Partida Rol por web

Sin duda este hombre es el príncipe Daeron Targaryen, heredero del Trono de Hierro y Señor de Rocadragón.

Ulfryd vio al Targaryen y al momento posó la rodilla en el suelo, en sumisión. Había cosas que hacer pero tenía que presentarse al que iba a ser rey de los Siete Reinos en un futuro, nunca se sabía donde había una oportunidad de crecer en una sociedad donde haciendo méritos un hombre podía subir hasta donde quisiera, siempre amparado por el velo de la familia real. Y ser legitimado o nombrado noble por hazañas, podía entrar en el plan del bastardo de cara al futuro.

- Mis respetos, Lord Daeron Targaryen, gracias a usted hemos podido hacer frente a los Saqueadores Isleños. Mi nombre es Ulfryd Wyrmslayer, campeón de la casa Alander, hijo ilegítimo de Ser Patrek de Puerto Rojo. Responsable de la muerte de campeones de las Islas del Hierro- miraría a la muralla a Sargón- y fiel servidor tanto de mi señor, como de mi rey, y por tanto de la familia real.

Era una frase que había practicado muchísimas veces con diferentes nombres, nunca se sabía cuando uno estaría enfrente de un señor importante, pero una buena impresión ayudaría de cara a convertirse en alguien de mas renombre.

¿Y qué mejor padrino que el heredero al trono de los Siete Reinos?

Dicho esto se quedó en su sitio esperando órdenes.

Paxter se hiergue incómodo en la silla de su caballo. Su heroica milicia lleva combatiendo todo el día para expulsar a los invasores, primero de las puertas de su castillo y después protegiendo los flancos de la caballería del bastardo del rey. Las heridas que aún no habían cicatrizado le molestaban y lo único que quería era volver al castillo de Puerto Rojo para abrazar a su hijo recién nacido y a su mujer, bendita fuera.

Pero Ulfryd, sin temor a avergonzarse públicamente, se arrodilla ante el bastardo y le rinde pleitesía como si fuera el príncipe. Por el Dios ahogado, como el campeón de la casa era tan ignorante de los señores a los que debía servicio y de los protocolos a guardar en poniente? Se había adelantado al señor de la casa, Alarich en el uso de la palabra.

Paxter se acerca al gigantón y cuando esta cerca suya le dice.

-Levanta, Wymrslayer, pues ni este es el príncipe que crees, ni es tu turno de hablar.

Mira a Alarich y al Targaryen y les dice.

-Perdonad, mis señores, pues nuestro campeón se encuentra confundido por la emoción de los combates y se olvida de su posición y de la regia figura de su hermano natural, el príncipe Daeron, con la cual guardáis cierto parecido que os honra, mi señor

El gigante, una mezcla de polvo, sudor y sangre, hasta el punto que apenas era reconocible, se levantó mirando a Paxter confundido, para luego decir unas palabras:

- Siento la confusión, mi señor.-mirando al Targaryen- Y respecto a los turnos de hablar, pensé que habiendo luchado bajo el mismo estandarte y en la misma formación, habiéndo llegado yo el último, las presentaciones estaban mas que hechas.

Volvió a mirar al mar, mas preocupado por los hombres del mar que del protocolo, que mas bien le importaba una mierda como buen portador de sangre de las islas que era.

- Lord Alander, si me permite prepararé otro barco por si la cosa se tuerce, veo que el mercader está trabado en combate, puede que necesite ayuda, y parece no atender a las peticiones de que vuelva a puerto. Creo que el Ser Paxter es mucho mejor que yo para estas cosas. Yo me pondré a lo que mejor se me da: Acabar con nuestros enemigos. Permiso - dijo el gigante apartando de un empujón con el hombro, mas fruto de su volumen que otra cosa pero visiblemente enfadado y contrariado por las acciones de Paxter, y se abrió paso, liderando la leva hacha en alto, para dejarla custodiando la ciudad, y que el señor decidiera que hacer con ellos mientras el preparaba los marineros para sacar el barco, y liderar ambos en ayuda de la nave del mercader, que peligrosamente se trababa en un combate que quizás no pudiera ganar contra los saqueadores.

- Traeré a ese mercader de vuelta, señor.- dijo mientras se alejaba.

Que Paxter me trate así despues de todo lo que he hecho delante de un desconocido en vez de protegerme o ayudarme. Aunque sea un bastardo merezco un respeto. Aquí no se aprecia mi trabajo, quizás debería buscar suerte como mercenario, o fletar un barco con mis ahorros, tal y como me dijo Fryda... Parece ser que jugarte la vida para salvar muertes innecesarias no vale nada aquí en Puerto Rojo...

- Venga perros. - gruño. Remad con más Brío.

Asiente a Ulfryd dándo su autorización para que zarpe y traiga al mercader de vuelta.

- Si los prisioneros ya no estan a nuestro alcance... - haciendo alusion a las palabras de Tomen - será mejor que regresemos a Puerto Rojo - mira al Targaryen - Alarich Alander, Señor de estas Tierras... - dejó en el aire, antes de invitar al descanso a los hombres del Targaryen, esperando que se presentara.

La confusión de Ulfryd hace que algunos de los caballeros suelten risitas. Otros parecen ofendidos de que se haya confundido un príncipe de pura sangre con un bastardo. Pero el mismo bastardo parece condescendiente con la metedura de pata.

- Mis señores, soy Daemon Blackfyre, hijo del Rey Aegon III. Estaba en Banefort cuando oí noticias de la incursión y decidí adelantarme con la escolta de mi hermano el príncipe Daeron. Él nos sigue y llegará pronto espero. Y no es la única visita real que recibiréis Ser Alarich: mi padre en persona el Rey piensa visitar vuestras tierras para encontrarse aquí con Lord Lannister.

Os da vueltas la cabeza: el príncipe, el Rey en persona, Lord Lannister...¡Todos en vuestro humilde castillo! Es un sueño o una pesadilla. Hace dos días llegaba Desmera Redwyne, y era la gran noticia del año. Ahora la familia real... Paxter da gracias al Padre de que ya haya nacido su hijo, pues semejante noticia hubiera provocado un ataque a su esposa, que es quien normalmente organizaría la recepción.

la primera nave que ha incendiado Willem está ya casi perdida: el fuego ha pasado a los fardos de telas y botín que habían robado en su incursión, se extiende rápidamente. La menguada tripulación, que ha perdido muchos hombrs en la batalla terrestre, no puede contener el fuego y o bien saltan al agua o bien perecen entre las llamas.

El segundo barco, pero, está mejor tripulado y gobernado, y que consiguen desembarazarse de la vela inflamada y ponerse a todo remo a la fuga.

El resto de barcos de la flota está poniendo pies en polvorosa. Es una suerte, porque si volvieran al ataque podrían aplastaros.

Ves que tee stán haciendo señales desde tierra para que vuelvas.

-Mi señor,-Saluda con una leve reverencia, tanto como le permiten sus heridas y el ir montado- Paxter Alander - Se presenta.- Si me permitis, estos valientes hombres se merecen un descanso- Dice señalando a la milicia de Puerto Rojo- Y aun queda mucho trabajo por hacer, sobre todo tras la maravillosa noticia de la visita de nuestro señor el gran Rey Aegon III y nuestro señor Lannister.

Repite el remedo de reverencia y abandona la reunion. Al pasar al lado de su hermano le susurra.

-Con tu permiso, nos retiramos. Hay que preparar las defensas, sobre todo con la llegada del rey y de nuestro señor. No podemos confiar en que los hombres del hierro no vuelvan y, como hemos ejecutado a cualquier posible rehen-dice señalando con el menton las cabezas que adornan las picas- No tienen nada que les impida ir a por refuerzos e intentar repetir el asalto.

A continuacion cabalga hasta donde estan esperandole sus heroicos hombres.

-Hijos de Puerto Rojo! Estos dias habeis demostrado la pasta de la que estais hechos! Sois grandes y el dia  de mañana podreis ir con la cabeza muy alta y contarle a vuestros hijos que combatisteis junto a vuestro señor y junto al hijo del rey Aegon III !!

Deja que la milicia coree los nombres de Alarich y de Targaryen.

- Y permitidme que os diga. Cuando crezca, le dire a mi hijo recien nacido que yo combati junto a vosotros!!!!

La milicia rompe en vitores y risas.

-Ahora volvamos a Puerto Rojo, hay una celebracion que preparar!

- ¡¡Dejad que huyan para lamerse las heridas!! - ordeno. ¡¡Regresamos a casa!!

No obstante antes de hacerlo me acerco a la nave de Wylem para que regrese con nosotros.

Julia vió indignada como se retiraba humillado el gran héroe de Puerto Rojo. Ubiese querido pararlo y darle un abrazo, pero no era momento. Ya tendría tiempo para hacerlo. Su enojo pareció desaparecer de repente, al cruzar su mirada con el Príncipe. Había escuchado muchos comentarios respecto a su belleza casi epica, pero nunca había creído que fuese verdad. Se quedó largos segundos observándolo descaradamente hasta que volvió en si. Un leve codazo a las costillas de su padre, acompañado de un pequeño sonido, esperando que fuese él quien la presente.

El codazo de una mujer... ¡ni las mejores armaduras lo suavizaban! No tardó mucho en caer en la cuenta de lo que quería.

- Os presento a mi hija, Julia - hizo un ademán hacia ella, aunque no hacía falta demasiadas señales... era la única mujer presente

Tras un breve momento para que se cruzaran unas palabras

- Será mejor que regresemos a Puerto Rojo, vuestros hombres y vuestros caballos necesitarán descanso, estoy seguro de que en la cena podremos compartir buena conversación... 

El bastardo inclina la cabeza ante Julia, dirigiéndole una sonrisa.

- Es un placer y un honor ser vuestro huésped, ser Alarich. Vuestro hijo es valiente y vuestra hija hermosa. Sois hombre afortunado! Os presentaré a mis caballeros...

Sigue una larga lista de nombres nobles. Algunos vienen de tan lejos como Desembarco del Rey. Otros son más conocidos por la región como Ser Karel Crakehall, el Colmillo Rojo.

- Sois muy amable, ser Paxter. Pero sin el tesón que habéis demostrado no hubiéramos llegado a tiempo de auxiliaros.

Les acompañáis dentro de las murallas, donde la guarnición da varias vivas para celebrar la victoria. Daemon se muestra muy cortés: Cuando Paxter le cuenta el combate que hubo cuando los incursores intentaron entrar vestidos de campesinos, sigue el relato con gran interés. Julia le ofrece su brazo y le dais una visita por el castillo. alaba la solidez de los muros y el coraje de los defensores.

- Sin duda en Puerto Rojo hay bravos vasallos de mi padre, el Rey. El relato de vuestras hazañas llegará a oidos de su Alteza.

- No creo que los hombres de hierro vuelvan pronto, con el rapapolvo que se han llevado.- opina el capitán de ballesteros, Symond Colinas.- mi señor de Westerling está viniendo aquí con Ser Hector  y trescientas espadas. Llegará mañana o pasado. Y seguro que el Rey traerá más hombres de escolta.

Paxter inclina la cabeza con una sonrisa en sus labios ante las palabras del hijo natural del rey.

-Mi señor, nos honrais con vuestras palabras.

Cuando el capitan de ballesteros da su informe Paxter asiente, aunque la sonrisa se le desdibuja un poco. No confia en los astutos hombres del hierro, han demostrado tener tacticas ladinas y que el Rey, el principe y las grandes figuras que se iban a presentar en Puerto Rojo, sin apenas preaviso, estuvieran expuestos a dicha amenaza o a posibles intrigas subrepticias con animo de acabar con sus personas le hacia preocuparse. Cualquier incidente mientras que sus señores estuvieran en Puerto Rojo redundaria negativamente en la casa Alander.

Sin embargo, estando su hermano en el castillo, a Alarich le correspondia la responsabilidad de evaluar los riesgos.

Julia aceptó el brazo del Príncipe sin dudarlo. Por primera vez en muchos años se sentía un poco nerviosa en una situación social. Pero no dejaría que sus nervios la afectaran.

- Mi señor, Puerto Rojo como habéis visto es un humilde establecimiento. Nuestras comodidades son sencillas, pero con todo placer compartiremos lo poco que tenemos con usted y sus hombres. Este día será recordado por siempre en nuestra historia. Sin lugar a dudas Thom compondrá un... Sus palabras de detuvieron en seco. Pasada la tormenta, comenzaban a verse los destrozos. Thom ya no estaba entre ellos. Miró de reojo a su hermano y este pudo ver sus ojos húmedos. Una lágrima se escapó, trató de frenarla pero no pudo. Tampoco pudo continuar hablando. Solo siguió caminando del brazo del Príncipe.

Pronto volvéis a entrar en Puerto Rojo, algunos por primera vez en varios días. Paxter puede por fin conocer a su primer hijo varón, que aún no tiene nombre.

Esta es la primera vez que la realeza visita Puerto Rojo, así que tenéis que ceder vuestras habitaciones a Daemon y empezar a prepararlo todo para cuando llegue Aegon III. Bethany intenta levantarse de la cama para ponerse en acción, pero es demasiado pronto después de un parto.

El pequeño castillo de Puerto Rojo nunca había estado tan lleno.

El día después de la batalla lo pasáis descansando, aprovechando para repasar los efectos de la incursión y la batalla. Se organizan brigadas de campesinos para enterrar a los muertos y recoger armas y armaduras de los caídos.

Julia aprovecha un momento para contarle a Tormen que Thom Merrylin, su mejor amigo, fue asesinado por los piratas. Al chico no le senta nada bien.

Al día siguiente suenan las campanas al verse velas a lo lejos... Pero no son los piratas, sino las galeras de Lord Westerling viniendo desde el sur. Por tierra viene Ser Hector el Audaz con cien caballeros, muy disgustado por haberse perdido la batalla.

Empezáis a preguntaros cuanto tiempo podréis alimentar a tanto huesped...

- ¡Ser Alarich, veo que habéis empezado la batalla sin mí! ¿Es algo descortés dejarme sin enemigos que batir, no créeis?

Lord Warren Westerling, el Señor de Risco, está hoy de lo más afable. Es muy rico, muy poderoso, y muy distinguido. Es además vuestro vecino más importante. Siempre habéis intentado llevaros bien con él. Por eso Julia fue enviada a ser camarera* de su esposa siendo niña. Lord Warren tiene palabras amables para todos:

- Ulfryd, me han hablado de vuestro gallardo duelo. Tenéis que contarmelo con una copa de vino...

- Ser Paxter, os felicito por el nacimiento de vuestro heredero. ¿Cuándo serán sus siete bendiciones?** Sin duda mi septón puede ayudaros...

- ¡Julia, querida, cuánto tiempo! Ya sois toda una dama. Mi pobre esposa manda sus recuerdos.