Partida Rol por web

Tras mi lluvia de bolas de papel los soldados al fin se dan cuenta de mi presencia y afortunadamente lo hacen sin dispararme y todo.

Revista en mano y en el balcón, claramente se ve que he sido la autora de las bolas de papel. Les miro con una expresión mezcla de recelo mezcla de ganas de saltar ahí mismo para reunirme con personas normales y corrientes. Por si acaso, mientras pensamientos difusos pasan por mi mente, levanto las manos para que vean que sólo voy armada con la revista, sin hacer movimientos rápidos ni extraños.

- Hola...No disparen... No soy... eso... ellos... Esas cosas... -digo extrañada de oír al fin mi propia voz. La noche ha sido dura. Tras hablar miro la escalerilla de incendio que da al balcón de abajo y que luego hay otra que da al callejón en el que nos encontramos- ¿Puedo...Puedo bajar?

Mi expresión de miedo y angustia es lo único que no puedo controlar en este momento.

- Dios... Todo ha pasado tan rápido que no puedo todavía creérmelo. ¿Lo de anoche fue verdad? ¿Esto es realidad? Se me hace tan difícil creérlo... -pienso amargamente mientras espero la respuesta del grupo de militares.

 Aliviado veo que es una persona normal, o al menos eso parece. Asiento mirando a mis hombres

Tenemos una superviviente.

Luego vuelvo a mirarla a ella con expresión tranquilizadora. 

Tranquila, somos del ejército de los Estados Unidos. Baja de ahi con cuidado. Creíamos que ya no íbamos a encontrar a nadie, todo ha pasado muy rápido. ¿Tienes algo de comida en tu casa?, estamos escasos de reservas. Le digo por ultimo, sonriendo, al darme cuenta de la oportunidad.

Comida. Diablos, mi estómago parece despertar con un gruñido rebelde.

- ¿Cuándo fue la última vez que comí algo sólido? ¿Ayer al mediodía?

Ellos creen que estoy en mi casa. Me quedo mirándoles por unos instantes, apoyada en la barandilla:

- Bueno, esta no es mi casa... Ayer por la noche me tuve que atrincherar aquí. Me seguían. De la primera habitación no he pasado por miedo a... a encontrarme... más en casa -un escalofrío recorre mi cuerpo al recordarlo- Si quieren subir y echar un vistazo, todo suyo, yo... quiero largarme de este lugar cuanto antes

Dicho esto, bajo por la escalerilla para llegar al callejón. Se nota que mis palabras son ciertas: tengo ganas de largarme de ahí. ¿Y si siguen los muertos tras la puerta? Pues yo no pienso averiguarlo.

Chad escucha una voz femenina, que sale del primero B diciendo:

- Bueno, esta no es mi casa... Ayer por la noche me tuve que atrincherar aquí. Me seguían. De la primera habitación no he pasado por miedo a... a encontrarme... más en casa. Si quieren subir y echar un vistazo, todo suyo, yo... quiero largarme de este lugar cuanto antes

Chad continuaba deslizandose por el pasillo, hasta que helado escucho a una mujer hablar. En lo que habia empezado el dia, ironicamente hablando, ya habia visto o escuchado demadiados vivos. Se acerco aun mas al departamente de donde provenia aquella voz, ahora con paso mas normal.

Al llegar al mismo, toco la puerta con el puño cerrado.

Mientras estás diciendo eso a los militares, alguien toca a tu puerta. Son tres golpes cortos pero precisos.

Tenía intención de empezar a bajar por la escalerilla, y de hecho estaba haciendo ademán de ir bajando cuando escucho un ruido. Un ruido del apartamento. La puerta. La misma puerta que tuve que atrancar anoche para que un grupo de esas cosas me dejaran tranquila.

Miro a los soldados y luego vuelvo a mirar hacia el apartamento.

- Esperen. Creo que alguien ha llamado a la puerta...Si grito, ya saben... Uff... -digo no sin temor y me dirijo hacia el interior del apartamento con mucha cautela.

- ¿Y si es alguno de esos seres?... ¿Saben llamar a las puertas?... ¿Y si no estan llamando, sólo golpeándose la cabeza contra la puerta para tirarla abajo...? Los golpes serían más fuertes... Pero aún así... Si es una persona que necesita ayuda no sé si me podría perdonar el darle la espalda... -pienso mientras me quedo de pie en el umbral de la puerta del balcón, indecisa.

Finalmente, mi curiosidad me lleva y me acerco con mucho cuidado a la puerta, tratando de acercarme para ver a través de la mirilla haciendo el mínimo de ruido posible.

Jéssica vé a un joven de unos veinticinco años. Cabello rubio, corto, ojos tranquilos. Está esperando a que abran. Se lo vé tan en paz que la chica por un momento debe parpadear para estar segura de que no está soñando.

No me lo puedo creer. Tenemos vecinos y todo, pero parece una persona totalmente normal. Anormalmente normal precisamente cuando el mundo se está derrumbando. ¿Este chico sabrá lo de los muertos intrépidos? Más pensamientos paranoicos pasan por mi mente, pero no, creo que los muertos no saben disfrazarse y aguantar medio segundo sin jadear, ansiosos por comerse mi carne. Aún así...

- Si estás vivo di "hola, holita"... -murmuro pegada a la puerta. Seguro que los muertos no tienen sentido del humor.

Si responde normalmente antes de que se me pase por la cabeza abrir la puerta le viene otra pregunta:

- ¿Qué haces aquí? -pregunto con curiosidad- Es decir... ¿vives aquí o... algo así? Si buscas al antiguo inquilino no sé dónde puede estar. Ya sabes. Con todo esto que está pasando...

Mi enorme curiosidad me apremia para que le abra, pero el miedo a volver a sentirme expuesta hace que me mantenga de momento alerta. Pero...

- ¿Si estuviese en peligro tendría ese aspecto de estar tranquilo? Quizás sea un militar... o quizás un tio que se aprovecha de los supervivientes para robarles. Vaya, me he vuelto muy paranoica...Como mi abuela...Ugh, vaya... -pienso mientras escucho la respuesta del joven.

Chad toco la puerta de una manera... demasiado civilizada. Nunca se le habia ocurrido hablar. Hacia tiempo no lo hacia. Pero era completamente natural que la persona que estuviese del otro lado, creyera que el golpeteo fuera cualquier cosa. Un animal, algo que arrastro el viento, incluso un muerto.

Casi se sorprendio al oir la voz de una mujer. Y vaya que hablaba. Chad sonrio. Seguro la habia asustado. En dias de paz, asustar a la gente le resultaba divertido, pero ahora se avergonzo por su acto.

Carraspeo un poco la garganta y timidamente pronuncio: "Si... si... hola. Lo siento. Es que no sabia que habria alguien mas. Hace dias que no veo a nadie... vivo. Soy del 2 B".

"Despues de todo... siempre hay esperanzas, ¿verdad?".

Apoyando la frente sobre la superfície de la puerta, lanzo un pesado suspiro. Parece una persona normal y corriente, así que decido quitar el atrinchamiento que coloqué la noche anterior tras la puerta y abro la puerta. Cuando la abro, cojo al extraño del brazo y lo llevo rápidamente al interior del piso, volviendo a cerrar rápidamente.

Le miro entre asustada y extrañada, examinándole, por si parece herido, por si parece un muerto que sabe hablar, por si es normal.

- Me estoy volviendo una paranoica... Y no nos olvidemos de la impresión que causo, una loca que atrinchera a los vecinos en un piso que no es suyo... ¡Ja! -pienso

Tras inspeccionarle y asegurarme de que todo es normal, vuelvo a poner el atrinchamiento detrás de la puerta.

- Bueno... vecino del 2º B...Yo soy la ocupa del primero, encantada de conocerle -me agacho y recojo mi mochila. Dirijo mis pasos hacia el balcón, de nuevo-  Me encantaría que me hiciesen una fiesta de bienvenida en el bloque, pero abajo tengo a unos soldados esperando... -Le miro expectativa- No sé cómo es su situación, pero la mía da pena. No quiero pasar otra noche aquí atrincherada, sola, sin saber qué ha pasado o qué tengo que hacer -y aterrada, claro... estoy muerta de miedo- Así que... La invitación está hecha -digo ya en el balcón y saludando de nuevo a los soldados, si es que andan aún en el callejón. Si hiciese falta repetir el saludo de las bolas de papel, lo haría.

 Creo que lo mejor será mirar dentro del piso, ella poco podrá hacer si está tan asustada. 

Les digo a mis hombres comenzando a subir la escalera sin soltar la vara, se hace mas trabajoso, pero mientras la tenga no habré de gastar munición.

Cubridme mientras subo, luego vosotros.

 ¡Vamos a subir señorita! ¡Quédese donde esté!

Grito para que me pueda oír desde dentro.