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The Elder Scrolls - Helgen

[Rol libre] Los lugares que he visitado

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19/07/2017, 20:49
Narrador

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

El otoño se había presentado con absoluta virulencia, el clima frío de Skyrim empezaba a golpear con firmeza y las primeras nieves caían inconstantes sobre la provincia de Falkreath. Lo curioso era es que no sabías cómo habías llegado hasta allí, y lo último que recordabas era el acomodarte en tu camastro bien cubierta de mantas tras fornicar con Kennard. Él se había quedado profundamente dormido, tú también, pero ahora sin darte cuenta estabas avanzando a través de un suelo nevado en medio del bosque en plena noche.

Curiosamente no sentía excesivo frío, pues descubriste que llevabas tu camisón, pero te apoyabas con ayuda de tu báculo. La propia luna brillaba, ¿cual era de las dos? No importaba, porque no había ni rastro de la otra. Todos esos indicios deberían haberte puesto nerviosa, tensa, pero lo aceptaste con absoluta normalidad. Pero el primer rastro de curiosidad, incertidumbre, te llegó cuando escuchaste un atenuado jolgorio procedente de algún lugar más adelante.

Seguiste el sonido, empezaste a ver tenues luminarias suspendidas en el aire que se revelaron como pequeños farolillos que se colgaban festivamente alrededor de un claro. Una mesa de madera noble centraba la atención del claro, repleta de toda clase de manjares y sus comensales eran de lo más variopintos: había miembros de todas las razas y posiciones sociales, unos veinte, y todos ellos comían y conversaban animadamente. Pero no pasaste demasiado tiempo inadvertida.

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19/07/2017, 21:01
Sam Guevenne

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

¡Seretide! ¡Aquí! movió la mano uno de los comensales, el que presidía la mesa, con una sonrisa amplia y alegre. Acércate. Que bueno que hayas venido, siéntate a mi lado. empujó a un argoniano que estaba sentado junto a él, cayó al suelo y se esfumó como si fuera aire. Sam Guevenne lo miró con cierta condescendencia. Para ti ya era la hora de despertar, lagartijo. un coro de risas le dieron pábulo al comentario del hombre que golpeó el respaldo de la silla para que te acercaras.

Come y bebe con nosotros, querida. ofreció el anfitrión, uno que conocías muy bien.

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19/07/2017, 21:16
Seretide

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Caminó a través del páramo nevado,  desprovista de abrigo, del calor de cualquier estufa u hoguera. Notó el tacto frío de la nieve, bajo los pies, sin que ésta pareciese dañar su piel. Avanzó, como si a la vez supiese y no tuviera conocimiento de a dónde ir, y pronto se sintió atraída por el sonido del jolgorio. 

Se detuvo a observar, con una curiosidad que fue transformándose, poco a poco, en deleite. Hacía ya más de un mes entero que no asistía a una buena juerga. Lo echaba de menos. Al igual que, inconscientemente, había echado de menos aquella voz conocida que llamó su nombre. Era curioso. A penas la había escuchado un par de veces, y ya formaba parte de aquellas cosas que le resultaban súmamente agradables. Al igual que aquel rostro bretón, de sonrisa pícara y divertida.

Esbozó una sonrisa, sin casi darse cuenta. Una que se volvió torva y maliciosa cuando observó cómo la encarnación de Sanguine, su Señor, empujaba a una maldita lagartija del sitio que ocupaba a su lado para dejar lugar para ella. 

Avanzó, temendamente complacida, uniéndose al coro de risas, hasta llegar a la mesa- Mi Señor...-saludó, inclinándose ante él, antes de sentarse, aceptando su ofrecimiento, mirando hacia un lado y hacia otro, saludando con un asentimiento a los presentes para acabar, invariablemente, volviendo a prestar atención a la figura que presidía la mesa, mientras tomaba una copa, que sabía, estaría llena, y la llevaba a los labios, suspirando de gusto y nostalgia al sentir el sabor del brandy cyrodíilyco en el fondo de su garganta. 

Notó sus mejillas de pronto arreboladas, y una calidez anticipatoria recorriéndole la espalda. Notó cómo se encogía su vientre, cómo se apretaban entre si, casi inconscientes, sus muslos, mientras observaba el perfil del rostro de Sam Guevenne. Sí, sin duda se sentía... Satisfecha de poder estar sentada en aquella mesa. 

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20/07/2017, 01:07
Sam Guevenne

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Esta noche que nadie se esté de nada. Comed. Bebed. exclamó el avatar de tu señor, varias manos se alzaron dando un jubiloso griterío. Los manjares eran todos apetitosos, guisos de las mesas de la nobleza, carne de caza mayor, y la gente comía sin descanso, Sam también lo hacía como un pozo sin fondo. Incluso a ti te abrió el apetito.

Dime, querida Seretide, ¿cómo has estado estas últimas semanas? dio un mordisco a un muslo de pollo. Porque han sido semanas, ¿no? A veces es complicado llevar la cuenta del tiempo.

Comida, bebida, por cada mordisco o trago que dabas todo permanecía. Daba la sensación de que aquel banquete nunca terminaba.

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20/07/2017, 01:16
Seretide

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Alzó la copa, en honor al anfitrión, y al notar el repentino vacío en su estómago, echó un vistazo sobre la mesa, decidiendo servirse una porción de pastel hojaldrado de pollo y manzanas, descubriendo, tal y como sospechaba, que era el mejor que había probado nunca.

Hizo bajar el pedazo con un par de sorbos de vino, y se relamió los labios, antes de contestar- Un mes, más o menos. -confirmó- Ha sido... Interesante en general. Aunque muy aburrido a ratos. Es un pueblo muy pequeño, Helgen. Con gente muy prejuiciosa y racista en el lugar menos sospechado, poco dada al jolgorio. -explicó, mientras comía- Pero sin duda me ha sido de ayuda el hombre que debía encontrar por la senda del río Blanco. Me ha proporcionado... Interesantes divertimentos. Y calor durante las frías noches, claro. 

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20/07/2017, 01:25
Sam Guevenne

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Más y más comida sustituía a la que comías, pero por mucho que probaras bocado no saciabas tu hambre. De hecho no era hambre lo que sentías, sino absoluta gula por los manjares que danzaban delante de ti.

Me agrada saberlo. Me agrada saberlo. asintió satisfecho dando un trago de vino cyrodíilico como si fuera agua. Pero el adecuado, donde debes estar.

No se extendió por la razón por la que debías estar ahí, limitándose a bromear con otro de los comensales, una hermosa dama imperial de aspecto recatado, pero de indudables gustos censurables por la sociedad, ¿por qué otra razón podría estar presente?

El caso es que te he mandado llamar, porque satisfecho como estoy de ti, he decidido que nuestra relación suba un escalón. dijo decidido mirándote con firmeza. Has servido bien a mis propósitos, y proyecto grandes cosas en ti, por lo que para apoyarte en esa empresa he decidido otorgarte un nuevo don.

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20/07/2017, 01:32
Seretide

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

 

Pronto se encontró a si misma rebañando las últimas migajas del plato, bebiendo una generosa cantidad de vino de su copa y posando la vista, con absoluto deseo, sobre un manjar de carne con salsa de moras, que se llevó a la boca con deleite para lamer sus dedos, uno a uno, posteriormente, limpiándolos con detenimiento.

¿Un nuevo don, mi Señor?- preguntó, con evidente curiosidad, notando de nuevo aquel escalofrío bajando por su espalda, y una pequeña pulsión en el bajo vientre que evidenciaba el placer que sentía al escuchar que se encontraba satisfecho con ella. 

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20/07/2017, 01:39
Sam Guevenne

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

El báculo que te entregué, guarda mayores poderes de los que en su momento te otorgué. explicó con tranquilidad, empezó a catar un pastel de melocotón con absoluta entrega. Excelente. Excelente.

De nuevo un silencio en la mesa, interrumpido por la comilona desaforada que había sobre la mesa. Podías ver como algunos comensales se ponían en pie y se esfumaban, solo para ser sustituidos por otros. Sam llamó tu atención de nuevo.

Acércame el báculo. inquirió el daedra, y al hacerlo extendió la mano acariciando los pétalos tallados de su cabeza y pronto parecieron volverse reales, pues como una rosa de verdad se abrió el capullo cada vez más. La Rosa de Sanguine, mi rosa. torció la sonrisa divertido. Se irá abriendo otorgándote parte de mis poderes. Y mis favores, claro.

Un bufido de queja brotó entonces de la dama imperial que tenías enfrente, aquello llamó la atención, y diversión, de Sam que volvió su mirada hacia ella.

¿Celosa, mi señora Melissa? No tenéis porque, querida dama. se excusó como si le rindiera cuentas, aunque estaba claro que estaba jugando. Seretide, os lo aseguro, merece mis favores. No la habéis visto en acción. rió de buena gana, pero la mujer puso en duda tal cosa. Sam se volvió hacia a ti con gesto divertido.

Bien me parece que te ha salido una feroz rival, Seretide. sonrió entusiasmado echando un nuevo trago. La dama Melissa pugna desde hace años por mi favor, pero solo en sus sueños más húmedos ha tenido el placer de conocerme. Y ciertamente.. a raíz de su devoción, estoy planteándome seriamente la titularidad de mi Rosa..

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20/07/2017, 02:00
Seretide

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Observó, con cierta fascinación,  la apertura del capullo, acariciando la delicada flor recién abierta con cuidado, deslizando lentamente la yema de los dedos, para detenerse, abruptamente, al escuchar aquel bufido, enarcando una ceja y dedicando una mirada de soslayo a la mujer que protestaba, para volver a mirar al avatar de Sanguine, frunciendo el ceño con una expresión que estaba a medio camino entre el temor y el reproche- Devoción... ¿ Y cuestiona vuestras decisiones? Lo dudo mucho...- dijo, volviendo a mirar a la mujer, ahora directamente - ¿ Quieres la Rosa? ¿La Rosa que tu señor me ha dado ? Ven, y te la meteré tal y como él ha hundido su verga carnal entre mis piernas. -sonrió, maliciosa- Sí no te has corrido para cuando acabe contigo, quizá me planteo dártela, con el consentimiento de su verdadero dueño.

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20/07/2017, 02:17
Sam Guevenne

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

La respuesta de Melissa estuvo a punto de ser explosiva, lo viste en su mirada, pero rápidamente intervino riendo el señor daédrico.

¡Calma! ¡Calma! exclamó riendo, os miró mutuamente. No hace falta llegar a la violencia para solucionar esto. parecía serio, pero no ocultaba lo profundamente entretenido que estaba. Se mesó la barbilla.

La verdad es que ambas sois excelentes candidatas para llevar mi Rosa. reflexionó pensativo, se recostó sobre su silla pensativo. Delante de él los presentes seguían comiendo, ajenos a la disputa. Cierto es que Seretide fornicó con tres de mis daedra a la vez. te miró con un asentimiento de aprobación. Cierto también que Melissa se acostó con su padre y su hermano para demostrarme su entrega.

¿Cómo podríamos solventar esta disputa? teatralizaba sin pudor, divertido por la situación. Quizá una especie de concurso, una competición deportiva. Sería ideal para animar la fiesta en ciernes.

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20/07/2017, 02:26
Seretide

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Su sonrisa se ensanchó, al ver que la dama imperial había estado a punto de explotar. Observó a continuación a su señor, con detenimiento, sintiéndose halagada de que hablase de su "hazaña", aliviada de que no desease que aquello se resolviese de manera abrupta, pero presintiendo sus intenciones. Quería divertirse.Quería presenciar un espectáculo a su costa y a la de la dama imperial. Y en cierto modo, aquella idea pérfida le produjo una satisfacción medianamente perversa.

- ¿Qué tenéis en mente, mi Señor?- preguntó, volviendo a tomar un sorbo de vino, notando cómo de pronto de le había secado la garganta.

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20/07/2017, 02:35
Sanguine

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Durante un largo rato el anfitrión pensó en una buena opción, pero quizá no era por falta de opciones, sino por demasiadas. El Príncipe de los Excesos abandonó su representación mortal en un sutil cambio de cuerpo, y la mesa se evaporó con todos sus manjares. Hubo una queja inicial, más por la sorpresa que porque alguien se molestara por tal acción, pues Sanguine apoyaba la cabeza en una mano en lo que ahora era su trono de madera envuelto en puntiagudas raíces de un rosal.

¡Queridos invitados! exclamó al fin. Es hora de que este sueño de gula adquiera unos tintes más eróticos. proclamó y os señaló a ambas. Estas dos exuberantes damas desean ganarse mi favor, y me veo en la tesitura de otorgarlo a la vencedora de un certamen.

Se propagaron los murmullos entre los presentes, las miradas también encima de vosotras.

Por favor.. mostraos a mis ilustres invitados. propuso el daedra. Melissa avanzó delante de Sanguine, era una mujer muy hermosa y sofisticada, su vestuario mostraba lo justo para que la imaginación volara. Una larga cabellera oscura, una mirada penetrante que incitaba al pecado, y unas formas perfectas. Esta se ganó los aplausos y silbidos aduladores de los presentes. Acto seguido te miró con una sonrisa desafiante.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Carisma de Melissa

Tirada: 1d20

Resultado: 12(+4)=16

Notas de juego

Tirada de Carisma oculta si "te muestras"

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20/07/2017, 02:51
Seretide

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Un ramalazo de excitación brotó de entre sus piernas, obligándola a emitir un leve suspiro contenido al observar a Sanguine en su verdadera forma, que relacionaba inevitablemente en su mente con oleadas de placer inabarcable. 

Observó, tambien retante, a su rival. Y tuvo que reconocer que era hermosa. Hermosa y sofisticada. Aunque aquello no llegó a amilanarla. Le dedicó un asentimiento, un reconocimiento a su hacer y a su aspecto- Que gane la merecedora del favor del Príncipe de los Excesos. - pronunció,  casi devota, antes de adelantarse, y en un movimiento grácil, dejar caer las tiras del escueto camisón que llevaba puesto, dejándolo caer a sus pies, y apoyando la mano izquierda sobre su cadera, apartando su melena a un lado con un suave movimiento de cabeza para permitir que los celebrantes allí reunidos se deleitasen observando su piel oscura, sus pechos turgentes, y los pequeños adornos de turmalina que colgaban de sus orejas y decoraban su ombligo, y la fina cadena que unía sus pezones anillados.

Era aquello lo que había llevado sobre su cuerpo la primera vez que había asistido a los salones del Príncipe de los Excesos. Y quizá,  el recuerdo, tan vívido, se manifestaba ahora sobre su piel. 

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Mostrar cacho

Tirada: 1d20

Resultado: 18(+6)=24

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20/07/2017, 03:08
Sanguine

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

El público te jaleó entusiasmado cuando te exhibiste de aquella forma, uno de los presentes se acercó a tocarte, pero con una mirada el Príncipe de los Excesos lo fulminó haciendo que se evaporara, no sin soltar un grito.

Creo que ese va a tener un brusco despertar. bromeó con cierto aire malicioso. Movió la mano al público. Estoy muy contento con ambas, por eso estoy dispuesto a compartiros con mis invitados. dijo ufano. Creo que ya lo sé.. dijo pensativo. Creo que dejaré que folléis las dos delante de mi, mis ilustres invitados os disfrutarán.. pero con una condición de victoria. La primera que llegue al orgasmo perderá. Solo os correréis a mi orden, y contaré a cuantos invitados satisfagáis antes de eso.. hablaba pensativo, como si la mera sensación de contemplar aquello le divirtiera. Quien gane.. obtendrá mi Rosa.. y mi.. bendición.

Obviamente los invitados aplaudieron entusiasmados la propuesta de Sanguine, no era para menos, Melissa sin dudarlo se volvió hacia estos con mirada provocadora, luego te miró a ti con una mirada más retadora que provocadora.

¿Listas? os miró la una a la otra con una sonrisa burlona.

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20/07/2017, 03:27
Seretide

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Tuvo que reconocerlo. Durante un instante, mientras escuchaba las normas impuestas por Sanguine, no pudo evitar observar a Melissa, con la intención de medirse con ella. Y la descubrió haciendo exactamente lo mismo, lo cual no era de extrañar. Había mucho en juego, sin duda. Y esperaba poder contar con la ventaja de su experiencia y su demostrado aguante. Aunque temía que Melissa tuviera también excelsas capacidades en aquel sentido. 

No obstante, el ser ofrecida, vitoreada, deseada de aquella manera tan palpable acabó por terminar de lubricar el camino hacia sus entrañas, y tras avanzar la dama imperial, no titubeó. Dedicando una última mirada ferviente a su patrón,  avanzó, entreabriendo las piernas, en un gesto de claro ofrecimiento- Siempre.- respondió, antes de sentir cómo se le encogía el estómago. 

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20/07/2017, 03:41
Narrador

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Tal como te ofreciste, Melissa hizo lo propio, de inmediato los celebrantes cayeron sobre vosotras con lujuria. Pronto perdiste el contacto con tu rival, pero por sus exagerados chillidos estaba claro que disimulaba perfectamente y, luego, realmente gozaba de lo que le estuvieran haciendo.

En cuanto a ti, el primer hombre te puso de rodillas sacando su verga, pronto se le unieron dos más, hicieron que saciaras tu gula con sus miembros, otros manoseaban tus pechos o directamente atacaban tu entrepierna. En cierta ocasión, uno de ellos hizo que tragaras entero su miembro empujándote por la nuca, hasta casi el ahogo, pero soltó lastre ante la queja de otro que quería siguieras mamando devotamente.

En esta circunstancia, alguno de los presentes eyaculó sobre ti notando su semen caliente caer sobre tu cuerpo. Otros simplemente se masturbaron mirándote, y otros esperaron turno para ponerte a cuatro patas para encularte. Delante de ti te recibía otra polla, la cual empezó a follarte la boca sin esfuerzo. No eran tan violentos como los dremora, pero más numerosos, y cuando uno se corría otro lo sustituía. Uno tras otro te iban tomando de distintas formas y deseos, sentiste con los que disfrutaste, otros que simplemente te usaron para su placer, y los que menos gozaron con el tuyo. Perdiste la cuenta de los hombres que te usaron, pero el placer que iba germinando en ti crecía cada vez con mayor fuerza a cada momento.

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20/07/2017, 14:05
Seretide

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Recibió a los entusiasmados celebrantes con temor innegable a entregarse de aquella manera multitudinaria, a la par que un deseo ferviente que no podía ser suprimido por la mera consciencia. Era como si el vino, si la comida a la mesa de Sanguine hubiese prendido sus entrañas, y el básico instinto de supervivencia que debía llegar ante lo que suponía casi una violación masiva, estuviese suprimido y soterrado en alguna parte de su mente, para dar lugar a un ansia irrefrenable por ser llenada y utilizada una y otra vez. 

Abrió la boca, recibiendo la verga del primer hombre que se aproximó a ella, y pronto comenzó a perder la cuenta. Escuchaba los gritos de Melissa de fondo, al principio, pero pronto no fue capaz de percibir nada más que no fuese carne, jadeos, gemidos o semen. O quizá la boca de la imperial se encontraba igual de ocupada que la suya, lo cual era bastante probable.

Tragó la semilla de varios hombres, y sintió como la de otros tantos caía sobre ella, marcándola, regándola. Su sexo recibió una acometida tras otra, sin descanso, y lleno igualmente de esencia viril, goteaba, tembloroso, cada vez que era abandonado para recibir a un nuevo inquilino acto seguido. 

El tiempo, como bien había apuntado antes su señor, transcurría de manera extraña. No era capaz de discernir cuántas horas podrían haber pasado, y en un determinado momento dejó de preguntárselo. Abandonada a los designios de Sanguine y sus celebrantes, trató de mantenerse cuerda, apretando los dientes cuando podía, boqueando, para mantener aire dentro de sus pulmones. 

Algunos la tocaban, la penetraban de manera exquisita o lamían entre sus piernas, provocando que la tensión que se acumulaba en su bajo vientre temblase, como si estuviera a punto de romperse. Quizá llevase dos decenas, o tres, ¿o cuatro? Pero la cuestión es que la sensación iba acrecentándose, volviéndose poco a poco incontenible.

Trató de buscar con la mirada a la imperial, incapaz de vislumbrarla entre tantos cuerpos. Trató de prestar atención a sus gemidos, para saber cuán cerca estaba del orgasmo, pero era imposible saber cuáles eran los suyos, o los de ella misma, que también gemía, enardecida y al mismo tiempo frustrada, prendida desde el rincón más profundo de su ser al saberse observada y puesta a prueba por el Príncipe de los Excesos. 

Notaba su sexo estremecerse, y una nueva acometida, un nuevo visitante, la hacía gritar, y apretar los puños- No... No... Más suave... Más despacio... Me voy a correr...-pidió, implorante. 

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20/07/2017, 14:52
Sanguine

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

No había suavidad, no había contención. Solo el deseo más desenfrenado y animal poseyéndote una vez y otra. Chorreabas semen por cada orificio de tu cuerpo, tu piel embadurnada por la semilla de innumerables hombres que te habían usado para su desaforado placer, y tú, sometida a esa placentera vejación, sentías el próximo orgasmo alcanzarte.

En ocasiones tu esfuerzo por mirar a tu rival tenía éxito, veías su cabellera negra tirada hacia atrás mientras alguno la sodomizaba sin contemplaciones y otro se la fornicaba por la boca. La veías sufrir y gozar a partes iguales, un espejo en el que mirarte, a coro con las sonrisas lascivas de los hombres que os rodeaban.

Aquel desenlace solo estaba en manos de Sanguine, que contemplaba extasiado y satisfecho lo que sucedía delante de él. Como una sinfonía exquisita a la que acompañaba sutiles movimientos de la mano, cada giro era una verga que entraba en ti, cada movimiento suave su salida, y cada cierre de puño otro hombre que eyaculaba en ti. Era un retorcido director ante una orquestra desenfrenada.

Basta. alzó la mano repentinamente. Los hombres se detuvieron en seco, se apartaron, uno de ellos no pareció haber atendido a la orden del señor daédrica, pues seguía sodomizando a Melissa que chillaba desconsolada oyéndose únicamente el choque de la cadera del varón en su trasero. Aquello no agradó a Sanguine, pues un nuevo gesto hizo que aquel tipo se esfumara del sueño, probablemente con un fatal despertar como el anterior.

Ha sido un espectáculo extraordinario, queridas celebrantes. Gatead hasta a mi, dejad que os huela, dejad que os lama, dejad que contemple de cerca vuestra entrega. sin levantarse de su trono floral, Sanguine os miró alternativamente.

Melissa obedeció gateando dolorida por las sodomizaciones, gimiendo de placer a cada avance al notar como su vagina palpitaba tan sensible que el mero roce de sus piernas era una suerte de masturbación. La mujer imperial tenía ya poco de distinguida, sometida a los placeres de los celebrantes se encontraba igual que tú. Al llegar se arrodilló cerca de Sanguine juntando las piernas con sumisión delante de su señor.

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20/07/2017, 15:17
Seretide

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

 

Boqueó, exhausta, tratando de coger fuerzas cuando los celebrantes se detuvieron bajo la orden de Sanguine. Apretó los puños, temblorosa. Separó las piernas, tratando de no rozarse. Escuchó de fondo el sonido característico del choque de caderas, los gritos de Melissa, y maltrecha y llena de semen trató de alzarse, avanzando a cuatro patas, con toda la gracia que era capaz de emplear en aquel movimiento, mirando bevemente a la imperial mientras se acercaba al trono de su Señor. 

Sí, era una visión exquisita, pensó. Casi tanto como ella misma, igualmente cubierta de semilla y arrebolada, con las mejillas surcadas de lágrimas de puro esfuerzo. Avanzó, entre jadeos, dirigiendo su mirada fervorosa hacia el rosal en el que reposaba el daedra. Y en su proximidad, se arrodilló, de igual manera, con las piernas separadas, notando cómo su sexo iba dejando un reguero de excitación y semilla tras ella, en forma de pequeñas gotas. 

Cerró momentáneamente los ojos, tratando de recomponerse, de centrarse, y esperó, con el corazón desbocado, el juicio de su Señor. 

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20/07/2017, 15:39
Sanguine

2 de Helada, Anochecer, Un lugar en el bosque

Sanguine os contempló gozoso delante de él, el príncipe daédrico se inclinó hacia vosotras acariciándoos el pelo a la vez. Un placentero escalofrío te recorrió el cuerpo por su mero tacto, lo mismo notaste en Melissa que soltó un suave gemido.

Ambas os habéis entregado con devoción por mi causa. dijo mientras volvía a recostarse en el trono. Se me hace difícil saber quien ha obtenido la victoria, he perdido la cuenta de los hombres que os han follado, sodomizado, usado.. admitió con un tono casi humorístico. Entonces movió la mano, y las raíces de su trono se extendieron bajo vuestros pies y esos zarcillos espinados se enrollaron en las muñecas y tobillos, sentiste el dolor de las espinas clavándose en tu piel, pero a la par un placer nacido de ese dolor. La obra mágica de Sanguine os dejó suspendidas en el aire, con las piernas abiertas que goteaban el semen aun caliente de vuestro interior.

Pero el disfrute absoluto no os ha llegado aun, pues ni siquiera os he dado el permiso para alcanzar vuestros orgasmos. explicó paciente mientras las hebras del rosal os atraían hacia Sanguine, estas os dejaron ante él con los brazos y piernas extendidas, como si os encontraseis atadas a una pared. Porque vuestro placer me pertenece. 

El daedra extendió las manos, una a cada una, y os acarició la entrada a vuestra vagina a la par notando lo sensible que estabais. Solo ese gesto generó un estallido de placer tan intenso como todo lo que habías sufrido, y sentido, con los celebrantes hacia apenas unos minutos. Sanguine se puso en pie, os rodeó con tranquilidad, las plantas respondían a sus deseos inclinando vuestro cuerpo para que el daedra tuviera mejores e impúdicas visiones de vuestros cuerpos.

Melissa gemía lastimera, afectada por aquella situación, poseída y tomada. Sus ojos entrecerrados, sus lagrimas marcando su cara como lo hacía el esperma que goteaba de su cuerpo. Tan sujeta como tú lo estabas, sumisa a los designios de vuestro señor, ansiosa por complacerlo.

La pregunta es.. ¿cual de las dos debe recibir mi bendición siendo follada por mi? se preguntó como si aquello resultara una dura decisión.