—No he visto a nadie así, pesado —contesta la pequeña niña algo molesta por vuestra insistencia con los cojos—. Ya os he dicho que a quien he visto es al enterrador por la mañana mientras todos se iban calle arriba a la plaza. Si he visto a un cojo no me acuerdo, la verdad.
Me voy acercando con disimulo a la niña:
-Veis como es estúpida, y no vale para nada.
le pego un tirón del pelo, y salgo corriendo...
Tras el tirón de pelo de Teo y de salir corriendo (que ya es mayorcito para esas tonterías), cuando estamos más tranquilos, le digo a mis hermanos— Bueno, creo que hemos sacado algo en claro. Y es que debemos de ir a hablar con el enterrador a ver que nos cuenta.
—Así que si a ninguno se le ocurre nada mejor... ¡Venga, andando!
Miré a Teo como echaba a correr después de haberle tirado del pelo a la chiquilla.
- Pero que tonto es el pobre...
Seguí a mis hermanos buscando al enterrador, era la única pista que teníamos así que había que seguirla.
- ¿Tenemos que entrar todos en el cementerio?
Miro a Pedro, y le digo:
-Si quieres puedes quedarte aquí...
Mi mano volvió a encontrarse con la cabeza de Teo.
- Tú a callar y entremos de una vez. -Dije aunque no muy convencido, pero lo mío era la bravuconería y no me podía echar atrás.
Comienzo a pasar mientras me froto la colleja:
-grrrrr, algún día me vengaré grrrr. Huy, mirad, un agujero nuevo.... -señalo el suelo-
Llegáis al Camposanto que se encuentra en un amplio recodo a los pies de la sierra, prácticamente fuera de la villa. El lugar ni siquiera se encuentra vallado y junto a este esta construida la cabaña de adobe en la que vive Gregorio, el enterrador. Podéis ver al hombre —un tipo alto, de piel morena y oscuros cabellos y barbas— cavando una fosa al otro lado, sin percatarse aún de vuestra presencia.
Añadid a vuestro post una tirada de Descubrir (Per) de dificultad fácil (+25%).
—Parece que no nos han visto... —comento a mis hermanos mientras miro qué está haciendo el hombre. No quiero pensarlo, pero me da que ese agujero tiene el nombre de alguien muy querido por nosotros.
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 84-
Resultado: 56 (Exito)
Mientras camino junto a mis hermanos, veo algo, y les señalo:
-Mirad eso...
Motivo: descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 5 (Exito)
Mirando de reojo al enterrador que parecía demasiado concentrado en aquel nuevo hoyo que estaba cavando, qué mala espina me da eso..., por una vez hice caso de lo que decía mi hermano más que nada porque yo también había visto algo.
Motivo: descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 35-
Resultado: 27 (Exito)
Los tres advertís con facilidad que la mayoría de las tumbas parecen haber sido excavadas recientemente. La tierra está removida sobre ellas, contrastando con el suelo firme y liso delante de algunas de las lápidas. Véis además que uno de los ventanucos de la cabaña del sepulturero está entreabierto.
Gregorio continúa a unas cuantas varas de distancia, trabajando tranquilamente de espaldas a vosotros. No parece tener ninguna herida en la pierna ni da muestras de cojera.
Susurro a los muchachos:
-Hermanos, ¿le preguntamos al "cuervo", o entramos por la ventana a ver si encontramos algo sospechoso?
—Sí, vamos a mirar primero por la ventana, luego hablamos con el hombre a ver que nos dice —contesto a Teo, sorprendido porque haya tenido una buena idea, en lugar de lanzar piedras al hombre.
Antes de que se le ocurra esto último, me acerco a la ventana, a ver que hay dentro...
- ¿Os habéis fijado que hay muchas tumbas nuevas? -Comenté en un susurro mientras seguía a mis hermanos para espiar a través de la ventana.
Doy un empujón a Teo apartándolo para así poder ponerme al lado de Ramiro e intentar ver algo a través del sucio cristal.
- ¿Consigues ver algo?
Desde la parte de detrás se escucha al pobre Teo que ha sido marginado otra vez:
-Tu culo es lo que veo.
Ramiro se asoma y se encuentra con un habitáculo cubierto por el polvo y casi vacío. Entre las herramientas de trabajo y un arcón que hace las veces de mesa hay un sucio jergón revuelto. Todo parecería normal ahí dentro, si no fuera por el anillo de oro que se deja ver de casualidad entre las mantas.
En ese momento Gregorio se percata de vuestra presencia y lanza un grito amenazante mientras se acerca a vosotros con pasos largos para ver qué diablos hacéis aquí.
—Mirad a ver qué es esa cosa que brilla de ahí dentro mientras distraigo al enterrador —susurro a mis hermanos mientras el tipo viene.
Espero que ellos se marchen corriendo, mientras yo me quedo a la espera. Lo bueno de quedarme solo es que podré preguntar al hombre sin temor a que me acabe tirando piedras por preguntar lo que no debo... O a lo mejor no, pero bueno.
Cuando veo que mi hermano se va, hablo con Pedro...
-Hermano, ponte a cuatro patas en el suelo para que pueda subirme a la ventana...