Vuelve a mirar a Redmund - Hmmm... - da un par de pasos a un lado de él, observándolo sin cortarse y se apoyó al mismo árbol que estaba él, de cara a los demás...
Pero a partir de ahí, empezó a hablar en un tono que solo él podría escuchar...
¿Puedo meterme dónde no me llaman? - preguntó, sinceramente, pues esto es lo que iba a hacer... pero no lo haría si él se negaba. Dirigió la mirada al cielo, con el cabello de acompañante al viento.
A priori no supo responderla, se llevó una mano a la cabeza y se echo el pelo hacía atrás y miró al infinito. Un par de minutos después - haz lo que quieras
Apenas te he visto hablar con nadie... ¿por qué...?
¿Acaso no merecía la pena empezar de nuevo...? Natasha se apartó el pelo de la cara, colocándoselo detrás de la oreja. Ella enseguida había visto la mala suerte como una oportunidad de empezar de nuevo, no desde 0... ¿una segunda opinión?
Giró la cabeza y miró al chico a la cara... no esperaba que la mirara.
No me apetece - dijo parco en palabras
Hmmm... ¿por qué? - preguntó una vez más, puso la cabeza apoyada al árbol totalmente - ¿Te sientes solo? - miró hacia el cielo.
Lo estoy - dijo con sencillez con su voz ronca y algo sensual
Ya... - bajó la mirada, la cabeza, y con ellas su pelo se removió, tocando levemente el brazo de Redmund.
Yo también... - miró a Erika, que hablaba con los demás - lo estaba...
Instintivamente apartó su brazo y se lo acaricio con la mano contraria como si fuera un animalillo herido y asustado, pero su mirada no reflejaba demasiado - vaya... - se limitó a decir
Oye... es que no me gusta verte solo, ¿sabes...? Bueno... he llegado aquí y... - mira con ternura a Erika - ya lo has visto... no sé...
No sabe como continuar, conversar con personas no ha sido nunca lo suyo, de hecho, fueron Erika y los demás los que vinieron a charlar con ella, no ella con los demás...
Menuda mierda... empiezo a hablar con un tio y no sé que decirle... - lo mira de reojo, es bastante guapo - ¡Natasha! ¡No pienses en eso! - miró al cielo y respiró una bocanada de aire.
Perdona... no quería molestarte... - termina diciendo con timidez.
No entendía por que no le gustaba verle solo, pero tampoco quería saberlo. La miró de reojo sin comprenderla, no lo conocía de nada se interesaba por él... y para Redmund eso no tenía sentido. Se quedó callado mirando mas allá
Natasha tampoco dijo nada más, cerró los ojos y dejó que el viento le acariciaba la cara y le despeinara el pelo, acariciando sin que ella se diera cuenta, el brazo del chico.
Volvió a apartar el brazo al notar un tacto extraño...
Oye... ¿te apetece que demos una vuelta? Aunque sea en silencio.
No estaba nerviosa, ni nada por el estilo, simplemente le apetecía pasear por allí y... tampoco quería retener a Erika ella sola. Aunque le daba palo alejarse.
Estoy cansado - dijo tras un rato, y de echo era cierto, llego a esa escuela haciendo auto stop y caminando, y con la mala forma fisica que tiene necesitaba descansar
Oh...
No dijo nada más, bajó la mirada de nuevo y allí se quedó, con el viento de acompañamiento.
Podría esforzarse un poco, digo yo... - suspiró y volvió a levantar la mirada hasta el cielo.
Tosió un poco y se abrazó a si mismo, se puso algo palido y los labios se le secaron, los cuales intento humedecer en vano, parecía "enmonado"
Se fijó en sus movimientos... se dirigió a su maleta y la abrió, con un poco de suerte... su padre... allí estaba. Cogió un jersey y lo olió... - Aun huele a él... - se quedó mirando el jersey negro, no se lo había puesto más, estaba limpio.
Se levantó, con el jersey en la mano y dio un par de pasos para volver al árbol pero se lo pensó. Cojo la maleta de ruedas y tiró de ella.
Se acercó hasta Redmund poniéndose justo delante, cuando lo tuvo enfrente le cogió del brazo que tenía bien y tiró de él muy suavemente. Colocó la maleta justo entre el árbol y él, le soltó el brazo y le puso la mano al abdomen, empujando muy poco, provocando que se sentara a la maleta. Luego le tendió el jersey. - Tienes frío, ¿no? - lo miró a los ojos, aunque él no la mirara. Y sonrió.
Vamos a seguir con tu "ley del silencio" hasta que te dignes a hablarme... - se volvió a apoyar al árbol, mirando el cielo una vez más.
pero que... - logró decir cuando la chica lo cogió sin que tuviera tiempo a reaccionar para poder apartarse - no... no tengo frío - dijo sin poder rebelarse, cosa que le frustro al sentirse a merced de otra persona... Chasqueó la lengua y miró al infinito sin moverse.
Pues no te pongas el jersey
Respondió sencillamente, mirándose la punta de los cabellos, pero rápidamente los dejó y siguió mirando al cielo, al infinito.
Se puso el jersey sin decir nada...