tensión y se quedó callada, rígida y tensa, deseando que Kuroko y Fukiyose volvieran pronto.

Seria, no le quedó otra más que aceptar la invitación. Ante las presentaciones se limitó a inclinarse levemente con educación y después se sentó con bastante elegancia.

La chica era bastante guapa - posiblemente más incluso que Fukiyose que destacaba más por sus habilidades deportivas que exactamente por ser muy muy guapa- y elegante, bien vestida y sus rasgos, aun estando seria, eran muy bonitos. Sus ojos verdes destacaban en su pálida tez.

Y las dejaron a solas. En un principio ni la miró, carraspeando levemente con una mano tapándose la boca. ¿En que estaría pensando en esos momentos? Era difícil de adivinar.

- Veo que te has adaptado bien. Ahora iré a ver a Kunimitsu-kun. ¿Quieres que le diga algo de tu parte?- no la miraba directamente; más bien observaba un cuadro sobre un paisaje muy bien pintado que tenía enfrente.

Hizo esfuerzos por no quedarse mirando a Yumi directamente pero lo cierto es que tenía ese tipo de atractivo clásico que atraía miradas de ambos sexos. Desprendía delicadeza y feminidad por todos sus poros, cualquiera hubiera deseado ser como ella. Yukino estaba experimentando en aquel momento un poco de envidia sana, pensando aquel tipo de belleza inusual cuando dio de lleno otra vez con su carácter y la burbuja de idealización explotó sobre ella.

Quizás se equivocaba pero le parecía que sus palabras estaban cargadas de malicia y que lo único que deseaba Yumi era hacerle experimentar celos o saber más sobre sus sentimientos acerca de Tezuka. Hizo su mayor esfuerzo en expresar extrañeza con la mirada mientras se mordía con disimulo la cara interna de la mejilla.

- Ah, no, no, gracias.

Ella sí la había mirado a los ojos aunque Yumi parecía esquivarle la mirada. No sabía qué decir. Si le preguntaba por los motivos de su reunión, aunque ella ya sabía que sería por temas de trabajo, Yumi podría saber de su interés por Tezuka y no quería propiciar más mal ambiente entre ambas.

Al final, se decantó por la opción imprudente.

- Esto...tengo la sensación de que no te caigo demasiado bien... - comentó totalmente cohibida.

Sin variar la dirección de su mirada, apenas pestañeando, con las manos cerradas sobre los muslos aunque Yukino no pudiera presenciarlo, Yumi permaneció seria. En un principio era como si no hubiera escuchado las palabras de la chica, pero lo cierto es que cuando respondió demostró lo contrario:

- Intento encontrar el punto en que me resultes indiferente.- comenzó. Entonces apartó la mirada del cuadro y sin girar la cabeza clavó sus ojos verdes en ella.- Pero terminas apareciendo donde no debes. Aunque quizás haya un modo fácil de solucionar este dilema de si me caes bien o no. Kunimitsu-sempai. ¿Qué pretendes con él?

Esta vez fue ella la que bajó la vista hasta los puños apretados sobre su regazo. No podía mentir, simplemente, no podía. Le gustaba Tezuka, podía comprender el amor de ella porque lo compartía, y si lo compartía, ¿cómo ni iba a respetarlo? No podía engañarla, no a ella. Cuando la miró había cierta pena en su mirada.

- Kunimitsu-sempai me gusta - afirmó con la debida seriedad -. Quiero estar con él. Lo siento.

Continuó mirándola como aquel que se cree superior y que guarda secretamente sus sentimientos dolidos. Los nudillos de sus manos estaban blancos, pero en su rostro no había señal alguna de rabia:

- Entonces ya sabemos cómo me caes.

No dio tiempo a mucha más charla ya que Nami llegó con el té, disculpándose por la demora. Justo cuando se sentaba aparecieron Fukiyose y Sakura, algo que sorprendió un poco a Yumi.

Mashima:- Kuroko-san, no sabía que os llevárais bien vosotras.

Kuroko:- ¡Mashima-san!- parecía sorprendida también ella y procuraba esquivarle la mirada.- Qué... sorpresa.

Fukiyose:- ¿té listo, Nami-onee?

Fukiyose y Kuroko se sentaron en el mismo lateral que Yukino. Fukiyose entre las dos. En ese momento Yumi cerró los ojos un segundo antes de levantarse.

Mashima:- Lo lamento, pero tengo que irme.

Nami:- ¿Are? ¿Ya es tan tarde?- Nami se levantó para acompañarla- Bueno, nos vemos mañana. Buena suerte con el chico.- comentó de forma amable antes de acompañarla.

Cuando se quedaron las tres solas se saludaron y hablaron:

Kuroko:- ¿Chico?

Fukiyose:- Ahora le preguntamos a Nami-one. A ti te gustaba Mashima-san, ¿no es así, Sakura?

Kuroko:- ¡No!- se puso algo colorada pero levemente.- Íbamos juntas a primaria y siempre ha sido muy guapa. Pero nada más... no es que yo...

Fukiyose:- Estoy de broma, Sakura-chan. Broma, broma...

Estaba demasiado violentada como para decir nada más de modo que simplemente se quedó callada, con las manos crispadas sobre el regazo y los ojos clavados en ese punto, sin volverse a atrever a encontrar su mirada. Así siguió, incluso cuando llegó Sakura a quien apenas saludó con un turbado "hola", hasta que por fin Mashima decidió marcharse, permitiéndose por fin respirar tranquila.

- Ha quedado con Kunimitsu-sempai - intentó decirlo con toda la naturalidad del mundo pero lo cierto es que se sentía fatal al respecto y no por celos. Nunca le había caído mal a nadie, saber que Tezuka era la causa era simplemente extraño. Quería contárselo y a la vez era mejor no involucrarlo. Qué complicado -. A Mashima-sempai le gusta Kunimitsu-sempai, creo que por eso tu hermana le ha deseado suerte - incómodo y violento, incómodo y violento. Ahora no podría dejar de pensar en aquello -. ¿Qué vamos a hacer? ¿Has planeado algo, Fukiyose-sempai?