Partida Rol por web

Bueno, he de decir que estoy de acuerdo con el Rojo. No se si sería capaz de aparentar ser un capitán, pero que me pasen por la quilla si hay alguien en esta isla al que no pueda tumbar bebiendo. Es menos arriesgado, y además, así podremos al menos disfrutar de un rato de fiesta. Puedo darle conversación sobre navios, y si se terciara, de cañones, siempre puedo recurrir al clásico recurso del cañon DESTRUCTOMATIC T-47. -Miro al Escocés- Lo siento Escocés, pero el plan del Rojo me parece más seguro y viable, y como bien a dicho, no podemos hacer que Tortuga se muestre hostil con nosotros. Además, es nuestro superior, y creo que merece un cierto respeto, ahora, si me disculpais, debo calentar. ¡Camarero, un RON!

-Lo que planteais es robar al armero.Ahi si que en Tortuga no vamos a poder venir,puesto que como tú dijistes Bocaseca roba a un pirata y te queman el navio.Yo lo que digo es robar a la armada.Y mandarles una circular falsa de que los cañones fueron recibidos.Y al barco de la armada,que vuelva a puerto a por sus cañones,asi todos contentos hasta que lo descubran.El armero no sería el culpabe,solo una victima más,pero con él no tendrían nada....solo con nosotros.Vosotros con el plan de la fiesta proponeis lo contrario.Robar al armero y poner a todos en nuestra contra.-

Tras escuchar hablar a todos me decido a hablar yo: Yo tengo poca experiencia como pirata, pero hay una cosa que sí se, para dar un buen palo hay que saber bien cómo es el sitio donde te vas a meter, no vaya a ser que luego no puedas salir, así que me parece bien lo de sonsacarle al armero, y luego pensar la manera de arrastrar los cañones, que supongo que pesarán lo suyo.

Uhm. El problema es que es muy probable que el armero conozca a la mitad de nosotros, aunque sea de vista, y sabe, que en Tortuga, todos *y digo todos* son piratas, incluso él es pirata. Si lo hacemos bien, nadie tiene por qué enterarse, pero no creo que seamos capaces de montar un farsa. Aunque quizás podiamos juntar lo mejor de ambos planes, y cuando esté lo suficientemente borracho como para no conocerse en un espejo engañarle para que nos "venda" algún cañon. Decidid vosotros, sois los oficiales.

- Estupendo. Ya hay división de opiniones entre nuestros "mandos" y ni siquiera nos hicimos a la mar. Esto es peor que la Armada... -

Me giro hacia Rojo y el Escoces para tratar de compartir mi punto de vista

- Señores, por favor, pensemos esto con calma. Robemos a quién robemos, seremos buscados sobretodo si somos reconocidos. Si robamos a la armada como dice el Escocés, ésta no nos dejará fondear de nuevo aquí. Si robamos al armero, éste se ocupará de que no fondeemos de nuevo aquí. En cualquier caso, en todo ésto hay dos matices que debemos aclarar:
Uno: no somos dueños de nuestro propio barco, de momento, luego a quién impedirían atracar en Tortuga sería a nuestro actual capitán, LeNoir, y si ocurre sin que se entere... bueno, tal vez no le hiciese demasiada gracia.
Dos: Todos los planes salen mal si pensamos que "nos" descubren. Propongo urdir un engaño, cualquiera de los dos que habéis comentado, pero involucrando como implicados a unos terceros que no tengan relación directa con nuestro grupo. Así, podríamos obtener los cañones con vuestras artimañas, e involuclar a, por ejemplo, un viejo enemigo de alguien para que sea él el que esté marcado como non-grato en Tortuga.

¿qué os parece? -

- Dificil. Me parece dificil. Pero no imposible. De acuerdo, ese plan me place. Hagamos lo siguiente.... pero antes, ¿alguno de entre nosotros conoce el noble arte del disfraz?

He escuchado todo en total silencio, la verdad que prefiero no decir más pero si se trataba de robar, simplemente robar, habría sido un poco más fácil que hacer todos los aspavientos que parece que haremos; en fin, que las decisiones se las dejo a ellos y como fuera, dudo mucho que dejaran a una mujer elegir.

A mí no se me da del todo mal eso de disfrazarme, provengo de una familia circense y en ese mundo toca hacer de todo, a pesar de que lo mío sean las acrobacias.

Mis habilidades son beber (vaya quién lo hubiera pensado) y, cuando me cabreo, asustar e intimidar a cualquier mequetrefe que se cruce en mi camino.

Miro al escocés y le digo:

-Oye muchacho. Sí, tú...-Una vez que hago que me preste atención.-Todavía no me quedó en claro que es lo que quieres que haga. Explícate mejor.