Partida Rol por web

Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche

Sir John highschool

Off-topic

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27/04/2012, 11:44
Sólo para el director

Pero con tantas comillas suena con más retintín XDDDD

Algún día pasará ^^ por estadistica, no me puedo equivocar siempre XD

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27/04/2012, 11:48
Clia
Sólo para el director

... Todos, pero todos igual... me vais a acabar confundiendo...

Por esa regla de tres gusto a un montón de personas!!! que ilu ^^ XD

 por estadistica, no me puedo equivocar siempre XD

No decías que nunca te equivocabas? XD

 

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27/04/2012, 12:05
Sólo para el director

y nunca lo hago, pero está feo ser arrogante....

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27/04/2012, 12:07
Clia
Sólo para el director

jajajajajajajajajajaja

que morro tienes... XDDDDD

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27/04/2012, 12:09
Sólo para el director

jajaja ^^

y me encanta :D

en el game de aqui cerca no tienen el magna carta T^T

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27/04/2012, 12:13
Clia
Sólo para el director

jajajaja

Te lo mandaría por aquí pero va a ser que no, por tener tanto morro :P

Nah, aquí creo que lo siguen teniendo en la edición especial esa...

Siempre puedes pillártelo por internet si te interesa mucho.^^

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29/04/2012, 14:01
Clia
Sólo para el director

14· Parejas

A mediados de la tercera semana de diciembre el castillo se relajó palpablemente con el fin de los exámenes. Hubieran salido bien o mal, ya no tenían que preocuparse hasta la vuelta de vacaciones.

De esa manera, al fin podían ponerse de lleno a buscar los ingredientes que no habían podido encontrar aún. Por ejemplo, el foco.

A la mañana siguiente, el expreso de Hogwarts partiría para  Londres, por lo que los alumnos tenían todo ese día para ir a Hogsmeade con el fin de comprar regalos o simplemente pasar él día. Ahí es dónde iría Wyn, con Tesa. Tenían que sacarla de la habitación o no podrían rebuscar entre sus cosas para encontrar la pluma. Todos estaban de acuerdo en que tenía que ser eso. Se encargaría Sabrina.

Evy se colaría en el despacho del profesor Slughorn para coger algunos de los ingredientes que necesitaban. Aún así, faltaban otros dos: Sangre de Malfoy y de Remus.

Estuvieron de acuerdo en no decirle nada a Remus hasta el último momento, cuando le pidieran la sangre, para evitar el asesinato de Lucius Malfoy. Pero eso significaba distraerlo hasta entonces. La tarea recayó en Lily.

Aunque al principio se negó aduciendo que al ser sus amigos deberían ser Sirius o Potter (No eran tan amigos cómo para llamarlo James ¿No?) ambos se negaron, por que lo que iban a hacer para conseguir la sangre de Malfoy podía ser peligroso, y no iban a dejar que una señorita se pusiera en peligro…en realidad ninguno de los dos quería perderse la diversión.

No la habrían convencido, y menos con ese argumento, si Reginald no se lo hubiese pedido por favor. Alguien tenía que ir con Remus y él no lo conocía bien. Además le susurró otro motivo al oído.

-¿Estás segura de controlarte si hueles la sangre de Malfoy?

Si se dejó convencer fue por que, ciertamente, no estaba segura.

Todos desayunaban en la mesa de Gryffindor, cada cual con su misión ya asignada. Comentaban las parejas para la gincana.

-Mi hermano y Lily, si consiguen no matarse, tienen buenas posibilidades. Creo que son la pareja más fuerte.- comentó Sabrina.

-Oye ¿Y yo qué?- se quejó Wyn –Evy y yo somos muy buenas.

-Es cierto que lo sois. Pero es que…son James y Lily.- apuntó Sirius.

Las dos le miraron echando chispas por los ojos, pero se ablandaron al verlo. Se le notaba molesto por no poder participar, pero su tío Alphard le había pedido que fuese a verlo para hablar de algo importante.

-Lo siento James, pero voy a ganar yo. Sabes que soy el mejor…- comentó Reginald.

Se trataba de una broma sin malicia, pero el Gryffindor se la tomó bastante a pecho. ¿Se estaba refiriendo a la gincana o a Lily? Era evidente que los dos tenían una relación, aunque no estuviese muy claro de que tipo, y James lo tomaba como una amenaza.

-Ya lo veremos, Reg, ya lo veremos.- sonrió, tratando de ocultar lo que en realidad sentía. Tal vez solo fuese su imaginación y se refería a la gincana. -¿Quién es tu pareja?

-Por lo que sé es bastante buena en DCAO, aunque yo también, pero se le dan bien las transformaciones. Yo soy mejor en encantamientos. Quizá combinemos bien.

-Ya ¿Pero quién es? Las parejas se deberían haber dicho en el gran comedor, no en cada casa.- se quejó Evy.

-Pues es…Bellatrix Black.- al decirlo, Reginald medio suspiró.

-No pareces muy conforme de estar con mi prima. No me extraña, a nadie le gustaría.- se rió Sirius.

-Ya bueno, es que seguro que intenta acorralarme. Me temo que algún día me lance un pretrificus mientras duermo y se meta en mi cama desnuda…ahora siendo mi pareja tendrá más oportunidades.

Miró a Lily y bromeó.

-Y claro, es que aunque está chalada, tiene un cuerpazo ya sabéis…la carne es débil.

Los chicos tuvieron que admitirlo, las chicas en cambio bufaron despectivas. Sobre todo Lily, muy celosa.

Verla celosa, y ver también como esos celos enfadaban a James, hizo sonreír a Reginald. Él no era ciego, y James Potter siempre sería una amenaza en lo que a Lily se refería.

Ni Tesa ni Remus participaban en la conversación. Él por que Blair se había acercado y estaban hablando bajito y en susurros. Ella por que los estaba mirando. ¡Qué hijos de puta! Encima de lo que le hicieron, ahora se lo restregaban por la cara.

Menos mal que Lucius la había invitado a pasar la navidad en su casa. Sus padres no estarían. Hasta había bromeado con usarla para untar el caviar. Pensar en la de cosas que podrían hacer más de una semana solos en una mansión la relajó, e incluso sonrió con aire soñador.

Cuando terminaron de desayunar, los planes se pusieron en marcha.

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La tarea de Wyn era sencilla: Retrasar lo máximo posible la vuelta al castillo, así que se puso a ella con empeño. Tampoco le iba a resultar desagradable ir de tiendas con Tesa ¿No?

Se equivocaba. Casi al final del día, llegaron a la ropa interior femenina. Lo pasó bien al principio, eligiendo cosas para ella, pero cuando Tesa, en lugar de simplemente aconsejarla como hacía normalmente, decidió comprarse varias cosas. Wyn no paraba de imaginarse con quién las usaría y cómo acabaría todo.

Se le hizo muy larga la mañana.

Sabrina, en cambio, no tuvo ningún problema en encontrar la pluma que le habían descrito. De cóndor enano. Estaba marcando una página en el libro de historia de la magia.

Lily tampoco tuvo problemas para entretener a Remus pues contaba con la inesperada ayuda de Blair. Entre las dos se lo llevaron al lago y le pidieron que las ayudara con aritmancia.

Lily no tenía esa asignatura, pero Remus se lo creyó cuando le dijo que era para comprender mejor un libro que vio en la biblioteca. Lily leía cosas muy raras a veces y él lo sabía.

La tarea de Evy no fue tan sencilla.

Tuvo que esperar a que Slughorn saliera del despacho rumbo a Las Tres Escobas, como sabía que haría, pero estaba tardando más de lo habitual y la animaga se empezó a poner nerviosa.

Tanto que estuvo apunto de no darse cuenta de que el profesor salía y echaba la llave. Eso no sería un problema. Lo malo es que lanzó un encantamiento que ella no conocía. Si no se hubiera dado cuenta ¿Quién sabe que le podría haber pasado? Bueno, nada grave, no en una escuela… ¿No? Aunque era un Slytherin, no podía dar nada por sentado.

Se acercó con cuidado y murmuró dos encantamientos. Apretó los dientes tras el segundo.

-Finite incantatem. Alohomora.

La puerta se abrió…y no pasó nada más.

Respiró aliviada mientras entraba a por los ingredientes.

En ese mismo momento, el plan de James, Sirius y Reginald daba comienzo: Tenían que hacer que pareciera una de las bromas de peeves que se salía un poco de madre. Si Malfoy sospechaba para qué querían la sangre quizá pudiese hacer algo a Tesa y no se podían arriesgar.

Reginald tendría que hablar con Malfoy. Ingeniárselas para que lo acompañara por cierto pasillo. Esa sería, en teoría, la parte más complicada.

-Malfoy ¿Podemos hablar?

-Claro.- Con un ademán despidió a Crabbe y Goyle . Sonrió a Reginald. –Pero llámame Lucius, estamos entre amigos ¿No?- las compañías del heredero de los Knox no eran de su agrado, pero podía obviarlo por ser quién era.

-Perdona, Lucius. Es que estoy algo distraído. Verás…¿Por qué no vamos a algún lugar más privado? La biblioteca por ejemplo.

-De acuerdo.- asintió el rubio.

A mitad de camino se detuvo junto a una ventana.

-En realidad, quizá allí haya más gente. Bueno aquí no hay nadie. Lucius, se trata de Bella. Es que he…escuchado que tú y ella sois…bueno, algo. Quiero que sepas que no pretendo entrometerme ni aprovecharme de que me hayan puesto de pareja suya en la gincana.

Le puso a la frase la cantidad justa de titubeo y duda.

-Tranquilo Reginald. Si yo participara, estaría con ella, no lo dudo. Pero de todas maneras, no hagas caso de los rumores. Son meras habladurías.

-Me alegro, no quisiera que algo así n…

Uno de los cuadros gritó advirtiéndoles.

Los dos chicos vieron cómo una armadura se les caía encima, obra de Sirius. No solo sobre Lucius, sino sobre ambos, para darle realismo. No obstante, la alabarda de la armadura golpearía sobre el rubio platino y no sobre el aesir.

De los dos, solo Reg vio cómo parte de la sangre que brotó de la herida desapareció misteriosamente en el aire. Había sido recogida por un vaso invisible conjurado por James, que además volvía invisible todo lo que entrara en él.

La herida no era seria así que una vez cumplido el objetivo de la trampa los dos Gryffindor se marcharon de su escondite tras el tapiz, por el pasadizo oculto, dejando a Reginald atendiendo al prefecto y llevándolo a la enfermería.

Todo había salido bien.

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-Tenemos un problema.- dijo Evy nada más llegar. Era la última en hacerlo. Todos la esperaban en una habitación oculta tras el pedestal de una armadura en el 6º piso, excepto Reginald, que estaba con Malfoy para que no sospechara nada. Sirius y James dijeron a todos la contraseña para entrar.

La habitación no era muy grande, pero había espacio suficiente para las siete personas que allí se encontraban. Contaba con un amplio sofá, varios pufs y una mesa redonda y baja en el centro con una baraja en el centro. Era curioso, si no estabas usando las cartas, ellas solas se recogían y se colocaban en el centro.

Todos la miraron.

-¿Qué? ¿Te han pillado?- inquirió James incorporándose en su puf.

-No. No soy una torpe ¿Vale? Dejad de menospreciarme.

-Tranquila, nadie lo hace. Pero cuéntanos qué pasa.- la calmó Sirius.

-Veréis, tengo todos los ingredientes.- señaló la bolsa que llevaba en la mano.- menos uno. Pétalos de nirn. No quedaban.

-¿Y cómo los podemos conseguir? Si no había en ese despacho, no habrá en toda la escuela.- aseguró Blair, tumbada en el suelo con la cabeza en las piernas de Sabrina, que estaba en otro puf.

-He ido a la biblioteca, por eso he tardado un poco más. Tengo una buena noticia y una mala.

-Empieza por la buena.- sugirió Lily desde el sofá.

-Podemos encontrar esa flor en el bosque prohibido, bastante dentro, dónde nunca da el sol. ¿Y la mala entonces? Que la flor nace y muere tan solo las noches de luna llena. Y la luna llena no es hasta pasado mañana, es decir, que Tesa ya se habrá ido con Malfoy a pasar la navidad.

Nadie habló, aunque Wyn negaba con la cabeza, asustada de lo que podía pasar.

-No podemos dejar que Tesa se vaya.- dijo.

-¿Pero qué podemos hacer?- preguntó Sabrina –No se va a quedar. Está muy ilusionada.

-¡Da igual! No se puede ir.- Wyn estaba cada vez más nerviosa.

-No podemos hacer nada.- se quejó James, apoyando a su hermana. –Maldita suerte…

-¡No voy a dejar que le haga lo que me hizo a mí!- se levantó decidida a marcharse y atar a Tesa.

Lily la cogió del brazo.

 –Wyn…- pero ella se soltó de un tirón y siguió hacia la puerta, dispuesta a apartar a Evy si ella no se quitaba sola, pero un brazo más fuerte que el de Wyn la sujetó.

Era Sirius. Al verlo empezó a golpearle y gritar que la soltara. Pero el la sujetó mejor y la atrapó hasta que se calmó.

No tardó mucho en suceder, los gritos pasaron a ser sollozos en poco tiempo, y los golpes perdieron su fuerza llegando a ser más gestos que verdaderos golpes.

Acabó apoyando la cabeza en el pecho de Sirius empezando a llorar. Él la abrazó mientras le susurraba palabras tranquilizadoras.

Que Wyn tuviera un estallido como ese, con lágrimas, hacía tanto tiempo que no pasaba, que todos los presentes estaban callados y algo conmocionados. Excepto Evy, que no podía evitar sentirse celosa. Sirius no debería abrazar a nadie más que a ella de esa manera.

Apartó la mirada y se sentó junto a Lily. Fue la pelirroja quién tomó la palabra.

-Wyn, por lo que nos contaste Malfoy empezó…poco a poco. Quiero decir, con todo el trabajo que se ha tomado, no va a arriesgarse a estropearlo yendo deprisa ¿No? Probablemente solo tengan sexo…duro. Pero no la maldecirá como a ti. No todavía. ¿No crees?

Su prima tardó en responder, pero cuando lo hizo, parecía más calmada. Quizá por Sirius o por las palabras de Lily.

-Es posible, si. Creo que tienes razón. Pero si no conseguimos esos pétalos esta luna llena, me da igual, no dejaré que se acerque más a Malfoy.

-Estoy de acuerdo. Si hay que romperle todos los huesos…- el tono de James era tan serio como cuando hablaba de quidditch.

Todos se miraron. No era necesario que dijesen nada, estaban de acuerdo.

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Para cuando llegaron a la mansión, ya era de noche, el viaje en tren hasta Hogwarts duraba todo un día. Era impresionante ¿Cuánto dinero tenían los Malfoy?

-¡Vaya es…impresionante!

-¿Verdad? Mi abuelo la construyó. Le costó una fortuna pero valió la pena. Y es toda nuestra estas navidades. Ven, te la enseñaré.

El tono al decir “nuestra” hizo sonreír a Tesa, parecía que no era la única con ganas de llegar al dormitorio.

La mansión Malfoy no desmerecía su belleza exterior cuando observabas la interior. Todo estaba exquisitamente decorado. Pasaron al hall, dónde un elfo doméstico se apresuró a hacerse cargo de sus abrigos. Las maletas ya las traía el chofer.

-Wig ¿Dónde está Doba? Es su tarea la que estás haciendo tú.

-Si mi señor. Lo siento mi señor. Pero Doba dio a luz anoche mi señor. Los señores Malfoy le han permitido tres días de descanso mi señor.

-Vaya. Bueno, qué se le va a hacer.- no parecía en absoluto emocionado por una nueva vida.

-Wig, enseña la casa a mi invitada. Muéstrale sus habitaciones. Tesa, voy a hablar con mi padre para decirle que he llegado. Estás en tu casa.- regalándole una sonrisa encantadora se marchó.

Tras ver la casa, la incredulidad de Tesa ¡Tanto dinero! No había descendido un ápice. No obstante, tumbada en una cama de sábanas de seda, rodeada de lujos, e sentía fría. No sabía identificar por qué, pero cuanto más tiempo pasaba en la casa, más intranquila se notaba.

Lo achacó a haber crecido en un orfanato desde los seis años. Al contraste entre esa vida y tanto lujo.

La realidad era muy distinta. Su madre, valkyria como ella, no tuvo tiempo de enseñarle casi nada. ¿Para qué? Siendo tan joven no lo necesitaría. Pero una de las cualidades de su raza era sentir la muerte. La mansión vibraba con esa sensación.

Pero ella no la podía relacionar con nada, solo se notaba inquieta.

-Su baño está preparado señorita.- La voz de Wyg la sobresaltó. Era muy silencioso. Sonrió al ver el baño. Era por lo menos tan grande como el de los prefectos.

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Cuando el expreso de Hogwarts se marchó quedaron en la escuela muchos alumnos más de lo habitual para ver las pruebas de la gincana o para participar en ellas.

Los participantes eran por casas:

Gryffindor
Lily Evans y James Potter (7º, 7º)
Wyn Evans y Evy Vega ( 7º, 6º)

Slytherin
Bellatrix Black y Reginald Knox (7º, 7º)
Narcisa Black y Severus Snape (6º, 7º)

El resto de candidaturas habían sido retiradas bien por que los padres contaban con alguno de la pareja para otra cosa y no les permitían quedarse, o bien por quitarse de en medio respecto a una previsible guerra entre leones y serpientes.

Los mejores ejemplos de las otras casas, como Marlene Mckinon de Ravenclaw o Bill y Bell de Hufflepuff, no podían quedarse y los demás no se consideraban a la altura de gente como James o Bellatrix.

Empezando a partir de las 00:00 de esa noche, cuando ya fuese el día siguiente a la marcha del tren, podrían comenzar con las pruebas. La lista de las mismas se colgaría en el tablón de cada casa además de hacerse llegar a cada pareja.

En cada prueba de desafiarán uno o varios talentos de los participantes. Los profesores serán los encargados de puntuar a cada pareja en función a lo bien o mal que se desenvuelvan. Al final se hará un recuento del total, de modo que hacerlo muy mal o muy bien en una sola prueba no garantizará nada.

En la sala común, más vacía de lo habitual, James y Lily estaban sentados juntos sin pelearse ¿Cuánto duraría? Observaban el pergamino de las pruebas. James las fue leyendo.

-Huevo flotante, en el Gran Comedor entre las 10:30 y las 13:30, cualquier día. Pero no dice exactamente que hay que hacer.
Último superviviente, Campo de quidditch, el tercer día de la gincana a las 18:00. Tampoco explica más.
Enigmas y puzzle, podemos ir a recoger un sobre cada vez al despacho de la profesora McGonagall, se nos dará el siguiente cuando resolvamos el que tenemos. Además de una pieza de un puzzle.
Carrera por la poción, en el aula de pociones más grande, todos los días entre 14:30 y 17:30. Y…tampoco explica nada más.

-¿Queda alguna más?

-Si, una más. Te va a encantar…Confianza en el compañero, último día de la gincana, 18:00.

-Confianza en el compañero. Eso es cosa de Dumbledore, seguro.- bufó la pelirroja.

James asintió.

Dejó de darle vueltas a las pruebas para pensar en las pociones para Tesa.

Ni ella ni Remus estaban en el castillo, aunque ninguno de los dos contaba ya que no sabían nada. Además, no iba a dejar que ni Tesa ni Evy ni Lily, vamos, ninguna chica, se metiese en el bosque prohibido.

Sirius tampoco estaba, lo que los dejaba a él y  Reginald. Parecía un tío capaz y era buena gente, pero no conocía el bosque como él. Así pues, la única opción, era ir sólo. Iría más rápido en su forma de animago.

-Iré a por la flor mañana después de la cena, cuando casi todo el mundo esté acostado.

-¿Irás? ¿Cómo que irás?

-Pues eso…que iré.

-Querrás decir iremos ¿No?- el ceño de la chica auguraba una pelea.

-Quiero decir iré.- pero si James lo notó, decidió ignorarlo.

-Ya…¿Se puede saber por qué?

-El bosque es peligroso, no es un lugar para..- se calló. Se dio cuenta, demasiado tarde, de lo que estaba diciendo.

-Para mujeres ¿Es eso lo que ibas a decir?

-No yo…esto…es decir, habrá bichos y cosas peores…- balbuceó.

-Machista. Joder…me tenía que tocar de pareja.- Lily se marchó hecha una furia.

Wyn y Evy observaron a la “mejor pareja de Gryffindor” desde el otro lado de la sala común. Sonrieron cuando se empezaron a pelear, pero al mirarse, recordaron que se odiaban, y borraron la sonrisa. También miraban las pruebas, especulaban sobre de qué trataría cada una.

Aunque en el fondo, Evy pensaba en cómo sonsacarle a Wyn si sentía algo por Sirius o no, y la pelinaranja, sin saber muy bien por qué, se encontraba pensando en quién sería la chica en la mente de Sirius…no quería joder a una amiga.

Pensamientos como ese, de buena persona (más o menos) eran lo opuesto a los que pasaban por la cabeza de Bellatrix. Había decidido mudarse a la habitación de Reginald durante la gincana, para protegerse entre los dos de Snape y Narcisa.

No tendrían que dormir juntos. Aunque eso no tranquilizaba en absoluto a Reginald, que no había sabido negarse. Temía lo que la peligrosa y sensual morena hiciera por la noche.

Empezaron a hablar de las pruebas.

La otra pareja de Slytherin, en cambio, no hablaba. No en el sentido habitual del término. Pero se decían muchísimas cosas sobre la cama de Lucius Malfoy. Se las dijeron tres veces esa noche.

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También en la cama de Lucius, pero en la de su mansión, Tesa se mordía el labio y jadeaba con cada golpe de cadera de su rubio amante.

Después de un relajante y perfumado baño el elfo Wig les sirvió una cena que casi ridiculizaba a los elfos de Hogwarts. No le pasó desapercibida la cantidad de alimentos levemente afrodisíacos. Cómo si les hiciera falta, se notaba que los dos estaban deseando terminar con la cena y el vino para subir a tomar el postre, pero se lo tomaron con calma. Disfrutaron de la cena, charlando y bebiendo.

Y después de eso casi les faltó tiempo para llegar a la cama.

Lucius siempre había sido más brusco que Remus, precisamente por eso la excitaba tanto ¿No? No era ninguna princesita. En la cama quería caña, y eso lo estaba consiguiendo especialmente esa noche.

Él le apretaba y mordía los pechos hasta el punto de llegar a hacerle algo de daño, pero apenas…y se compensaba con creces con las sensaciones que le provocaba.

Bufaba como un toro sobre ella, yendo cada vez más aprisa, pese a todo tenía el control suficiente para no pasarse y bajar el ritmo justo a tiempo. La estaba volviendo loca, necesitaba más.

Lo giró y se colocó sobre él, apoyando las manos en su pecho y cabalgándolo para sentirlo al máximo. El empezó a darle azotes en las nalgas, como quién azuza a su caballo para que vaya más rápido.

Nunca le habían hecho eso. Era humillante en cierta manera, ser tratada como un animal…pero se mentiría a si misma si no admitiese que cada azote la calentaba un poco más.

Arqueó la espalda con los ojos en blanco y clavando las uñas en el pecho de Lucius menos de diez minutos después, ni siquiera tenía voz para gritar de lo intenso que fue su orgasmo.

Malfoy estaba concentrado en disfrutar. Pero una pequeña parte de su mente, se sonrió complacido. La comida afrodisíaca era una simple tapadera para disimular una droga, suave, pero que multiplicaría cualquier placer recibido por Tesa. Snape se la preparó.

Ya estaba casi lista. Sólo un poco más, y empezaría la verdadera diversión.

Notas de juego

Bueeeeno, creo que me he cebado un poco con las comas y los puntos pero visto que lo demás lo tienes controlado he preferido avanzar en las correcciones ^^

Cebado un poco? Un poco???????

... Básicamente eso. Lo demás está bien.

¿Qué pasará con Tesa? Chan chan chaaaaan

(¿Y Sabrina sigue con Blair? Si sigue con ella, ¿por qué no le ha dicho a Tesa que no es lo que parece etc etc?

¿Y qué le dice? que Blair y Remus son licántropos? Con Remus no ha hablado, pero al menos Blair no quiere que se sepa

 

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29/04/2012, 14:55
Clia
Sólo para el director

Cebado un poco? Un poco???????

jeje  jeje ^^U

Gomenasaiiiiiii!!!!!

¿Y qué le dice? que Blair y Remus son licántropos? Con Remus no ha hablado, pero al menos Blair no quiere que se sepa

Pues le dice que ella sabe que no son amantes ni nada pero que no puede decirle lo que pasa. Básicamente.

*Clía extiende la mano para que le paguen*

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06/05/2012, 13:05
Clia
Sólo para el director

15 · La gincana (1ª parte)

-¡Vale!- hecha una furia, Lily se marcho hacia su dormitorio. Quedó claro lo mosqueada que estaba cuando sonó el portazo.

James gruñó subiendo hacia el suyo. ¿Por qué era tan cabezota? Si lo hacía para no ponerla en peligro…bueno y para poder ir por el Bosque Prohibido transformado, lo que sería más seguro y rápido para él.

Pero no, insistía tanto en ir que al final acabaron gritándose...otra vez. Casi no podía creerse que esa misma tarde hubiesen tenido un instante de conexión cerca del final de la desastrosa prueba.

La primera prueba que intentaron James y Lily y el resto de parejas, era sencilla en apariencia. Consistía en transportar todos los “huevos” metálicos que pudieran de un lado del comedor al otro en el tiempo asignado.

Cada huevo se trataba de un artilugio con dos partes. La exterior era del tamaño de una pelota de fútbol pero algo ovalada y transparente. En el interior había otra pelota, no más grande que un huevo ordinario, y opaca.

La dificultad de la prueba radicaba en que uno de la pareja tendría que hacer flotar el huevo del interior sin tocar el grande por dentro. Mientras que el otro se encargaría de hacer flotar el balón transparente.

El camino de la cesta inicial a la final contenía trampas. El aire soplaría de uno de los lados, o desde arriba o abajo según el color del suelo. Cambiaba cada varios metros para que los alumnos supieran dónde cambiaría o desaparecería el viento. Pero los participantes no sabrían que dirección significaba cada color hasta que entraran la primera vez.

Para añadirle dificultad en cada intento tendrían que intercambiar los papeles, es decir, cuando pasaran de un artefacto a otro ya fuese porque lo pusiesen en la cesta final o porque explotase, quién estuviese haciendo flotar el grande pasaría a hacer flotar el pequeño.

Debían proceder con cuidado pues si el huevo y el balón se tocaban explotarían. Nada peligroso, pero perderían un artefacto. Cuantos más consiguieran llevar, mejor puntuación les daría el profesor Flitwick.

Tenía sus complicaciones pero no sería nada para ellos dos ¿No? Nada más lejos de la verdad. Se pelearon por quién hacía flotar una parte o la otra primero, por quién marcaba el ritmo…Por todo.

Para cuando lograron llevar el primero hasta el final las otras parejas, sobre todo Snape y Narcissa,  ya llevaban al menos diez.

Un golpe de viento lanzó el artefacto hacia Lily cuando faltaba menos de un tercio del tiempo que tenían para la prueba y ambas partes se tocaron. Se produjo el característico destello un instante antes de que explotara.

En esa fracción de tiempo, James vio que estaba muy cerca de Lily. Incluso una explosión tan pequeña podía causarle quemaduras, así que se colocó delante de ella, empujándola.

Se hizo una pequeña quemadura en la nuca, apenas nada, solo le quedó una pequeña calva casi en el cuello. Apenas se notaba. Pero con ese gesto, dejaron de pelear. Ella estaba muy sorprendida y no dejaba de mirarlo. Se había puesto en peligro por ella. Muy poco peligro, vale, pero por ella.

Su compenetración mejoró muchísimo y empezaron a llevar los huevos explosivos más rápido que los otros lo que quedaba de prueba.

Aún así, recibieron la puntuación más baja. Podía haber sido mucho peor, solo estaban dos puntos por debajo de Evy y Wyn, que tenían un 14 sobre 20. Los mejores fueron Snape y Narcisa con un impresionante 19, superior al nada desdeñable 17 de Reginald y Bellatrix.

Aprovechando que todo el mundo estaba ya en el Gran Comedor, se recolocaron las mesas de las casas y se sirvió el almuerzo. La tregua entre “la pareja de oro” de Gryffindor duró mientras comían.

No tardó mucho en romperse tras acabar de comer, al verse los peores, se empezaron a pelear otra vez y no pararon en todo el camino de regreso a la torre. Pasaban de un tema a otro a tal velocidad que los curiosos perdían el hilo. El último, ya en la sala común, fue el tema de la flor en el Bosque Prohibido.

Al llegar a su dormitorio y dar el portazo, haciendo que al pobre Merlín casi le diese algo, Lily tenía muy claro que no iba a quedarse quieta porque el machito Potter se lo dijera. “Es peligroso” ¡Ja! Como si Lily  Evans no supiese defenderse teniendo una varita en la mano.

Pese a su enfado, no podía dejar de darse cuenta de dos cosas: ni se había sentido celosa al ver a Bellatrix tontear con Reginald (y por tontear quería decir refregar sus peligrosas curvas en el chico), ni podía dejar de pensar en James poniéndose ante ella para protegerla.

Ambas cosas indicaban que su ¿Relación? Con Reginald no iba a durar mucho más. Eso la entristecía, por que se daba cuenta de que él sí que sentía algo más por ella.

Suspiró.

James se acostó para dormir unas horas por la tarde, podría tardar mucho en encontrar la flor.

Fue una suerte que hubiese dejado la varita en la mesilla de al lado de la cama. Al despertarse, tras darse una ducha y vestirse, fue a recogerla y vio bajo ella el mapa del merodeador.

Estaba ahí porque, aunque jamás lo admitiría, todas las noches de las últimas semanas miraba la mota de tinta que era Lily en su cuarto. Se la imaginaba dormida y era casi como si la mirara de verdad.

Ya era tarda, había pasado la hora de cenar, así que probablemente estuviese en el dormitorio leyendo. Reveló el mapa para mirarla antes de marcharse pero…no la encontró.

No en su cuarto al menos. Solo fue un instante, pero el letrerito de su nombre desapareció entrando al bosque prohibido. El mapa no cubría más allá de la linde del bosque.

-Esa idiota…- no perdió el tiempo y se terminó de vestir a toda prisa para alcanzarla lo antes posible mascullando algo como “Dónde están Sirius y su olfato cuando hacen falta”.

                                   -·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-

El mayor de los Black se encontraba en esos momentos en la casa de su tío Alphard discutiendo con él los pormenores de una herencia que no creía merecer. Pero el anciano insistía. Le quedaba poco de vida y el “único chico decente que queda eres tú”, le decía.

Sirius tuvo que acabar cediendo. Se sentía dividido. Por un lado, no le parecía correcto discutir sobre las posesiones de alguien que aún estaba vivo. Era demasiado morboso. Pero por el otro, esa herencia le permitía independizarse sin tener que depender de James.

Sabía que su amigo lo hacía de mil amores, pero no le gustaba sentirse en deuda.

Hasta ese momento, desde que huyó de su casa, estaba viviendo en Godric’s Hollow con él. No había querido ir a la casa de su padre. Bastantes problemas tenía con ser auror de élite y haberse divorciado de una Black.

También había una pequeña parte en su cabeza, más egoísta, que se dedicaba a pensar en “sus niñas”. La gatita que…¿Pasaba de él? ¿Lo esperaba? Y Wyn. Casi le daba igual si la jaguar resultaba ser una chica fea, como esa Violetta Bulstrode (casi), pero quería conocerla. Habían conectado muy bien.

Pero también estaba Wyn. No tenía nada claro lo que tenía con ella, pero sin duda le atraía mucho. Y le constaba que él ejercía ese efecto en ella.

Suspiró y despertó a su tío, que se había dormido mientras buscaba uno de los papeles que tenía que firmar.

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-Tenemos que ponernos las pilas Wyn. Quiero ganar.

-¿Crees que yo no?- saltó la pelinaranja a la defensiva.

-A esto me refiero.- Suspiró Evy- Tenemos que…no sé, hacer una tregua o algo así. Hasta que acabe el torneo. Hasta que lo ganemos.- se corrigió.

-Si. No podemos dejar que nos pase cómo a Lily y James. ¿Viste lo bien que lo hacían al final? Si hubieran empezado así desde el principio habrían arrasado. ¿Qué crees que nos..?

-Sirius.- cortó Evy. –Eso es lo que nos pasa. Sirius Black. Nos sentimos amenazadas, por que las dos lo queremos.

-Yo no..

-Venga ya.- volvió a cortar Evy –Se te nota. Y estoy segura que a mi también. Te propongo una cosa: Sirius no existe hasta que acabe el torneo. Cuando acabe…que gane la mejor. Pero hasta entonces, tenemos que ser una. ¿De acuerdo?

Wyn la miró con el ceño fruncido. ¿Se le notaba que estaba enamorada de Sirius? Pues igual debería coger un espejo, por que ella misma no se había dado cuenta de eso. ¿Quería a Sirius? No…quería echarle un buen polvo, nada más…¿No?

-De acuerdo.

Ambas se dieron la mano.

Se pusieron a hablar para saber los puntos fuertes y las carencias de la otra. Eran amigas desde hacía mucho pero no tan cercanas. Tenían que conocerse en una tarde.

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Bella salió del cuarto de baño. Solo se cubría con una corta toalla a la que le faltaba tela por todas partes para taparla de verdad.

Cogió ropa interior y regresó al baño. Tras ducharse, llamó a Reg.

-Se me han olvidado las medias. Estoy empapada ¿Puedes acercármelas? Están en el primer cajón.

Al abrir el cajón se encontró con una cantidad de prendas íntimas, demasiado, que harían las delicias de cualquier pervertido. No pudo menos que observarlas.

-¡Uy! ¡Perdón! Es el segundo cajón no el primero.

Si, “un error”. Claramente quería que mirara pero si pretendía que Reginald se excitara imaginándola con esas cosas puestas…lo había conseguido.

Iba a ser complicado convivir con Bella. Más aún con las últimas instrucciones de Dumbledore: tomar la poción una vez a la semana para acostumbrarse a la sed pero tener una botella siempre a mano por si acaso.

Suspiró.

                                   -·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-

Tesa despertó sonriendo. Al momento supo por qué cuando le llegó el olor del chocolate caliente y las fresas que Wyg le llevaba.

-Buenos días señorita Tesa. El amo Lucius le envía el desayuno, pero se disculpa porque se ha tenido que marchar. Regresará para la hora de comer. Le recuerda que está en su casa, pero le ruega que no entre al despacho del señor Malfoy padre. No le gusta que nadie entre allí y hay protecciones peligrosas.

-Gracias Wyg.

Con una reverencia, el elfo se marchó de la habitación.

No obstante, la advertencia de Lucius solo incrementó la curiosidad de Tesa, que no era poca desde que el día anterior a uno de los cuadros del pasillo casi le da un ataque cuando ella se equivocó de puerta y estuvo a punto de abrir la del despacho.

Estaba tan dormida que no se dio cuenta y pasó de largo, hasta el fondo del pasillo, como si estuviese yendo al baño de la casa de sus padres. El hombre del cuadro, probablemente uno de los antepasados de la familia por el porte, pegó tal grito que a tesa casi se le escapa el corazón por la boca.

Pinchaba los trozos de fresa recién cortados, los mojaba en el chocolate espeso y caliente y se los llevaba a la boca. Delicioso. Desde luego, tener dinero a espuertas no estaba nada mal.

Pasó casi toda la mañana en el invernadero del jardín. La madre o el padre de Lucius debía adorar las flores, pues estaban cuidadas con cariño y esmero. Había de muchas clases por lo que el cúmulo de olores resultaba en ocasiones abrumador, en otras deliciosamente embriagador.

Dentro del invernadero, además, hacía una temperatura agradable. En verano probablemente fuera algo agobiante, pero no en esos momentos. Se entretuvo tratando de distinguir las flores por su olor.

Se había manchado de polen y algo de tierra, así que decidió darse otro de esos magníficos baños. En el camino al cuarto de Lucius, dónde Wyg le preparaba el baño, la mirada de Tesa se vio atraída por la puerta del pasillo. El despacho. ¿Qué habría ahí? ¿Qué protecciones tendría?

Siguió dándole vueltas mientras se desnudaba y se metía en la bañera. Unos diez minutos después, se decidió a investigar. Era muy improbable que hubiesen protegido las paredes contra fantasmas o valkyrias…¿No?

No se molestó en vestirse, pero sí se secó. Se aseguró de que el pestillo del baño estaba bien puesto y se hizo intangible e invisible. Atravesó la puerta del baño, el cuarto y el pasillo.

En el rellano de la escalera se encontraba Wyg, atento a si lo necesitaba y también a si llamaban a la puerta. Le pareció que el elfo escuchaba algo, pero miró a los lados y, al no ver nada, se encogió de hombros y siguió cosiendo.

Una vez pasado el rellano continuó por el otro lado del pasillo hasta la puerta del despacho, aunque no entró por ella, sino que lo hizo por la pared de la derecha. Era una habitación de invitados.

Se preparó, respiró hondo y atravesó el cabecero de la cama, que se apoyaba en la pared de la izquierda varios metros alejado del lugar por dónde ella entró. Debería entrar al despacho si todo iba bien.

Pero al otro lado no había ningún despacho.

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Llevaba ya un buen rato andando, concentrada en cómo reconocer la planta. Evy se lo había explicado a todos. Cada vez estaba más oscuro, aunque de cuando en cuando se colaban rayos de la luna llena que iluminaban el suelo del bosque, totalmente negro salvo lo que alcanzaba la luz de la varita de Lily.

Siendo sincera, podía entender por qué James no quería que fuese. La mayoría de los hombres tendían a sobreproteger a las mujeres. Y sin duda, ese bosque era peligroso. Se respiraba en el aire.

El silencio era opresivo, roto de cuando en cuando por unas hojas al moverse o una ramita al partirse pero nunca sabía que era lo que producía esos sonidos. Además, ella si que hacía ruido al andar.

-Maldito Potter.- masculló.

Si no fuese tan cabezón podrían haber ido los dos. Sería más seguroy no estaría tan nerviosa. Sudaba por la tensión, se sentía observada por mil ojos. Una gota de ese sudor frío le bajo por la espalda provocando que se estremeciera.

-Idiota…- siguió avanzando.

El tiempo pasaba, tenía que encontrar la flor antes de que amaneciera y se marchitara. Decidió que se arriesgaría con un poco más de luz, así que aumentó la potencia del lumos y siguió buscando, mirando entre las raíces de los árboles.

Unos minutos después, al pasar un árbol especialmente grotesco, se encontró mirando unos…dedos enormes.

Se quedó pálida. Apartó la mano de la “corteza”, que no era tal sino piel, y alzó la cabeza lentamente. Una cabeza levemente girada, con ojos pequeños y hundidos en una frente protuberante le devolvió la mirada desde una altura de casi tres metros.

-¿Uh?

Ante el sonido de la gutural voz del trol de los bosques, Lily reaccionó y retrocedió espantada. No era la peor raza de troles pero aún así, si se enfadaba…

Crack.

La pelirroja miró atrás y abajo, había pisado algo. Un nido de pájaros que estaba en el suelo. Estaba lleno de cáscaras de huevos. Debía de ser algo importante para el trol por que rugió enfadado.

Lily no esperó más. Echó a correr todo lo que podía, soltando impedimentas y desmaius por encima del hombro. Pero las que acertaba, rebotaban sin efecto.

Las pesadas pisadas del trol retumbaban en el suelo, sabía que estaba perdiendo terreno, no le quedaba más remedio que trepar a un árbol lo más alto que pudiese. Uno grande, que no lo arrancase o partiese.

Y eso hizo, o intentó en realidad. Trepó más de la cuenta y una de las ramas, ya demasiado finas para soportar su peso, se partió. Notó dolor en la pierna al arañarse con las astillas de la rama partida mientras caía. Su llegada al suelo habría supuesto la rotura de algún hueso si no hubiese conseguido frenarse en las ramas más bajas. Aún así, el golpe la dejó aturdida.

Si. Debía estar muy ida, por que se estaba imaginando que un ciervo a toda pastilla se estampaba contra el trol, tirándolo a un lado antes de que la aplastara con el garrote que ya levantaba.

Meneó la cabeza para despejarse y cuando abrió los ojos de nuevo retrocedió asustada. El ciervo se había acercado mucho. La miró a los ojos y se agachó. Quería que se subiese encima, estaba claro.

Dudó, algo en los ojos del animal le decía que podía confiar en él. Pero era demasiado extraño…

Un nuevo rugido del trol le quitó las dudas y se subió a toda prisa.

El ciervo echó a correr mucho más aprisa de lo que Lily podría haber conseguido, además parecía ver mejor en la oscuridad.

Ya no se escuchaba el estruendo de las pisadas del bruto, o bien no los perseguía o ya se habían alejado lo bastante, así que se permitió relajarse un poco.

El ciervo, seguía corriendo aunque a un ritmo más lento, lo que dejó que la chica se soltara del cuello para simplemente sujetarse del pelaje. De esa manera se dio cuenta que el animal tenía una pequeña calva a mitad del cuello. La notó porque sus dedos acariciaron piel en lugar de pelo en ese lugar.

Fue cómo si algo hiciera “click” en su mente. No podía ser.

-Para. ¡Para!

Cuando el “animal” obedeció ella se bajó. Se colocó ante él y le cogió la cabeza entre las manos para mirarlo a los ojos. Esos ojos que la hacían confiar.

La gran sospecha se confirmó cuando pudo mirar con detenimiento los ojos castaños del ciervo.

-James.- susurró, incrédula.

El chico, como respuesta, recuperó su forma humana quedando ante ella con la cara aún entre las manos de la chica.

La atrajo a un beso.

Y ella respondió.

Tardaron en separarse, y al hacerlo se miraron a los ojos.

-Creí que…creí que no llegaría a tiempo. Cuando vi que levantaba el garrote yo…no hagas eso nunca más. Por favor.

No veía lágrimas en la cara de James, pero por su voz parecía a punto de soltarlas. Lo vio tan vulnerable que lo único que pudo hacer fue asentir y estrechar el abrazo.

Para cuando se soltaron, James ya se había calmado, incluso parecía un poco enfadado, pero no dijo lo que Lily pensaba que diría “¡Estás loca! ¿Por qué has venido sola?” Sino que la ayudó a sentarse y tomó su pierna entre las manos, suaves pero fuertes, para examinar la herida.

Ella ya se había olvidado de que la tenía pero al recordarlo el dolor también regresó. Era un arañazo profundo en la espinilla, torcido conforme subía. Sangraba pero no era grave.

James la limpió con cuidado de astillas y tierra, usando pequeños chorritos de agua creada por su varita y disculpándose cada vez que le hacía daño sin pretenderlo. Cuando consideró que estaba limpia del todo, cerró la herida, lanzando un sencillo encantamiento en varias ocasiones.

-Esto ya está.

El tiempo que tardó en hacerlo les había valido a ambos para ordenar sus ideas. Fue ella la primera que habló.

-¿Desde cuándo eres animago?

-Desde quinto. ¿Cómo supiste que era yo?

-Tienes una pequeña calva en la nuca, de esta mañana…al protegerme de la explosión. Por eso y por tus ojos. ¿Los otros también son animagos?

-Nunca he conseguido que la forma de mis ojos cambie, aunque si que ven distinto. Sirius sí lo es. Así que por mis ojos…¿Tan bien los conoces pelirroja?

Ese comentario hizo enrojecer a Lily. Estuvo a punto de soltar algún comentario mordaz. Pero lo que hizo fue asentir llevando su mano a la mejilla de él.

Casi le dice, otra vez, las “palabras malditas”.

Y es que todo lo que ella ya sabía había sido reafirmado y aumentado por el beso que se acababan de dar. No obstante, no lo hizo. No le volvería a decir que lo quería. Con su suerte, esta vez moriría de un infarto. No quería perderlo.

A cambio, lo besó.

-Deberíamos buscar la flor.- acertó a decir ¿Cuándo? Entre diez minutos y media hora de besos y caricias después.

-Si…- medio gruñó James.

No tuvieron que buscar mucho más. Una vez la encontraron, cogieron varias por si acaso, las metieron en un tarro encantado para almacenarlas sin marchitarse y emprendieron el regreso.

                                   -·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-

Lily se subió a su espalda mientras el trol se levantaba, James salió disparado con ella encima.

El corazón tardó en calmársele lo bastante cómo para pensar. Sentía los brazos de la chica rodeándole el cuello tratando de no caerse pese a que iba muy rápido. Pero cuando se calmó un poco, comprobó que las pisadas del trol ya eran lejanas. Lily probablemente no las escuchase ya. Bajó el ritmo.

Al poco ella se relajó un poco y pasó de abrazarle el cuello a simplemente estar encima, agarrada al pelo del lomo hasta que de pronto le gritó que parase.

Asustado, lo hizo, pero miró a los lados alerta a si no se había dado cuenta de algún peligro. Ella se bajó y se colocó delante. Le cogió la cabeza y lo miró a los ojos.

Lo sabía. Sé dio cuenta aún antes de que dijese su nombre. Ni siquiera le importó como se había dado cuenta. Lo que le provocaba una sensación cálida era darse cuenta que lo había reconocido al mirarlo a los ojos.

Recupero su forma humana, las manos de Lily permanecieron en sus mejillas todo el tiempo, tan acogedoras como el sentimiento en su pecho. La atrajo a un beso en un impulso.

Y fue maravilloso cuando ella le correspondió.

Cuanta razón tenía Marlene…¿Por qué se peleaban siempre así? No podía haber nada más maravilloso que besar a Lily.

Pero a la vez, no podía dejar de sentir cierto miedo.

Un miedo distinto al que le invadió un rato antes, cuando la vio a punto de morir bajo el garrote de un trol.

Temía no ser bastante para ella. No saber ser lo que ella necesitaba.

Dejó de preocuparse, ya tendría tiempo de hacerlo. En ese momento debía curarla y, después, buscar la flor.

Notas de juego

mmm no hay comentarois -_-

Porque te tengo por el messenger y es más rápido XD. Pero venga, si te hace ilu...

¡¡¡por fin!!! ¡¡Por fin Potter y Lily!!

y qué cutre es que sea un ciervo como animago... siempre lo he pensado.

Y... ya está. Poco más ha pasado XD. ¿qué habrá en el despacho?

 

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07/05/2012, 19:04
Lucy Lewis

Holaaa!

Eso de que todo el mundo se tenga en el msn es malo, abandonáis los off y no me gusta.

Por cierto, posteo como homenaje a que hoy hace un mes desde la última vez que dije algo con Lucy.

Guardemos un minuto de silencio, por favor.

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07/05/2012, 19:08
Arthur Lawson

Anda, ¿y eso?

La verdad es que sí, los off-topic están muy olvidadejos xD

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07/05/2012, 19:14
Clia

¿Quién se aburre mucho???????????

ÉRIVE! :P

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07/05/2012, 19:15
Lucy Lewis

¿Y eso el qué? Pero sí, no me decís ni Mu T_T

Mel el vídeo para ti. Aunque lo que más me ha gustado es el título del vídeo "Alba chupa pies xD". Es lo que me ha llevado a ponerlo.

¿Quién se aburre mucho???????????

ÉRIVE! :P

Sí!! Tengo premio? ^^

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07/05/2012, 19:38
Clia

¬¬

Estamos empate y no tengo más que decir. XDDDD

 

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07/05/2012, 21:14

jajajaja

aunque...no es un pie de mujer...

XD

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07/05/2012, 21:16
Clia

¬¬ ERIVE TE LA ESTAS GANANDO YA HOY EH? ¬¬

Me llamas perra, encima perra con mal gusto,  etc etc etc etc.

¿Qué te hice? Si te dije que te queríaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa XD

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07/05/2012, 21:45
Lucy Lewis

Cierto Mel, lo siento el pie era muy feo U^^

Y...Clia, no te mentiré, no lo siento xDDDDDDD Pero también te quiero :P

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07/05/2012, 22:14
Clia

Me conformo con lo último entonces ^^

 

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10/05/2012, 13:55
Clia
Sólo para el director

16 · La gincana (2ª parte)

Tanto Lily como James se pasaron casi toda la mañana durmiendo cada uno en su cama pero dejaron el tarro con flores bien visible en la mesilla de Wyn. Ni Evy ni ella perdieron tiempo en ponerse a hacer las dos pociones.

Tan solo les faltaba agregar la sangre de Remus a una de ellas y podrían aplicarla a la pluma, el foco. La otra ya estaba lista del todo. Habían conseguido la sangre de Lucius, por lo que no perdieron tiempo en aplicarla.

Esperaban que funcionase. Si no lo hacía, a saber que efectos tendría.

-Bueno, entonces ya no estará enamorada de Lucius ¿No?- preguntó Wyn a la experta en pociones.

-En realidad, eso no es exacto.- respondió Evy –El filtro que usaron no la enamora, solo la predispone. Es decir que cualquier pequeño gesto, por insignificante que fuese, parecería genial o una muestra de amor a ojos de Tesa.

-O sea, que seguirá enamorada de Malfoy hasta que él meta la pata. Solo le hemos “quitado la venda” a Tesa.

-Exactamente. De la misma manera, No volverá a querer a Remus cuando usemos la poción. Pero ya no le parecerá un ataque todo lo que él diga o haga.

-Bueno, algo es algo.- suspiró Wyn. –Si ya hemos terminado con las pociones, deberíamos ponernos con los enigmas.

-Si, en cuanto recoja.- Evy se puso a recoger los ingredientes de pociones, la poción sin terminar, y la pluma de Tesa y lo guardó todo en su lugar.

Sacaron el pergamino que les dio McGonagall y lo volvieron a leer.

“(Aula de transformaciones, decid vuestro nombre ante las estatuas. Después decid la respuesta, sólo podréis hacerlo una vez.)

Sabemos que los vampiros siempre mienten, y que los magos siempre dicen la verdad.

Os encontráis en una habitación que tan solo tiene dos puertas: una conduce a la salvación y la otra a la perdición. Cada puerta está custodiada por un guardián. Sabéis que un guardián es un mago y el otro un vampiro pero no sabes cuál es cuál. Sólo podéis hacer una pregunta.

¿Qué pregunta debéis hacer para salvaros?”

-¿Pero a quién le importa esto?- bufó Evy. –Vaya chorrada.

-Pues a nosotras. Tenemos que resolverlos para conseguir esas piezas del puzzle…¿Para qué será el puzzle?

-No lo sé…a lo mejor quién reúna más piezas consigue más puntos o algo así.

-Quizá. Creo que se me ocurre la respuesta. Verás…- Wyn releyó el enigma.

Ambas comenzaron a hablar sobre el acertijo tratando de llegar a una conclusión lo antes posible.

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Lucius Mafoy estaba sorprendido, sencillamente era algo que no podía ser. Tesa no podía decirle que no tenía ganas de sexo. A no ser que él hubiera hecho algo que la disgustara mucho, cosa que no había pasado, o la poción fallase.

Tendría que tener unas palabras con Snape, se suponía que Tesa sentiría casi la obligación de complacerle, pero hasta entonces se tumbó de lado en la cama, algo molesto.

En el otro extremo del colchón estaba Tesa dándole la espalda. Ella fingía dormir, pero tenía los ojos cómo platos. Aún no podía creerse lo que había visto tras entrar al “despacho”.

Tras la pared no había ningún despacho. Sino una escalera de caracol que descendía.

Tesa se paró unos momentos para ver si saltaba algún tipo de alarma por su presencia. Quizá sí pero si era el caso ella no lo notaba. Continuó su exploración descendiendo por la escalera ya mucho menos pendiente a trampas o protecciones. Era probable que ya no las hubiera.

La escalera descendía bastante más de lo que sería un piso, introduciéndose en la tierra. Cada vez se sentía más intrigada de a dónde la conduciría ¿Por qué tanto secretismo? Acabó llegando a un túnel de piedra con aspecto antiguo que discurría con una leve pendiente hacia abajo y girando continuamente hacia la izquierda, de forma poco pronunciada.

Cuanto más avanzaba, tanto más crecía esa sensación fría e incómoda en su pecho, siempre presente desde que puso un pie en la mansión Malfoy. No sabía lo que era pero dudaba que fuese bueno. A cada momento estaba más convencida de que tenía algo que ver con sus habilidades como valkyria. ¿Pero qué le indicaba?

Poco después comenzó a escuchar varias voces. Prestó toda la atención que pudo pero el túnel distorsionaba los sonidos. Aunque las palabras cobraron más sentido conforme se acercaba a la fuente.

-…tamente lo que va a pasar. No obstante dejemos ese tema por ahora, Lucius, amigo mío. Tratemos el tema de tus padres. Disculpa la tardanza, he tenido otras…ocupaciones últimamente.

La voz del hombre que hablaba era autoritaria, acostumbrada a ser obedecida. Segura de si misma y de su superioridad. Pero a la vez, era casi como si te acariciara con un guante de terciopelo. Era una voz, ella misma lo sugería, en la que podías confiar.

-No hay nada que disculpar mi señor.- por el tono de Lucius, jamás se le ocurriría cuestionar nada de lo que dijese la otra persona. ¿Había miedo en él? –Mis padres, como puede ver, están controlados aquí. No podrán escapar.

-Lo sé, Lucius. Te he enseñado bien y eres un chico despierto. Aún así, la magia es sorprendente. Quizá se pudiesen liberar y entonces…los planes del señor tenebroso, es decir, los míos, quedarían al descubierto. Me temo que aún no estoy del todo preparado para que el ministerio sepa de ellos ni de la existencia de mis mortífagos.

Lucius guardó silencio, lo que iba a pasar y aún no se había dicho, era obvio.

-Deben morir. La cuestión es ¿Cómo? No deben levantarse sospechas. ¿Se te ocurre alguna posibilidad?

Tesa se asomó a la sala, atravesando la puerta. Nadie la vio ni notó nada al ser totalmente intangible. En el centro de la sala se encontraba un gran espejo de cuerpo entero, en él aparecía un hombre que no era reflejo de nadie.

Era, o había sido, apuesto. Aún quedaban ciertos rasgos de lo que fue pero ya no era. Ojos demasiado enrojecidos, piel cetrina ni rastro de pelo y parecía no tener nariz. El aire de superioridad y seguridad en sí mismo que lo envolvía lo marcaba cómo el dueño de la voz.

A un lado de la sala se encontraban dos personas sentadas en unas sillas. Parecían estar dormidas. Por el pelo debían ser los señores Malfoy.

Ante el espejo se hallaba Lucius. A su derecha, aunque algo separado, un hombre de aspecto serio. Y a su izquierda tanto un hombre cómo una mujer. Las ropas de todos hacían difícil comprobar la identidad o la edad. Holgadas y negras. Se cubrían la cara, excepto Lucius, con una máscara plateada.

-Mi señor…si se me permite dar mi opinión- el hombre de la derecha se adelantó un paso. –Quizá por el momento fuese más…acertado…mantener a los padres de Malfoy con vida.- Ante la mirada del hombre del espejo palideció, pero siguió hablando –Aún debe graduarse y solucionar el tema de la herencia. Todo será más sencillo si siguen con vida. Reforzaremos la seguridad aquí y, en unos meses, ya no serán necesarios.- tragó saliva- si le parece bien, por supuesto.

El llamado señor observó fríamente al que había hablado, tanto tiempo que el hombre casi comenzó a temblar, o esa impresión daba, hasta que asintió dando su visto bueno.

-Te haré personalmente responsable si algo falla.- miró a los demás –Entonces, ya sabéis lo que debéis hacer sobre lo que os dije antes. No me falléis.

La imagen del espejo se tornó borrosa, desapareciendo mientras los tres encapuchados y Lucius murmuraban un quedo “mi señor”.

Tesa estaba muy sorprendida. La persona a la que llamaban maestro, que se llamaba a sí mismo señor tenebroso, no podía ser otra que Voldemort. Aquel a quién cada vez más gente temía incluso nombrar.

Y Lucius era uno de sus ¿Mortifagos? ¿Eso que significaba? Parecía ser como si fuesen su…ejercito. O sus agentes. Algo así.

Pero no podía ser cierto. No Lucius. Él era bueno. Seguro que lo chantajeaban. ¡Si! Eso era, tenía prisionero a los padres. ¿Verdad? Tenía que creer que eso era cierto.

-Debo regresar a mi mansión. Tengo una invitada y no quiero que se preocupe. Ya sabéis lo que debéis hacer.

Las palabras de su anfitrión la sacaron de sus pensamientos. No había nada que pudiese hacer en esos momentos. El hombre serio se marchaba en otra dirección, pero el otro y la mujer, conjuraron unas sillas y una mesa. No parecía que fuesen a marcharse. Lucius se dirigía hacia ella.

Se dio prisa en regresar al baño y componer un estado de ánimo alegre y despreocupado, al menos hasta encontrar una solución. Cuando la encontrase, hablaría con él.

Ya era más de media noche. Más de doce horas de darle vueltas y no encontraba respuesta. Se trataba de Voldemort. Y, aunque no fuese el más temible mago desde Grindelwald, la solución no podía ser sencilla o Lucius ya la habría encontrado.

Quería girarse y abrazarlo. Hablar con él. Pero no quería preocuparlo. ¿De qué serviría decirle que lo sabía sin tener un plan? No, mejor no dejaba que le viera la cara hasta la mañana o notaría que algo no iba bien.

Tampoco era tan raro una noche sin sexo ¿No? No es que estuviesen obligados a ello ni nada.

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Narcisa y Snape se encontraban en su sala común dándole vueltas a otro de los enigmas. Creían tener la solución pero debían estar totalmente seguros antes de ir a decirla, solo tendrían una oportunidad.

“(Aula de historia de la magia, decid vuestro nombre ante las estatuas. Después, decid la respuesta. Solo podréis hacerlo una vez.)

Tres habitantes ―A, B y C― de la isla en la que sólo viven magos y vampiros se encontraban en un jardín. Un extranjero pasó por allí y le preguntó a A, “¿Eres mago o vampiro?”. A respondió pero tan confusamente que el extranjero no pudo enterarse de lo que decía. Entonces el extranjero preguntó a B, “¿Qué ha dicho A?”. Y B le respondió: “A ha dicho que es vampiro.” Pero en ese instante el tercer hombre, C, dijo, “¡No creas a B, que está mintiendo!”.

¿Qué son A, B y C?”

-Creo que tienes razón Severus. Vayamos a decirlo ya. Cuanto antes mejor ¿No crees?

-Si. Ya hemos contemplado, creo, todas las posibilidades. No parece haber trampa. Vayamos y a la vuelta vamos al comedor, ya casi es la hora para que empiece la carrera por la poción esa.

-Siendo pociones, seguro que arrasarías tú solo.- sonrió la rubia, besándolo.

Snape esbozó una sonrisa y no lo negó. Era cierto. Aunque probablemente hubiese algo más en la prueba…no podía ser sencilla.

Cuando salieron del aula de historia de la magia estaban contentos. Habían acertado la respuesta y a cambio una de las estatuas les entregó un trozo de papel con algunas líneas dibujadas. Parecía un mapa del tesoro pero muy incompleto. Apenas podían intuir que se trataba de algún lugar en el interior del castillo y no en los terrenos.

Se sentaron a la mesa de Slytherin para comer algo antes de ir al aula de pociones. No pasó mucho hasta que se dieron cuenta de que muchos de los que había en el comedor miraban hacia la mesa de Gryffindor, sorprendidos.

Y no era para menos. Lily Evans y James Potter no solo no estaban peleando sino que se sonreían. Se daban mimos e incluso se besaban alguna que otra vez, entre risitas, ajenos a todo y todos a excepción del otro.

Snape sintió cómo se enfadaba. Sabía que Lily quería a ese desgraciado. Pero siempre se estaban peleando…confiaba en que algún día se pelearan para siempre. Pero ahora verlos así…ese Potter, que era la culpa de que lo suyo con Lily no hubiese funcionado ni tuviese ya oportunidad alguna, no tenía derecho a ser feliz con ella.

Tendría que hacer algo al respecto, ya se le ocurriría cómo.

No era el único que miraba a la pareja con sentimientos de odio. Casi todas las solteras de Hogwarts estaban afilando sus cuchillos y escribiendo “Lily Evans” en ellos.

También los miraba Reginald, aunque no con odio sino con envidia y un cierto aire terco. No se rendiría, no dejaría que Potter ganara, y daba igual que él no supiera que estaban compitiendo.

Se obligó a dejar de mirar a la pareja de Gryffindors fijando la mirada en su compañera, justo delante de él. Bella le sonrió justo antes de llevarse el tenedor a la boca y morder una salchicha con un nivel de sensualidad no apto para cardíacos.

Reg se obligó a dejar de mirarla, concentrándose también en no pensar en lo peligroso de la posición de la chica. No tenía más que estirar el pie y sabría sin lugar a dudas que le excitaba. Solo faltaba eso y no habría quien la parara.

Sacó el pergamino del enigma y lo volvió a leer para apartar de su mente a Lily, a Bella y a la anatomía de Bella… “Focaliza, Knox. Concéntrate.” Se reprendió a si mismo.

“(Aula de encantamientos, decid vuestro nombre ante las estatuas. Después, decid la respuesta. Solo podréis hacerlo una vez.)

Me encojo y me estiro, entro al fuego y no me quemo, entro al agua y no me mojo.

¿Qué es?”

Suspiró. Conocía esa adivinanza muggle. Pero ¿Y si se trataba de algo relacionado con la magia? Cuanto más tardaran en decidirse, más posibilidades de que los demás avanzaran y resolvieran el puzzle antes que ellos.

Volvió a guardar el pergamino cuando el profesor Slughorn dio unas palmadas anunciando que en diez minutos comenzaría la prueba y se marchaba hacia las mazmorras.

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Robin era muy simpático y guapo. En realidad, no es que fuese exactamente guapo, su cara era bastante común y su cuerpo quizá demasiado trabajado en el gimnasio pero, como todos los Van Hell, tenía un…algo…misterioso que resultaba atractivo.

Aunque no es que eso a Sabrina le importase. Además de ser un hombre, era el hermano de Blair. SU Blair. No necesitaba a nadie más.

Los tres estaban tomando un picnic en el jardín de la casa familiar. Un caserón de campo, antiguo. Jardín por llamarlo de alguna manera, en realidad era todo campo alrededor. No había ninguna casa en 15 kilómetros a la redonda le habían dicho.

Bajo el sol, estaba medio dormida, el momento en que los recuerdos afloran con mayor facilidad. Pensaba en lo que había pasado esos días.

La familia se había sorprendido un poco cuando Blair apareció en el andén 9 y ¾ de la mano de Sabrina y la presentó como lo que era: su novia. Se sorprendieron más cuando les dijo que sabía que era una licántropa, y más aún al enterarse de que Sabrina conocía el tatuaje y sabía lo que significaba.

Pero la aceptaron casi de inmediato, confiaban en Blair y también en quien ella lo hiciera.

Eran tres hermanos, incluyendo a Blair, sus padres y el abuelo. Fue el abuelo quién le contó a Sabrina cómo había sido mordida su nieta. Ninguno de los demás consiguió que se callara, aunque el tema incomodaba bastante a Blair.

Le contó que fue por culpa del chico de los Laudenhorn, que vivían al otro lado de la colina.

-Siempre les he dicho a todos que los aullidos del bosque no son de lobos normales. Pero nunca me han hecho caso. “Si, si abuelo. Lo sabemos abuelo. No pasa nada abuelo.”- puso un tono con retintín –Aquí la tonta de mi nieta no se lo tomó enserio y una tarde se fue con su bicicleta por el camino del bosque, para ver a ese chico ¿Hagger?¿Hugo?¿Harry? No me acuerdo…El hijo de los Laudenhorn vamos.

Miró a su nieta cómo evaluando “a saber lo que iría a hacer con él” y continuó:

-Fue una suerte que Robin y Kevin- su otro hermano –volviesen del pueblo en ese trasto muggle.- Kevin vocalizó “coche” para que lo viera Sabrina, que sonrió.- los faros asustaron al licántropo. Si no, Blair…pero ya la había mordido.

El silencio en la mesa era casi palpable, hasta que el abuelo rió.

-Pero ahora tengo una nieta todavía más interesante.- alargó una mano para acariciar la cabeza de Blair, que sonrió a medias. El recuerdo no le gustaba nada, sin duda, pero el gesto de su abuelo sí.

-¿Sabrina?- la aludida parpadeó regresando de sus pensamientos.

-¿Si?- respondió.

-Estabas ida…¿En qué pensabas?- sonrió Blair.

-Pues, en tu familia. Yo…te tengo envidia.- sonrió con cierto deje de tristeza. –No conocí a mis abuelos, y no recuerdo a mis padres.

-¿Es mucho preguntar qué pasó?- preguntó Robin

-¡Tio! Pero que bruto eres…

-No pasa nada Blair. Pasó hace mucho tiempo. Mi padre era bastante mayor cuando nacimos James y yo, un año después. Mi madre no tanto pero aún así no era joven. Dos embarazos seguidos fueron demasiado para ella. Sobre todo el mío, fue complicado.

Los hermanos Van Hell la miraban sorprendidos. Ella al notarlo, negó.

-No, no murió al darme a luz. Pero quedó muy débil. No se recuperó. Eso y que mi padre era mayor…hubo una epidemia de gripe de fuego muy severa en el valle de Godric. Se los llevó a los dos. James y yo también la cogimos pero nosotros sí aguantamos.

Pese a que dijo que fue hacía mucho, no pudo evitar soltar una lágrima.

El pasillo del hospital estaba oscuro. Se había levantado de un mal sueño y tenía miedo. No recordaba que pasaba en la pesadilla pero sentía una gran presión en el pecho, y no sabía que era.

Quería ir con su madre ¿Pero dónde estaba? Se la habían llevado esa tarde pero la enfermera dijo que volvería enseguida.

Sus pequeños pies descalzos resonaban mientras avanzaba por el pasillo hacia la puerta del final, había más luz allí y se escuchaban voces.

Empujó la puerta para abrirla y ¡Allí estaba su madre! ¿Pero por qué un hombre le pegaba golpes en el pecho?

-Hora de la muerte, cinco y treinta y dos de la madrugada.

Nadie se dio cuenta de la presencia de la niña, abrazada a su osito, en una esquina de la habitación. Ella no comprendió lo que ese hombre acababa de decir o quizá sí pero no lo terminó de registrar.

Lo que sí hizo, cuando vio que se volvían a llevar a su madre, fue gritar asustada.

-¡Mami! ¡Mami!

La enfermera la cogió en brazos y se la llevó de ahí, de vuelta a su habitación. La obligó a tomarse una poción que la hizo dormir.

Horas más tarde despertó con su manita agarrada por la de James, tumbado a su lado. Cuando se movió, él despertó. No dijeron nada, solo la abrazó.

Y lloraron.

El abrazo de Blair la hizo regresar al presente. Agradeció el gesto con un pequeño beso en la mejilla y la dejó secar sus lágrimas, ya abundantes, con un pañuelo. Robin miraba a otra parte, respetuoso, hasta que se calmó del todo.

-Bueno, dejemos de hablar de cosas tristes. Mi hermana ya te ha contado lo que somos, rompiendo todas las reglas y tradiciones ¿Verdad?

-Es que me vio el tatuaje…lo habría averiguado. Así que mejor contárselo yo.

-¿Y por qué no lo ocultabas?- el hermano mayor alzó una ceja.

-Es que se desconcentra…a veces.- rió Sabrina, de mucho mejor humor.

-Vale, eso es exceso de información. Mi hermana es casta y pura. Casta y pura.- bromeó Robin, masajeándose las sienes sin dejar de repetirlo, fingiendo obligarse a recordarlo. –Bueno cómo sea. El caso es que lo sabes. Así que ¿Por qué no rompemos las reglas un poco más?

-¿Cómo?- inquirió Blair, algo molesta por que se reían de ella.

-Vamos a enseñarle “ese” lugar.- sonrió Robin.

-¡Genial!- a Blair le encantaba ir ahí. Además significaría dormir de acampada y eso le encantaba.

-¿Enseñarme qué?- la curiosidad de Sabrina terminó de borrar los recuerdos de la muerte de su madre.

-Ya lo verás, cuñada.

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El profesor Slughorn había preparado la clase para la prueba. Todas las paredes eran transparentes, para que cualquiera que quisiese pudiera verla sin molestar dentro. Era un aula muy amplia pero los participantes tendrían que moverse sin ser molestados.

En el centro del aula había una amplia mesa con multitud de ingredientes e instrumentos de preparación de pociones. No los suficientes para las pociones de las cuatro parejas, les explicó el profesor.

En cada una de las mesas que había en las esquinas, con un caldero cada una, se encontraba también un sobre con el nombre de la poción pero sin las instrucciones para hacerla.

Las reglas eran sencillas: elaborar la poción con la mayor calidad posible. Uno de los dos de la pareja sería el encargado de ir a por los ingredientes o instrumentos al centro, aunque solo podría coger uno por vez, y llevarlos a su mesa mientras que el otro la hacía.

Pero no era “tan” fácil. El suelo entre las mesas y el centro se componía de baldosas muy especiales. Si pisabas una incorrecta eras aparecido al lado de tu mesa y tendrías que volver a hacer el camino.

Los caminos estaban hechos de tal manera que nunca, excepto en el centro, coincidieran los rivales. Para minimizar enfrentamientos.

Lily, Snape, Evy y Bella fueron los que cada pareja decidió colocar a hacer la poción mientras que James, Narcisa, Wyn y Reginald se encargarían de ir y volver a por los ingredientes y demás.

Cada pareja vio el nombre de su poción. Al momento Snape y Evy daban instrucciones a sus compañeros sobre que coger primero. James y Lily, que también la cursaban pero no eran genios en la materia sino solo brillantes, trataban de recordar el procedimiento para la suya. Reginald y Bellatrix en cambio, sin cursar ninguno de los dos la asignatura desde 5º, decidieron hacer lo que pudieran pero sobretodo evitar que los demás lo hiciesen del todo bien.

Al principio fue un desaparecer casi constante por parte de todos los que debían recoger los ingredientes pero tras unos minutos ya habían logrado memorizar el camino casi del todo. Cada uno cogía lo que necesitaba sin molestarse en hacer nada más, regresaba junto a su compañero pisando una baldosa con trampa y emprendía el regreso a por más.

Al cabo de un rato, cuando las pociones ya estaban más avanzadas y ni Reginald ni Bella sabían cómo continuar, se dedicaron a almacenar los ingredientes que veían más escasos, para que no los pudieran conseguir los demás, aunque no los fuesen a utilizar.

Para cuando el tiempo se agotó los “recogedores” estaban ya cansados de tanto ir hacia el centro recordando el patrón de baldosas, saltándolas, con los vapores de cuatro pociones distintas y la presión de tener que ir rápido. Fue una alegría que el profesor gritara:

-¡Tiempo!

Se tomó su tiempo para revisar cada poción y al revisarlas todas dio la puntuación de cada pareja. De nuevo sobre veinte.

-Del último lugar al primero.- se aclaró la garganta.

-Reginald y Bellatrix con nueve de veinte- ambos refunfuñaron, pero no se esperaban mucho más.

-Lily y James con catorce de veinte.- no estaba mal, aunque dependía de los puntos de las otras dos parejas. Los dos se cogieron de la mano, detalle que no pasó desapercibido a Reginald.

-Severus y Narcisa con catorce de veinte.- A Snape no le sentó muy bien esa puntación pero no iba a quejarse de Narcisa.

-Eowyn y Evelyn con dieciséis de veinte.- las dos chocaron las manos.

-Enhorabuena a todos chicos, muy bien jugado. ¡Y suerte para las demás pruebas!

Todos salieron y fueron felicitados por sus compañeros. Los puntos totales de cada equipo mantenían a Snape y Narcisa en primer lugar con treinta y tres puntos, dejaban a Wyn y Evy en segundo con treinta y empataba a las otras dos parejas en tercer lugar con veintiséis.

Pero aún quedaban tres pruebas y todo podía cambiar.

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Reginald estaba molesto, no por ir en último lugar, sino por la cercanía entre James y Lily. La sangre le hervía sin que pudiera evitarlo cada vez que los veía besarse o hacerse cariños.

La sed no ayudaba nada así que aprovechó que Bellatrix entraba al baño de la habitación para sacar su botella de falsa vitae y tomársela…solo que la botella no estaba en su bolsillo. Se palpó en los demás, pero tampoco.

Extrañado miró en el baúl que tenía bajo la cama por si se le había olvidado cogerla, pese a estar bastante seguro de que no era así. Efectivamente. Todos los botes del baúl estaban vacíos y faltaba uno. El que cogió esa mañana.

-Sé lo que buscas- La voz de Bella lo hizo girarse.

Y se quedó sin aliento.

La ¿Mujer? ¿Diosa? Se apoyaba muy sensual al marco de la puerta vestida con lencería: unas medias negras hasta medio muslo, con encajes y sujetas a su cintura por dos finas tiras que enganchaban con un semitransparente culotte también negro y de encaje, a juego con el corsé.

Se acercó a él y lo empujó, cayó sentado en la cama sin ofrecer resistencia alguna. Estaba tan sorprendido que no habría podido. Alzando un pie se lo puso en el pecho y presionó hasta tumbarlo, después lo colocó en la entrepierna del muchacho. Apretando lo bastante para que la presencia del pie no pudiese obviarse pero sin llegar a hacer daño.

-¿Buscas esto?- se llevó la mano al muslo de la pierna que apoyaba en él.

Allí, sujeta por la media, se encontraba la botellita que buscaba. Reg no pudo responder, tenía la garganta seca. Sentía la sed crecer tan rápida cómo la excitación. Tuvo que apretar los dientes cuando los dedos del pie de Bella comenzaron a moverse adelante y atrás acariciando sobre la tela del vaquero.

-¿Quieres la botella?- él asintió. –Pues ven a cogerla.- su sonrisa se amplió cuando la destapó y vio las aletas de la nariz de Reg dilatarse de inmediato.

El olor fue ya demasiado para que pusiese controlarse. Hizo amago de levantarse, lo que solo aumentó la presión en su sexo, ya casi jadeaba por la necesidad. Observó como Bellatrix volcaba la botellita, lentamente, dejando caer una sola gota en su muslo antes de taparla de nuevo. Se deslizó hacia abajo dejando un rastro rojo.

Rojo como la visión de Reg.

Más rápido de lo que sería normal en un humano tomó a la mujer y la tumbó en la cama. Descendió hasta la gota en la pierna, olvidada ya la botella.

Lamió la sangre falsa y notó el pulso de la verdadera bajo ella. En la pierna de la chica. La arteria femoral pasaba justo por ahí.

Mordió. Y Bella gimió de dolor y placer. Y rió.

Notas de juego

Pues... prácticamente perfecto. Impresionada y encantada ^^.

Has corregido super poco! wiiiiii

Noto la narración mucho mejor. Las palabras fluyen mejor y es mucho más sencillo imaginarse lo que ocurre.

^^

+__+ estás siendo demasiado buena

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12/05/2012, 20:37
Clia
Sólo para el director

La gincana (3º parte)

Remus había sido arrastrado fuera de su casa por Sirius, que había ido a verlo al día siguiente de hablar con su tío Alphard. Al moreno no le gustó cómo vio a su amigo, se lo notaba mal.

No había duda que era por lo de Tesa. ¿Debería contarle lo que sabía? Decidió que mejor no hasta que fueran los suficientes para detenerlo si le daba por ir a “hablar” con Malfoy.

La madre de Remus, una señora bajita y de expresión alegre pero apagada, estuvo de acuerdo con Sirius cuando le propuso llevárselo a comer por ahí para animarlo. La mujer estaba preocupada por su hijo, más serio y taciturno de lo habitual.

Medio a rastras consiguió que lo acompañara hasta una casa a solo unas manzanas de allí. Llamaron a la puerta.

-¡Voy yo!- escucharon que decía una vocecilla acompañada de unos rápidos pasitos hasta la puerta.

La personita que intentaba abrir la puerta se esforzaba, pero parecía no alcanzar bien. Sirius sonrió.

-¿Dónde me has traído Pad?

-A casa de…- se cortó cuando la puerta al fin se abrió.

Remus se sorprendió ¿Por qué iban a casa de Bellatrix? No…no era ella. Pero se parecían mucho, aunque el pelo era castaño.

-Si ¿Se parece a Bella verdad? Te presento a Andrómeda Black. Drome, este es mi amigo Remus Lupin.

La mujer, que sujetaba por el hombro a una niña de unos cinco o seis años, sonrió a su primo, sorprendida por la visita.

-¡Sirius! Que alegría, no te esperaba. Encantada Remus. Pasad, no os quedéis ahí por favor.- se hizo a un lado para que entraran.

Al hacerlo, Sirius se agachó y cogió a la niña.

-¡Te pillé Nym!- la levantó en el aire y empezó a hacerle cosquillas mientras iban hacia el sofá entre risas de la niña.

Andrómeda miraba a Remus, que a su vez la miraba a ella con el ceño levemente fruncido, tratando de que no se le notara.

-Lo sé. Bella y yo somos casi iguales ¿Verdad? Pero yo- alzó tres dedos y los bajó uno a uno- soy castaña, no trato de seducirte y no te he insultado.- sonrió.

Remus se la devolvió, le caía simpática, sobre todo por lo acertado de sus palabras.

-Encantado señora.

-¡Por dios!- rió –No me llames eso, me haces sentir vieja. Vamos al salón. ¿Qué os trae por aquí?

-No lo sé, es cosa de Sirius. Creo que pretende que comamos aquí.

-Eso sería genial. Últimamente Ted está muy ocupado y casi no tenemos compañía. ¿Verdad Nym?- preguntó sentándose frente a la niña y Sirius, que aún jugaban.

-¡Verdad mamá!

-Pequeña ¿Te has presentado? Tenemos un invitado que no conoces.

La niña se liberó de las manos de su tío y se acercó a su madre. Miró a Remus…y su pelo se puso un poco rosa en lugar del castaño que era antes.

-Hola, encantada de conocerle señor. Me llamo Nymphadora Tonks.

-Creo que eres la primera que me llama señor.- sonrió el licántropo –Mi nombre es Remus Lupin.- tendió la mano y cogió la de la pequeña para besársela, como todo un caballero.

El pelo de la niña se volvió aún más rosa, lo que extrañó a Remus, pero hizo reír a su madre y a Sirius.

-Es una metamorfomaga- explicaron –pero aún no lo controla del todo. Cuando se enfada se le pone naranja como una llama. Creo que el rosa es vergüenza o nerviosismo.- la pequeña se fue a su cuarto corriendo.

-Vaya, no conocía a ningún metamorfomago. Me iría genial eso para ser auror, las transformaciones no son lo mío.

Los merodeadores se miraron, sonriendo ante la broma secreta. “Al menos no las transformaciones voluntarias”

-Bueno prima. ¿Qué nos vas a dar de comer? Estamos caninos, y después de comer tengo que explicarte todo lo que me ha dicho el tío Alphard, va a darte parte de la herencia.

Los primos empezaron a hablar, de modo que Remus pudo dejar de hacerlo. Tenía que admitir que no le había sentado mal salir de su cuarto dónde no hacía otra cosa que recordar a Tesa. Suspiró. Tesa. ¿Por qué se comportaría así? Seguía sin comprenderlo. Cuando regresara de navidad tenía que arreglar las cosas.

Apoyó la cabeza en el sofá y miró hacia atrás, por casualidad. Sonrió al ver unos ojillos espiándolo solo a él.

Al verse descubierta la niña huyó escaleras arriba.

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Tras el éxito de la segunda prueba -empatar con Snape en una prueba que tenía que ver con pociones no podía ser considerado de otra manera- James y Lily se apropiaron de un sofá en la sala común de Gryffindor. Él se sentó y ella se tumbó con la cabeza en un cojín sobre las piernas del merodeador.

Sacaron el sobre del enigma para ponerse a pensar en él.

“(Aula de aritmancia, decid vuestro nombre ante las estatuas. Después, decid la respuesta. Solo podréis hacerlo una vez.)

Tenemos 4 cofres y dentro de uno hay un tesoro. Cada cofre contiene una inscripción y sabemos que 2 dicen la verdad y 2 mienten.

Cofre 1: El tesoro no está aquí.
Cofre 2: El cofre 1 dice la verdad.
Cofre 3: El tesoro no está en el cofre 2.
Cofre 4: El cofre 3 está vacío.

¿Dónde está el tesoro?”

La solución les pareció bastante obvia a ambos, pero aún así la analizaron y le dieron mil vueltas, por si acaso.

Sin embargo Lily estaba bastante distraída. Tumbada como estaba, con su pelo siendo acariciado pausadamente por la mano de James le recordaba muy vívidamente una escena muy similar…a excepción de que el chico sobre el que apoyaba la cabeza era Reginald.

Se sentía mal por que sabía que le haría daño, que él la quería más de lo que ella a él, pero aún así…casi llegaron a acostarse.

Pensar en Reginald y en lo que los unía la llevo a pensar en ¿Debía contárselo a James? No la relación de ambos, eso no era un secreto, sino lo que ella era. ¿Cómo reaccionaría si se lo contaba? Si la rechazaba por eso ella…no, no quería pensarlo. ¿Pero cómo sacaba el tema?

No se le ocurría cómo hacerlo, y aunque cuanto más tiempo le “mintiera” peor sería quizá fuese mejor esperar a encontrar una forma adecuada de hacerlo.

Estaba realmente cómoda, tanto que acabó quedándose dormida. Tras cerca de media hora la pierna de James estaba entumecida, pero el chico no la molestaría por nada. Llevaba mirándola casi desde que se durmió.

-Dios, está loquito por ella, nada más hay que ver cómo la mira ¿No crees?

Evy asintió, mirando a la pareja unos instantes antes de regresar la vista al pergamino que les entregó la estatua. Por más que lo miraba aún era demasiado incompleto.

-¿Por qué no vamos ahora a por el siguiente al despacho de McGonagall?

Al no recibir respuesta de Wyn, la miró. Ella seguía mirando a James y su prima. Al momento Evy supo que estaba imaginándose así con Sirius, y ella también se lo imaginó. Le costó muchísimo reprimir las ganas de arañar a su compañera de equipo.

-Wyn.- la zarandeó para que volviera al mundo real. –Que digo que mejor que vayamos ya a por el siguiente enigma.

-Oh…sí sí, claro.

Las dos se marcharon, así que nadie vio cómo James movía los labios en un silencioso “te quiero”, sin apartar la vista de Lily.

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Equipadas con mochilas enormes en las que llevaban sacos de dormir y todo lo necesario para una o dos noches de acampada, Blair y Sabrina seguían a Robin. Él llevaba una mochila aún mayor, ya que incluía la tienda de campaña.

Llevaban ya casi un día entero de caminata por los senderos del bosque así que cuando pararon  estaban cansadas, poco acostumbradas a tanto ejercicio. En especial Sabrina. El deportista de la familia era su hermano y no era sencillo caminar con una mochila por terrenos irregulares y con frecuentes desniveles, arroyos, raíces…

Las dos se sentaron sin quitarse las mochilas, suspirando cansadas, para recuperarse antes de montar las tiendas. Era navidad y por la noche haría bastante frío.

Robin, aunque había llevado más peso, estaba muy acostumbrado a caminar por el bosque así que las dejó descansando y se alejó para buscar leña.

Como ninguna de las dos chicas podía usar la magia fuera de la escuela al ser menores de edad -Robin si pero prefería montar las tiendas “a lo muggle”- se pusieron a montarlas sin esperarle. Habían elegido un amplio hueco entre las raíces de un gran árbol, los protegería si se levantaba viento y también sería más sencillo encender la hoguera.

-¿Falta mucho más?

-No.- respondió Blair –Pero ya está anocheciendo y el trozo que falta es mejor hacerlo de día, puede ser peligroso. Resbala un montón en algunas zonas así que es mejor ver dónde se ponen los pies.

-Estoy fundida…¡Y mira mis uñas!- bromeó Sabrina.

Blair rió antes de cogerle las manos y llenárselas de besos.

-Ea ea, ya pasó chiquitina, ea ea.

-¡Oye!- rió –ni que fuera una cría jo…

-No jo…es que ya sabes tía…jo, osea es que mis uñas lo valen ¿Sabes lo que te digo?- el tono de Blair era exageradamente pijo, tanto que las hizo reír a las dos.

Terminaron parando y se miraron. El silencio que se produjo habría desembocado inevitablemente en una sesión de besos si Robin no hubiese regresado en ese momento. Las dejó descolocadas a ambas unos instantes.

Si se dio cuenta, tuvo el tacto de no hacerlo notar.

-Bueno chicas, ya tengo la leña. Id preparando los bocadillos mientras enciendo el fuego ¿Ok?- ellas asintieron.

Tras cenar no tardaron mucho en acostarse, apenas hablaron un rato de lo agradable que era el bosque, porque estaban todos cansados.

-Mañana no tardaremos mucho en llegar, verás que el sitio te gusta.- Blair le dio un pico de buenas noches, no quería llegar a…más para no incomodar a su hermano.

Efectivamente, el lugar era impresionante.

Había que atravesar unas piedras a modo de puente sobre un arroyo amplio pero de poca profundidad y más adelante no había más remedio que ir por el centro del mismo arroyo, que daba una curva y regresaba.

Las orillas desaparecían dando paso a unas paredes de piedra cada vez más altas. Llegó un momento que el agua subía demasiado, le dijeron que en verano simplemente se dejaban llevar por la corriente, pero en ese momento hacía demasiado frío así que fueron de piedra en piedra por los bordes.

Le confesaron que esas piedras y repechos las colocaron ahí algunos antepasados para poder acceder a la cueva. Más de una vez estuvo a punto de caerse la pequeña de los Potter pero los siempre atentos Van Hell lo evitaban.

Al final del camino entre las paredes se llegaba a una catarata de unos cinco metros que caía a un pequeño acumulamiento de agua, cómo un pequeño lago del tamaño de una piscina grande, antes de continuar y perderse en una curva hacia el sur.

Pero, si antes de bajar por la catarata girabas a la derecha, veías escondido tras una cortina de yedras una pequeña escalera que descendía al interior de la piedra.

La cueva era maravillosa. Resonaba con el murmullo amortiguado de la catarata y las paredes estaban repletas de algún tipo de musgo que brillaba con suavidad en un tono vede-azulado.

Y al fondo una gran pared imposiblemente lisa a excepción de un hermoso grabado.

Se trataba de un gran árbol con muchas ramas y raíces, rodeado de una serpiente que se mordía la cola.

-¡Eh! Ese es vuestro tatuaje. Pero lo de dentro no lo reconozco. Es precioso.

-¿No se lo has contado todo Blair?

-No…bueno, es que tampoco hacía falta que lo supiera todo.

-Pues cuñada, vamos a contarte una historia.- Robin sonrió mientras quitaba las piedrecillas de un lugar en el suelo, dónde se sentó.

-Era se una vez que se era…

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Las parejas estaban separadas por el campo de quidditch, equidistantes unas de otras aunque no se veían entre sí. Se trataba de un laberinto sin salidas con multitud de esquinas, escondites, habitaciones con trampas…casi de todo lo que hiciera la vida imposible a los participantes.

La prueba consistía en ser el último en pié. Por supuesto, no se permitía matar ni herir de gravedad pero por lo demás no había límites. Los profesores y el director se encargarían de evitar daños reales, todos paseaban por unas cornisas sobre el laberinto.

En esa prueba se puntuaría, de nuevo, sobre un máximo de veinte pero de forma más estricta. Una pareja seguía “en juego” mientras uno de los dos pudiese actuar. En el momento en que ambos quedasen eliminados obtendrían unos puntos determinados:

Cinco para la cuarta pareja.
Diez para la tercera.
Quince para la segunda.
Y veinte para la primera. Con un extra de 2 puntos si ambos están en pie al final.

No habría tiempo límite, no obstante, el laberinto se reduciría paulatinamente hasta terminar siendo una simple habitación, para forzar los enfrentamientos y que la prueba no se alargase demasiado.

Al comienzo ninguna de las parejas avanzó con cautela, sabían que los demás estaban lejos. Pero quizá fueron Reginald y Bella los más inteligentes. Ellos dos  lo que hicieron fue correr todo lo que pudieron, rodeándose de protegos desde el principio. Atravesaron la primera habitación, que los acribilló con maldiciones de efectos diversos, protegidos por los encantamientos escudo. No fue hasta la segunda que encontraron en su camino que se detuvieron.

Era una habitación (para ellos con techo, no así para los espectadores) tan oscura que no sería sensato atravesarla sin crear una luz. Si se podía ver un poco, como si estuviese iluminada por una luna muy tenue, pero no era gran cosa. Claro que, invocar una luz sería señalar su posición muy claramente si entraba alguien más.

Los dos se miraron y sonrieron. Él era un vampiro, al menos en parte, y sus sentidos eran mejores que los de los demás. Ahí tenían ventaja. No era exacto, pero en esencia era correcto. Mejor que Bella pensara que era un semivampiro y así no tener que explicarle nada más ¿No?

Eso fue lo que pensó Reginald la noche anterior después de beber de ella. En realidad lo pensó en algún momento de la agitada noche situado entre cuando bebió y cuando decidieron dormir, ya agotados.

Entraron a la oscuridad, él delante, por si había trampas.

Y esperaron.

Evy y Wyn procedían con mucha más cautela y, por tanto, más lentamente. Ya habían atravesado una habitación vacía a excepción de unas plantas bastante agresivas. Las dejaron atrás sin demasiada dificultad pero les sirvió para hacerse una idea de lo que podían encontrarse en el laberinto.

Al entrar a la segunda supieron que atravesarla iba a ser mucho más estresante que la anterior. Se trataba de otro laberinto, pero de espejos. Tras poner un pie en el primer pasillo el reflejo de ambas estaba ya por todas partes. Distorsionado, distinto por las diferentes propiedades de cada espejo.

Algunas formas eran tan grotescas y deformadas que no quedaban totalmente seguras de que fuera un reflejo hasta que la veían imitar sus movimientos.

-Joder…aquí nos puede localizar cualquiera.- susurró Evy.

-Bueno, pero ellos también se reflejarían ¿No? Lo que tenemos que hacer es verlos antes. ¿Se te ocurre algo?

-En realidad, si. Pero es más bien una defensa. Aunque depende de cómo sucedan las cosas. Escucha.- Se acercó al oído de Wyn.

Mientras Evy explicaba a Wyn lo que planeaba, los espectadores veían cómo Snape y Narcisa entraban al laberinto de espejos con tanta cautela como las Gryffindors. Sin embargo no avanzaron mucho. Al llegar a una sala considerablemente amplia en comparación con los pasillos y con varias columnas que creaban un pasillo entre una entrada a la sala con la otra, discutieron brevemente.

Acabaron decidiendo quedarse ahí, tras comprobar que podían ocultarse sin ser vistos si no se movían y aplicaban cierto hechizo antirreflectante en los espejos clave.

No tuvieron que esperar mucho para que Evy y Wyn entraran por el lado opuesto al que lo habían hecho ellos.

Las dos chicas andaban con desconfianza hacia el centro de la sala, atentas al más mínimo movimiento o sonido. Fue Wyn quién percibió que algo no iba bien. ¿Por qué no se reflejaba en ese espejo? Darse cuenta de ello las salvó por un instante.

-¡Cuidado Evy!

Reaccionaron a tiempo para apartarse de las silenciosas maldiciones de Snape y Narcisa que, fallado su objetivo, reventaron los espejos en que golpearon.

Evy y Wyn se miraron y asintieron. Cerraron los ojos con fuerza y gritaron a la par:

-¡Lumos solem!

La fuerza de los dos encantamientos, tan brillantes como el sol, rebotando por todos los espejos cegó dolorosamente a los Slytherin que las emboscaban. De nuevo a la par, tras los tres segundos acordados, realizaron otro hechizo:

-¡Nox solem!

Esperaron un segundo más antes de abrir los ojos. Pese a haberlos cerrado con fuerza veían puntos negros por todos lados que no paraban de moverse. No querían imaginarse lo que tenía que ser para los otros dos.

No perdieron más tiempo y desarmaron e inmovilizaron a sus rivales con un par de incarcerous bien colocados y se marcharon sonriendo. ¡Una pareja menos!

A James y Lily no les iba tan bien. De hecho James estaba muy nervioso por que  no podía acercarse a su pelirroja, que estaba inconsciente en el suelo. Bastantes problemas tenía con mantener a raya al maldito perro de tres cabezas, del tamaño casi de un elefante y sorprendentemente inmune a muchas maldiciones.

-Maldito Hagrid.- gruño, sabiendo que eso era cosa suya. -¡Lily! ¡Lily arriba!

Él no lo veía, pero sobre ellos se reunían varios profesores, preparados para intervenir si era necesario.

Tenía que hacer algo antes de que se cansara de atacarlo y decidiera ir a por Lily ¿Y si no podía pararlo? Se le ocurrió qué hacer. Aunque era una locura. Si no funcionaba…

Se concentró. Respiró profundamente, preparándose. Dumbledore supo que algo iba a pasar por lo que se preparó. Tratándose de James Potter, sería algo arriesgado como poco, estaba seguro.

James deshizo el protejo con el que se envolvía justo cuando el perro saltaba. Confió en que se sorprendiese al atravesar la barrera y eso le diera margen de reacción suficiente. Se coló por un lado y lo consiguió.

O casi.

Una de las cabezas le cazó la pierna con un doloroso mordisco justo en el momento en que daba tres golpes con la varita en el lomo del animal y pronunciaba alto y claro:

-¡Vera Verto!

El animal se transformó en una inmensa copa metálica y James cayó al suelo con un gemido de dolor. Pero en lugar de curarse se arrastró hacia Lily para ver si ella estaba bien. Dumbledore frunció el ceño casi imperceptiblemente.

-Enervate.- la despertó con un gesto de la varita. –Lily ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

La prefecta pareció desconcertada por un momento mirando alrededor descolocada.

-¿Y el perro?- James le señaló la copa. –Uf…menos mal que se te da bien transformaciones. La profesora McGnagall se alegrará.- sonrió ella.

Efectivamente, la profesora estaba henchida de orgullo, sin duda Potter era uno de sus mejores alumnos.

La sonrisa de Lily duró muy poco. Lo que tardó en ver que James no se levantaba, que su pierna sangraba. En ese momento reconoció el olor que llevaba molestándola desde que despertó. Tragó saliva sin poder apartar la mirada.

James lo notó.

-Tranquila, creo que no es grave. Ahora me lo iba a curar.

-No, déjame a mí.- Lily paró la mano de James con la suya. –A mi se me da mejor, ya lo sabes.- Se agachó a su lado y comenzó a murmurar el hechizo de curación más complejo que conocía.

La pierna no tardó en estar en perfectas condiciones. Sin siquiera cicatriz.

-Gracias preciosa.- la besó.

Ella sonrió. Y lo cierto es que lograr curarlo la serenó bastante. “Puedo controlarlo” se sorprendió y alegró.

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No iba a encontrar ninguna solución por más que lo intentase. ¿Cómo iba a sacar a los padres de Lucius de ahí? Ella no pero ellos sí que activarían las alarmas y defensas. Y a saber si los señores Malfoy estarían en condiciones de defenderse, o siquiera de andar sin ayuda.

De pronto cayó en la cuenta de algo tan obvio que no entendía cómo no se había dado cuenta antes. Podía colarse y neutralizar a los guardias. No la verían coger la varita de uno de los dos hasta que fuese demasiado tarde para ellos. Aún así, la varita quizá no la obedeciera…

Era muy útil ser una valkyria y poder atravesar paredes pero al no poder llevar la varita con ellos cuando se hacían intangibles habían desarrollado mayor habilidad para hacer conjuros sin ella. Como contrapunto, casi todas las varitas eran reacias a trabajar bien con ellas.

Pero no pasaba nada por que sonara la alarma. ¿A quién avisaría? A Lucius. Así que no había peligro en realidad si iban los dos desde un principio.

Con esa idea en mente se dirigió al comedor dónde Wyg les iba a servir el faisán asado.

Al principio charlaron de cosas intrascendentes. Notaba que él estaba tenso, sin duda sería por causa de sus padres, pero se lo guardaba para sí mismo. Tampoco le preguntaba sobre qué le molestaba a ella. Sin duda lo había notado, pero era un caballero ante todo.

Antes de que sirvieran el postre, lo soltó. De golpe y sin vaselina.

-Lucius. Sé que Voldemort te chantajea con la vida de tus padres. ¡No tienes que obedecerle! Ahora estoy contigo, podemos salvarlos. ¡Vamos ahora!

Al heredero de los Malfoy se le cayó la copa de la impresión.

-¿Qué..?¿Cómo lo..?¿Cuándo lo has..? ¿Cómo..?

No le salían las frases.

-Da igual, te lo contaré todo después. Pero quiero ayudarte. Puedo ayudarte Lucius.- Tesa se levantó y le cogió la cara con las manos. Lo miró a los ojos abiertos de sorpresa y ¿Miedo?

Lucius no sabía que estaba pasando, pero tenía que hacer algo y rápido. Al momento, siguió una táctica que nunca confesaría.

Lloró.

Se abrazó a Tesa sollozando, dejando que ella lo consolara y le hablara del plan que tenía en mente. La suya trabajaba a mil por hora. No podía dejarla viva o el Señor Oscuro lo mataría. Pero no la podía matar, todo el mundo sabía que estaba con él. Sin embargo si algo de eso se sabía no tardarían mucho en atar cabos y sería castigado igual.

Decidió que hacer, pero tenía que asegurarse todo lo que pudiera.

La miró a los ojos, ya calmado.

-Te quiero Tesa…me...me has ayudado mucho sólo hablando conmigo. Tu plan…tu plan es bueno.- sonrió levemente. –Pero ¿Lo que te preocupa es lo que nos pase a mis padres y a mí o los planes del Señor Oscuro?

El tono y la forma de la pregunta extrañaron a Tesa, pero lo achacó a que estaba alterado. No obstante, algo la hizo pensar en “todo” lo que la preocupaba. Por su mente pasó Remus, el ser una Valkyria, el qué piensa la gente de ella, Voldemort, Lucius, sus padres, sus alergias…

-Si…respondió, algo insegura.

-Bien.- Lucius había cogido su varia sin que ella lo notase, se concentró mucho mientras ella respondía. Tenía que hacerlo de forma perfecta. Una sola oportunidad.

-¡Obliviate!