Partida Rol por web

Sentía como la valentía de nuestros hombres se impregnaba y nos brindaba esa confianza para atacar a esa bestia, pero oh sorpresa, no puedo evitar ver como por un momento de descuido uno de los ataques de la abominación viene directo hacia mí, estaba en una posición donde tenía todas las de perder; pero el valiente y sacrificado acto de Dekooj me salvo el pellejo.

Cuando reacciono, Dekooj yace en el suelo desangrándose, era arriesgado si fuera en su ayuda, ya que la bestia estaba casi encima de nosotros; solo me quedo dedicarle una mirada intentando que reconociera el gran aprecio que tenía hacia su coraje y valentía, asiento antes sus últimas palabras, estas que me dieron mucho más coraje para atacar.

Si alguien pusiera su vista en mí, vería como cambian de color mis ojos en un tono azul destellante, mi ira movía ahora mis armas, -Compañeros, ¡guerreros del sol hoy la venganza será nuestro estandarte! -

Girando mis espadas señalo por ultimo a la bestia, -Si mi vida debo entregar para volverte trozos de carne, pues la hora te ha llegado por que no pienso parar- vuelvo la mirada a mis tropas, aun sabiendo que están maltrechos les animo para acabar de una vez por todas con la abominación. -¡POR LA SANGREEEE!-

Corro sin problema hasta el montón de carne viviente y lanzo mi primer ataque con mi Falchion, aquel monstruo cubre el golpe con uno de sus ganchos, pero queda indefenso ante mi segundo ataque, con toda la fuerza que puedo introduzco de punta mi Katana en su vientre y subo como si de un corte quirúrgico se tratase. -Muere maldita bestia, ¡AAAAARGGHH!-

Se preparan para el camino, que a pesar de ser una distancia corta, no saben a ciencia cierta cómo los recibirán los elfos, después de todo eran los orcos quienes habían hecho de Vallefresno un lugar de tala. Por suerte para las bestias peludas los elfos no eran insensibles al sufrimiento de la naturaleza, por lo que se verían forzados a ayudar por un bien común. 

Todos los tauren se despidieron de sus familiares, sabiendo de antemano el peligro de la misión, sin embargo ningún familiar intentó retener a ningún soldado, pues desde muy pequeños les habían enseñado la importancia al respeto de la vida, salvar a un ser vivo era igual a preservarse a uno mismo, entendiendo el vínculo entre seres vivos como una convivencia que necesitan el uno del otro. 

Antes de partir, el maestro de Koren se le acercó para pedir un favor, 

—Koren, caminante de los cuatro vientos, antes de ir a Vallefresno debo advertirte algo. Presiento que unas fuerzas malignas se acercan a este mundo, la vida corre un tremendo peligro, lo que viste con los lagartos será repetido con otras especies en muchos otros lugares. Debes advertir a los elfos de la noche de esto, y en especial protege de los árboles vivientes de Vallefresno, presiento que esta amenaza está siendo causada por viejos enemigos.

El joven druida entiende su cometido y agradece al maestro, después de ello se ponen en marcha. 

Gazapito finalmente había decidido transportar un poco de  Vid de Sangre, compró una buena cantidad y salió de Ogrimar listo para cualquier misión que el capataz le ordenara hacer. Sin embargo, ahora aprovecharía el viaje para comprar y vender mercancía a cada lugar al que tendría que ir por obligación de su jefe. 

Una vez en las costas, pudo ver un movilización de artilugios y mercancía, al parecer sólo faltaba un poco de madera para reparar la proa. Anticipando las palabras del capataz Gazapito se acercó diciendo 

—A dónde tendré que ir para conseguir esa madera que necesitamos

El capataz, se limitó a sonreír y entregó al goblin un mapa de Sierra Espolón

Maestro gracias por los consejos, haré lo posible para advertir a los árboles viviente. Ahora es hora de hacer lo que podamos por la tierra y sus habitantes. iniciamos los primeros pasos de nuestra travesía. esperemos que todo salga bien.

El negocio es el negocio y para ganar dinero hay que moverse pensó mientras aceptaba el nuevo encargo del capataz. Con suerte encontraría a alguien a quien venderle las vides en este viaje. Ya estaba meditando el discurso que le daría al comprador: que si la vides agarraban mejor en las montañas, que casi no había que cuidarlas,...

Tan entusiasmado iba que apenas prestaba atención a lo que sus subalternos hacían porcelana camino. Estaba deseoso de llegar y hacer negocios y no sólo con la madera que le habían entregado.

En una maniobra atropellada todas las tropas se lanzan en contra de la abominación. Movidos entre una sed de venganza y al punto de la fatiga deciden jugarse sus vidas en un ataque rápido que no permita reaccionar a su adversario. Con múltiples cortes por todas partes la abominación es destazada todavía con vida, brazos completos caen al suelo antes del golpe de gracia de una katana, la cual como un bisturí cortó en dos  el amorfo restante.

La suerte se presentó a favor de los elfos de sangre, logrando encarar a un ser grotesco y vivir para contarlo. Una vez acabada la batalla Neyuth, decidio a ayudar a Dekooj con su arte de la curación buscó el cuerpo para asistir. Sin embargo el cuerpo no yacía en el suelo descansando, sino de pie, asechando la carne de los vivos. una luz resplandeciente salió de las manos de Neyuth al tocar el cuerpo del elfo de sangre caído

—Descansa en paz amigo, tu alma encontrará reposo —dijo el sacerdote, mientras un par de gotas caían al suelo. 

—Fue la plaga la culpable de la muerte de Dekooj, lo mejor será quitarnos esa maldición cuanto antes, reúnanse todos los enfermos, veremos que podemos hacer para salir de esta sin perder la cabeza. —había dicho un paladín de la tropa de Inomagata. 

Mientras las tropas sanas cavaron una tumba digna lo mejor posible, los seguidores de la luz intentaron erradicar la peste entre las tropas. Menuda forma de amargase la victoria, nadie esperaba la muerte de un compañero ese día. 

Inomagata estaba para que la tirasen rio abajo y la buscasen rio arriba.

Tenía bollos, morados y raspones por sitios que incluso jamás confesaría. Pero, a pesar de ello, primero había que recuperar a los hermanos. Prefería descansar y recuperarse totalmente que seguir. Mientras todos estaban siendo estabilizados, habló con todos y cada uno de ellos, interesándose por su estado. Tanto batallón propio como el de su prima. Por último, habló con ella, ya sabiendo que todos estaban fuera de peligro.

Nada más llegar a ella la abrazó. Sentía empatía por ella y por la pérdida que acababa de sufrir. - Perder a un amigo siempre es duro. La agarró de ambos hombros, y disimulando una sonrisa para alegrar a Elawen le preguntó: ¿Cómo estás?

Después de una gran batalla, solo queda el sudor en la frente, sangre y fluidos que quizá no son tuyos sobre tu armadura y ropaje. Tomamos el cuerpo de nuestro gran compañero, gracias a él aun me encuentro con vida, cosa que nunca terminare de pagar.

Luego de una sesión de limpieza y curaciones, me acerco hasta la tumba improvisada de Dekooj, hago unas pequeñas plegarias y vuelvo con el grupo; estaba exhausta y solo me queda recostarme cerca de uno de los arcones; Ino se acerca a mí, miro a sus ojos y asiento, se cómo se sentía y que tenía detrás de su mirada, a lo que respondo a su pregunta.

-Siendo lo más sincera y hablándote desde lo profundo de mi alma y mi corazón, no me encuentro bien, no me gustaría mentirte- me siento en el suelo, y descargo mis armas mientras las miro, -No creo merecer el título de guerrera, no fui capaz de defender a los nuestros; no sé si todavía tengo madera para esto-

Le cogió las manos, y sin soltar las armas como su prima, se arrodilló ante ella. Sabía como se sentía, y era una carga que un mando de tropas tenía que asumir. -Ela... la llamó como de niñas se llamaban, ... En la guerra hay bajas, y si sólo hemos perdido un compañero, un hermano de armas que duele que se marche, pero hemos vencido, y así hemos conseguido que ese monstruo no le haga nunca más daño a nadie ni le haga sentir temor a los corazones de nuestra gente, tenemos una pequeña victoria. Dolorosa, pero una victoria. Le apretó durante un instante las manos y las sacudió levemente. - Tienes que seguir adelante, ya que si te rindes, todos los que estamos aquí, quedan desatendidos, desprotegidos. Si te rindes, ellos morirán. Hizo un gesto rápido con la mano para abarcar a toda la comitiva, y enseguida retomó sus dedos. - Y los nuestros en casa padecerán sus pérdidas, padecerán que los enemigos les hagan daño. Se acercó a su oído y le susurró: - No te puedes rendir, ya que si lo haces ... morirá mucha gente y jamás encontraremos a tu primo. Al último hermano que me queda. Lo de Dekooj ha sido un sacrificio, y por su memoria, porque su muerte no fuera inútil, hay que seguir.

Era duro lo que le decía, pero era la realidad. Además, con esto, con una expresión dura, ya que sentía lo mismo que ella, animaba a Elawen y se autoinfundía la energía que necesitan para seguir adelante. La estaba intentando convencer a ella, ... y a si misma.

El camino es conocido para el joven tauren, pues solía visitar mucho aquel bosque desde joven. Muchas veces iba acompañado de su maestro druida, quien solía ir a comunicarse con los elfos de la noche y recoger hierba de la zona. De su maestro aprendió el amor a la naturaleza, el respeto y cuidado que deben de tener los seres vivos de ella, sin abusar nunca de ella. Ese lugar le recordaba enteramente a él, recordando una vieja lección que sucedió años atrás cuando era muy joven y acompañaba a su maestro a recoger hierba en Vallefresno, especialmente recordó aquella vez que cortó mas hierba de la que necesitaban, quedándose callado ante la acción de su alumno. En el verano siguiente, cuando al regresar a ese mismo pastizal y no encontrar la hierba que buscaban dijo

—Koren, la ambición puede destruir los regalos de la madre tierra. Cuando el solsticio pasado recogiste más hierba de la que necesitabas sólo pensaste en el beneficio inmediato, olvidando los sentimientos de la planta y las necesidades de los otros. Recuerda que nosotros formamos parte de la bendición de la naturaleza. 

Su maestro, en su infinita sabiduría había dejado al muchacho caer en el error para que él mismo pudiera darse cuenta de los hechos, sin embargo, a la vez se había preparado para sembrar de nuevo esa variedad en esa temporada, por lo que no todo estaba perdido. Esa vez Koren aprendió la lección y nunca tomó todas las plantas, siempre dejando unas pocas para no extinguir la especie. 

Encuentro mucho ánimo en las sabias palabras de Ino, me reconforta lo suficiente como para entender que todo aún no está perdido, aunque me sienta un poco afligida por las pérdidas, entiendo que debemos continuar, que esto no sea en vano; aún tenemos trabajo que hacer.

-Muchas gracias prima, tus palabras me hacen recuperar un poco el aliento que se iba de mi- observo mis armas, veo como algunos destellos por causa del sol, se reflejan hacia mi rostro; no es momento de rendirte Elawen, es hora de ponerte en pie nuevamente y continuar como lo que eres, una guerrera de la luz. Tomo mis armas y las organizo en mi cinto y espalda, me limpio un poco mis ropas, le dedico una mirada a los demás, y hago la señal para que continuemos.

Antes de continuar con la misión, pongo mi mano derecha sobre el hombro de Ino, asiento con la cabeza y esbozo una sonrisa amistosa. -Gracias-

Le da unas palmadas en ambos hombros a la vez. Contundentes y sonoras, se despega de su prima y toma la iniciativa. - Señores, se acabó la fiesta. La vida sigue y la misión también. ¡Continuamos!.

Al tomar el mando, daba un respiro extra a su familiar y amiga. Todos necesitan recomponerse, y el trabajo era un buen entretenimiento para el alma. Una pena haber perdido compañeros, una pena más que se suma a las muchas que sus almas arrastran desde hace demasiado tiempo. 

Había que seguir.

El goblin no prestó mucha atención a su alrededor, de haberlo hecho hubiera descubierto a una caravana de taurens que se dirigían al mismo camino. Por suerte, aquel despiste era poco mortal y seguramente tal intervención no habría servido mucho para comerciar. Una vez llegada a la frontera Gazapito salió de su burbuja de dinero, algo olía a chamuscado. Al alzar la vista pudo ver un proyectil de catapulta que había caído a unos cuantos metros. La zona no era segura, pero por lo menos aquella bala perdida les pudo avisar lo que les habría de esperar más adelante. 

Después de enterrar a su hermano caído la tropa retomó su posición defensiva para transportar aquellos arcones tan preciados. Lo cierto es que no había pasado ni cinco minutos desde la muerte del compañero hasta que estuvieron preparados para marchar. Sin embargo, para todos aquello les había dado la sensación de haber durado semanas enteras.

La perdida de uno de los integrantes de la comitiva había causado que casi la mayoría derramara unas pocas gotas al suelo, Dekooj se quedaría en la piel de todos los presentes, recordando la valentía de su compañero en los momentos de duda. Se pusieron en marcha. El paso frenético y la mirada avispada de todos hicieron posible la llegada al campamento más cercano sin ningún contratiempo. Una vez en el campamento todos tuvieron un respiro.

El campamento es un lugar seguro, capaz de soportar un ataque sorpresivo. Hay una taberna y una tienda para comprar bienes. Además, el lugar cuanta con una capilla, usada por paladines y monjes para encontrar momentos de iluminación.    

La ambición puede llevar al más bueno a cometer atrocidades. El Tauren al recordar las enseñanzas de su maestro, trat de compartirlas con sus compañeros en el transcurso del viaje.

- Ela. Comentó la paladín a su prima. Voy a dar un descanso, si te parece bien, a mis tropas, para que puedan ir a rezar y todo eso. Y lo haré por turnos, para que tengamos una guardia. Suspiró: - ¿Te parece?

Ella misma necesitaba un descanso, y si tenían otro enfrentamiento, sería mejor estar al 100%.

- Si te parece, descansa tú primero, y luego ya dormiré yo algo. Sonrió. Así hacemos unos turnos, y aunque sea un lugar tranquilo, quiero primero ver como se las gastan por aquí. Era bueno darle un respiro a la tropa tras tras la "pena" sufrida en nuestro último paseo. Y su familiar, también le vendría bien.

Por unos minutos el tauren vio en la lejanía a un grupo de goblins que se dirigían al noreste de la zona. Quiso acercarse, pero eso le alejaría de su objetivo, así que tan sólo les siguió con la mirada. Desde el naufragio se hacía más presente la presencia de aquellos pequeños seres, quienes normalmente siempre se encontraban en el mar, comerciando de un lado para otro. 

Koren les recordó a su grupo la importancia de mantener el respeto a la naturaleza, algo importante, en especial cuando se tiene que tratar con elfos de la noche. Todo su equipo accedió a mantener la etiqueta, conmovidos por la anécdota de su guía.

La entrada de Vallefresno era tan gloriosa como la recordaba, árboles ancestrales con una frondosidad desafiante, el pasto siempre húmedo y una gran cantidad  de animales salvajes. Este paisaje sería imposible en otros lugares, siendo posible únicamente su preservación por la mano de los elfos.

Todo marchaba bien, hasta que en el camino notaron a unos cuantos metros de distancia a un furlog atrapado en una trampa de cazador, la pobre bestia agonizaba, mugiendo para captar la atención de alguien que le pudiese ayudar.  

Al entrar al bosque su belleza me hace preguntarme que magia usaran los elfos, pero sin poder contemplar tanto como a meritan estos arboles un Furlog herido por una trampa de cacería. Me volteo y le digo a mis hombres Pendientes que el cazador no debe estar muy lejos, yo me encargare de liberarlos ustedes cuiden mi espalda. Me acerco lentamente al Fulrlog entonando un canto gutural esperando que se calme y poder liberarlo de la trampa.

¿Qué demonios? Había estado distraído en su cosas y no había visto lo que estaba pasando delante de él. ¿Se había declarado una guerra y él no se había enterado? -¿Por qué los exploradores no nos han avisado?- Por supuesto no había mandado exploradores y lo sabía pero alguien tenía que cargar con las culpas.

Se subió en la piedra más lata que encontró y a la que pudo subir para echar un vistazo buscando algún camino por el que alejarse de la batalla. -¡Preparad las armas por si hay que defenderse!