Partida Rol por web

El enorme orco sacó su mandoble que manejaba con una mano, y la clavó con fuerza en el suelo. El corsario y su séquito se encontraban a unos quince pasos. Era suficiente.

-Yo Zaboht. ¿Quién habla?

Khôradur asintió ante las palabras de sus hombres

-¡Sea así! vendréis vosotros tres. Barendil, muy bien pensado. Estar preparados para lo que sea, me extraña que quieran parlamentar, al no ser que sea para preparar alguna encerrona o jugar con nosotros de alguna manera.

Khôradur montó en su caballo y se dirigió hacia dónde se encontraban los orcos junto a sus hombres. Vigilaba todo a su alrededor. De pronto observó como aparecían más orcos y levantaban unos postes. En tres de ellos había tres cuerpos

Serán los exploradores, parece que no se mueven

Apretó los puños de rabia pero no dijo nada. Al llegar a quince pasos se detuvieron y Khôradur los miró fijamente. Uno de ellos habló

-Yo soy Khôradur, lugarteniente de Sil Auressë. ¿Que queréis?

Khôradur hablaba con voz firme, serio, y con un tono alto lo suficiente para que los orcos de la pequeña comitiva lo pudiesen escuchar a esa distancia.

La voz de Khôradur era poderosa y contundente. Su gran estatura se unía ahora al hecho de estar montado. Por momentos, había cierta preocupación si el caballo se acobardaría en presencia del huargo, pero la montura del orco viejo parecía más dócil de lo normal en los huargos. Incluso la silla era diferente, más cómoda. Fue precisamente ese orco quien habló…

-¿Lugarteniente?, preguntó con cierto tono de burla. –El gran Corzario, el zaqueador de Pelargir, el conquiztador de Thalion... ahora … ¿ezclavo de una elfa?

Sus palabras iban dirigidas también a los suyos, y se notaba que las medía con cautela. Gesticulaba con la mano mientras hablaba y meneaba la cabeza como si estuviera triste por el destino de su contrincante. No era un líder típico de los orcos. Pero sí parecía el que movía los hilos. A su lado, el gran uruk se impacientaba y su pecho se movía al son de una respiración agitada.

-Lideras esta chusma, siguió, ahora alzándose un poco en la silla para ver al ejército bien equipado y en perfecta formación defensiva. A pesar de su tono, se notaba cierta admiración o respeto en su expresión. No estabe en sus planes encontrar una resistencia así. –Loz lideraz a la aniquilación para zalvar a la fulana elfa, que ha huido al este. Oz ha engañado. Pero el Gran Gothdushh ez … magnánimo, siguió saboreando las elegantes palabras como si de una fruta podrida se tratara. Miró un momento al cielo y vio a varias bandadas de murciélagos en el cielo nublado. El sol volvía a aparecer, así que bajó rápidamente la vista como si le quemara. Y continuó: –El Gran Gothdushh ha unido a laz tribuz. Pero oz ofrece unaz condicionez justaz para vueztra … rendición.

Khôradur miró a los ojos del jinete huargo que había hablado, y le sonrió, de una forma que cualquiera que le conociese habría pensado que ese no era Khôradur. En su sonrisa se mezclaba la ironía, el desdén, el desprecio y el odio.

-Ulog-Plak, ¿que hace un excremento como tú en un sitio como este?, espera, claro, lo único que sabes hacer por tu estatus, lamerle el culo a tus superiores, intentando parecer importante encima de tu huargo mientras les haces el trabajo sucio.

Escupió hacia un lado y volvió a mirar a la comitiva que tenía delante

-He visto la magnimidad de vuestro...."señor" -esto último lo dijo con cierto desprecio- Pero tengo curiosidad por conocer esas condiciones. Nosotros al menos escuchamos las propuestas de otros, no como vosotros, que sólo sabéis matar y saquear. Hablar ahora.

La comitiva de los orcos se inquietaba, sobre todo el Uruk grande que se había presentado Zaboht. Su sangre hervía ante la inminente lucha, y no quería perder el tiempo. Dio un paso hacia delante, desafiante. Pero Walec le respondió igualmente adelantándose con la mano descansando ahora sobre el pomo de la espada. A los dos les separaban ahora diez pasos. En un suspiro podrían estar peleándose. Walec parecía sereno pero estaba tenso. El uruk le superaba en altura y en fuerza...

-¡Nâdal, Zaboht!, avisó el orco del huargo. El uruk se detuvo como lo hacía un perro cuando le daban una orden, pero no apartaba la mirada de Walec. A pesar de ser más débil físicamente, estaba claro que Ulog-Plak mandaba. Al menos de momento. -¿Matar y zaquear?, preguntó con sorna dirigiéndose nuevamente a Khôradur. -Gothdush ze enfureció cuando le robaztéiz a la niña, dijo  y mostró sus colmillos afilados. -Pero ze mueztra generozo. Nuestra Fha-Ushtar puede aplastaroz como a una mozca. Hasta el último mizerable hombre. Y loz huargoz ze darían un feztín con loz reztos. Ahora, zi oz retiraiz a la aldea, y noz daiz el caztillo... ninguno máz tiene que morir.

Miraba hacia el castillo en la meseta a lo lejos. Estaba sin terminar, pero estaba claro que los orcos aún superando al ejército de Sil Auressë, lo iban a tener complicado para conquistarlo. -Loz ezpíaz capturadoz zerían devueltoz, y habrá paz a cambio de una juzta ..., buscaba la palabra, -ah, un juzto TRI-BU-TO por la paz.

Ulog-Plak estaba aparentemente contento con su forma de expresar los términos que además eran de lo más justo y magnánime. -Y como mueztra de que va en zerio, oz entregaríamoz a ezoz ezpíaz a cambio de la niña. Zi zigue con vida, claro.

Detrás del orco, atados en los postes, estaban los exploradores capturados. Al menos uno movía ligeramente la cabeza.

Khôradur hizo un gesto a los suyos para que retrocediesen

-Tranquilos, sólo estamos hablando, ¿verdad? -dijo mirando fijamente a sus interlocutores

Escuchó las palabras de los orcos y no pudo reprimir una sonora carcajada en cuanto Ulog dijó que habíamos robado a la niña a Gothduz y continuó escuchando sus condiciones.

-¿Robar a la niña?, ¡perros sarnosos! ¡¡¡La niña es una ciudadana de Sil Auressë y la secuestrasteis!!! ¡Eso es una agresión contra ella y contra nosotros y sólo la rescatamos de vuestras garras!

Calló unos segundos. El rostro de Khôradur estaba serio, pero sus ojos ardían de furia.

-Respecto a vuestras condiciones, amenazas con destruirnos pero nos exigís un precio muy elevado por una niña. ¿Será que no tenéis tan clara vuestra victoria?, además, ¿por qué es tan valiosa una simple niña para secuestrarla primero, y ahora exigirla a cambio de nuestras vidas? ¿que queréis hacer con ella?

Khôradur lo sabía, pero no quería que sus interlocutores se diesen cuenta de estaba enterado de su plan. Solían ser muy fanfarrones y tal vez podría sonsacarles algo sin que ellos se diesen cuenta.

Es cuestión de tiempo que esta cháchara acabe y nos ataquen. Espero que los míos estén preparados.

Miró hacia sus hombres capturados. En ese momento tendría que tomar una decisión, decisión que estaba bien clara y que los condenaría

En momentos así es cuando lamento tener la vida de los demás en mis manos

-Guztozo mataría a todoz, dijo Ulog-Plak aunque su rostro reflejaba una cierta reticencia a esta batalla. Era listo entre los orcos, y sabía que cada victoria de la hueste de la oscuridad les iba a traer más enemigos en Cardolan. Necesitaban una base segura.

-La niña... Zu zangre ez pura. Zangre de Númenor. Tiene la maldición de loz Hombrez y ez aún inocente. Trataba de recodar las palabras exactas del clérigo oscuro. Por algún motivo, cuando las escuchaba de la boca del Gothdush, sonaban más convincentes.

-Gothdush la necezita para contentar a la Ozcuridad que eztá llegando, para zalvarnoz a todoz y recompenzar a los fieles. La vida de una niña por la vida de todoz.

Sangre de Númenor

Las palabras del orco retumbaron en su cabeza durante unos segundos

Sangre pura de Númenor, pocos quedan así

Multitud de preguntas le vinieron a Khôradur, ¿quien era la niña?, ¿de dónde procedía?, ¿cual era su linaje?, pero tuvo que dejarlas de lado, otras cosas apremiaban

-Entiendo....¿y luego qué?, he visto vuestra forma de actuar. Aparte de intentar raptar a la niña, antes acabasteis con una familia de Sil Auressë. ¿Esa es la paz que nos prometéis? ¿Qué garantías nos dais de que la Oscuridad a la que servís no nos hará nada luego?. ¿Por qué no está Gothdush aquí para hablar de los términos?

Calla unos segundos

-Algo así tendría que ser hablado entre iguales y no con vosotros, unos meros siervos de un señor que permanece a salvo en su refugio mientras envía a luchar a los demás.

Khôradur en ese momento se irguió aún más, mostrando toda su estatura.

-¡No hablar! ¡Luchar!, instó Zaboth al veterano orco. Pero éste le negó con la cabeza, y Zaboth agarró su arma del suelo y miraba desafiante a los humanos. –Gothdush rezar a dios oscuro, en piedra bosque. Zaboth aquí matar a humanos.

Apuntaba con el dedo a Walec y a Barendil.

-¡Basta!, ordenó a Zaboth. A pesar de que apenas sabía hablar, el uruk parecía tener una facilidad terrible para revelar cosas de más. –Gothdush dice loz términos, Corzario. Ez la garantía que podéiz tener. La niña aquí, o la huezte oz deztrozará y oz matará cuando llegue la Ozcuridad. Vueztro tiempo ze acaba.

A continuación, el orco hizo un gesto con la mano, y lentamente la comitiva comenzaba a alejarse. El uruk Zaboth permaneció en posición más tiempo que el resto.

Barendil mantenía el estandarte de Sil Auressë en alto, y observaba el cielo. –Quedan al menos cinco horas de luz. Nos han dado algo de tiempo que tal vez podamos aprovechar.

Suponía que Khôradur no iba a entregar a la niña, pero si los orcos aguantaban su ataque hasta la noche, se podían preparar algunas defensas adicionales.

Khôradur observó a los orcos con gesto desafiante, tras las últimas palabras de Ulog-Plak y antes de que se alejasen del todo les habló

-¡Pretendéis conseguir por palabras y mentiras lo que no podéis conseguir por las armas!

Khôradur hizo gesto de retroceder y ante las palabras de Barendil asintió

-Defensas anti trolls y lo que se pueda hacer, aunque tampoco quiero cansar a los hombres con trabajos manuales. ¡Vamos! ¡Si quieren a la niña tendrán que pasar por encima nuestra!

El extraño encuentro con los caudillos orcos les había proporcionado algo de información. Y un tiempo valioso. Nada más regresar, dieron instrucciones de preparar más estacas con cadenas y pinchos, y terraplenes adicionales para tratar de frenar a los trolls. No iba a ser tarea fácil, pero confiaban en aprovechar la conocida estupidez de esos monstruos y su gran tamaño para al menos retrasarlos.

Le trajeron a Khôradur dos nuevas que habían llegado casi al mismo tiempo desde lugares diferentes. La primera la había traído un joven mensajero que había llegado a la carrera desde la aldea, desafiando la amenaza de los huargos que ahora merodeaban en la zona entre el castillo y el pueblo. El mensaje era de Tubar y de otros que estaban coordinando las tareas defensivas allí, y no lo habían escrito sino contado al mensajero. La hoguera del puesto de vigilancia del Paso de la Loma se había encendido. No tenían más datos, pero al pareceer el enemigo también acechaba desde el sur, tal y como temían. Dos mensajeros habían partido. El otro fue a avisar a Curudae que se encontraba entonces en la forja de los enanos.

El segundo mensaje había llegado por medio de una paloma, lo que era a priori una noticia esperanzadora. La paloma era de las que había traído Ullant, quien ahora la acariciaba y sostenía en la mano una carta sellada dirigida a "hirgon Khôradur". Llevaba la lacra de Sil Auressë, y la firma de dirgon Gaerel...

Khôradur entró en el pabellón haciendo señas a sus sargentos y a Barendil para que entrasen. Les puso al tanto de la conversación con los orcos y comenzó a dar instrucciones para que se preparasen las defensas anti trolls

-Y si se puede hacer algo para frenar a los huargos, sería estupendo. Está claro que si quieren a la niña tendrán que pasar por encima nuestra. De nosotros depende la seguridad de Cardolan.

En su mente no podía olvidar las palabras del orco sobre el monolito. Sin saberlo le había confirmado algunas cosas, y su mente pensó en el grupo que había partido hacia allí.

Que los Valar os guíen y os ayuden en la victoria, de vosotros depende aún más nuestra victoria

Los mensajeros cogieron algo desprevenido a Khôradur. Los temores de un ejército en el sur se confirmaron. La carta recibida por una paloma en cambio alegró a Khôradur, confirmando la comunicación entre la aldea y el ejército. Khôradur cogió la carta y la abrió, dando instrucciones a Bergil para que preparase pluma y pergamino para enviar una respuesta e informar sobre el ejército enemigo.

La carta de Gaerel estaba escrita sin códigos ni rodeos. Estaba claro que el enemigo ya no recurría al espionaje a estas alturas. Ahora se preparaba para dar el mazazo definitivo a las defensas de Sil Auressë.

Hirgon Khôradur,

Los huargos amenazan la ruta entre el castillo y el pueblo. Estamos aislados. Mientras escribo estas líneas, Ragi está subiendo el artilugio de los enanos hasta lo alto de la torre de homenaje. Si tiene éxito, nos permitirá coordinar con las tropas de Belegund de Metrath y con la aldea para romper el cerco.

Envío la otra paloma a Belegund informando de la situación. Usaremos el código propuesto por Senescal Curudae para las señales de luz, y rezo que el Senescal esté en la aldea y sepa entenderlas.

A continuación, reproducía la propuesta de Curudae de las órdenes usando tres cristales de colores (rojo, verde y azul).

ROJO-X-X                                      NO

X-VERDE-X                                    ESPERO CONFIRMACIÓN

X-X-AZUL                                      SÍ

ROJO-VERDE-X                                ENEMIGO AVISTADO

X-VERDE-AZUL                                ALIADOS DE CAMINO

ROJO-X-AZUL                                  ORDEN DE ATAQUE

ROJO-VERDE-AZUL                           ALIADOS SIENDO ATACADOS / ENVIAR AYUDA

No tenemos otras palomas que enviar, ni podemos recibir ninguna. Pero estaremos pendientes por si vemos desde las muralles banderas de los colores indicados. Nuestro objetivo es vencer a los huargos y reunir fuerzas en el castillo. Si precisáis retiraros, ¡qué sea al castillo!

Los valar velarán por nosotros en esta contienda,

Dirgon Gaerel

Khôradur permaneció en silencio leyendo la misiva, su rostro permaneció inmutable. Al acabar de leer la misiva la mostró a los sargentos

-Parece ser que no podremos comunicarnos con las palomas, pero van a instalar el artilugio de los enanos. Aquí ponen el código de señales. La aldea está aislada y van a intentar romper el cerco desde el castillo, mientras avisan a Belegund. Espero que con su ayuda lo consigan.

El lugarteniente sonrió

-Ahí tenemos su oferta de paz. Si antes estaba decidido a no darles a Sir, ahora más que nunca. ¡Si quieren a la niña tendrán que pasar por encima nuestra!

Observó el mapa

-Si hemos de retirarnos, cosa que espero que no ocurra, tiene que ser al castillo. Igualmente será peligroso teniendo a los huargos entre la aldea y el castillo, pero ya lo veremos si llega el caso. Si salimos victoriosos regresaremos a Sil Auressë de inmediato para intentar romper el cerco. Bien, hemos de preparar las defensas, si es posible rodeando nuestra posición, estacas, fosos, lo que sea para retrasar su avance, aunque seguramente no tendremos mucho tiempo. Además, quiero que los hombres descansen un poco tras los trabajos para que lleguen lo más frescos a la batalla.

-¡Viles y traicioneros!, espetó Leaniach. –Así son los orcos. Así han sido siempre. Todo es trampa y engaño con ellos.