Partida Rol por web

Miró a ambos lados y cuando creyó que seguía "a salvo" le contestó:

- Son esta tarde. De hecho ahora debería de estar mentalizando al equipo y esas cosas... pero...- le daba algo de vergüenza estar hablando con Yukino y tener que pedirle aquello pues Kuroko no era de las que exteriorizaba aquella clase de sentimientos, pero sabía que en la única persona que podía confiar era Yukino, ya que era la única que conocía su secreto- He estado viendo los partidos y veré si puedo seguir escaqueándome hasta que acabéis.- quería ver a Fukiyose en acción y procuraría lograrlo. Le tendió una muñequera negra con un nueve bordado.- ¿Podrías dárselo a Yu-chan?

Se quedó sujetando la muñequera negra, sintiendo como los músculos le dolían en el esfuerzo de contener la sonrisa. ¡Pero es que era tan tierno! Era un gesto muy bonito por parte de Sakura, lo mismo que cuando Fukiyose se compró la camiseta con el número de Sakura.

- No te preocupes, se lo diré y se la haré llegar. Estará muy contenta, Kuroko-chan, seguro que le dará los ánimos para ganar.

Las mejillas se le sonrosaron hasta casi alcanzar el color de su pelo y se encogió de hombros mientras evitaba mirar a los ojos a Yukino.

- Ya bueno... tengo que irme. Suele estar en la zona del frontón. Allí no va nadie y se suele ir allí a aislar- parece que vislumbró a alguien en la lejanía, lo que le dio prisas.- ¡Arigató! Luego nos vemos.

Y se fue tan rápido que solo quedó el polvo con su figura.

Se despidió de Sakura con una mano, decidiendo ir inmediatamente al lugar que le había indicado, guardando la muñequera en un bolsillo. Se sentía feliz por dársela, sin duda sabiendo lo mucho que le gustaría a la capitana aquel regalo. De algún modo era bonito pues teniendo en cuenta la historia explicada por Fukiyose, parecía que ella le hubiera ido detrás a Sakura hasta lograrla pero estaba claro que la pelirroja la quería.

La chica no tardó en llegar a la zona indicada. Fukiyose se encontraba sentada en el suelo de cara a la pared con las piernas cruzadas. Parecía muy concentrada pero se había dado cuenta del sonido de los pasos de alguien aproximándose. Giró la cabeza, seria, para encontrarse con Yukino, algo que le sorprendió pues no estaba acostumbrada a que supieran a donde había ido a concentrarse para el gran partido:

- ¿Kazehaya-san?

Se levantó al momento, siempre con la raqueta en la mano, como si de ese modo se sintiera más segura.

- ¿Ha ocurrido algo?- comentó cuando la alcanzó.

Sonrió de forma tranquilizadora ante las palabras de Fukiyose. En el fondo era una chica extraña. Dura y severa por fuera, burlona e innecesaria por otro lado. Simplemente muy misteriosa. Pero ya le había demostrado tanto con el tenis como con Sakura que se tomaba las cosas muy en serio.

- No, nada, pero Kuroko-sempai me dijo que te encontraría aquí. Está de incógnito para que no la pillen los del basquet y así poder verte jugar - la risa le bailaba en los ojos -. Y me ha pedido que te dé algo...toma - con un gesto rápido sacó la muñequera con el número nueve. Soltó un suspiro, divertida -. Lo vuestro es taaaaan bonito.

Aunque quiso disimularlo, un brillo apareció en la mirada de Fukiyose ante la mención de Sakura. Ver que estaba por ahí, animándola aún cuando no podía estar, y darle ánimos con la muñequera, le hacía realmente feliz. La cogió y acarició con el pulgar, intentando no sonreir - ¡Tenía que estar concentrada!-.

- Gracias. Significa mucho para mí.-  se la puso y volvió a mirar a Yukino. Que comentara tales cosas de su relación la hizo también muy feliz. Nunca había estado segura de cómo se tomarían las personas que estuviera saliendo con una chica.- Bueno, si te parece tan bonito algún día te contaré la historia.- se le escapó una sonrisa de solo imaginarlo.- Algún día te enamorarás y verás que se crea una fuerza extraña en ti muy potente. Cuando crees que todo está perdido, piensas en esa persona especial y ello te da fuerzas. Aunque también puede distraerte cuando no debe.- añadió.- Quedan diez minutos para el partido. Nos vemos allí.

El lado tierno de Fukiyose era encantador. No pudo evitarlo, esta vez sí, sonrió ampliamente y le dio una palmadita del hombro a su entrenadora, de modo que dejaron de parecer capitana y alumna.

- Da lo mejor de ti, capitana, nosotros te apoyaremos.

Tras aquellas palabras se marchó con una leve sensación de euforia y con la pregunta en mente de cómo sería enamorarse de alguien y que ese alguien te correspondiera.

Estaba a mitad de camino, volviendo por la zona de árboles que daban sombra donde normalmente se echaban los estudiantes - a excepción de ese día que estaban todos expectantes en las pistas de tenis- cuando alguien se dirigió a ella:

???:- Oi, tiempo sin vernos, Kazehaya-san.

Apoyado en el tronco del árbol más cercano, Ayuzawa Aidou la observaba. Le dedico una medio sonrisa egocéntrica y se aproximó a ella con una rosa en la mano.

Aidou:- Permíteme que te dé el primero de una gran lista de obsequios.- y le tendió la rosa.- Felicidades por vencer a Hanataro.

Estaba volviendo a las pistas, todavía con aquella sensación de felicidad en el pecho, cuando el mundo le recordó su lugar. Aquel pinchazo de su burbuja vino en forma de voz y aquella voz procedía ni más ni menos que de una de las personas que quería evitar. Era extraño que tuviera una lista de personas que evitar, pero en aquel momento no era la cuestión.

Ayuzawa estaba ahí, de pie, con su aire de pedante insufrible, sonriendo, tal vez con toda la intención de seducirla, tal vez de fastidiarla, o quizás de lo segundo mediante lo primero, era difícil de decir tratándose de el excéntrico kaichou de Hyotei. Fuera como fuera, había decidido que el primer paso era darle una rosa.

- Ayuzawa-sama, acepto tu felicitación aunque no tu rosa, no querría que con ello pensaras que ya has encontrado mi precio - le dedicó una amplia sonrisa, dispuesta a continuar feliz a pesar del desencuentro -. No malgastes tus obsequios conmigo. Kototsu-sama me dijo que te habías encaprichado de mí, no sé si será verdad o sólo imaginaciones suyas pero si es así te pido por favor que lo olvides.

La sonrisa del chico se fue ensanchando con cada rechazo de la chica. ¿Estaba disfrutando realmente de aquello? No bajó la rosa y continuó ofertándola:

- Puedo asegurarte que es el principio del precio que te pongo, Kazehaya-san. No soy una persona que se encapriche de cosas baratas.- alzó nuevamente la flor mientras mantenía una postura elegante y dada a la chulería, con la mano sobrante metida en el bolsillo del pantalón.- Adelante, acéptala así como que te lleve a tomar algo delicioso y muy caro que en otras circunstancias no podrías permitirte.

No podía sentir pena por el chico. Si se hubiera enamorado de ella no podría sentir otra cosa que compasión al expresarle su rechazo pues le parecía que el amor no correspondido tenía que ser algo doloroso. Pero aquello no era amor, era un capricho y un insulto, pues le ponía precio y se creía que podría comprarla con dinero, regalos o ofertas que pensaba que debían ser tentadoras para ella.

Esta vez no pudo evitar ponerse seria y cruzarse de brazos, en un claro gesto de rechazo hacia la rosa.

- No me siento ni tentada a aceptar, fíjate. Sólo hay una cosa que desee y eso está fuera de tu alcance así que deja de intentarlo. Como bien has dicho es un capricho, no amor, y estoy segura de que muchas otras personas querrán complacerte. Adiós, Ayuzawa-sama.

Se giró y se fue*, medio enfadada y a punto de perder los estribos otra vez con aquel tipo.

La sonrisa continuaba ahí, como puesta y grapada. ¿De verdad seguía pensando que la chica podría estar halagándole? ¿O estaba mostrando una máscara?

Justo cuando Yukino se giró, la mano ágil del chico la atrapó y tiró de ella hacia a él de manera que la espalda de la chica chocó de lleno con el pecho de él que no dudó en susurrarle:

- Eres el mayor reto al que me he podido enfrentar, Kazehaya... y...

Una mano se interpuso entre ambas personas  empujó con muchísima fuerza al kaichou del Hyotei, apartándolo de lleno y haciéndolo chocar contra el árbol. Tezuka había aparecido y en apariencia estaba muy enfadado. Tenía una mano cerrada en un puño y su cuerpo se interponía ahora entre Yukino y el otro chico.

Tezuka:- Te ha dicho que no está interesada.

Recuperando la compostura ante la sorpresa, Kaidou se echó el pelo hacia atrás. La rosa se había caído al suelo.

Aidou:- Vaya, vaya... hasta con guardaespaldas... Kunitmitsu Tezuka, ¿no es así? Creo que no estás en momento para atacar encima al presidente del Hyotei.

Se nota que Tezuka hacía esfuerzos por no avalanzarse por Kaidou. Por suerte quizás para todos, el aviso de que el partido iba a comenzar en breves rompió la tensa atmósfera.

Aidou:- Vaya.. salvado por la campana como quien dice. Lamento tener que irme. Nos volveremos a ver.

Aunque Aidou pasó a su lado, esta vez no hizo amago ninguno de intentar tocar a Yukino.
 

Fue una sorpresa más bien desagradable que Ayuzawa la cogiera por detrás hasta que su espalda tocó su pecho. Se sonrojó, acalorada y disgustada, forcejeando con él para que le soltara la muñeca. Sintió un escalofrío cuando el aliento rozó su oreja, algo muy lejano al placer. Era repugna.

- Suéltame - se quejó.

Y por un momento, sintió miedo. No de lo que pudiera hacerle allí sino del significado de sus palabras. ¿Qué podía hacer un niño rico como él? Era incapaz de imaginar sus límites o sus recursos.

De repente sintió como el contacto con el pecho de Ayuzawa desaparecía y se quedó contemplando a Tezuka con pinta de estar muy enfadado y de haberlo escuchado todo. No quiso decir nada delante de Ayuzawa pues aquello sólo haría que le cogiera más inquina a Tezuka pero deseaba pedirle que no le pegara, que no se ganara su expulsión de aquel modo.

Por suerte la campana anunciando el partido sonó de repente y Ayuzawa se marchó con una despedida muy peliculera. Yukino ni siquiera le respondió, se esperó a que se marchara para apoyarse en uno de los árboles en un gesto desenfadado, tratando de restarle importancia.

- Gracias por eso Kunimitsu-sempai pero creo que hubiera sido mejor que no te metieras - desvió la mirada hacia el suelo. No quería mirarle a la cara en aquel momento, por algún motivo se sentía sucia, no le gustaba la idea de que hubiera escuchado cómo intentaban comprarla de forma humillante -. Ahora va a coger fijación por ti y no precisamente en el buen sentido.

Le siguió la mirada al chico hasta que desapareció, aunque su ceño fruncido mostraba que seguía muy contrariado por lo sucedido. Acompañó a Yukino hasta el árbol donde se apoyó, mirándola con preocupación. ¿Por qué no le miraba a la cara?

- Me da igual. Si vuelve a suceder, avísame.- ¿Coger fijación por él? Eso le daba completamente igual. Apoyó una mano en el tronco del árbol, observando a la chica- ¿Por qué no me miras? Si te ha molestado que haya intervenido... lo siento, pero fue instintivo y no pude evitarlo.

Hacía días que no la veía. Desde la noche en que se quedó a dormir en casa por el cumpleaños de sus hermanas, no había vuelto a ver a Yukino a pesar de haber estado observando por cada sitio por el que pasaba. Y ahora no le miraba a los ojos. ¿Se habría enfadado con él?

Claro que iba a volver a suceder. Ella se había convertido en un trofeo y Ayuzawa no era de los que se daba por vencido así que seguiría intentando conseguirla, aunque fuera para deshacerse de ella al momento de saber que la tenía. Tal vez sería mucho más fácil hacer ver que claudicaba ya aceptar los regalos hasta que se cansara pero si lo hiciera se traicionaría a sí misma y a sus principios. De ninguna manera pensaba permitir que aquel engreído se saliera con la suya.

Kunimitsu tenía la mano apoyada encima de su cabeza, enfadado de forma obvia aunque no con ella, increpándola sobre el motivo por el que no le miraba a la cara. Hizo un esfuerzo por subir la mirada.

- No estoy molesta contigo es sólo que...¡estoy tan enfadada con ese tipo! - aquello era verdad. Tenía el corazón acelerado por la ira que aún bullía en su interior y el rostro encendido. El otro motivo para no mirarlo era, por supuesto, que se trataba de Tezuka -. Se le ha metido en la cabeza que puede tenerme, no, comprarme, es tan humillante...y contra más dura e insultante me pongo con él más le gusta - sacudió la cabeza con frustración -. Ah...no importa. Debería ir a ver el partido de Fukiyose-sempai.

Atendió a sus palabras aún serio y preocupado. Si era así como Yukino decía, entonces estaría más pendiente de ella. Se sentía más protector que otras veces; y es que la sangre le había abrasado por dentro al ver aquella escena. Aunque también se sentía aliviado de que lo que le pasara es que estuviera enfadada:

- Sé que de no haber aparecido le habrías pegado una de tus super patadas no-voladoras, así que creo que el tipo me debe una.- intentó relajar el ambiente justo cuando la chica comentó de ir a ver a Fukiyose. Se apartó para dejarle salida libre- ¿Puedo acompañarte?

¿Por qué le pedía permiso? Se sentía con la necesidad de ver si era aceptado al lado de Yukino. Quizás la noche en que miraron la luna había sido traspasar una línea que tenía miedo de traspasar.

Una leve sonrisa curvó la comisura de sus labios al escuchar su broma, aunque seguía sintiendo el enfado latir lentamente por sus venas. En un pensamiento consciente creyó que sería más conveniente hacer todo lo posible por calmarse si no quería pagar con los demás su enfado, más teniendo en cuenta que su primer enfado con Ayuzawa había tenido consecuencias nefastas que aún a día de hoy le afectaban.

- Claro, ¿pero no se molestará tu novia?

Aquella pregunta no había sido hecha con afán de entrometerse en la vida privada de Tezuka pues Yukino estaba convencida de que aquella chica era su pareja. De hecho incluso había llegado a pensar que debería tratar de llevarse mejor con ella si quería seguir llevándose bien con Tezuka pero hasta el momento se había limitado a evitarles para no tener que afrontar aquello.

La relajación de los músculos faciales al ver que Yukino era capaz de sonreír ante su broma, se borró antes incluso de lo esperado con la pregunta de la chica. Se cruzó de brazos, pensativo y dejando una leve pausa de unos segundos:

- Oh, entiendo.

Comenzó mientras asentía con la cabeza y miraba al cielo que cada vez se nublaba más. El partido estaba a punto de comenzar, pero desde luego aquello había dejado de tener interés para Tezuka en aquellos momentos. ¿Cómo afrontar aquella situación? Lo cierto es que era la primera vez que veía a Yukino hablarle con tantísima confianza y sobre algo de aquel calibre. Miró a la chica, intentando adivinar cuál era su estado de ánimo y continuó:

- No, la verdad es que no lo pillo. ¿Qué novia?

La cara de Yukino era la viva imagen de la inocencia y desconcierto y lo cierto es que era así como se sentía. Al decirle lo siento no se había sentido peor, simplemente se le antojaba como una confirmación de lo que ya sabía. Se apartó del árbol dispuesta a marcharse hacia las pistas de tenis, cuando Tezuka se contradijo a sí mismo al preguntarle por qué novia hablaba. Y si se lo preguntaba era porque no había novia. Pero entonces...entonces simplemente no entendía nada.

- Ah, yo... - se sonrojó un poco. Había llegado a una conclusión precipitada y ahora estaba pagando sus frutos -...pensé que la chica esa que vi en tu clase...y que te fue a buscar a casa... - se apartó un mechón de pelo que se empeñaba en acudir a su rostro y le miró a los ojos -...¿no es tu novia? - concluyó entonces con poca convicción -. L-lo siento mucho Kunimitsu-sempai, debes pensar que soy una entrometida es que pensé que bueno, ella me miraba mal y creí que era porque había malinterpretado cosas y se había puesto celosa de mí...y no quería causarte problemas...

Se quedó callada, abochornada y confundida.