Partida Rol por web

Alex miró hacia arriba expectante, esperando a que Bobby les diese la señal para subir. Por suerte no hubo de esperar demasiado a que la cabeza del monitor se asomase de nuevo por el agujero del desván.

La pelirroja miró a su alrededor algo dubitativa, haciendo contacto visual con Jane, y echando un vistazo por el rabillo del ojo a Lenny y Lizzie, que aún parecían asustados por la escenita del pozo. Cogiendo una bocanada de aire para armarse de valor, asintió para si misma y se dirigió a paso firme hacia la escalera para empezar a subir.

- Espero que haya luz ahí arriba.- Masculló entre dientes mientras ascendía con cuidado los escalones.

Estaba calada hasta los huesos, solo era consciente del frío que sentía y la lluvia que no paraba y que dificultaba el ver nada. Todavía seguía sorprendida de que sus compañeros fuesen tan valientes de asomarse al pozo (ella no se habría atrevido), encontrando así la gran escalera. 

Eva, por su parte, se había quedado algo alejada, mirando los tablones de la casa, y pensando alguna otra manera de abrirla. Demasiado concentrada como para actuar con rapidez cuando la rubia gritó y cuando de pronto Lenny estaba siendo tirado hacia el interior del pozo. Por suerte los demás fueron los suficientemente rápidos y fuertes como para sacarlo con vida de ahí. 

Bobby es el primero en subir a la escalera para entrar a la casa. Cruzándose de brazos y con gesto pensativo mira a los demás. 

-Y...¿cómo saldremos después? No sabemos todavía si encontraremos algo o no, pero aun así habrá que salir después.

¡Lo habían conseguido! Después de mucho esfuerzo habían conseguido que Lenny no se fuera de cabeza al pozo. Lizzy, resoplando por el trabajo realizado, se quedó doblada, con las manos en las rodillas mientras tomaba aire. Se hubiera sentido muy mal si hubiera perdido a su amigo delante de sus narices, pero por fortuna habían conseguido impedir que aquella cosa le tirara al pozo.

Le dedicó una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora mientras veía cómo su amigo recuperaba el aliento y los ánimos y, a pesar de quedar bastante cortada cuando Lenny comenzó a abrazarla y besarla, no perdió ni por un instante la sonrisa, y eso que, cuando el abrazo fue entre los tres, a punto estuvo de ahogarse por lo fuerte que los sujetaba.

-Te dije que no te dejaría.

Pero no había tiempo para charlas, habían venido a buscar la fotografía y tenían que encontrarla como fuera si no querían morir todos, uno a uno. Esperó a que Bobby subiera hasta el desván y les diera vía libre para iniciar ella también el ascenso. Tenía miedo, eso no lo podía negar, pero también quería acabar con aquello de una vez y volver sana y salva a su casa, y si pudiera ser cuanto antes muchísimo mejor.

-Eva, una vez dentro ya vermos cómo lo hacemos. Igual sería mejor que alguno se quedara fuera... Aunque, visto lo visto, me parece que es tan mala idea como entrar.

Y sin más, subió las escaleras para adentrarse en aquella casa que le daba escalofríos. Pero ¿que no daba escalofríos en todo aquel maldito campamento?

Una vez conseguimos poner a Lenny a salvo, recuperé el aliento, aliviado. Sonreí al chico y acepté su beso de agradecimiento. Al menos había conseguido salvar a alguien. La lluvia que calaba hasta los huesos, la oscuridad y el bosque amenazaban con mermar la moral, pero aquello había servido para que me reafirmase.

De nada, Lenny! Me permití sonreír. No voy a dejar que mueras aquí.

Cuando vi que se disponían a entrar seguí al grupo y entré en la casa cuando Bobby dijo que no había peligro. Esperaba de verdad que así fuese. Aún teníamos que encontrar la foto del chico... La noche iba a ser larga.

Todo eran gritos. Por una parte por la espalda y luego cuando ese brazo intentó llevarse a uno de sus compañeros. En ese momento Leah supo que no acabarían saliendo de ahí con vida, pero había que intentarlo, porque no perdía nada que no estuviese perdido ya. Por suerte, consiguieron sacarle y además sacar la escalera. Tenía frío, hambre y sueño. Mala convinación, pero no podían descansar.

La voz de alarma parecía segura y lo único que sabía Leah es que no debían separarse. Acababa de ver como la compañía siempre resultaba clave para sobrevivir. Ella también empezó a subir por la escalera. No pensaba quedarse ahí en último lugar.

-Qu... ¿qué alguien se quede fuera?

Niega, desesperadamente, con la cabeza cuando alguien propone eso. Es de locos separarse, es de locos entrar en la casa y es de locos quedarse fuera. Puede pasar cualquier cosa en cualquiera de las situaciones y en cualquiera de los lugares que puedan presentarse en esa ecuación tan asquerosa.

Al ver que Alex sube por la escalera tras Bobby, se dispone a hacer lo mismo cuando Lizzy esté arriba. No tienen que castigar mucho las escaleras porque son capaces de ceder tras tantos años... y solo para hacer más daño.

El acuerdo llegó a modo de Jhon y Dylan proponiendo quedarse a vigilar pero ya en el tejado, de modo que les pudieran pasar la escalera cuando fuera necesario y no tuvieran problemas para salir. Los demás fueron accediendo uno a uno por el oscuro hueco por el que había entrado Bobby, encontrándose en una buhardilla sucia y cuyo suelo de madera crujía de forma peligrosa al caminar.

La linterna de Bobby parpadeó en la oscuridad, abriéndose costosamente camino en la densa penumbra que reinaba en el lugar. Por un momento su reflejo en un cristal roto en mil pedazos les dio un susto de muerte pero no parecía haber nada alarmante, por el momento, sólo una inofensiva cómoda medio podrida, un maltrecho tocador bajo el espejo y un jergón de paja que se salía por las roturas de las costuras. En un rincón podían apreciarse unas viejas escaleras que bajaban al piso de abajo y que parecían una trampa traicionera para cualquiera que pusiera un pie en ellas.

Intrigada y llena de curiosidad, la pelirroja comenzó a husmear en el oscuro desván con ayuda de su linterna. La verdad es que no iluminaba demasiado, pero desde luego era una gran ayuda para acabar con la oscuridad que reinaba en el polvoriento ático.

Se coge del brazo de Alex y camina a su lado, asustada. De ese lugar oscuro puede salir cualquier cosa de cualquier lado y la sensación de que corren peligro no ayuda a relajarse para nada. En este momento, preferiría 1000 veces más estar en la tienda ayudando a sus padres que en ese desván oscuro y mohoso.

Mira a su alrededor con la ayuda de la linterna de Alex, intentando afinar la vista para ver algo. Ya podrían haber ido por la mañana... aunque seguro que no hubiesen durado tanto.

Estaba claro que ella no se quedaría sola afuera, a pesar de haber sido ella la que propuso la idea, por lo que no tardó en seguir a los demás hasta la buhardilla. 

Al ser más bajita que el resto no le costaba nada esconderse detrás de ellos, oteando el sitio por si algo le llamaba la atención, y tapándose la boca con las mangas del pijama para ahogar un grito cuando vio el reflejo de unas figuras en el cristal. Por suerte eran solo ellos y no unos fantasmas que habían ido de visita... 

Ve que algunas chicas del grupo se acercan a las escaleras. Ella, por el momento, prefería estar segura de que no había nada allí arriba que pudiese darles algún susto, y que las que iban delante asegurasen el camino. Solo era consciente del tembleque de su cuerpo, el cual se movía mecánicamente siguiendo al grupo como si fuera una oveja en un rebaño.

Ya se encontraban en el interior de la casa, la cual tenía una pinta tan desastrosa o más de lo que se apreciaba desde fuera. Miró a su alrededor buscando algo que le pudiera indicar que la maldita foto estuviera por allí, y lo primero que consiguió fue llevarse un tremendo susta al ver su imagen, al igual que el resto, reflejada en un espejo.

Intentando tranquilizarse y calmar su agitada respiración, se acercó a la escalera para saber si sería segura. Aquella casa estaba demasiado estropeada y la madera podría ceder en cualquier momento. Pero habían ido allí para buscar la foto que podría salvar sus vidas y Lizzy no tenía intención de salir de la casa sin conseguirlo.
 

Al mirar en derredor advirtieron que una sombra extraña cruzaba los fragmentos del espejo, pero al girarse sólo vieron un rincón de sombras más oscuras, que eran ahuyentadas con normalidad al cruzar bajo el haz de sus linternas.

Un leve crujido la sobresaltó, desviando su mirada hacia el jergón que descansaba sobre unas maderas. Ante la escasa iluminación del lugar y las linternas que barrían la estancia a Jane le pareció advertir como unos extraños bultos se movían por la tela.

Mientras unos cuantos seguían husmeando por aquella húmeda y sucia buhardilla, buscando indicios con las linternas, otros decidieron que tenían que asegurar el piso inferior. Leah fue la primera en descender con cuidado, pisando los lugares que le parecían menos podridos de las tablas de madera hasta que terminó con un salto que se escuchó como un golpe seco en el piso de abajo, oscuro como boca del lobo.

El siguiente fue Jake. Los primeros pasos no supusieron demasiados problemas a pesar del escandaloso crujido de la madera. Sin embargo, cuando apenas quedaban cuatro escalones para llegar a la planta inferior la madera se hundió bajo el peso de su pierna derecha, que atravesó la madera mientras dolorosas esquirlas atravesaban el pantalón y se clavaban en su piel. Tuvo que dejarse ayudar por Leah para escapar de aquella trampa.

Todos aguantaban la respiración cuando Lizzy decidió bajar. No fue culpa de la chica, o al menos no del todo, lo que sucedió a continuación. La madera podrida había quedado debilitada por el peso de Jake y ella bajaba con especial cuidado, vigilando dónde ponía los pies. Aquel fue el error. al mirar hacia abajo, en el agujero de un escalón, vio dos ojos que la observaban, dos ojos blancos, sin apenas pupila, que estaba segura de conocer.

Lizzy.

Estaba segura de haber escuchado su nombre pronunciado en una voz tan baja que sólo ella pudo oírlo, con la risa oculta en aquella única palabra expresada con crueldad infinita. No pudo evitar echar el pie hacia atrás, que quedó inmediatamente atascado en una profunda fisura que se abrió en la madera por su peso. Aquello le hizo perder el equilibrio y caer hacia adelante, rodando por las escaleras y rompiendo los pocos escalones que quedaban enteros.

cuando por fin se halló en la planta de abajo, en el suelo, ensangrentada y dolorida, los dos pisos habían quedado incomunicados.

¡Y que no tenían ni un minuto de descanso! Si no era el pozo con la mano asesina era un resbalón increíble de Lizzy, quien había acabado tendida en el suelo de la casa. Lenny no se lo pensó dos veces. Al ver a su amiga herida y posiblemente en peligro, se tiró desde donde iba por la escalera para llegar a ella:

- ¡Eh! ¡Lizzy! ¿Estás bien!- ¡al menos seguía consciente! Si no habrían tenido un problema- ¿Cuántos dedos ves?

Lenny se había olviado de que se encontraba en el interior de una casa abandonada y posiblemente plagada de peligros, centrado como estaba tan solo en su amiga. ¡Ella le había salvado antes! ¡Ahora lo haría él por ella!

- Levántate apoyándote en mí.

¿En verdad había sido su reflejo? Lizzy no lo tenía demasiado claro y seguía con la sensación de que algo estaba en aquella casa. La sombra que había visto moverse en el espejo había sido real o... eso creía ella pues cuando miró hacia el rincón sólo descubrió oscuridad que, al ser herida por el haz de luz de la linterna, sólo descubrió que allí no había nada.

Intentó despejarse de las malas sensaciones que estaba teniendo y, respirando agitadamente, siguió hacia las escaleras. Aquella madera no aguantaría demasiado y, cuando vio cómo Jake a punto estuvo de romperse una pierna o algo mucho peor, aguantó la respiración con fuerza hasta que se dio cuenta que no le llegaba aire a los pulmones. Inspiró sonoramente antes de, una vez que comprobó que el monitor podía continuar sin mayores consecuencias, comenzar a bajar por aquellos inseguros peldaños.

Poco a poco y con la mayor precaución de la que era capaz, fue posando los pies en cada uno de los escalones hasta que, al llegar al hueco que había dejado la pierna de Jake, se quedó completamente horrorizada. Aquellos ojos tan blancos que parecían ciegos, estaban fijos en ella. Un estremecimiento la recorrió al creer saber quién era su dueño, pero lo peor de todo fue sentir cómo la llamaba. Aquella voz que resonaba en su cabeza era una voz cruel, inhumana, al igual que la risa que creyó escuchar.

Incapaz de seguir adelante, lo único que quería era escapar de allí, apartarse de la visión de aquellos ojos que parecían conocerla. Por instinto, dio un paso hacia atrás alejándose del hueco para no ver lo que allí se escondía, con tan mala fortuna que su pie quedó trabado en una grieta de la madera. La escalera había sufrido demasiado con el peso del resto y ahora era incapaz de soportar el de Lizzy. Sin tiempo para poder sujetarse a algo, cayó escaleras abajo en un torbellino de astillas de madera, polvo y ruido de madera al partirse.

Por la cabeza de la joven pasó la idea de que no saldría de aquella mientras sentía los golpes en todas las partes de su cuerpo. Pero por fin se detuvo. Se quedó tendida, sintiendo el calor y la viscosidad de la sangre en sus manos, en su cara y en sus piernas, casi sin poder respirar, con los ojos apretados con fuerza para no ver lo que había sucedido. No los abrió hasta que escuchó a Lenny a su lado.

-Yo...

Ni siquiera era capaz de hablar. Con gran esfuerzo, ahogando los gritos de dolor al intentar incorporarse, se apoyó en su amigo y, poco a poco, se fue poniendo en pie. La cabeza se le iba por los mareos y las piernas le fallaban, sujetándose con más fuerza en Lenny para no volver a caer.

Cuando su vista comenzó a aclararse y vio lo que había sucedido con la escalera, a punto estuvo de llorar. No había ningún chiste ni comentario gracioso para aliviar esa situación.

-Estamos atrapados.

El pánico teñía su voz.

Dolía. Dolía mucho, pero no iba a dejar que se me notase. No podía mostrar debilidad. No después de aquello. Si me veían dudar, eso sería descorazonador para todos. Además, estaban muy cerca. La mitad de la foto tenía que estar ahí en la casa. Solo había que encontrarla y tirar la puerta abajo... Ojalá no hubiera nada en la casa.

Encendí la linterna para mirar alrededor, cuando escuché el ruido de la caída de Lizzy. ¿Estás bien? pregunté apremiante. La caída había sido muy aparatosa. Vi como Lenny se hacía cargo. No la dejes sola, Lenny. Los demás, tenemos que buscar esa foto.

Había que hacerlo rápido y salir de aquel lugar cuanto antes. Hugo podría habernos preparado más trampas. No había tiempo que perder. Volví mi vista alrededor y me puse a buscar algo. Un cuerpo, cajones, un marco... Cualquier cosa. Tenía que estar ahí.

Intenté olvidar el dolor de la pierna. Cojeaba un poco, pero la necesidad de encontrar la foto era mayor. Ya habría tiempo de sacarse las astillas después. Vas a ir al infierno, maldito monstruo. Eres peor que los niños que te hicieron esto.

La pelirroja pegó un respingo al ver la sombra cruzar el espejo, pero un posterior barrido con la linterna dejó claro que habían sido imaginaciones suyas. Bueno, eso esperaba. Estaba claro que no estaban a salvo en aquel lugar. Hugo lo había dejado muy claro, y por si acaso no terminaba de creerselo, estaban los mensajes del movil. La preocupaban mucho más de lo que quería admitir.

Sin separarse demasiado de Jane, comenzó a caminar con cautela en dirección al espejo justo cuando el estruendo provocado por la caída de Lizzy llegó hasta sus oídos.

- Mierda.- Masculló mientras paraba de golpe y se dirigía hacia la puerta del ático linterna en mano.- ¿Todo bien ahí abajo?

Un suspiro inaudible salió de sus labios, era evidente que nada estaba bien. Por el ruido, la chica tenía que haberse hecho mucho daño. Sin embargo, lo mejor era asegurarse de que seguía entera. O al menos que no era nada grave.