Partida Rol por web

 -igual si abrimos el maletero alli podrian ir los dos que faltan, no sera comodo y no podremos ir muy rápidos, pero es mejor que dejarse gente fuera o que corran a nuestro lado, ¿que os parece?-

– O si no caben en el maletero por ser demasiado pequeño los dos que pesemos menos encima de los que vayan detrás o si caben en el asiento al lado del conductor.

-Bien, no vamos a perder tiempo. G, espera ahí con el arma, ¿entiendes, muchacho?- el hombre de color asiente mientras sigue apuntando a los podridos que van caminando, muy, muy despacio, hacia el grupo.

-Los dos con los palos al centro del coche, no van a durar mucho. Turner, cerca de la ventanilla de la izquierda, Gore a la de la derecha. Uno de los tíos con los palos vaya adelante que no hay lugar. G, tú vas en el maletero -el negro puteó a Barret por lo bajo pero al oficial le importó poco y nada pues, cuando terminó de decir su plan, todos lo miraron alucinados.

-Yo iré caminando al lado del coche. No van a acelerar a menos que no quede otra. Si son cinco podridos de mierda los distraeré, soy un oficial del ejército de los Estados Unidos de América señores y sé mi puto trabajo.

En eso el reverendo interrumpió.

-Padre usted, vaya entre Turner y Gore y no me joda los huevos padre, no tengo ganas.

Simplemente asiento a lo que dice Barret y ocupo mi posición frente al volante, tras un momento de duda decido no ponerme el cinturón de seguridad, espero no tener que correr, no con Barret fuera

Espero a que todo el mundo suba y Barret me de la orden de arrancar

Acato las instrucciones y espero a que el Predicador se acomode contra Tunner para ponerme al lado de la ventanilla. Antes coloco los seguros no fuera que cualquier roce no disparara la escopeta. No hago mas que mirar buscando otros que se nos aproximen.

Haber esto es muy extraño aquí delante estamos tan apretados que apenas nos podemos mover y detrás sólo hay dos… ¿Dónde esta el del lanzallamas?

Antes de que Turner arranque el vehiculo intento que Barret se de cuenta. – ¿Señor Barret ha enviado a algún sitio al del lanzallamas?

-Pero la puta madre...!

Dice Barret y entra en la tienda. Todos esperan unos minutos, dentro del auto. Entonces se sienten dos disparos desde el interior de la tienda.

Bajo del vehiculo todo lo rápido que puedo. – Turner puede que tengamos que salir rápido voy a ver que ocurre.

Entro en la tienda amartillando la escopeta por el camino y vigilando para no disparar al oficial.

-vale, vale, pero daos prisa- mantengo el motor encendido agarrando con fuerza el volante y mirando alternativamente a los zombies que se acercan y a la tienda

"vamos, vamos,vamos"

Gore entra tras Barret para comprobar que al hombre del lanzallamas... sólo le queda el lanzallamas. Un podrido de guardapolvo blanco lo está masticando dentro de la tienda. No tienen idea de dónde estaba ese bicho antes pero una puerta oculta, al fondo, les dá una idea.

Barret apunta y dice:

-Soldado, cuando le pegue un tiro en la frente, coja el lanzallamas. No hay tiempo para despedirnos, y por supuesto le tendremos que dar un culatazo a nuestro "ex" compañero para evitar que sea uno de ellos. ¿Comprende?

Ya he efectuado bastantes misiones para haberme preparado mentalmente para lo que encontraría tras la reacción del oficial al preguntarle por el del lanzallamas. – Comprendido señor – vuelvo a poner los seguros a la escopeta para el culatazo – estoy a punto. Sí le parece se lo entregaré a uno de los hombres que sólo llevan un palo.

Una vez dispara sin perder un segundo para meditar lo que voy ha hacer me planto detrás del que caminaba a mi lado hace unos minutos y le descargo con fuerza la culata de mi escopeta entre los ojos. Ni sabía como se llamaba.

Una vez compruebo que he alcanzado el cerebro con el golpe. Perdimos unos cuantos al limitarnos a abrirles la cabeza o hacerla sangrar recuperándose el podrido al cabo de unos segundos del golpe. Después le saco el lanzallamas y me dirijo al coche.

Barret asiente, prepara su arma y gatilla. Una bala impacta en la frente del podrido y lo hace caer inmediatamente. Luego Gore se acerca al compañero para partirle su frente.

-Bien, sí soldado. Tome el lanzallamas y llévelo afuera.

Barret se fija bien en la tienda y, por suerte o por desgracia para el pobre infeliz que murió, no hay más podridos aquí adentro.

Gore sale con Barret, unos pasos más atrás y el lanzallamas del sujeto que nunca salió de la tienda, en sus manos. Todos comprenden que no hay nada bueno que contar respecto a lo acontecido, pero G no evita proferir.

-¿Se murió? Joder... ¿hay de esas cosas ahí adentro, no?

Barret levanta la mano en señal de silencio y niega con la cabeza. G, por su parte sigue profiriendo insultos de todo color pero en voz baja.

Barret, espera a que Gore entre en el coche para avanzar.

Los podridos siguen casi tan lejos como al principio.

Antes de subir al coche abro la puerta de atrás del lado en el que voy y les alargo el lanzallamas. – Para uno de vosotros dos. Sino lo queréis decírselo a Barret.

No es exacto ha sido idea mía pero si se lo dijera los dos se pondrían desafiantes para demostrar que yo no les mando y no es el momento ni el lugar.

Abro la puerta de delante y al observar la culata con masa encefálica y sangre el Predicador no se pone tan ancho y no quedo aplastado contra la ventanilla.