El sueño, junto con los narcóticos que aquella loca me inyectó, me dejaron fuera de combate enseguida. Pero al poco de dormirme sentí como algo cambiaba en mí. La capitana de Alba no era la única que tenía un guantelete... - ¿Pero qué...? - Susurré para mí nada más ver como aparecía en mi mano y prácticamente la poseía con velocidad. Miré a Cristina y estaba allí, hablando con el resto de la tripulación mientras mi mano se convertía en lo más similar a un arma. Un arma letal. Aquella extraña cosa, tomó posesión de mi mano y antebrazo en un espacio de tiempo muy corto. Empezaba a asustarme aquella situación a la par que la deseaba. - ¿Cómo demonios...? - Me pregunté a mi mismo, recordando a continuación el momento en el cual el brazalete de la capitán casi se lanza sobre mí.
Pensamientos oscuros y tenebrosos comenzaron a generarse en mi cabeza. Más aún cuando decidí ponerlo a prueba. Fue algo casi instintivo. Como si aquel objeto me estuviese enseñando como debía ser usado. La explosión que causé en el comedor de la nave fue tremenda, pero eso no pareció alarmar a Cristina, Muk y el resto de acompañantes.
Sonreí. Me sentía verdaderamente poderoso. Era una sensación extraña puesto que eso jamás me había importado hasta ahora.
- Ahora...
Miré a Cristina, pensando en si ella sentía lo mismo con su brazalete. Si esa sensación de poder la embriagaba como a mí y deseé más. Hay un dicho que viene a ser: "cuidado con lo que deseas, no sea que se cumpla". Y mi deseo se cumplió. Aquella tecnología me envolvió por completo, creando una armadura de muerte y destrucción. Y yo me dejé seducir por ella, permitiéndola y deseando que me poseyese.
Unos gritos, una discursión, me alertaró de que había alguien más con nosotros. Miré hacia donde estaban la capitán de Alba y Muk y una mujer se había unido a ellos. Entorné ligeramente los ojos, tratando de verla bien. Sus gestos eran amenazantes, al igual que sus dos falcatas, las cuales había sacado de sus fundas. Pero cometió un error. Amenazar a MI Capitán.
No tardé nada en llegar junto a aquella mujer, la cual se había puesto una de esas falcatas en el rostro, tratando de intimidar a quien estuviese viéndola. Mi movimiento fue rápido y conciso. Aquella armadura parecía leerme la mente, ¿o quizás la controlaba? Daba igual. Sentí como mi mano, protegida por aquel guantelete, agarraba con fuerza la hoja del arma de la mujer. La máscara de mi armadura se cerró, cubriendo mi rostro por completo, antes de mi siguiente movimiento mientras que el metal del arma se doblaba entre mis dedos.
Aquella mujer no parecía percatarse de lo que la iba a ocurrir a continuación. El movimiento nuevamente fue rápido, dejando la hoja del arma pegada a su nariz, justo en el centro de su rostro. Como si la fuese a partir en dos, la repliqué: - Primera y última vez que amenazas a mi capitán. - Mi otra mano sujetó con firmeza el cuello de aquella pobre desgraciada, mientras que deslizaba por su rostro, desde la nariz hacia la oreja, aquel afilado metal. Sus gritos no hacían mas que alentarme a seguir. Sus lágrimas no tardaron en brotar y entremezclarse con su sangre. Su piel, se desprendía con suavidad de su carne. Era como si estuviera pelando una enorme manzana, que no paraba de gritar y suplicar. Claro que, sabía que no lo era, puesto que las manzanas no sangran...
- Ya no eres tan dura, ¿eh? - La dije mientras la rebanaba con lentitud, disfrutando del momento, su sonrosada mejilla. - No olvidarás jamás este día. - Sonreí bajo aquella máscara. - Y no es una amenaza. Es un hecho. - Aquello me divertía. Era excitante sentirse así: temido y poderoso.
La sangre se deslizaba por su mutilado rostro y en pequeño charco de sangre se formaba a sus pies, donde descansaban los restos de piel y carne de aquel lado de su rostro. Sin soltarla del cuello, me alejé para verla mejor.
- Exquisita. - Dije al verla con media cara en carne viva. - Cada vez que te mires a un espejo, recordarás este momento. Y me recordarás a mí. - La susurré al final, liberándola de la presión de mi mano en su cuello.
Regresé a mi rincón, donde había estado descansando tranquilo, sin decir nada mas. Me sentía poderoso y orgulloso de mi obra y sabía que no sería indiferente para nadie que la viese. Mientras me sentaba el suelo, la armadura que me cubría el cuerpo comenzó a replegarse. Acurrucado en aquel rincón, observé cómo Cristina y Muk salían del comedor, acompañados por la mutilada y ahora sumisa, mujer.
- Si Señora Comandante. Usaba el trato que le correspondía, ya que era la Comandante de una Unidad Naval. Y mientras seguía se mordió la lengua pensando: - Les he dado toda la información que tenía nada más llegar. El puto indio este de mierda jodiendo la marrana. Ya habían puesto el punto final a la conversación, pero tomaba notal mental.
- Redactar parte disciplinario y elevarlo a la Superior Autoridad por indisciplina y falta de autocontrol en situaciones reales, menosprecio y falta de capacidades profesionales.
JOER que miedo da la mujer esa subiendo por la escalera circular de la secuencia.
El post que sale Daniel Winwood no me salía hasta ahora mismo. Después de ya haber posteado yo, y eso fue hará como hora y media.
Quiero reaccionar. En cuanto me coja la hoja, lo apuñalo con la otra.
No se de donde sacas que he amenazado a tu capitán, a no ser que te refieras al indio, que quiero apuñalar, pero ahora que te has metido por medio, te comes tu el pinchazo.
Lo siento, pero te entrometes.
Aakesh al escuchar las palabras de la capitán sonrió
Que gusto da verla al mando
-Con mucho gusto capitán
Miró a Artemisa seriamente antes de continuar
Prepárate guapa que se te va a caer el pelo ¿intimidar con dos cuchillos a un miembro de la Flota Estelar?, no sabes lo que te espera.
-Capitán, usted primero por favor
-¡Entonces el resto estará por este sistema en las cápsulas! ¿Informaron a la gente de la Franklin?, ¡hemos de encontrarlos!
Jennifer se aproxima a los presentes y contesta muy bajito para que nadie mas la escuche.
Poco podemos decir sobre esta nave y su gente. Creo que son militares. De ahí su falta de camaradería. Incluso, luego de rescatarnos y pasar por la enfermería, nos asignaron este recinto como único sitio. No podemos andar por la nave y mucho menos porque ellos dicen tener planes y ordenes al respecto. Los demás no los vimos durante la huida de la nave Orion. Quizás todavía continúan a bordo si es que la nave no fue destruida en el ataque.
Atención:
Estos post son para dar el cierre a lo conversado antes que Muk y Cris se vayan al puente.
Aakesh miró a Picard
-Vinieron a rescatarnos, justo a tiempo, porque estábamos luchando en al Arena con una bestia mezcla de Hydra y dragón. Algunos no lo consiguieron
Oh. Entonces es verdad eso del plan de rescate. De alguna forma llegó la información a la Flota sobre nosotros y es por eso que enviaron una nave a rescatarnos. Sabíamos de ustedes en el mercado de esclavos. Sabíamos que venían sobreviviendo combate tras combate, a diferencia de otros gladiadores. No, ninguno dijo algo sobre quien es el comprador.
-Su hermano sigue vivo Hannah, al menos hasta donde yo sé. Acompañó al grupo que iba a la nave Orión para intentar rescatarles. Desde entonces no hemos vuelto a saber nada de él.
Un tonel de emociones absorbió a Hannah, quien nada pudo hacer mas que llorar por la emoción de tener una pequeña posibilidad de ver a su hermano otra vez.
- G..gracias comandante. Quizás llegue pronto… - respondió entre sollozos mal contenidos.
- Señor Picard, hablaremos después... mientras tanto queda al mando de sus compañeros-
- Si señora. Estaremos bien hasta que regresen. Buena suerte. - saludo francamente la descortesía típica de los tripulantes de esta nave a la cual estaban comenzando a conocer.
Muk, Cris y Diana al puente. Daniel se queda a dormir.
Post Daniel.
El sueño no tan conciliador de Daniel es interrumpido algún tiempo después, sin saber cuanto había pasado desde que el científico decidió dormir un poco.
Una mujer es quien lo despierta, una mujer de la Franklin con el nuevo uniforme de la Flota Estelar. El mismo uniforme que todos en la nave llevan. Al parecer en todos estos meses que la tripulación de la Excalibur estuvo perdida la Tierra no perdió el tiempo en la moda espacial.
- Oye, niño bonito. Despierta. Te buscan en la enfermería. -
Tirada oculta
Motivo: 101 NPC PERSONALITY GENERATOR
Tirada: 1d6
Resultado: 4
Aquel extraño sueño me llevó a otro... parecía que aquella armadura no había terminado conmigo. Me hizo surcar los cielos a gran velocidad. No sabía donde me llevaba, pero era una sensación increíble la que me hacía sentir.
El viaje fue largo, aunque a mi se me hizo realmente corto. Aterricé al llegar a mi estino. Un hermoso paraje lleno de rocas y minerales para mi y mis estudios. Aquello era el paraíso. Me reconfortaba estar allí.
En ese momento alguien me llamó... o parecía que me llamaba... Me dí la vuelta y abrí mis ojos, mirando un tanto confuso a la mujer que estaba a mi lado. Mi rostro reflejaba el sueño y el cansancio acumulado, junto con el efecto de aquel calmante aín vigente en mi organismo. - ¡¿Ugh!? ¿Qué...? - Fueron mis primera palabras al despertar. Me froté los ojos con mis manos y en ese momento recordé el guantelete. Miré mi muñeca, pero aquel objeto no estaba en ella. Lo que si tenía aún era la mugre de aquellos días y aquella ropa de gladiador, lo que me hizo recordar en parte algunas cosas.
Miré a la mujer y su uniforme. No recordaba ninguno igual, aunque aquello no era raro en mí. - ¿En la enfermería? - Pregunté algo más despierto, pero afectado por el calmante. Me incorporé como pude. - Lléveme hasta allí. No creo que sea capaz de encontrar el camino yo solo... - Le indiqué a la mujer con un claro esfuerzo por mantenerme en pie y despierto. Puse mi mano sobre su hombro, como si ella fuese mi perro lazarillo y yo un ciego sin ningún sentido de la orientación.