Partida Rol por web

Otra noche mas tienes que currar protegiendo la puerta de la discoteca "Dark Night", la discoteca de Meredith Brooks. El sitio no está nada mal para cazar y realmente te diviertes cuando le partes la cara a un capullo que la monta en el local.

Esta noche está siendo bastante tranquila y no hay mucha afluencia de gente. Desde que abrieron la discoteca "Heaven" propiedad de un tal Lefebvre ha descendido considerablemente la afluencia de jóvenes. has estado incluso planteandote ir a pedirle trabajo si esto empieza a ir a peor.

De pronto vuelves a la realidad al oir el estruendo producido por una luna rota; a unos veinte metros de donde estas tú un afroamericano blandiendo un bate mientras suelta insultos y amenazas contra los dueños del local. Te hace señas para ver si tienes "cojones" de ir a por el. Ves que cerca de el hay otro par de afroamericanos, seguramente sean dos de sus amigos que vienen a ayudarle.

Tras echarle un vistazo reconoces a ese capullo, uno de los porteros lo echo el pasado sábado tras acosar a una de las camareras. Esbozas una sonrisa porque ese imbecil acaba de alegrarte la noche.

Imbécil... tuvo suerte de que yo no estuviera de guardia la otra noche. Si no, este negro ya estaría muerto, al igual que todos sus malditos colegas. Mis compañeros de profesión habrían hecho bien eliminandolo. No importa. Yo emmendaré su error.

Dejo mi posición delante de la puerta de la discoteca y me quito las gafas de sol, guardándolas en el bolsillo de mi chaqueta. Fijo la vista en la mirada del joven durante un segundo, como diciendo "lárgate ahora o te mato". Perfecto, no parece enterarse.

- ¿Preparado para morir? - susurro para mi, sin poder contener una sonrisa ante las prespectivas.

Mis instintos hacen que flexione las piernas para abalanzarme sobre él, pero mi cerebro, más lento en reflejos, me hace parar.

Cuidado, debo tener cuidado. Dejaré que sea él el que se acerque...

- ¿Tenéis algún problema, mamones?

El grupo de "negratas" te mira fijamente y luego se acercan amenazadoramente.

- Eh!mamoncete serás tu blanquito de mierda!...y el que tiene problemas eres tu porque se ve que tienes que ganas de chupar unas cuantos hostias...

Se quedan a un metro de ti. Esperando a ver como reaccionas. Les ves en la cara que tienen ganas de pelea, lo estan deseando.

Je, bienvenido seas.

- Lárgate. - repito de nuevo, sin mucha convicción. Al ver la negativa del hombre, sonrío de nuevo. Con calma y sin perder la sonrisa, me quito las gafas de sol y me las guardo en un bolsillo de la chaqueta, dejando al descubeirto mis azules ojos. Doy un rápido vistazo a mi espalda y, de golpe, me giro de nuevo y le doy un puñetazo en medio de la cara al pobre individuo, que sale rebotado. Sin prestar mucha atención a sus dos colegas, me abalanzo sobre él, alzandole y dejándolo a mi misma altura. Cojido por las solapas como lo tengo, empiezo a darle cabezazos en la frente, hasta que la sangre sale a borbotones de su nariz. Tras unos pocos golpes lo arrojo al suelo, preparado para dedicarme a sus dos amigos.

... y luego, el banquete. Tiempo hace que no me alimento de un negro, el último fue la semana pasada, creo.

De pronto, veo el bate de beisbol que el merodeador llevaba tan orgulloso.

- Je, ¿dónde estás ahora, gallito? - digo, dirijiendome al hombre inconsciente. - Yo te diré dónde; estás en el maldito infierno.

Salvo con un par de pasos la distancia que nos separa y le bajo los pantalones al pobre diablo.

- ¡Métete esto por dónde demonios te quepa! - le susurro, refiriendome al bate, mientras me dispongo a hacer realidad mi amenaza...

El joven se queda petrificado tras recibir el golpe que le has dado. Y cuando le bajas los pantalones se mea encima salpicandote las botas.

Sus compañeros se marchan corriendo tras ver como le has golpeado, asi que te encuentras solo con el aunque hay gente en la entrada de la discoteca que esta observando la escena.

Asi que si deseas alimentarte de el deberás llevarlo a un callejón cercano.

- Vaya, al parecer hemos armado demasiado revuelo y nos han oido, amiguito. - le susurro a mi victima, con una sonrisa. - Tranquilo, pronto estarás muerto. - dirijo un furibunda mirada a los observadores - Y vosotros, como no os vayáis, también. - musito, sin ser oído.

- Señoras y caballeros. - les digo - Sigan, por favor, con sus ocupaciones, que yo me encargo de... es este despojo.

Levanto al hombre negro y lo arrastro hacia un callejón, donde de él me alimento y lo dejo en un contenedor cercano.

Espero que descubran el maldito cadáver y me acusen a mi; necesito juerga, mucha juerga.

Con una sonrisa de suficiencia, me pongo de nuevo las gafas y me coloco correctamente el pañuelo en la cabeza, silbando "The number of the beast", de Iron Maiden, cada vez más efusivamente.

El joven se revuelve para evitar que lo lleves al callejón, cuando sales del callejón puedes escuchar las sirenas de la policía acercándose. Seguramente algun transeunte llamó a la pasma y denunció la pelea. Tienes un minuto o dos como mucho para decidir que hacer.

Al oír las sirenas de la policía, me meso la barba, como si estuviera meditando qué hacer, pero sin advertir la urgencia del momento.

Está bien, está bien... - admito - A lo mejor contra tantos polis no voy a poder. Mejor será que desaparezca un tiempo.

Así pues, me quedo con las ganas de machacar a los policías y, con un gruñido, echo a correr hacia el callejón sin mirar atrás. Una vez en el callejón, subo por la escalera de incendios de un edificio y llego hasta el tejado. A partir de allí, voy saltando de edificio en edificio, hasta llegar a mi guarida.

Con los saltos que doy, mi chaqueta, que me llega a los tobillos, ondea en el viento.

La policía esta ya encima tuya cuando intentas escapar. Escuchas claramente sus voces y las lucen intentando localizarte:

- A por ese hijoputa...que no escape!!!

Cuando intentas darles esquinazo te siguen con los focos. Al saltar para alcanzar las escaleras resbalas por la humedad y caes al suelo estrepitosamente. Los focos se quedan fijos sobre ti.

Tendrás que pensar que hacer ahora.

Mierda, estoy jodido. Acorralado. Puedo intentar correr callejón abajo, quizá haya suerte...