Partida Rol por web

- Tendré que pedirle que me entrene, aunque sea al basket. - En ese momento apareció alguien al lado de Yukino a quien Ryoma se dirigió tendiéndole el vaso.- Ya estás aquí. Ten. Te cogí la bebida.

Mashima estaba allí, con su elegancia de siempre y su buen vestir. Extendió el brazo y cogió el vaso.

Mashima:- Arigató, Kunimitsu-kun.- entonces miró a Yukino.- Felicidades. No pude ver el partido pero no paran de hablar por todos lados de ti. Capitana, ¿no? Pensé que habría que arrancarle a la fuerza la chaqueta de capitana a Fukiyose el día de la graduación.- ¿Todas esas palabras iban dirigidas a Yukino? ¿De Mashima?

¡Mashima!En seguida su rostro adquirió la misma expresividad que un palo, aunque simplemente porque estaba a la espera de la reacción de la chica ahora que hacía tanto tiempo que no se veían. ¿Volvería a dirigirle aquellas miradas perdonavidas o volvería a su trato correcto y cortés?

Por lo visto era lo segundo, lo que logró que Yukino se relajara con una distendida sonrisa, agradeciendo mentalmente haberse encontrado con la Mashima agradable.

- Hai, arigató, Mashima-sempai. Bueno, Fukiyose-sempai ha sido una gran capitana para el club de tenis así que también es normal, espero poder mantener el nivel cuando se vaya aunque va a ser difícil.

- Desde luego tendrás que aprender a no ser tan amable.- comentó directamente. Bebió un sorbo de la bebida antes de proseguir.- Si Fukiyose ha llegado hasta ahí es porque no había nadie que pudiera llevarle la contraria. 

Ryoma:- Bueno, un buen líder tampoco tiene por qué dar miedo.- comentó Ryoma. ¡Estaba llevando la contraria a Mashima!

Mashima:- Pero debe hacerse respetar.

En ese momento apareció Fukiyose con mirada escrutadora, acercándose bastante a Ryoma y Mashima:

Fukiyose:- Raro. Esto es raro.

Mashima se ruborizó ligeramente, pero no apartó la mirada de Fukiyose Holmes.

La verdad es que nunca se había planteado la opción de darle gritos a la gente y ponerse en plan dominatrix para que le hicieran caso, seguramente podría hacerlo aunque no le parecía que fuera un método adecuado para ella. Seguramente aprendería con la experiencia y sino siempre podría recurrir al modelo de Fukiyose.

Fue entonces cuando Ryoma le dio la razón, llevándose una mirada un poco confundida por su parte cuando empezó lo que parecía que iba a ser una extraña conversación entre ellos dos cuando apareció Fukiyose con aquel olfato de sabueso que tenía, al parecer olisqueando una buena presa.

¡Y tan buena! Tanto que sus palabras lograron hacer sonrojar a Fukiyose. Torció los labios en una mueca divertida cuyo único propósito era evitar la expresión de alivio que pugnaba por salir.

- Ne, ne, Fukiyose-sempai, no te acerques tanto que parece que vayas a darles un mordisco, no hay necesidad de intimidar.

Haciendo caso de Yukino, se apartó ligeramente, terminándose el canapé que había cogido de alguna bandeja próxima. Aún así no cesó en aquella novedad. Para Fukiyose, internamente, era divertido hacer sonrojar a los demás y más aún a quien no suele sonrojarse a menudo.

- Pero admitamos que es raro que haya venido con éste...

Ryoma:- ¡Oi!- la confianza daba asco y esos dos se conocían demasiado desde pequeños.- Más quisieras tú estar conmigo.

Fukiyose:- Por favor...- a diferencia de Ryoma, Fukiyose hablaba como si estuviera hablando tranquilamente del tiempo.- Si te llevo la delantera desde hace mucho... y si quisiera también te quitaba a ésta.

Ryoma:- ¿Qué has dicho?- lo último lo había dicho tan bajo y tapándose la mano un poco mientras miraba con sorna.

Entonces levantó ambos brazos y sonrió como una niña buena super animada:

Fukiyose:- ¡Nada! Espero que seáis felices.

Mashima:- Aún no...

Fukiyose:- ¡Aún! Tú lo has dicho, Mashima. Aún... pero recuerdo una vez...- un brazo salido de la nada se llevó de allí a Fukiyose. Obviamente se trataba de Sakura, que había decidido que Fukiyose ya estaba dando demasiado la lata por allí.

Mashima miró en dirección a donde se habían llevado a Fukiyose, pensativa. ¿Estaría atando cabos?

Estaba claro que Fukiyose tenía ganas de chinchar un poco a ese par y por lo visto lo estaba logrando porque sus comentarios provocadores conseguían respuestas un tanto comprometidas por parte de los otros dos que revelaban lo que al parecer ni siquiera habían hablado entre ellos.

Se llevó la mano a la boca para ocultar la nada disimulada sonrisa al ver cómo se llevaba Sakura a la bocazas de su novia, aunque Mashima parecía estar pensando en algo con lo que Yukino decidió compadecerse aunque fuera de Sakura e intentar distraer a la otra chica.

- No le hagas caso, está ebria de felicidad.

Centrando su atención nuevamente en Yukino, asintió, algo confusa porque no había oído la primera palabra de la chica.

- Fukiyose-san siempre ha sido bastante... extraña. Nunca ha hablado en exceso con los compañeros, muy introspectiva... pero luego parece no tener vergüenza...- reflexionaba.

Tezuka:- Oi. Estás aquí.- Tezuka llegó hasta ellos.- No te veía porque te tapaba Ryoma.- parecía sorprendido al ver allí a Mashima.- Mashima-san.

Mashima:- Felicidades, Kunimitsu.

Ryoma:- Ha venido conmigo.- le susurró al oído.

Otoya:- ¡OI! ¡¡Yuuukinoooo!! ¡Vamos a cantar un poco!- Otoya la llamaba desde un improvisado escenario, ya sujeto a su guitarra.

Fukiyose tenía un gran secreto que guardar, por no hablar de las apariencias, pero desde luego que de vergüenza ninguna y caradura toda la que quisieras. Eso, por supuesto, no lo iba a decir, así que se limitaba a sonreírle, con las cejas casi juntas en gesto compungido, mientras una gota de sudor resbalaba por su sien sin saber qué decir hasta que por fin vino Tezuka al rescate.

Le dirigió una de esas miradas agradecidas que esperaba que él descifrara cuando escuchó el para nada disimulado susurro de Ryoma. De sus labios escapó un "pfff" de risa mal contenida antes de girarse hacia Otoya que la llamaba. Ladeó una mano a la vez que se encogía de hombros con cierta impotencia dirigida hacia Tezuka antes de ir dando saltitos hacia Otoya.

- Haiiiii. ¿Qué quieres cantar?

Empezaba a sentirse en exceso solicitada. ¡Ni siquiera le habían dado tiempo de picar nada

Otoya parecía complacido de que Yukino hubiera aceptado. De algún modo se sentiría más apoyado por alguien en aquel espacio tan vacío.

- La que tú quieras. Yo te acompaño.

Todo el local bajo sus pies, atentos. ¿Qué elegiría Yukino? ¿Una canción animada que hiciera bailar a todos? ¿Una canción romántica que juntaras a las parejas? ¿O simplemente una canción que quedara a todo el mundo absorto en su voz y en la guitarra de Otoya?

Demasiado solicitada y ahora Otoya quería convertirla de nuevo en el centro de la atención de todos, ¿no había tenido suficiente por aquel día? ¡Sí! Quería un rato tranquila pero parecía imposible, era lo que tocaba por ser la estrella del campeonato. Empezaba a preguntarse si Fukiyose lo habría hecho expresamente para escaquearse de todas aquellas atenciones.

- Ah, vale...esta - se sentía demasiado observada en aquel silencio mientras Otoya colocaba la partitura ante sí así que esperó con una sonrisa nerviosa a la vez que tironeaba con disimulo de la manga, esperando a que el chico por fin le diera la señal, momento en que empezaron con una canción animada y conocida.

¿La reacción del público? Totalmente la esperada. El ritmo marcado por Yukino y Otoya era contagioso y pronto empezaron a moverse y bailar. Por parejas, por grupos, en solitario...

Y no pararon hasta que la canción acabó, momento en que aplaudieron a rabiar al tiempo que Otoya se levantaba y saludaba.

Otoya:- ¡Y ahora ya dejadnos cenar!- comentario en serio que todos se tomaron a broma. Otoya se encogió de hombros y miró a Yukino aún con una sonrisa de diversión.- Tenía que intentarlo.

Al final se había animado, moviéndose por el pequeño e improvisado escenario agradeciendo que la gente estuviera tan predispuesta a pasárselo bien como para pasar por alto sus fallos. Pero aún así, incluso llegando a disfrutar, se sentía aliviada por haber terminado, aunque por un momento temió que iban a insistir que siguieran ejerciendo de entretenimiento mientras los demás bailaban. 

- Te lo dejo a ti, yo estoy rendida - le dio un suave apretón en el hombro mientras bajaba del escenario con un suspiro, buscando energías para seguir manteniendo el tipo erguido.

La verdad es que el agotamiento de los últimos entrenamientos de Fukiyose ya le habían pasado factura en el primer juego, si a eso le sumabas los nervios, otro partido intenso, la tensión emocional, el posterior relax, la gente pidiéndole para hablar y ahora animar a la gente con una canción lo cierto era que si no fuera porque estaba muerta de hambre se quedaría dormida de pie.

Mei salió a su encuentro, con una bandeja de todo tipo de comida para ella sola y apartando con la mirada a cualquiera que pudiera amenazar la tranquilidad de su amiga.

- Aprovecha ahora.- Otoya volvía a entonar una canción mucho más tranquila.- Estarás exhausta.

Hayane apareció por detrás, peinando a Yukino un poco el pelo, ante la mirada, nada intrigada de Mei.

Agradeció a Mei que le trajera comida, degustándolo con lentitud, saboreándolo sin siquiera sentarse pues corría el riesgo de dormirse en plena fiesta si lo hacía.

- Un poco, jeje - se rió justo cuando alguien le empezó a colocar el pelo por detrás. Se medió giró, extrañada, para encontrarse con que era Hayane quien lo hacía -. ¿Qué pasa? ¿Tan despeinada voy?*

- No mucho, pero quiero que estés bien. Ya me lo agradecerás.

Estaba super concentrada en colocar cada mechón en lo que creía su sitio. Mei miró al final a Yukino, que parecía bastante perdida.

Mei:- Oto-san y oka-san quieren conocerte. Cuando termines de cenar deberías ir a las cocinas. Tezuka-nii está ahí.

Si no fuera por la solemnidad con que hablaron las dos le hubiera quitado importancia al asunto puesto que, en realidad, ya les conocía aunque no de forma oficial como la novia de Tezuka. Los había visto en el restaurante, aunque fuera de forma fugaz, y en la fiesta de cumpleaños de Tezuka a pesar de que no hubieran llegado a hablar. Pero al decirlo de aquel modo le pareció que de repente caminaba sobre brasas.

Palideció a la vez que tragaba saliva. Normalmente los nervios no le cerraban el apetito pero aquella vez estaba claro que era diferente.

- Terminé. Voy a ver a...voy a...voy.

Tras desearle buena suerte y mirarla hasta que se metía a las cocinas, Mei y Hayane regresaron a la fiesta. Una vez en las cocinas, Tezuka hablaba con sus padres. Una vez que Yukino se hizo ver, los padres sonrieron con amabilidad y Tezuka extendió su mano para que Yukino pudiera cogérsela, esperando que se sintiera más segura.

- Bueno, ya la conocéis. Yukino y yo estamos saliendo juntos. 

señora Kunimitsu:- Es todo un placer conocerte de forma oficial, Yukino-san.

mr. Kunimitsu:- ¡Sí! Hemos oído hablar tanto de ti de boca de Tezuka que nos entraron ganas de conocerte oficialmente.

Señora Kunimitsu:- Arigató por todo lo que ayudas a nuestro hijo. Eres bienvenida en casa siempre que quieras.

Conforme se acercaba como si fuera al dentista empezó a sentir una tremenda compasión recordando cuando Tezuka había ido a cenar a su casa. Ella había intentado mostrarle su apoyo, cierto, pero ahora veía que aquello no debía haber paliado sus nervios y su incomodidad para nada. No es que Yukino fuera una persona poco sociable, al contrario, pero tendía a sentirse presionada bajo análisis.

Finalmente, a las puertas de la cocina, se dijo que no había motivo para posponer aquello y que si los estuvieran presentando como los padres de sus amigas no sentiría vergüenza así que hizo tripas corazón y penetró en el aséptico ambiente con una sonrisa algo nerviosa y tímida en el rostro, comentando que Hayane y Mei le habían pedido que fuera allí.

Se quedó mirando la mano de Tezuka por unos instantes, sin querer tomarla delante de sus padres pero pensando que rechazarlo así sería visto como descortesía hacia su hijo así que no le quedó más remedio que aceptarla, quedando integrada en aquel círculo en que todas las miradas convergían en ella.

Debería haberse sentado y haberse quedado dormida en el sofá.

- También es un placer para mí - aseguró haciendo una reverencia formal, momento en que todo el empeño que había puesto Hayane para repeinarla quedó en nada pues el cabello se deslizó por sus hombros hacia adelante. Por suerte, los señores Kunimitsu parecían cercanos y alegres de conocerla, logrando incluso que se sonrojara -. No tienen que darme las gracias, Tezuka también me ha ayudado mucho. Arigató - dijo ante la última frase. Lo cierto es que se moría de ganas de mirar a su novio. ¿Qué les habría contado a sus padres?

Tan amables como de costumbre, los Kunimitsu sonrieron e hicieron una leve reverencia en señal de contestación para Yukino.

Tezuka:- Bueno. Es tarde y Yukino está muy cansada.- Se le notaba en la cara.- La acompañaré a casa.

Señora Kunimitsu:- ¡Bien! Descansa, Yukino-san. ¡Buen trabajo!- la señora alzó un dedo pulgar hacia arriba y sonrió, recordando bastante a Hayane.

Volvió a dar las gracias con una sonrisa, internamente divertida por la expresividad de la madre de los Kunimitsu aunque obviamente se guardó mucho de expresarlo mientras seguía a Tezuka fuera de la cocina, escapando de la tensión de aquel momento incómodo.

- ¿Me vas a llevar en moto? - preguntó esperanzada. La verdad es que no le apetecía para nada caminar.