Partida Rol por web

Ante la tremenda explosión, Kjierag quién quería seguir explorando las profundidades de la mina, se debatía entre volver para comprobar el estado del resto del grupo o continuar con su investigación.

Muchas dudas y variables pasaban por su cabeza, ¿estaban bien el resto de sus compañeros?, ¿y los enemigos?, esa explosión podría haberles alcanzado también, pero en ese caso, ¿son enemigos también o símplemente otro grupo engañado por Tiree?.

Entre sus pensamientos uno de ellos le preocupaba especialmente, "Esta mina no aguantará otra explosión así". Decidió usar el intercomunicador para saber el estado de sus compañeros, y realizó la misma pregunta que Tiree había hecho momentos antes :"Chicos, estais bien?, necesito que me deis datos de como ha quedado vuestra zona. Hay agua filtrándose por las paredes de la mina, de momento son solo algunas gotas, pero me temo que con otra explosión como ésta y desearemos haber nacido Gungans".

Al mismo tiempo que decía esto, el joven sulustrano proseguía hacia el corazón de la mina, en algún punto tendría que haber alguna bifurcación, alguna pequeña caja de fusibles eléctricos, grabados en las paredes o cualquier pista que le ayudara a esbozar la estructura de la mina, y una posible ruta de escape.

En medio de la polvareda, se oyó una nueva voz por los comunidadores: era Kjierag, el sulustrano.

"¿Chicos, estais bien?, necesito que me deis datos de como ha quedado vuestra zona. Hay agua filtrándose por las paredes de la mina, de momento son solo algunas gotas, pero me temo que con otra explosión como ésta y desearemos haber nacido Gungans".

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…

El caza Delta 9 aterrizó perfectamente Bontham: un planeta árido y montañoso, de paisajes monótonos salpicados con restos semiderruidos y prácticamente enterrados de algunas construcciones, obra de seres inteligentes.

-Las antiguas minas de Bontham –le había dicho Welkor a través de un comunicador días atrás-. Un próspero planeta minero, que importaba gran cantidad de minerales. Ahora no es nada.

Welkor… nunca había visto su rostro, y su voz siempre sonaba siseante, casi peligrosa. Pero les había prometido a él y a su familia devolverles lo que les pertenecía, a cambio de un extraño artefacto. Incluso le había cedido aquel caza, con su droide astromecánico modelo R2, para la misión.

Sacando su módulo de datos, otro regalo de Welkor, Rumun Solol activó el mapa, y lo siguió hasta la entrada excavada en la roca, entre secos matorrales. Pensó que parecía una especie de boca pétrea.

-El complejo minero Xana 291 –dijo para sí, y desactivó el mapa. Sabía que el sitio estaba medio derruido, y que no serviría de nada ahí dentro.

El duros encendió su barra luminosa para alumbrar mejor el interior de la mina abandonada. Un enorme túnel de cinco metros de ancho se abría ante ellos, con numerosos cables de energía recorriendo su techo, y varios raíles magnéticos recorriendo su suelo, sonando metálicamente bajo las botas de los recién llegados. Algunos cables soltaban pequeños chispazos.

Rumun avanzó por la mina, pasando por varios desvíos, siguiendo recto por el túnel principal. Sus pasos resonaron en el lugar, repitiéndose en un eco que traía sonidos turbadores. A veces, podían oír lejanos temblores, como si la mina no fuera lo suficientemente segura.

Al fin, llegó a una gran cueva, iluminada tenuemente por desgastadas barras luminosas colgadas de sus excavadas paredes de roca. Al fondo, el túnel principal seguía hacia unas profundidades oscuras y tenebrosas. Varias cajas amontonadas, algunas destrozadas en un montón de astillas, llenaban el lugar, además de unos oxidados raíles magnéticos y un par de vagones abandonados e inservibles. Pero, aparte de eso, no había nada, ni nadie, en aquella cueva.

Voces. Alguien venía por la entrada… no, eran varios. Con pasos rápidos, el duros corrió hacia el túnel del fondo, y se escondió en un recoveco, justo cuando los recién llegados alcanzaron la cueva grande.

-¿Y bien? –dijo una voz, con tono irónico-. ¿Y el tal Tiree?

Entonces, oyó disparos de blaster.

-¿Qué ha sido eso? –dijo otra voz, al tiempo que se oían otros sonidos procedentes de la entrada a la cueva: numerosos pasos, de botas pesadas, entrando a la carrera en la mina. Algunas voces llegaron hasta él, aumentadas por el eco del sitio.

“Dotación del arma, asegure la entrada…”

“… nadie debe salir de la…”

“… Tiree no quiere que…”

“… artefacto de gran valor…”

En ese momento, un sullustano llegó a su altura. El duros se pegó más aún a la pared, ocultándose en el pequeño recoveco, y por suerte no fue visto por el otro ser, que observaba el techo de la cueva.

-Agua… se está filtrando agua –dijo el sullustano, y Rumun se arriesgó a mirar arriba: en efecto, gotas de agua caían desde el techo hasta el suelo de la mina.

-Estamos bajo un lago, o algún tipo de reserva de agua… -continuó el sullustano, antes de llevarse la mano al oído. ¡Eso es, tenían comunicadores como él! Si lograba encontrar su misma frecuencia, podría saber qué hacían allí. Pero ahora, debía seguir escondido.

Repentinamente, una enorme explosión estalló, procedente del túnel de acceso al complejo minero. Un crujido imponente dejó sordo al duros momentáneamente.

-Chicos, estáis bien?, necesito que me deis datos de como ha quedado vuestra zona. Hay agua filtrándose por las paredes de la mina, de momento son solo algunas gotas, pero me temo que con otra explosión como ésta y desearemos haber nacido Gungans.

Las palabras del sullustano, que parecía hablar a sus compañeros por el comunicador, sonaron turbias tras la explosión en la mina. Entonces el sullustano pasó por delante del duros, al parecer sin verlo. En ese momento le daba la espalda…

Tras la explosión, el pequeño Dug salió de detrás de las cajas. La aparición del droide lo habia sobresaltado notablemente "puñetero droide" pensó.

Acto seguido se acercó al joven Vermeer para recriminar su comentario: "Mide tus palabras, puede que algún dia necesites mi ayud..." En ese justo momento, Wickward interrumpió sus palabras, miró a su alrededor y salió corriendo por donde lo había hecho Kjierag. Tras dos o tres zancadas desesperadas gritó:

"CORREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEED"

Qué demonios estaba pasando allí, casi no habían puesto un pie en el planeta  y ya estaban atrapado en una mina y perseguido por unos  extraños armados. Pero Neill no perdía la calma, siempre había tenido mucha serenidad en situaciones difíciles.
Giro la cabeza, viendo como desaparecía el dug en la oscuridad del túnel, “pero que está haciendo, debemos permanecer juntos en esto” 
Miro a sus compañeros y se dirigió a ellos. – Calma, reunámonos con Kjierag, el tiene experiencia en minas y nos podrá guiar para movernos por esta. Joee comunícate con Kjierag e indícale como ha quedado la zona y que nos reuniremos con él, id fijándonos en la mina para luego comunicarle al especialista la situación de esta, todos los datos que podamos dar son importantes para salvar nuestras vidas-.
Neill espero a que los demás aceptaran sus órdenes, sobretodo el padawan, que era el encargado de su seguridad y su vida dependía de él.

Por la mente de Rumun desfilaron un torbellino de sensaciones y emociones encontradas. Su reacción instintiva y primigenia había sido la de buscar el recoveco más oscuro y esconderse tras haber escuchado el sonido de alguien que se acercaba a su posición; y ese alguien estaba ahora justo delante suya, aparentemente ajeno a su presencia. Había sentido y escuchado una detonación que provenía de la caverna que había dejado atrás, y ahora había escuchado cómo el ser delante suyo intentaba ponerse en contacto con los que el duros suponía que eran sus compañeros que habrían quedado atrapados y quizá dañados por la deflagración anterior, dándole la espalda en ese momento, y la parte irracional del cerebro del duros le hizo asomar el impulso de un ataque defensivo, que consiguió sujetar a duras penas. Razonó que la galería en la que estaban era oscura como la boca de un Hutt (aunque no olía desde luego tan mal) y no podía apreciar más que la silueta del otro, con lo cual, desconocía las capacidades físicas y de batalla, así como el equipo que portaba el sujeto, y si tendría algún compañero suyo en las cercanías. Así que optó por lo que le pareció más razonable: seguir oculto y observando.

A Joee cuando lo llamaron para este trabajo, dudo en aceptar, un político importante, buscando a un tal Tiree, en una mina como esta…

-Señores, tengo malas noticias, pero será mejor que antes salgamos de aquí y encontrar un lugar más seguro.

No podía creer lo que había ocurrido, ni lo que había contemplado en el acceso a la mina.

-Ya que la puerta principal está obstruida y ahora mismo estamos atrapados en esta mina, lo más inteligente es buscar otra salida y no entrar en el juego de Tiree. Rastreare a Kjierag para que estemos juntos, cuantos más seamos, mas nos hallaremos para cualquier ataque.

Joee, activo el comunicador, para comunicarse con Kjierag

-Kjierag, vamos a tu posición, espéranos.

Y empezó a rastrear, un talento que le ha sido muy útil en situaciones como esta.

A Kjierag, que empezó a adentrarse más en la mina, le pareció ver a alguien de refilón situado justo a su izquierda. Como todos los de su especie podía ver en la oscuridad, pero solo en blanco y negro, eso, junto con las tonalidades de la roca maciza y los ropajes del por ahora bulto desconocido le impedían distinguir de qué o quién se trataba, pero al menos, podía distinguirle y podría seguir cualquier movimiento que el desconocido realizase . Estuvo apunto de utilizar su barra luminosa para iluminarle, pero pensó que en el caso de que el desconocido fuera un enemigo, Kjierag llevaría ventaja si se produjera una contienda en la oscuridad.

Sin dejar de apuntar con su blaster al desconocido preguntó "Sé que estás ahí, identifícate...y no trates de hacer ningún movimiento sospechoso"...Kjierag esperó pacientemente la respuesta.

"Kjierag, vamos a tu posición, espéranos", sonó entonces en su intercomunicador de oreja. Era la voz de Joee.

Que las órdenes del Noble, y las decisiones del grupo coincidieran con las suyas, tranquilizó a Vermeer. No obstante, un soldado de la república debía limitarse a obedecer, de forma que aguardó en silencio. ¿Pero qué malas noticias eran esas, sabía algo más el explorador?

Evidentemente el droide también había sido una grata noticia.Sólo una persona con conocimientos de mecánica y reparación podía valorar como se merecían a los androides astromecánicos de la serie R2.Caminó hasta la máquina, y limpió el polvo de los hubs delanteros:

- Caballeros, decidan lo que decidan, sería conveniente averiguar el asunto del agua. Si tiene que ver con el sistema hidráulico, podría solucionarlo. 

Rumun maldijo para sus adentros, pues había pensado que en la posición en la que se encontraba el extraño no le había podido ver, y que el tendría la ventaja en caso de tomar alguna acción hostil. Sin embargo, con la tensión de la situación, se había olvidado de preparar su arma para un posible combate, y, sin saber cómo el ser que se encontraba en la oscuridad se había percatado de su presencia y le instaba a identificarse. Probablemente vaya armado, y tenga el arma dispuesta ante un paso en falso mío. Pensó Rumun. Por otra parte, el hecho de que no me haya desintegrado a disparos indica que es un sujeto hasta cierto punto razonable y quizá pueda salir de esta situación poco favorable por medio del diálogo.

Así pues, el duros se dirigió al ser que lo vigilaba en la oscuridad, y tratando de dominar el tono de su voz, con su expresión más conciliadora exclamó (quizá en uno de los discursos más largos que el callado duros habría tenido que hacer en toda su vida) en idioma básico:

- "Por favor, si lleváis un arma, no disparéis, voy a poner mis brazos en alto y me voy a acercar a vos para que podamos vernos mejor y dialogar. No os conozco, ni albergo ninguna intención violenta para con vos, mas ofreceré resistencia si deseáis pelear; pero os juro por el honor de mi familia que en este momento sólo deseo parlamentar"

Kjierag miraba con desconfianza al desconocido mientras este pronunciaba sus palabras. No sabía quién era, porqué estaba ahí ni que intenciones tenía. Pero había algo en él que no le inspiraba mucha confianza. 

Kjierag decidió encender su barra luminosa, era el momento de ver y analizar cuidadósamente al ser que se encontraba delante suya. Le observó cuidadósamente de arriba abajo intentando averiguar sus intenciones.

"Tranquilo, no dispararé a menos que sea necesario. Antes de que te acerques me gustaría que me dijeras cual es vuestro nombre y porqué estás aquí, espero que entiendas que desconfíe de vos, es un poco sospechoso encontrarse a alguien en un complejo minero abandonado como éste, y más tratando de esconderse en la oscuridad..."

Una súbita aunque pequeña explosión de luz hizo que Rumun entrecerrase los ojos momentáneamente, y los mantuvo cerrados por unos segundos para volver a habituarse a la luminosidad. Abrió los ojos y observó que ante él se encontraba un sullustrano, casi tan alto como él y bastante fornido, mucho más que el duro. Un hueso difícil de roer si hubiera optado por un ataque anteriormente, Rumun pensó aliviado. Mantenía en alto la barra luminosa que desprendía la luz que ahora le permitía observar con claridad los alrededores y la persona que tenía delante, y con la otra, asía fuertemente su pistola blaster sin perder atención ninguna a los movimientos que Rumun podría hacer. Bien, tiene su lógica que pregunte el por qué me encuentro aquí, y desde luego, una de las reglas de oro de la supervivencia es simepre hacer caso al que lleva la pistola.

Así que Rumun mantuvo sus brazos en alto y se dispuso a hablar:

Veréis, sois parte de un interesante experimento…Traeros engañados a la mina… El joven padawan no podía comprender como no lo vio venir… y más aún como el Consejo, con Joda a la cabeza, no vio el engaño… lado oscuro… solo puede ser obra del reverso tenebroso de la fuerza, el zabrak solo esperaba que sus temores no se hicieran realidad. “CORREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEED” - el grito del Dug hizo volver en si al joven, rápidamente cayó en la situación, tenían que correr esa sabandija tiene que haberse enterado de algo. Tiree estamos bien gracias por preguntar- dijo en tono sarcástico, Pero ahora no tenían tiempo para charlas pensó el padawan, primero debían ponerse a salvo. Malas noticias… a que se refería el explorador, el joven padawan estaba tratando de asimilar tanta nueva información. Vale Organa te hare caso, sigamos al Dug para reunirnos con el minero, pero no te alejes de mí, siento algo, algo extraño, no se trata de simples coleccionistas de baratijas-le susurro al Noble, poniendo énfasis en que no se alejara de él. Vermeer buena idea lo del agua suerte tenerte aquí, Braumak coge al Droide, eres más grande y no te costara esfuerzo cargar con él y sigamos al Dug lo más rápido que podamos , pongamos a salvo e interrogemos a Tiree- les dijo al resto del grupo

"Mi nombre es Rumun Sorol, como podéis observar soy un Duro, y además soy un representante de la corporación Minr'ael. Esta es una de las corporaciones mineras de mi planeta. Aunque es cierto que esta mina, así como el planeta en el que se encuentra parece abandonado y desértico, no deja de tener cierta importancia para la corporación para la que trabajo. Han estado desarrollando nuevas técnicas de extracción y máquinas y deseaban probarlas en minas reales, pero deshabitadas para minimizar riesgos. Yo, como técnico encargado de la construcción y mantenimiento de las mismas, he sido ordenado para la investigación y comprobación del estado de ciertas de estas ubicaciones, incluída ésta en la que nos encontramos. Por eso estoy aquí. De hecho, estaba inmerso en el estudio de las galería y el estado del cableado, puntos de acceso y situación de seguridad, cuando empecé a escuchar sonidos de pasos, quizá los vuestros, ruido de disparos y, finalmente, una detonación. Siendo simplemente un técnico mecánico y no un guerrero, creo que comprenderéis el que me haya escondido en un hueco al sentir que alguien, que resultó ser vos, se acercaba, Luego la prudencia me hizo abstenerme de atacaros, y ahora nos encontramos en este punto relativamente incómodo"

"Uuuuoooorrrr" - Contesto Braumak de manera lacónica. O al menos, eso parecía siempre, ya que nadie entendía la variedad de gruñidos y rugidos que emitía el enorme wookiee.

Sacó de un bolsillo de su chaleco un generador de cable líquido y extendío unos 2 metros, pasando la cuerda alrededor del cuerpo y de los ejes del pequeño astrodroide, colgándoselo a modo de mochila, entre zumbidos y pitidos que sonaban a queja y se dispusó a seguir al grupo.

El polvo hizo toser a los compañeros, pero pronto se asentó en el suelo de la cueva. Algunos se sacudieron el polvo de la cabeza y de la ropa, mientras el wookie gruñía mientras intentaba limpiar su peludo cuerpo.

-Tiree, estamos bien. Gracias por preguntar –dijo irónicamente Agen Ralok por el comunicador, respondiendo al que les había tendido aquella trampa, encerrándoles en una abandona mina.

-Señores, tengo malas noticias, pero será mejor que antes salgamos de aquí y encontrar un lugar más seguro –dijo Joee, el clawdita, tras guardar sus macrobinoculares.

–Calma, reunámonos con Kjierag. Tiene experiencia en minas y nos podrá guiar para movernos por ésta –dijo Neill, mirando cómo Wickward, tras empezar a discutir con Mark, gritaba repentinamente, saliendo a toda prisa de la cueva-. Joee, comunícate con Kjierag e indícale cómo ha quedado la zona y que nos reuniremos con él. Id fijándonos en la mina para luego comunicarle al especialista la situación de ésta… todos los datos que podamos dar son importantes para salvar nuestras vidas.

—Ya que la puerta principal está obstruida –respondió el explorador-, y que ahora mismo estamos atrapados en esta mina, lo más inteligente es buscar otra salida y no entrar en el juego de Tiree. Rastrearé a Kjierag para que estemos juntos: cuántos más seamos, más protegidos nos hallaremos ante cualquier ataque.

-Caballeros –cortó Mark Vermeer, el soldado. Se había acercado al droide, arrodillándose ante él y quitándole con la mano el polvo de los hubs delanteros-, decidan lo que decidan, sería conveniente averiguar el asunto del agua. Si tiene que ver con el sistema hidráulico, podría solucionarlo.

-Vale, Organa, te haré caso –habló el padawan, encargado de la seguridad del noble-. Sigamos al dug para reunirnos con el minero, pero no te alejes de mí, siento algo, algo extraño, no se trata de simples coleccionistas de baratijas –se giró hacia Mark-. Vermeer, buena idea lo del agua… suerte tenerte aquí –entonces desvió su atención al enorme wookie, que había dejado su posición tras el vagón-. Braumak, coge al droide, eres más grande y no te costara esfuerzo cargar con él. Sigamos al dug lo más rápido que podamos, pongámonos a salvo e interroguemos a Tiree.

-Kjierag, vamos a tu posición, espéranos –indicaba Joee al mismo tiempo por su comunicador, mientras el wookie rodeaba al droide y lo cargaba a su espalda como una mochila. El R2 no dejó de pitar como si aquello no le gustase.

Fue entonces cuando Mark notó varias gotas de agua caer sobre su hombro. Fueron las primeras, pero no las últimas. Poco a poco, más y más gotas fueron cayendo sobre la cueva, sobre sus ocupantes. Pronto fueron pequeños chorros.

Agen Ralok abrió los ojos, como si de repente sintiera algo. Se oyó un terrible crujido, seguido del sonido de la roca despedazándose, el sonido del agua en catarata, el sonido de la muerte.

La cueva se vino abajo, con piedra y frío líquido, sobre las cabezas de los malhadados aventureros…

El dug corría y corría, adentrándose en la mina. El túnel era estrecho, oscuro, y estaba lleno de escombros, mostrando los siglos de abandono de Xana 291. Pero Wickward no pensaba en ello, no se fijaba en tales detalles. Incluso apenas oyó las palabras de salieron de su comunicador, con la voz de Joee.

“Kjierag, vamos a tu posición, espéranos”

Nada de eso importaba. Solo sabía que aquel lugar se iba a venir abajo de un momento a…

En ese momento se detuvo, pues se encontró frente a frente con una extraña escena. Kjierag, el sulustrano, se encontraba en medio del túnel, apuntando con su blaster a un desconocido, al que iluminaba con su barra luminosa. El dug reconoció que el otro era un duros, pero su aspecto era delgado, casi famélico. Tenía las manos en alto.

La conversación entre el duros y el sulustrano se detuvo en ese momento, pues por el túnel apareció corriendo un dug. Los tres se observaron durante un segundo, pero antes de que una sola palabra pudiera ser dicha, se oyó un terrible crujido, seguido del sonido de la roca despedazándose, del sonido del agua en catarata… del sonido de la muerte. Allá, en la enorme cueva en la que no mucho antes el dug había estado, donde aún estaban sus compañeros, los tres pudieron oír claramente como todo se venía abajo, con piedra y frío líquido, sobre las cabezas de los malhadados aventureros que aún estaban en aquel lugar…

"¡Libérame!"

La voz sonó en la cabeza de Agen Ralok, siseante, oscura, antigua, mientras las rocas caían sobre todos ellos.

"¡Libérame!"

Después de que el Wookie cogiese al R2, se empezó a sentir varias gotas que caían del techo. Joee, no se lo pensó 2 veces, empezó a correr como corrió ese Dug y por el mismo camino, intentando seguir el rastro de Kjierag.