Partida Rol por web

La enfermera sigue trasteando potingues, esperando la respuesta del profesor de Criaturas Mágicas, que es quien más entiende del tema...

¿No la ves, Mercedes? ¡Crítica! ¡Su situación es critica! En uno de sus paseos para buscar gasas que untar en un potingue roco escarlata, se cruza con Sara.

¡Pero bueno! Cielo, no deberías estar aquí... Le comenta, casi sin mirarla... está demasiado ocupada...

La enfermera tiene razón, cariño. Vuelve a tu sala común y descansa. Aquí ya no puedes hacer nada. Le dice dándole unas palmaditas en el hombro.

Se gira hacia la enfermera que no podía parar quieta. Sílvia, cálmate, así de alterada no vas a poder ayudarla.

¿Profesor? Dice llamándole la atención al profesor de cuidado de las criaturas mágicas. La enfermera necesita de su ayuda.

Necesitamos algo bastante más fuerte que eso, Sílvia...
El profesor se había acercado. Vió un bastoncillo de madera encima de una mesa.
... Lo cogió y con ello rozó la viscosidad amarilla que se estaba formando alrededor de la herida de la chica. Infección grave... por ahora límpiale la herida con lo más desinfectante que tengas, quizás infusión de asfódelo. Necesitamos musgo de sangre con...¿mandrágora? Eso quizás la ayúdaría a salir del estado de shock...
iró angustiado a la chica y luego a la enfermera. Mientras le limpia como pueda yo haré el preparado de musgo, tenga cuidado con las supuraciones y la viscosidad, pongase guantes bien protectores.
Se giró hacia Sara Tú ven. Me ayudarás si no quieres que tu amiga se muera por vuestras tonterías...Tienes que decirme como era la arpía.

Silvia asiente a las explicaciones del profesor...

Ya llevaba unos guantes de cuero puestos y una gasa llena del potingue color escarlata que llevaba antes en las manos: infusión de asfódelo. Lo estaba preparando mientras escuchaba al profesor...

Enseguida se pone a limpiar la herida con las gasas, tirándolas luego a una palangana metálica.

Una agitada profesora de transformaciones y jefa de la casa Gryffindor entra por la puerta de la enfermería.

¡Santo cielo! Pequeña... Se acerca a la cama y se pone al lado de Florinda, acariciándole la cabeza mientras mira el espectáculo con la otra mano delante de la boca... Esas arpías... ¿como han podido hacerle esto? Angelito... sigue acariciándole la cabeza con ternura...

Intento recordar con claridad la cara de la arpia. Mi memoria en estos momentos podia salvar la vida a aquella chica.

Como podia olvidar aquella horrible cara...

Empiezo a describir a la arpia tan bien como puedo, los nervios y la angustia entan haciendo mella en mi pero lo intento de todas maneras.

Tenia unos grandes ojos amarillos casi verdosos... si esos ojos... casi no tenia pupila. Lo que mas recuerdo era su boca...

La imagen de la arpia me impacta de lleno en la mente de manera punzante.

Su... su boca , tenia solo colmillos puede que seis o ocho arriba y otros seis abajo y una lengua bifida como las serpientes... Serpientes... La palabra se repite en mi mente como un eco...

Al hablar arrastraba las frases... La presión esta puede conmigo...

El profesor te esucha mientars prepara lo que parece como una masa viscosa y verde. Le añadía un líquido sonrosado que al contacto con el musgo se tornaba azul eléctrico y se escurría por el pastoso verde del ungüento.
No lo entiendo...no lo entiendo...iba murmurando mientras preparaba el antídoto. Iba echando vistazos a la enfermera, en cuanto tubiese limpia la herida tendría que aplicar el musgo de sangre inmediatamente.
Mierda, mierda, mierda...

¡¡¡Espere!! Acabo de recordar otra cosa...

La criatura que nos seguia tenia alas, si ...volaba.

Tras dar toda la informacíon que recuerdo... me siento en una silla proxima a Florinda.

Espero que consigan salvarla...

Llega el profesor de historia de nuevo, con una túnica limpia.

¿Aun no han llegado Belinda ni Raquel? Ya las he avisado también - mira a Raquel - también me he encargado de que los alumnos no se queden sin profesor - dejó ir al aire, sin esperar ninguna aprobación.

¿Cómo está? - preguntó sin acercarse pero mirando a Florinda.

La jefa de la casa Ravenclaw entró rápida, con los nervios reflejados en su cara. Lo primero que vió fue a la chica en la cama, en estado de shock y la enfermera atendiéndola. ¡Dios mío...! pasó la mirada por la enfermería y vió a Sara. Se acercó a ella y se arodilló, tomándola por los hombros ¿¿En qué estábais pensando?? ¡Los Ravenclaws somos los más inteligentes! ¿¿Como se te ocurrió semejante locura?? la mira angustiada y suspira Gracias a dios que no te ha pasado nada la abrazó protectoramente. Tras unos segundos se levantó y miró a la jefa de Gryffindor Clara...haré lo que pueda para encontrar la manera que se recupere... se acercó a Róber ¿Qué fue? y siguí hablando con él mientras ambos manejaban frascos.

A los pocos minutos de entrar el profesor, entra Belinda Daza, la profesora de herbología, con un montonazo de hierbas entre los brazos.

Siento... haber..tardado. He ido...al invernadero.. Consigue decir cogiendo aire. Deja el montón de hierbas encima de una mesa y mira al profesor de cuidados y a la enfermera. Creo que esto os puede servir de ayuda. Pero mejor que lo compruebes Róber, que sabes más de las arpías... Dice moviéndose continuamente y mordiéndose una uña por los nervios.

Gracias Belinda, de verdad. Seguro que las habrás escogido bien... Miró concentrado las hierbas, tomándolas y vovliendo al lado de Raquel, trasteando morteros y pasta verde. Se giró preocupado Silvia, ¿como va? el profesor sabía de buena gana que la viscosidad amarilla se volvería cada vez más pastosa y difícil de limpiar.

Lo siento mucho de verdad... yo no queria... digo entre lágrimas mientras la jefa de Ravenclaw me abraza.

Me seco las lagrimas pero aún siguen los suspiros.

No... no se porque lo hice. El bosque de alguna manera me llamaba...

Lo hecho, hecho esta, y no puedo hacer nada para escusarme.

Sílvia, la enfermera, tenía los guantes de cuero embadurnados de aquella sustancia amarilla pringosa, al igual que la palangana metálica, llena de gasas completamente amarillas...

Ya casi está, Rober. ¿Tienes la pasta? Pregunta sin dejar de limpiar...

Sí... Tras unos instantes de intercambio con Raquel, se acercó a ella con la pasta. Se puso otros guantes y tomó más gasas. Genial, le has retirado mucho. Como esta viscosidad tarda poco en reaparecer, a medida que completes la limpieza iré aplicando el musgo de sangre... La miró concentrado.

Silvia asiente, sin parar de trabajar... era eficiente, sin duda.

Sigue quitándole la pasta amarilla, tirándolas gasas sucias a la palangana metálica, sin apartar la vista de la herida.

Clara, hecha ya un mar de lágrimas mientras sigue acariciando la cabeza de Florinda, totalmente preocupada, asiente a las palabras de Raquel, mientras va murmurando...

Era tan valiente... pobrecita... qué lastima... Godric habría estado orgulloso de tener una Gryffindor así... que pena... es una lástima...

Escucho los lamentos de una de las profesoras, la jefa de Gryffindor

¡¡¡No hable asi de ella!!! Levantandome de la silla

No esta muerta, ella me salvo de la arpia. Se quedo distrayendola para dejar que yo escapara primero a pedir ayuda...

Digo apagando mi tono de voz que en un principio habia sido demasiado efusivo.

Clara Fresno levanta la mirada de Florinda y dejando de sollozar derepente, clava una gélida mirada en Sara Lago.

¡Qué sabrás tú! Niña inconsciente... ¡Te salvó la vida! ¡Como todo buen Gryffindor haría! ¡Muestrale un poco más de respeto!

Dicho esto, vuelve a mirar a Florinda, aunque ahora no llora... ni solloza...

Será posible... irresponsable... ¿a quién se le ocurre? ¡Y sin saber defenderse!... estos niños... no, no, no... tendrá que recibir un buen castigo cuando se recupere... vaya que sí...

Poco a poco pero sin pausa, el profesor fué aplicando el ungüento sobre la zona afectada a medida que la enfermera la iba limpiando. Sobre el unguento aplicó unas gasas.
Una vez terminado, se quitó los guantes.
Bastará con ir cambiándole esto cada 8 horas. Por si acaso sujetaremos las gasas con una venda... Miró al resto de profesores Señoras, creo que aquí ya no hay más que hacer. Será mejor que vuelvan para saciar la curiosidad de las alumnas... Miró a la directora ¿Que quiere hacer, señora directora?