Partida Rol por web

Parece que alguien además de mi está llamando la atención. Miro a la dama cercana a la chimenea con un vistazo rápido, ya he identificado a tres vampiros en esta taberna así que estoy muy atento. No se, sospechosa, pero primero veamos que busca este condenado Tras ese vistazo, vuelvo a fijar mi atención en el encapuchado al que hable.

Francisco sonríe levemente al escuchar la respuesta del caballero. Se pasa la mano por la cara y se acaricia la cicatriz que cruza su pómulo izquierdo en un gesto casual, o no tanto.

Voy camino de Toledo en busca de un señor al que servir ya que de momentos mis labores para con mi orden han terminado. Mi deseo es defender la cristiandad y espero allar en esa ciudad un puesto acorde a mis habilidades. Aunque no deshecho usar la urbe como puesto de reequipamiento y partir al sur a luchar contra los moros. Pero veo que ambos tenemos el mismo problema, ya que yo también ando buscando refugio.

Mientras habla, Francisco examina detenidamente al caballero para confirmar sus sospechas. Tras observar a su interlocutor lográ descubrir que andaba en lo cierto y la duda se disipa de su mente confirmando que se trata de otro vampiro. La sonrisa se amplia en la cara del hospitalario hasta hacerse lobuna y le susurra al caballero en voz baja para que sólo él le escuche.

Parece que esta noche los condenados se reunen en esta taberna, ¿no lo creeis así, mi buen vampiro?

Me acerco a Santiago de forma que pueda oir mi susurro.-¿Cómo me llamáis condenado, señor? No creo que nos hayamos visto antes. Sin embargo algo en vos me resulta tan familiar que casi estaría tentado de llamaros hermano si no os regocijárais en el horror que provocamos-
Me separo un poco para observar sus rasgos, su reacción. He conocido a otros de mi clan que, como él, parecen orgullosos de portar nuestra maldición. Quizás pueda indicarme dónde habrá un lugar oscuro y "acogedor para pasar las noches en Navahermosa
Al igual que él vuelvo la vista hacia la dama que tan inquieta se muestra junto al fuego.

Un destello de comprension aparece en Santiago al escuchar la sensación de familiaridad que provoca en Alain, sin embargo su expresión cambia poco a poco hasta convertirse en una sonrisa irónica al escuchar la palabra Horror.
Un auténtico monstruo, lo prefiero a los débiles caballeros.
Creeme que no has conocido nada como yo. Sin embargo no veo hipocresía en ti, podrías ser consciente de tu poder si renunciaras a tus vínculos con la humanidad. ¿Buscas algo de mi?, no es de buena educación indagar a mis espaldas. Esta noche la taberna parece pertenecer a los condenados.

-¿Debo suponer que el caballero con el que hablábais es otro vampiro?-, pregunto a Santiago, acercándome de nuevo para no ser oído por algún indiscreto.-¿A qué creéis que se debe tal afluencia de Cainitas en este lugar?-
Sin olvidar mirar alrededor, vuelvo a preguntar a Santiago:-¿Sabéis de alguien más aparte del caballero al que " no le agrade la visión del astro rey" que nos honre esta noche con su presencia?-

Las miradas y las conversacones vienen y van en medio del ambiente de la Dulce Tizona mientras algunos borrachos y campesinos van desalojando el lugar que va quedadndo poco a poco solo con vuestra presencia.

El grupo musical continua cantando y entonando pero el cansancio ya se esta haciendo notar en ellos y los acordes son cada vez mas torpes.

Lady Maeve se encuentra en la silla frente al fuego de la chimenea petrificada por el fulgor de esta mientras su criado aun no comprende y se rasca la cabeza.

Alain y Santiago se encuentran charlando secretamente junto a la puerta.

Francisco ha caminado hasta la barra y se encuentra chralando con Daniel en la barra por lo que el tabernero se ha alejado para dejaros hablar.

Lucius, quien ha estado en la taberna desde temprano y ha pasado desapercibido ha observado todo lo que ha sucedido y escucha todo con los sentidos tan agudos como los de un gato.

Sí, ese cretino es un vampiro y el otro caballero con el que habla ahora también lo es. Así que el de la cicatriz se dirije a Toledo... No se a que se debe esta confluencia pero no me gusta, y tampoco ver conspirar a esos dos. Ocurre algo, puedo sentirlo. Pero tranquilo, quédate a mi lado y estarás a salvo, esta noche me has caido bien, despues, cada uno volvera a su camino.
Digo en voz baja con una sonrisa más inquietante que cálida, mientras tanto me coloco de espaldas a la pared al lado de Alain y vuelvo a centrar mi atención en el resto de figuras que merecen mi atención en la taberna.

-Los de nuestro clan nunca estamos a salvo, Santiago. Atraemos la ira y el asco por igual de los demás.- Aunque inmediatamente sonrío y vuelvo a hablar: - Pero es cierto que aún nadie me ha hecho tanto daño como me he causado yo.-
-Te agradezco tu oferta de protección. Yo te ofrezco mi ayuda también si la necesitaras. No esperaba menos de un hermano, aunque seas un monstruo...como yo.-, añado conuna mueca de resignación.

Sonrio a Alain. Vampiros... sin embargo este tiene potencial, puede ser útil.
A estas alturas tengo claro que la dama oculta algo y parece alterada, por otro lado la figura oscura que observa todo (Lucius) también llama mi atención. Un mortal, permaneciendo hasta tan tarde en esta taberna rodeada de vampiros.
Como dije antes, esta taberna pertenece a los monstruos. Algo parece estar a punto de ocurrir, que quede entre monstruos.

De pronto es el cansancio pero Santiago no percibe nada extraño en Lucius y Maeve.

Estas señales hacen que falles tu observacion: Lucius tiene una jarra de cerveza en su mesa

La luz de la chimenea en el rostro de Maeve le dan ese color de vida que caracterizan a los humanos

Les lanzo una mirada en la que se palpa la hostilidad, dandoles a entender que no me agrada su presencia y que ya es hora de que se vayan a casa.

-¿Qué me dices de la dama que con tanta fijación observa el fuego de la chimenea?. Parece de alta alcurnia y no lleva acompañantes acordes con ella. No sé pero no me imagino a mujeres como ella frecuentando tabernas.- Me fijo nuevamente en la mujer que queda sentada frente al fuego mientras comento estas impresiones a Santiago.

Daniel se queda completamente estupefacto.
Cómo es posible que sepa mi naturaleza? Un simple humano no podría ser capaz, a no ser que ya haya tenido mucho contacto con nosotros.... o que no sea un humano....

La duda se queda en el rostro de Daniel sólo una fracción de segundo. Inmediatamente, recupera el control de la situación y se dispone a averiguar qué es exactamente Francisco.

Noble caballero hospitalario susurra Daniel, parece que sabéis mucho sobre los vampiros. Casualidad? Curiosidad? O hay algo más detrás de vuestras hazañas?

Esto se está poniendo muy interesante, quién sabe que nuevas nos depararan las próximas noches, tal número de Cainitas no es nada corriente, será mejor que escuche un poco más...
Lucius permanece agazapado en su mesa, evitando al máximo llamar la atención de los demás. Se mantiene aparentemente enfrascado en sus pensamientos aunque realmente está muy atento a las conversaciones ajenas.

Alain, ya sea por el calor de la chimenea en su rostro pero Lady Maeve tiene ese color rosado que caracteriza a los humanos y vuestro intento por descubrir su naturaleza son fallidos

Entre susurros y miradas el ambiente se hace cada vez mas tenso y pesado, algunos ya os habeis identificado como no-muertos mientras que en otros a sido imposible por diferentes razones.

De un momento a otro el tabernero se acerca al centro de la taberna junto a una de las mesas cercanas

¡Mis amigos y amigas! Grita levantando un pañuelo rojo ¡Ha cantado el gallo! ¡Es hora de las apuestas! Y os llama moviendo el pañuelo ¡Acercaos! Acercaos!

Francisco sonríe como disfrutando un chiste privado ante la confusión de su interlocutor. Obviamente el caballero se encuentra bastante sorprendido por la revelación, por lo que el hospitalario aprovecha esta repentina ventaja susurrándole al oído:

Espero que tengais más sentido común y sapiencia que el nosferatu con el que me he cruzado antes. Soy un demonio de la noche si es que entendeis lo que quiero deciros.

Tras estas palabras, la sonrisa de Francisco se hace inmensa mientras contempla con diversión el desarrollo de los acontecimientos. Ante las palabras del tabernero, se gira y vuelve a hablar al caballero, aunque ya no en voz baja.

Creo que un poco de diversión podría venirnos bien. Veremos que nos han preparado.

Mientras habla da un vistazo a la taberna para ver quien queda todavía y se percata de la mujer que mira con gran concentración el fuego. Por su porte parece de noble cuna, pero al haberse sentado junto a la chimenea no invita a Francisco a acercarse. Hace una seña a Ricard para que se aproxime y le dice a su escudero:

Mi buen Ricard, haced el favor de invitar a la gentil dama a unirse a nosotros en las diversiones que nos prepara el tabernero.

El escudero, obediente y leal, se aproxima a la joven y lanza una mirada interrogativa al criado de ella al contemplar la expresión de ¿terror? en su rostro. Dubitativo, se dirige en primer lugar al servidor de la dama.

Mi señor Don Francisco os invita a vuestra señora y a vos a unirse a él en las diversiones que prepara el tabernero.