Partida Rol por web

El sirviente entró en la habitación de Lady Odessa y se paró en la puerta haciendo una ligera inclinación de su cabeza a modo de saludo respetuoso.

-Siento molestarla. Marton Arryn me mandó a decirle que agradece su interés y que habló con su tío Jon, la Mano del Rey. Este no ha visto inconveniente en su petición y quería comunicárselo. Me ha dicho que se reunirá con usted cuando le diga mi lady.

No es molestia. - contestó con una sutil sonrisa - Agradezco mucho su presteza y seriedad al aclarar mis dudas. Dígale que lo encontraré en los jardines tras el desayuno. 

-Sí Lady Odessa, se lo diré de inmediato. Que tenga un buen día. Si no necesita nada más de mi me retiro.

El sirviente dio unos pasos hacia atrás y se quedó fuera de la estancia aunque no cerró la puerta por si Lady Odessa necesitaba algo.
La hora del desayuno ya estaba cercana, al menos para algunos, otros, entre ellos el servicio, ya habían desayunado hacía tiempo para poder atender sus tareas sin detenerse después.

Lady Odessa no estaba segura si Kailyn acudiría aquella mañana temprano. Si la esperaba y no aparecía pronto podía llegar tarde al desayuno y a su cita, quizás podía hacerla llamar o al menos preguntar por ella, o directamente irse ella sola, hasta ahora no había necesitado ninguna dama que la acompañara.

No es hora para jugar princesa, el desayuno te debe estar ya esperando – respondí con dulzura a la pequeña que, como siempre, se negaba a salir de la bañera, pero poco más pude decir ya que la reina, flanqueada por un sequito de damas de honor irrumpieron en la estancia. Dejé en manos de ella el culmine de la tarea que era sacar a la joven princesa del agua y vestirla, y cuando a un gesto de la reina todas se retiraron, hice una reverencia – Alteza – saludé con tranquilidad y ante su pregunta que por supuesto ya esperaba, respondí con toda la entereza que me era posible.

Mi Señora, el paseo fue curioso por decirlo menos, al llegar al sitio señalado un encapuchado apareció entre nosotras, pero al parecer no esperaba mi presencia ya que nada mas aparecer salió corriendo en dirección contraria – me tomé un par de segundos para responder , sabía que no era buena idea ocultarle nada, pero tampoco tenía demasiado que contar, aunque me guardé para mí la identidad del personaje – Cuando el individuo salió corriendo Lady Odessa salió corriendo tras de él y yo de ella, y aunque si bien podría haberle alcanzado, la joven Noble poco acostumbrada al esfuerzo físico terminó exhausta de la carrera y no pude continuar con mi persecución – terminé de contar matizando sutilmente mi frustración por haberme tenido que rendir ante mi pesquisa y también mi preocupación por el estado de la noble, que, ocultando también que la joven estaba en mejor estado de salud del que se esperaba.

Cersei escuchó con atención las palabras de Kailyn, aunque si parecía sorprendida o no por lo que le estaban contando no quedó reflejado en su rostro, que seguía igual que al principio. A veces parecía que llevaba una máscara hasta que una repentina mueca dejaba claro que no.

-¿Un encapuchado? La pregunta llegó con cierto tono de preocupación que Kailyn no sabría decir si había sido sincero o fingido. Me alegra que estuvierais allí con ella y que ninguna haya sufrido ningún daño. ¿Y no pudisteis ver quien era o saber que quería?

Nada más, muchas gracias - dijo mientras cerraba la puerta, sin darle espacio para despedirse o lo que fuera que quisiera hacer. Cómo si tuviera tiempo para cada minucia que quisieran los infinitos sirvientes de castillo. Volvió a sus quehaceres y terminó de retocarse frente al espejo, no quería darle el placer a la reina de parecer una rata de cloaca a su lado. Si tuviera el dinero suficiente, usaría incómodos vestidos y joyas solo para opacarle y molestarla. Como era fácil adivinar, ella estaba lejos de ser su persona favorita en el mundo, y llegaba al punto de que arriesgaría su propio bienestar por hacer lo mismo con el de ella. 

Decidida a no sufrir la tortura de ese desayuno sola, partió en busca de lo más cercano a una amiga que tenía. Kailyn. 

Cuando se encontró preparada para salir Lady Odessa abandonó su cuarto. Preguntó por Kailyn a la primera sirvienta que encontró y le confirmó que la chica estaba en los aposentos de la Princesa Myrcella.

Como oís mi Señora, un encapuchado al que por desgracia no conseguí ver la cara - comenté, y aunque me asombró la preocupación de la que estaba preñada su voz, tampoco me lo creí demasiado ya que dudaba que ella se preocupase por alguien que no llevase el apellido Lannister.

¿Hay algo mas que pueda hacer por vos alteza? - pregunté con fingida inocencia, si algo mas quería la reina era mejor hacerlo yo misma.

Cersei miró fijamente a Kailyn, estaba claro que sopesaba sus palabras y la confianza que había depositado. Si la creyó o no era imposible de saber pues el rostro de la reina era casi impenetrable. Ni siquiera Kailyn estaba segura que no supiera la identidad del encapuchado pues había visto a una de las sirvientas de Cersei en el bosque de los Dioses cuando lo perseguían.

-¿Y no sabes que pretendía? ¿Quizás dañar a Lady Odessa? En ese caso me alegra que estuviérais allí, aunque es una pena que no sepamos de quien se trata para poder aclarar este asunto, no me gustaría que Lady Odessa sufra ningún daño.

Sus palabras fueron frías como en ella era habitual, como si no le importara mucho el tema o de quien hablaba, aunque nadie podría decir que fuera por Lady Odessa, era su manera habitual de hablar para la mayoría de la gente.

-Vete a ver como se encuentra esta mañana y ayúdala y acompáñala. Estate atenta a cualquier cosa que suceda y hazmelo saber, me encuentro algo intranquila con todo este asunto. Ve ahora, no te preocupes por Myrcella.

Cersei hizo un gesto con la mano en dirección a la puerta para que Kailyn se retirara, estaba claro que le interesaba algo de Lady Odessa, aunque no exactamente el qué.

Al salir de la habitación de la princesa Myrcella, Kailyn se encuentra con Lady Odessa en uno de los pasillos cercanos, parece que busca algo o a alguien.

Como una de las sirvientas del castillo le hubo indicado, fue a buscar a Kailyn hasta los aposentos de la princesa, con la intención de esperarla fuera si era aquello necesario. Aunque la princesa era dulce y tierna, impropia de su madre, no quería interrumpir sus rituales matutinos sin una buena razón de por medio. Y en ese día, no tenía ninguna. 

A pesar de ser temprano y haberse vestido sola, Lady Odessa Caron parecía muy bien arreglada, haciendo uso de un vestido color púrpura con bordados de pájaros que seguían un sendero curvo de notas musicales a lo largo de su cintura y su pecho. Su pelo iba recogido en una trenza hacia el lado, y su cuello y orejas eran adornados por joyas sutiles pero brillantes. 

Kailyn, me alegra encontrarte.

Tras la conversación con la reina salí de los aposentos de la princesa algo desconcertada, sino la conociese como lo hacía juraría que estaba realmente preocupada por la joven lady, pero sabía perfectamente que esa horrible mujer era incapaz de albergar aquellos sentimientos por alguien que no llevase su apellido.

Pero poco tiempo pasé sola con mis pensamientos ya que prácticamente enseguida  me encontré con Lady Odessa – Mi Señora – saludé con una reverencia y una dulce sonrisa - ¿ qué tal os encontráis hoy? 

Muy bien, Kailyn, muchas gracias por tu preocupación... y por tus cuidados - contestó con una sonrisa sutil, y extrañamente, suficientemente sincera - ¿Me acompañarías a tomar desayuno? - le pidió, con voz dulce y cantarina - Estoy segura que te iría bien un descanso, ¿no? - le guiña un ojo en gesto cómplice. 

Además, me gustaría conversar lo que sucedió ayer en el bosque antes de tener que acudir a mis siguientes compromisos, a los que, por supuesto, puedes asistir si así te place. Aunque si no fuera porque yo soy la citada, ni siquiera yo iría.

Sonreí con timidez ante las palabras de Lady Odessa, estaba segura que cualquier persona en mi situación haría la misma pregunta, pero ser tratada como una persona por parte del a nobleza era siempre una grata sorpresa – Me alegra oírlo Mi Lady – respondí entonces con total sinceridad.

Su invitación a desayunar fue otra grata aunque inesperada sorpresa, era notorio en momentos como este, que la joven se había criado lejos de estos muros – Sería todo un honor desayunar con vos Mi Señora – respondí con una leve reverencia pero sin dejar de sonreír.

Claro mi Lady, aunque creo que será mejor hablar de estos menesteres en vuestros aposentos – comento con tranquilidad a la vez que miro de reojo la puerta de la habitación de la princesa – su majestad se encuentra aquí – le susurro , esperando que entienda que, dado el don de la oportunidad de Cercei Lannister, era muy probable que saliese en el momento menos oportuno. – Y claro que os acompañaré en vuestros menesteres si ese es vuestro deseo.

A Kailyn no le es difícil conseguir algo de desayuno, conoce las cocinas a la perfección y también a todos los que trabajan allí. En cuanto al lugar del desayuno, ahora mismo la sala en la que los nobles suelen comer está vacía, la mayoría de los nobles tardarán un rato en aparecer, aunque no hay un horario concreto para ello. Las comidas y las cenas suelen estar más reguladas en ese sentido. Otra opción sería llevarse el desayuno a la habitación de Lady Odessa u otro lugar.

Luego de que Kaylin consiga desayuno, Odessa se acerca a ella para confirmar el lugar de la merienda.

Creo que tenías razón - dice entrelazando su brazo con el de ella - Deberíamos hablar en mis aposentos. Y, para no perder el tiempo ¿Por qué no aprovechar de comer ahí también? 

Guió a la sirvienta a su habitación y abrió la puerta para dejarla pasar, de tal manera que no tuviera que hacer malabares con la comida. Una vez adentro, tomó un laúd y se sentó sobre la cama. La música la ayudaba a pensar, y podía comer entre pausa y pausa. 

- Ven, siéntate. - le da unas palmaditas a la cama, justo antes de empezar a jugar con las cuerdas del instrumento.

Una vez en la cocina no me costó encontrar algo decente para desayunar, aquí me sentía cómoda, en mi zona de confort, por lo que después de llenar una bandeja con desayuno suficiente para ambas, me encaminé junto a la joven noble hasta su habitación.

Sois muy amable mi señora – agradecí cuando me abrió la puerta de su alcoba, entré con prisa y dejé el desayuno sobre la mesa, sirviendo las tazas de té y dejando todo listo. Lady Odessa se sentó en la cama y tras tocar algunos acordes con su laúd me llamó para que me sentase a su lado.

¿Qué ocurre mi señora? – le pregunté con voz suave al sentarme a su lado, con las manos cruzadas sobre el regazo y expresión tranquila.

Por favor, adelante, provecho - no tardó en decir, viendo que la joven sirvienta parecía esperarla para probar bocado del delicioso desayuno que había preparado. 

Tocó unos minutos más el laúd, entretenida. Aquel era un instrumento puramente divertido. No era tan versátil como otros, ni tan majestuoso y grácil como algunos, pero era increíblemente lúdico. Y tras un par de sonrisas, y un rato tocando el instrumento, lo dejó de lado, la pregunta de Kailyn aún pendiente de responder. No era que no tuviera importancia, era que la música tenía prioridad. 

¿Que lograste ver anoche? - preguntó de pronto, recogiendo una fruta de la bandeja.

La bondad de la joven no tenía limites, al invitarme a comer cogí una copa con zumo y bebí de buen agrado aunque sorbos pequeños para no parecer ansiosa. Dejé la copa sobre la mesa al escuchar a Lady Odessa tocar, era un placer poder oírle, un regalo para los oídos, así como para la vista ver su recuperación.

Su pregunta no me pilló por sorpresa, para eso había ido a buscarme, así que tras beber otro trago de zumo respondí – Al salir corriendo tras el muchacho me pareció ver a Robert Frey mi señora – respondí con tranquilidad y sinceridad – poco se de él, como mucho que ha venido para estudiar y rara vez me lo he topado – le dije sin dudar siquiera, no sabía sus intenciones para con la joven, pero dudaba que fuesen buenas, si había salido corriendo al verle acompañada.

Pero había algo mas que debía contarle, y solo esperaba no ser blanco de su ira al hacerlo – Mi señora, esta mañana mientras me encargaba de la princesa, la reina ha ido a preguntarme por lo de anoche – confesé bajando el tono de forma inconsciente – me preguntó que había pasado y le conté lo que pensé que debía, que habíamos ido y que alguien había aparecido que no le pudimos ver la cara y que desapareció al verme, no le dije por supuesto que le habíamos perseguido y mucho menos que creía saber quién era – bajé la mirada hasta mis manos que volvían a reposar sobre mis piernas – perdonarme si he cometido algún error, pero no sabía que decirle y temía que, si le decía que no había ido nadie supiese que le había mentido – comenté apenada y algo disgustada conmigo misma.

Mientras Kailyn bebe un sorbo de zumo más, Lady Odessa toma un cuchillo, con el cual corta una fruta esperando a que la chica contestara. Mas al oír ese apellido, aquella casa tan repudiada en labios de la doncella, el filo pasa un poco más allá y alcanza su dedo pulgar, cortándola lo suficiente para sangrar y hacerla dar un pequeño salto. Sin decir nada, y con una parsimonia poco natural, sigue cortando el fruto, ignorando la sangre que corriera por su dedo y manchara la fruta que comía. Por supuesto que esperaba escucharlo, ella había visto lo mismo, pero ese apellido llevaba un escalofrío a su espalda de manera inevitable e involuntaria. 

Sin embargo, tuvo la suficiente frialdad y sentido común para bajar el cuchillo en cuanto escuchó de una segunda noticia, seguida de "la reina". A pesar de que confiaba, dentro de lo posible, en Kailyn, el que la reina se hubiese enterado de la reunión cuando solo ellas dos sabían decía bastante. - Está bien. - dice pacientemente, en voz monótona - Se hubiese enterado de todas formas. Una de sus espías estaba ahí, ¿recuerdas? 

Deja el cuezco de la fruta a un lado, donde había dejado el arma antes, y se levanta. 

Ahora necesito que me acompañes al jardín. Debo encontrarme con alguien por un encargo musical. Luego de eso, podremos hacer las averiguaciones pertinentes.