Partida Rol por web

Aún en pleno grito intentando que Shizuka no les ataque, a Saiko le llega el objeto que ésta ha lanzado. Y aunque hace un intento por esquivarlo, no se mueve con suficiente rapidez, y estalla sobre su kimono, llenándole la piel y el aire que respira de un polvo blanquecino que inhala sin remedio.

Inmediatamente siente arder su garganta, sus ojos lagrimean y la nariz empieza a moquearle. Parpadea rápidamente, sin resultado ninguno, y empieza a toser...

Los temores de Takuro se hacen realidad. Esa sustancia puede ser cualquier cosa, desde simple pimienta para anularles momentáneamente hasta un letal veneno. Con la manga del kimono cubriéndole el rostro y exhalando con fuerza el aire de sus pulmones para evitar que en ellos entre el contenido del arma arrojadiza, avanza para dejar atrás la nube de polvo en suspensión y apresar a la mujer.

Takuro salta al interior del túnel esperando coger por sorpresa a la joven "sirvienta". El primer segundo sólo ve oscuridad y huele el barro húmedo bajo sus pies. Mientars intenta orientarse, escucha un sonido..

Saiko intenta no aspirar más polvo en suspensión, aunque no puede dejar de toser, y a penas vislumbra los movimientos de Takuro entre las lágrimas que el escozor de los ojos le producen. Se queda en su sitio, incapaz de nada útil, procurando por lo menos no estorbar al escorpión.

De las sombras surje la figura de Shizuka, la determinación pintada en su rostro y armada en cada mano con un enorme alfiler. Avanza con cierta precaución hacia Takuro, inequívocamente en busca de combate..

-No pides ni esperas clemencia. Tu actitud grita a los cuatro vientos que eres culpable. - la agradable voz de Takuro es severa y firme. Su mirada, también.

En realidad, sus palabras parecen dirigidas a si mismo, para convencerse de no tiene otro remedio que hacer aquello a lo que no quería llegar. Y ha de hacerlo sin bajar la guardia ni dejar que las dudas le pongan en desventaja. La decidida mujer que blande los agudos alfileres se le antoja una serpiente venenosa dispuesta a vender cara su piel.

Con la guardia alta, da un rápido paso hacia ella y lanza un golpe vertical. El mayor alcance de la katana será su defensa.

El descomunal golpe de Takuro, aun asestado en un lugar tan estrecho encuentra la carne del adversario y profundiza en ella. El propio movimiento en un sitio angosto le quita de la vista a Shizuka durante un instante, un instante que ella aprovecha para devolver el ataque. El gesto de dolor que realiza en su movimiento hace evidente que el golpe la ha dejado en mal estado.

Un alfiler vuela hacia Takuro, atraviesa la oscuridad y consigue hincarse en la carne del samurai, en su hombro. La herida no es grave ni parece posible que lo sea con semejante instrumento. Un escorpión como él no puede por menos que pensar el siniestro significado que esto puede tener..

Tras lanzar su arma, renqueante, Shizuka retrocede en las sombras, desapareciendo unos metros más allá en la oscuridad. Aunque no se la ve, se la escucha claramente arrastrarse.

Agobiada Saiko sigue intentando recuperar el sentido de la vista y la respiración. Pero esa dichosa sustancia sigue haciendo su efecto, y aunque algo mejor, la mujer sólo puede mantenerse a un lado para evitar ser un estorbo.

El miedo a las posibles repercusiones del aguijonazo es mayor que el dolor real que éste ha provocado. Mayor aun es la rabia que la persistencia de la mujer despierta en Takuro. Conteniendo ese sentimiento y, al mismo tiempo, la respiración, se concentra en distinguir el sonido de los movimientos de ella sobre el de los suyos propios. Por mucho que intente acostumbrar sus ojos a la oscuridad, parece que tendrá que confiar más en su oído.

Cuando intuye que está a su alcance, tantea con una patada antes de asestar una estocada, golpe más apropiado para las dimensiones que va cogiendo el pasadizo.

takuro se lanza contra la oscuridad más que contra un ser vivo, tantenado y lanzando luego su espada por delante. Nota la leve vibración que transmite la hoja al encontrarse con algo sólido y un gemido de frustración. Luego el sonido de un cuerpo al derrumbarse. Sin luz alguna a mano y ya internado en el túnel, para Takuro es imposible saber si a apenas metro y medio de él, en el suelo, hay un cadáver, una enemiga moribunda o una farsante a la espera de asestarle una nueva y traicionera puñalada.

Tras recibir ese primer golpe y tras atacar a Takuro, la cortesana se retira más al interior del túnel. El bushi sin dudarlo se lanza tras ella, desapareciendo de tu vista hacia el interior del oscuro agujero, además sin luz alguna que le oriente. Escuchas al menos el zumbido de una estocada más antes de que la vista y los pulmones se te aclaren lo bastante como para poder moverte..

Saiko, que se ha recuperado lo suficiente como para poder reaccionar por fin, tantea las paredes a su alrededor mientras observa como Takuro sale en pos de la mujer, y perdiéndole por tanto de vista.

Con prudencia, pero con el claro objetivo de coger a Shizuka, la Shosuro hace de las sombras sus aliadas, y se sumerge en el túnel, intentando comprobar si puede hallar la manera de llegar a la sirvienta por algún otro paso o atajo.

-¡Saiko! ¿Estás bien? ¡Trae una luz, por favor! - grita para ser oído fuera del túnel, sin bajar la guardia ni cambiar de posición.

Luego se dirige en un tono más bajo hacia la oscuridad que hay delante suyo. La punta de la espada le sigue precediendo.

-¿De qué clase de maldición se ha hecho merecedor este enlace, Shizuka? ¿A quién ofende tanto como para que haya desatado toda esta locura? - pregunta con pesar en su voz, sin saber si las respuestas de la mujer morirán con ella, al igual que ocurrió con las de Takeo.

-¡Saiko! ¿Estás bien? ¡Trae una luz, por favor! - grita para ser oído fuera del túnel.

Antes de que grites pidiendo ayuda a Saiko, escuchas su salto al interior del túnel. Tras tu petición, responde diligentemente "¡Voy!" y vuelve a salir del mismo.

Y en respuesta a tus preguntas a la criada, un susurro nace de la oscuridad que hay frente a tí, un susurro realmente débil que no presagia nada bueno.. si es real.

-La boda.. no la desean los novios.. no la organizaron.. y perjudica al clan.. de Shigeru-sama..-

-Voy!

Al oir al Samurai, me detengo y salgo de nuevo. Está bien, puesto que ha hablado. Miro a mi alrededor buscando una antorcha, y si no la encuentro, entraré en la primera casa que vea, me presentaré como Magistrada, y por orden del Emperador haré que me entreguen una. Después regresaré al túnel.

-¿Por qué le perjudica? ¿Por los rumores acerca de Kaede? ¿Quién obligó a Shigeru-sama a tomarla como esposa? - replica con urgencia en la voz.

Aunque no acaba de fiarse, quizá no haya tiempo para muchás más respuestas. Y las que tiene no justifican para él tanta muerte. Ni la intervención del oni y los bakemono.

-¿Acaso.. la reputación de la novia.. no es una buena excusa para la muerte del marido? La boda perjudica al clan, porque lo acerca a la Grulla contra el deseo del Cangrejo, pero.. ¿a quién perjudica la muerte del novio? ¿Y a quién se culparía? ¿Sobre.. sobre quién caería la desgracia? ¿A quién.. culpará Hoturi? Shigeru fue obligado por su familia.. pero su familia no sabía esto.. sólo devolvía un.. un..- la última palabra se convierte en un susurro casi inaudible -..favor.-

Estás a punto de hacer más preguntas que ahogan tu cerebro cuando empiezas a notar otro tipod e ahogo, más perentorio. Sin darte cuenta, tu respiración se ha agitado y es cada vez más entrecortada. Lo que habías tomado por la excitación del momento debe ser otra cosa. Un sudor frío te cubre y notas como cada vez te cuesta más llevar oxígeno a tus pulmones mientras la garganta parece haber iniciado su cierre involuntario, lentamente..

De un salto sales al almacén y localizas rápidamente un farolillo abandonado. Temes que no será una luz que dure mucho, pues el aceite se ha evaporado casi por completo, pero deberá servir. Lo enciendes tan rápido como puedes y vuelves al agujero.